DISCLAMER: Aunque está demás decirlo, nada de esto me pertenece, salvo algunos personajes y las locas cavilaciones que aquí se presenten. Todo lo demás pertenece a J.K Rowling, quién creo esta fantasía que algunos se nos hace tan real, que casi forma parte de nuestra vida.

Enjoy!

-¿Te das cuenta lo que haces padfoot?- reclamaba un enojadísimo James Potter a un despreocupado Sirius Black- Solo por dos minutos, y créeme que no estoy exagerando, solo por dos malditos minutos nos salvamos de no quedar fuera de la plataforma, dos minutos y se habría cerrado- James caminaba rápidamente, con los ojos desorbitados y el pelo más desordenado que cumpleaños de monos.- Dos minutos Black, ¡dos minutos!

-Prongs, amigo mío, ¿quieres dejar de repetir eso? Ya me quedo claro que fueron dos minutos.- Sirius caminaba con más garbo del que quisiera, arrastrando con una mano el baúl y con la otra peinándose el cabello.- Mierda, a veces pareciera que en vez de ser tú, fueras Moony con peluca negra y anteojos.- Sirius de repente parpadeó como dándose cuenta de lo que había dicho- ¡JA! ¡MOONY CON PELUCA NEGRA Y ANTEOJOS! Oh, por Merlín me acabo de imaginar eso, jajajaja, tengo una imaginación tan graciosa, me caigo muy bien Prongs, de veras te lo digo, soy un tipo increíble….

James solo rodó los ojos sonriendo ante el ególatra monologo de Sirius. Tuvieron que correr un poco para alcanzar el tren, pero finalmente lo habían logrado. James se recostó contra la pared del largo pasillo del tren y suspiró aliviado.

-Padfoot…estuviste verdaderamente a dos minutos de perder a tu mejor amigo- susurró James con preocupación, Sirius lo miró como si su cerebro hubiera terminado por derretirse después del litro de gel que la señora Potter le había obligado a usar para verse más "decente" como ella misma había dicho- De veras, dos minutos más, y mi mamá me hubiese castrado por perder el tren.

-En ese caso, tendrás que llegar a celebrar a Hogwarts como es debido- dijo Sirius con pícara parsimonia- mira que salvarse de ser decapitado por dos minutos no es algo que muchos puedan contar, así que ¡a gozar!

-Como si alguno de ustedes dos pudiera gozar, todo el mundo sabe que las chicas los prefieren rubios- La voz de Remus Lupin los sacó de su bizarra conversación y añadió con una pícara sonrisa- lo he comprobado de sobra este verano.

Sirius y James abrazaron a su amigo con afecto. No lo habían visto desde hacía tres semana, cuando este tuvo que irse de la casa de los Potter debido a la cercanía de la luna llena. Comenzaron a caminar por el pasillo en busca de algún compartimento vacio que pudiesen usar, la verdad es que todos parecía rebosantes de chicas completa y absolutamente dispuestas a cederles sus asientos y viajar sentadas sobre ellos, pero ninguno de ellos quería pasar 10 largas horas de viaje siendo acosados sexualmente… tal vez sol horas, pero no las 10, así que siguieron en su búsqueda.

Los tres más grandes conquistadores de Hogwarts caminaban por el pasillo bajo millones de calenturientas y nada inocentes miradas femeninas que no parecía tener ningún inconveniente con sacrificar su dignidad completa a cambio de pasar una noche con alguno de esos tres chicos. Tan diferentes entre sí, habían logrado cautivar a un casi completo porcentaje de las féminas del colegio (y uno que otro hombre de la escuela). James Potter era el cabecilla del grupo, no porque él se hubiese proclamado, si no simplemente por su don natural de ser líder. De estatura media y considerablemente más bajo que sus otros dos camaradas, no parecía esto resultarle un problema a la hora de conquistar chicas, como solía decirle pícaramente a sus amigos cuando hacían alguna alusión a su estatura: "No me preocupo, porque lo que no tengo de altura, lo tengo en… ustedes ya saben dónde, señores". Siempre con la sonrisa a flor de piel, James solía caerle bien a todo el mundo, aunque se mostraba un poco arrogante ante el resto, sus más cercanos sabían que era un chico sencillo y con gran humildad. Su sinceridad desarmante más de una vez había descolocado a sus amigos, compañeros, profesores e incluso al mismo Dumblendore, y su histrionismo patológico hacían que James Potter hiciera de cada evento cotidiano una verdadera odisea épica. James Potter es el amigo que se arroja de la torre de astronomía si le pides que salte, él que mancha su expediente con tal de sacarle una carcajada a un camarada triste, el idealista, el persistente, el que quiere que la historia recuerde su nombre para siempre.

Remus Lupin es muy distinto a James Potter. Alto y delgado, con una espalda ancha. El pelo color miel solía que le cae en una corta melena ondulada sobre los ojos del mismo tono, que incluso a veces parecía verse dorados. La cara de niño bueno que nunca ha roto un huevo era la que mostraba a los profesores, pero su expresión de haber roto la canasta completa era su carta de presentación ante las chicas. Mago brillante y de grandes habilidades, "debería usar su talento para mejores cosas", como le había dicho McGonagall en tercer año, cuando descubrió que él era el cerebro tras cada ataque merodeador. Taciturno por naturaleza, Remus Lupin carga demasiado peso sobre sus hombros, y no quiere que nadie le ayude a llevarlo, ni siquiera sus amigos. Remus Lupin siente que se ha depositado en él demasiada confianza, más de la que merece y está dispuesto a morir antes que decepcionar a quien ha confiado en él. Es el alumno ejemplar, con la mezcla perfecta entre talento y esfuerzo, Remus quiere ser el mejor, pero no quiere sobresalir, no lo necesita. Remus Lupin es bueno, y lo sabe, puede lograr grandes cosas, pero tiene claro que le costarán más que al resto.

Peter Pettigrew también es un merodeador, se lo repite constantemente. Todos los días frente al espejo se dice con convicción "tú eres uno de ellos". De cabello corto, rubio y ojos pequeños y azulados, es el más bajo de sus amigos, y también algo más regordete. Peter Pettigrew es el chico de la sonrisa que nunca se apaga, desesperado por atención, porque nunca ha recibido la suficiente, se siente cómodo bajo el alero de sus tres famosos amigos. Quiere ser grande y su espíritu es inquebrantable, pero le falta voluntad y le gusta el camino fácil. Vive a la sombra de tres leyendas, pero eso le basta, porque prefiere conformarse con lo que tiene antes que arriesgarse a lo desconocido.

El último (pero no menos importante como él diría) es Sirius Black. Seductor de tomo y lomo, cabello negro y algo largo y siempre perfectamente arreglado, ojos gris acero y la sonrisa demoledora. Tiene la mejor estampa, y lo sabe, lo que le ha llevado a ser el objeto de deseo de tantas mujeres y él, por supuesto, se esmera por complacerlas a todas: "Verán chicos", solía decir ante la socarrona mirada de sus amigos, "ya hay demasiadas guerras en el mundo, ¿porqué permitiría yo que las mujeres realizaran una más por mi? Prefiero sacrificarme y entregarme a todas ellas por igual". Sirius Black es un tipo duro, un egoísta, un rebelde sin causa, o al menos eso dirían quienes no lo conocen lo suficiente. Es arrogante, pero sus amigos saben que aquello es solo una careta para un mundo que no ha sido del todo amable con él. Sirius Black desafía a todos, antes de que todos lo desafíen a él. Impulsivo, altanero y renegado de su familia, pagó un alto precio por mantener sus ideales y desligarse de una larga ascendencia de asesinos. Sirius Black es el hombre que ninguna madre quiere para su hija, pero que todas las mujeres quieren tener. Es brillante, pero su espíritu temerario y aventurero no le permite permanecer más de 10 minutos leyendo un libro. Sirius es sinónimo de rebeldía, de orgullo, pero también lo es de lealtad, de amor incondicional… aunque él asegure que esto último es una cursilería del tamaño de África.

-Hey, Moony, ¿Dónde está Wormtail?, no he sabido nada de él en semanas- preguntó James después de saludarlo.

-Claro, eso es bastante lógico… yo creo que es más divertido para él pasar tiempo con su novia que con ustedes…

-¿NOVIA?- preguntó Sirius con los ojos desorbitados y un movimiento tan brusco que su cuello hizo un sonido extraño- ¿Nos estás tratando de decir de que nuestro pequeño gordinflón se ha echado novia?

-Pues…

-No, vamos Remus, ¡seguro que esto es una joda para una cámara oculta!

-No Sirius, es bastante serio- le contestó Remus sorprendido por la poca fé en su pequeño amigo, vamos, no será un adonis, pero a nadie le falta dios. – Es una chica de hufflepuff, bastante agradable…

-¿Guapa?- preguntó interesadamente James.

-Pues…- Remus lo pensó un segundo, su caballerosidad innata no le permitía referirse despectivamente de alguna chica- Es agradable y ha hecho feliz a Peter… Si a él le gusta, supongo que está bien…

-Ok, entonces es un monstruo.- Comentó James desinteresadamente.- de verás, Mooney, no sé porqué te cuesta tanto ser honesto.

-No te preocupes Rem. – Le palmeó la espalda Sirius mientras entraba tras James en el compartimento que habían encontrado.- No le diremos a Pete que dijiste que su novia era horrenda…

Remus se llevó una mano al cuello y suspiró, no importaba que tan cuidadoso fuese, James y Sirius siempre se las arreglaban para proyectar en él su estupidez crónica.

-Bien chicas, este es el asunto… este año ¡NO seremos la burla de esos pelafustanes!… este año ¡les daremos donde les duele! – una chica castaña les explicaba efusivamente a sus amigas su nuevo plan- ¡Y haremos esto en el nombre de todas las pobres mujeres de Hogwarts que no fueron capaces de tener integridad y entregaron su dignidad a cambio de una noche loca y desenfrenada con alguno de esos infames!- Afirmó solemnemente.- Haremos justicia, ¡porque la justicia es divina y alguien tiene que hacerlo!

-¿Y ese no debería Dios?- preguntó mordazmente una rubia chica de chispeantes ojos azules.

-No cariño, ese no será Dios, porque Dios está muy ocupado encargándose de Haití y de la pobreza en África como para hacerse cargo de nuestra importante misión- Anunció la tercera chica que se encontraba en el compartimiento, pelirroja y de ojos verdes y con un rostro de no haber roto un plato en su vida.

La chica castaña hablaba apasionadamente, como si estuviese defendiendo la causa más noble del planeta. Era una chica atractiva, respondía al nombre de Trinity Xavier. El cabello castaño oscuro le caía desmechado hasta la cintura y el flequillo recortado de lado le caía ligeramente sobre un ojo. Estos eran de color gris, siempre resaltados por el maquillaje oscuro que usaba. Era descaradamente coqueta y completamente explosiva. Brillante y astuta, aunque con un carácter de temer. Trinity Xavier no tenía filtro, gritaba y pataleaba cuando algo no le parecía y se reía a escandalosas carcajadas cuando algo le hacía chiste. No le gustan los merodeadores, porque ellos representan todo lo que odia, el egocentrismo, el egoísmo, incluso la tiranía y, a veces, hasta la crueldad. Odia la necesidad de llamar la atención que tiene Potter, aunque debe admitir que en más de una ocasión ha tenido que morderse la lengua para no reír de alguno de sus chistes. Odia el egocentrismo de Sirius Black y que se sienta superior al resto, pero admite que el tipo tuvo cojones al renegar de su familia, y eso le parece admirable. Odia la falta de carácter de Pettigrew y su tendencia infinita a besar el piso que pisan sus amigos, pero lo comprende, porque no debe ser fácil convivir con esos ineptos. ¿Y al tal Lupin? Ni se lo nombren. Trinity Xavier odia muchas cosas, incluso, tiene más cosas que odia que cosas que le gustan, pero si tuviese que escoger el top one de su lista, ese sería, sin duda alguna, Remus Lupin. Odia su cinismo, sí esa es la palabra, cinismo, hipocresía… Al menos Potter y Black reconocen abiertamente su fama de mujeriegos y hasta la disfrutan, ¿pero Lupin? Se hace el estudiante ejemplar, es candidato seguro a Premio Anual, pero tiene la desfachatez de tirarse a medio Hogwarts mientras está en su ronda de prefecto, se hace el hombre sensible y caballeroso, pero no tiene miramientos a la hora de romperle el corazón a una chica y decirle "Es solo sexo, lo siento". Y, Oh, por Merlín, podría seguir eternamente criticándolo, pero se prometió que este año no dedicaría más tiempo a pensar en él, ni siquiera para enumerar su larga lista de defectos. Maldito hipócrita Lupin.

Lily Evans era su pelirroja amiga. El cabello liso y largo le caía inevitablemente sobre los ojos, dándole un aspecto más sexy del que ella quisiera. Tenía la piel nacarada y los ojos verdes. Su angelical rostro les había sacado de problemas o ayudado a conseguir cosas en más de una oportunidad. Tenía un cerebro verdaderamente privilegiado y era la más estudiosa del grupo (y probablemente de todo Hogwarts) de historial académico intachable y la favorita de los profesores, siempre dispuesta a ayudar a quien se lo pidiese. Lily Evans es una idealista empedernida, y quiere salvar al mundo, pero como no puede hacerlo aún, se consuela ayudando a todo aquel que le pida un favor. Lily es paciente, analítica, observadora. Lily piensa, vuelve a pensar, lo piensa de nuevo y luego actúa. Es la amiga que escucha, que da los mejores consejos, no los que quieres escuchar, si no los que verdaderamente pueden ayudarte. A Lily Evans la palabra que más le gusta en el mundo es "Gracias" y cada vez que alguien se la dice, por pequeña que haya sido su acción, su corazón se llena de alegría y duerme tranquila. Es la prefecta perfecta y tiene una alergia crónica a los merodeadores, especialmente al desgraciado de Potter, que es el único ser humano que ha logrado exasperarla al punto de sacarla de sus casillas y sacar lo peor de ella, y eso le hace odiarlo aún más."La historia te recordará como la mártir Lily Evans" suele decirle Trinity, pero Lily solo sonríe y responde: "No me interesa que la historia me recuerde, si es que no hice algo digno de ser recordado".

La tercera chica es Charlize Mirage, Charlie, para los amigos. Es rubia, de cabello corto y atrevido, la piel bronceada y los ojos azules. Charlize es diferente a sus amigas, lo sabe y le gusta. Es muy inteligente para todo aquello que logra llamar su atención, para lo demás es un fracaso. Despistada por naturaleza, pero tan encantadora y extrovertida que no podrías pasar más de 1 minuto enojada con ella. Enérgica al punto de resultar intimidante, y poseedora de un sentido del humor al que pocos lograban resistirse, Charlie resultaba adorable a pesar de sus defectos. Lo había pasado mal por muchos años, siempre a la sombra de una familia de padres y hermanos mayores exitosos, quienes no perdían oportunidad de restregarle que sus capacidades no estaban a la par de las de ellos y que lo mejor que podía hacer con su vida era casarse con algún millonario moribundo para asegurar su futuro. Hoy se encuentra en su último año escolar, y a pesar de que el panorama familiar no ha cambiado, Charlize Mirage ha desarrollado su propia filosofía de vida: "nadie puede hacerme sentir mal conmigo misma". Y cada vez que Trinity le ofrece ir y meterle la varita por el culo a los estirados de sus hermanos por haberla insultado, Charlie le responde: "Me resbala lo que digan, porque yo dedicaré mi vida a hacer lo que me haga feliz y no lo que esperan que haga. Y eso es algo que ninguno de ellos tuvo el coraje de realizar".

-Bien… déjame ver si comprendí- dijo exasperada la rubia - Básicamente lo que tú planeas es que este año, como es el último, nos venguemos después de 6 años de incesante sufrimiento propinado por ese grupo de inadaptados mentales que se hacen llamar "los merodeadores"…

-¡Así es!- Anunció radiante Trinity.

-Y tu plan se basa principalmente en que... ¿ataquemos desde adentro?…- añadió dudosa Lily.

-¡Así es!- respondió nuevamente la castaña.

-Ajá… y… ¿cómo pretendes que hagamos eso?- le preguntó nuevamente Charlie- ¿quieres que nos pongamos un ridículo sobrenombre y nos unamos a su grupito de inseguros patológicos que probablemente jamás recibieron suficiente amor de su madre?

-¡Por supuesto que no!- chilló indignada la castaña- ¡la dignidad ante todo! Lo que haremos será caerles en gracia… simpatizarles, ganarnos su confianza- explicó con detenimiento - Y una vez que lo logremos verán como poco a poco comenzaremos a conocer sus secretitos… y cuando eso ocurra, ¡los tendremos en la palma de nuestra mano! Será un proceso largo y difícil, pero con grandes recompensas.

-Lo dices como si fuese muy fácil que confíen en nosotros- contra argumentó Lily- Vamos, Triny, piénsalo un poco, ¡en seis años jamás los hemos tratado con nada más que insultos y patadas en la entrepierna! ¿De veras crees que no sospecharan ahora que comenzaremos a ser buenas con ellos?

-Yo sí lo creo, la única neurona que tienen solo les sirve para pensar en sexo- apoyó Charlie con entusiasmo.- Son extremadamente básicos Lily, ya verás que no será tan difícil.

Lily suspiro largamente, como lo hacía siempre que iba a negarse con una extensa (y siempre racional y certera) explicación. Pero antes de que la pelirroja pudiese abrir la boca, sus amigas comenzaron a acribillarla a preguntas.

-Vamos Lily, ¿de veras me vas a decir que no te interesa saber cómo es que curiosamente siempre parecen saber la posición de todo el mundo en la escuela?- le pregunto Trinity con emoción.

-Si pero…

-¿Y no te interesa conocer cómo es que se mueven tan rápidamente por el castillo como si pudiesen atravesar paredes?- añadió rápidamente la castaña.

-Sí, claro pero…

-Y lo más importante…- Añadió con misterio Charley- ¿Qué mierda hacen las noches al mes que desaparecen y por qué curiosamente nadie parece notarlo?

Lily se quedó callada pensando un momento. Hacía más de un año habían descubierto que los merodeadores desaparecían ciertas noches al mes. Muchas veces ella, en su calidad de prefecta había intentado descubrirlos, pero estos no dejaban rastro alguno, por lo tanto nunca habían conseguido pruebas suficientes como para enfrentarlos.

-Bueno…- empezó dudosa la pelirroja- ¡claro que quiero saber todas esas cosas! Pero… no sé… no creo que este plan de resultado y créeme que lo último que quiero es quedar como una imbécil ante esos abortos de la naturaleza…

-Resultará Lily- dijo confiada Trinity junto a Charlie que asentía con la cabeza- solo tenemos que buscar el punto débil de cada uno de esos pelmazos y dar justo ahí.

Las tres se miraron un segundo, como evaluando la situación y lo que estaban pensando hacer.

-Bien, de acuerdo- asintió finalmente Lily, aún no muy convencida- pero si vamos a llevar adelante este plan, creo que tenemos que afinarle algunos detalles…

Trinity la miró algo recelosa de que la pelirroja dudará del plan que a ella le parecía una verdadera ganga.

-Ok, acepto sugerencias- dijo de mala gana.

-Bien- empezó Lily más entusiasmada- Me baso en el algoritmo de "divide y vencerás", ya saben, como en la antigua Roma…

-Lily, ahórranos la clase de historia y habla de una vez, quieres- dijo Charlie con aburrimiento.

-Bien, bien, de acuerdo, pero que conste que esa era la mejor parte- contestó la pelirroja ofendida- quiero decir que si queremos que esto funcione, no podemos pretender abordar las tres juntas, a los tres merodeadores juntos- explicó Lily como si fuese lo más obvio ante las caras de incomprensión de sus amigas- ¡Ay! Chicas por favor cambien la cara de inadaptadas mentales, ¡es algo obvio! Muy a mi pesar tengo que decir que la mejor forma de que esto resulto es que cada una se encargue de un solo merodeador… por separado…

-¿Estás loca?- chillo Trinity escandalizada- ¡eso dificulta enormemente el asunto! ¡Esos degenerados son capaces de violarnos si nos mostramos solas, simpáticas y entregadas ante ellos!

-Así es- le apoyó Charlie igual de molesta- si quieres nos ponemos tangas y les bailamos arriba de una mesa…

-Por Merlín, chicas, a veces pienso que discutir tanto con esos ineptos les ha derretido el cerebro- la pelirroja se cruzó de brazos- ¡lo que quiero decir es mucho más simple! Cada una debe encargarse de un merodeador, no me gusta la idea, ¡pero es lo más lógico! Abordarlos cuando estén solos, increparlos por separado… yo les dije que esto sería más difícil de lo que creían así que ahora piensen ustedes… ¿quieren conocer los secretos de los merodeadores, o no?

Las otras dos se quedaron calladas.

-Sí, sí…- la primera en ceder fue Charlie y trató de hacer entrar en razón a Trinity- Lily tiene razón, Triny… odio la idea, pero tiene razón, es lo más lógico. Aunque claro, la parte difícil es decidir quien se encarga de quien…

-Bueno- dijo Trinity aún algo picada- está claro que Lily tiene que encargarse de Potter.

-¿QUE?- chilló Lily- ¿Y PORQUÉ YO DE POTTER?

-Es obvio Lils- apoyó Charlie- porque Potter te tira los tejos desde tercer año.

-Pues por eso mismo- rebatió la pelirroja- ¡sería contraproducente completamente! ¡Y Triny lo dice solo por joderme!

-No Lily, ¡está muy claro!- se explicó la castaña- Tú sabes cómo es Potter, esta tan encaprichado contigo que se obnubilará ante la idea de pensar ingenuamente que te está conquistando… ¡se te hará muy fácil!

Lily tenía cara de pocos amigos, pero no siguió replicando, porque sabía en el fondo que sus amigas tenían razón. Las otras dos se miraron confundidas.

-Bien… ahora la parte difícil- dijo la rubia con nerviosismo- ¿te quedas con Lupin o con Black?

-Por Merlín- Trinity se tapó la cara con las manos- esa pregunta me acaba de generar un trauma irreversible…

-Pues yo tampoco creo poder decidirme ante tan excelente opciones- dijo la rubia mosqueada- ¿Lily? Tú eres la mente sabia, ¿Qué piensas?

Trinity la miró con miedo ante una posible venganza de la pelirroja y Dan se mostró desafiante. Lily pensó un segundo.

-Bueno, creo que debemos pensar de forma práctica- Empezó la pelirroja- francamente no sé si tú, Triny, pudieses congraciarte con Black, no te ofendas, pero son… como decirlo….

-Iguales- se le escapó a la rubia dándose cuenta muy tarde de que estaba cavando su propia tumba.

-Exacto- asintió Lily, pero ante la cara que puso Triny, se corrigió- Bueno no iguales, pero muy parecidos… no sé si pudiesen llevarse del todo bien y confesarte sus cosas.- Hizo una pausa y prosiguió- En cuanto a ti Charlie… cielo, no te ofendas, pero para Lupin los estudios son lo más importante, no creo que tengan eso en común…

-Insinuas que no podría con Lupin porque soy tonta?- preguntó Charlie picada

-Insinúa que no podrías con Lupin porque estudiar te importa un bledo- Se metió Trinity – Eres alérgica a la biblioteca y ese empollón ninfómano por poco no duerme ahí…

Las tres se miraron en silencio, sopesando todo lo que habían dicho, preguntándose en silencio en qué momento se habían vuelto casi tan locas como los chicos que tanto odiaban.

Trinity, al ver como sus amigas ponían cara de estar seriamente pensando en abortar misión, tomó la palabra.

-Chicas… camaradas- Habló con parsimonia y pasión, al más puro estilo William Wallace alentando a su ejército.- Estos imbéciles no han jodido la vida desde que tengo memoria… en nuestros primeros años con sus estupideces infantiles, luego acosándonos con sus hormonas en el máximo apogeo sexual, luego fastidiando nuestras citas y jugándonos bromas que han atentado contra nuestra dignidad de mujer… Y sé que si alguien nos escuchara creería que somos unas feministas extremistas y desquiciadas, pero ellos no pararán. Es su último año, y buscarán jodernos más que nunca, y yo no puedo soportarlo, no sin al menos intentar hacer algo para que, por esta vez, solo por esta maldita vez pueden llevarse una lección… No las obligaré a hacer esto, pero sí les pido que lo consideren.

Lily y Charlie suspiraron. La rubia fue la primera en hablar.

-Tienes un don de la palabra increíble, mi déficit atencional me hizo perderme por el medio de tu discurso, debo admitirlo.- Soltó una carcajada que distendió el ambiente de inmediato- Pero fue verdaderamente inspirador, y estoy dispuesta a llegar hasta la última maldita instancia. ¡Sirius Black deseará jamás haberse encontrada con esta bomba sexual rubia!

-Bien dicho, Charlie, ¡ese es el espíritu!- Trinity la felicitó con una sonrisa. Luego se volvió hacia la pelirroja.- Y Remus Lupin reconsiderará si verdaderamente las prefiere morenas luego de que haga mi trabajo- La castaña sonrió maquiavélicamente, era sabido abiertamente que Remus Lupin solo se ligaba chicas morenas- ¿Tú qué dices, Lils?

-Iré por Potter.- Lily aún tenía cara de circunstancia y su voz vacilaba al hablar.- Pero quiero que seamos precavidas, ustedes comenten un error gravísimo…

-¿Cuál es?- Preguntó Charlie ofendida.

Lily suspiró, y habló con más firmeza.

-Que subestiman a los merodeadores.- Lily se pasó una mano por el cabello y añadió- Hablan de ellos como si fueran solo unas bostas malnacidas, inmaduras, mequetrefes, caprichosos patológicos y retardados.

-¿Y no lo son?- preguntó Trinity con sorpresa.

-¡Si lo son!- Reconoció Lily inmediatamente al ver que sus amigas no estaban comprendiendo el punto- Pero, así como tienen innumerables defectos… también deben tener varias virtudes. Piensen con lógica, chicas, la mitad de la escuela muere por ellos… ¿cómo han conseguido que todas las mujeres los amen?

-Siendo irresistibles.- respondió rápidamente Charlie, al pillar el punto de Lily.- Nosotras creemos eso de ellos porqué nunca hemos sucumbido a sus encantos, pero eso no quiere decir que no los tengan…

-Exacto.- respondió la pelirroja con firmeza.

-Tienes razón, Lily…- Trinity la miró asintiendo con la cabeza- Si nos acercamos a ellos, y nos ganamos su confianza, conoceremos el otro lado… No podemos bajar la guardia, chicas, no podemos perder de vista el objetivo…

-No importa cuán buenos estén…- Dijo Charlie.

-Ni cuán encantadores sean…- añadió Lily.

-Ni cuán interesantes y misteriosos de muestren…- Terminó Trinity.

-NO CAEREMOS. – cerraron la promesa estrechándose las manos y se dispusieron a trazar el mejor plan de la historia.

-¡Ya cállate, padfoot!- Dijo James, entrando rápidamente en el compartimento, había estado asomado esperando a ver si Peter aparecía, y Sirius no dejaba de hacer comentarios acerca de la "supuesta ceguera" de la nueva novia de Peter.- ¡Ahí viene Wormtail!

-Por favor, Sirius…- Pidió Remus con paciencia- no jodas a Peter, el está muy ilusionado con esta chica, lo que menos necesita es que tú le hagas sentir un imbécil…

-Francamente me ofenden…- Sirius apartó la mirada con indiferencia- no sé que les hace pensar que yo fastidiaría a Peter…

Peter entró en el compartimento con entusiasmo, estrechando en un abrazo a cada uno de sus amigos.

-Prongs, ¿Qué tal? ¡Te extrañé!, Hola Moony, vaya, tú no dejas de crecer, ahora sí pareceré un elfo doméstico al lado tuyo, ¿Cómo vas, Padfoot? ¿Cuál es el recuento de chicas de este verano?

-Llevar la cuenta de cuantas chicas te tiras en un determinado lapsus de tiempo es patético, querido amigo…- Sirius respondió con altanería- Un caballero no tiene memoria y yo, ante todo, soy un caballero.

-No trates de quedar como magnate, Padfoot.- Habló Remus, le dedicó una sonrisa a Peter al ver que este se sentía intimidado con la respuesta de Sirius. Luego le susurró a Peter (con voz demasiado audible)- Me escribía emocionado como quinceañera cada vez que llegaba a tercera base con alguna chica, de todas formas Pete, te puedo asegurar que yo lo superé con creces.

-Además, querido Moony, debo confesarte- Añadió James con camaradería.- que de todas las veces que te escribió contándote aventuras sexuales desenfrenadas, ¡la mitad ocurrieron con una muñeca inflable!

-Son unos envidiosos, francamente, no sé porque me junto con tipos tan envidiosos…- Sirius lo miró con despreocupación, y puso los pies sobre el baúl con chulería.- Deberíamos hacer una competencia un día, ahí sabrán que soy el puto e indiscutible maestro de la seducción.

-Puto quizás, indiscutible, no lo sé.- Contestó Remus alzando la barbilla, mientras James y Peter se desternillaban de risa.

-Paso de ustedes, de verás, hasta Malfoy y Snivellus me envidian menos…

Las risas se fueron apagando y el compartimento quedó en silencio. Todos sabían de qué querían hablar, pero nadie sabía cómo iniciar el tema, finalmente Peter se decidió.

-Pues yo también tengo algo que contarles… verán… estoy saliendo con alguien…

-¿De veras, Pete? – exclamó James llevándose la mano a la boca fingiendo exagerada sorpresa.- Es genial, Oh Merlín, estoy tan sorprendido, no me lo esperaba para nada…

-Ya lo sabíamos.- interrumpió con despreocupación Sirius cortando la actuación digna del oscar de James Potter.- tu amado Remsie se fue de tarro apenas nos encontramos, nos contó todo, creo que deberías reconsiderar contarle estas cosas a él, ya ves, a mí también me traicionó contándoles de mi recuento de chicas… ¡no sé porqué todos seguimos contándole los temas privados a él!

Remus se encongió de hombros con una sonrisa inocente, mientras Peter miraba con reproche a James que aún estaba parado con las manos en la boca, pero esta vez, con una expresión de sorpresa real al ver que había sido descubierto en plena performance.

-Está bien, Padfoot.- Añadió Peter con tono conciliador.- Yo le pedí a Moony que les comentara algo antes de que yo les dijera, así no me hacían tantas preguntas.- añadió encogiéndose de hombros.

-¡Qué manipuladores son!- exclamó James con su característico tono histriónico y dramático.- No puedo creer como juegan con nuestros sentimientos…

-¡Eres la maldita reina del drama, Prongs!- le interrumpió Sirius con irritación- ya cuenta, Pete… ¿ya te la tiras?

-¿Es lo único que sabes preguntar, Black?- añadió enojado James. James era un romántico empedernido, si bien eso no le quitaba ser un ligón de primera, James Potter se autodenominaba un fiel creyente y enamorado del amor.- No es necesario que respondas Pete, yo defenderé tu honra y la de la señorita en cuestión…

-Prongs, la verdad es que yo…- empezó Peter.

-No me lo agradezcas – interrumpió James, alzando un puño al cielo y hablando con parsimonia.- ¡es que yo, James "Shakespeare" Potter en mi infinita sensibilidad y conocimiento de materias románticas, no permitiré que un insensible atorrante mancille este hermoso sentimiento! – luego volvió a la normalidad ante la atónita mirada de sus amigos, que aún, después de 7 años, no lograban acostumbrarse a la interpretación dramática que James le otorgaba a cualquier acontecimiento cotidiano- Además, cuando yo me case y tenga relaciones sexuales con Lily, no quiero que este tarado me esté preguntando que tal es mi pelirroja en la cama.

-Yo no te preguntaría que tal es tu pelirroja en la cama.- exclamó ofendido Sirius.- Tirarse a esa pelirroja pecosa con cara de bebé me parece de lo más pederasta, su belleza es demasiado infantil.- añadió con naturalidad.

-¡no tiene una belleza infantil, tiene una belleza sofisticada!- le espetó un enojado James, dispuesto a morir defendiendo el mancillado honor de su amada pelirroja.- Cosa que tú jamás podrías apreciar porque te encantan las rubias con pintas de arrabaleras.

-Oh sí, esas son las mejores… ¡vivan las rubias arrabaleras!

-Mi novia también es rubia- añadió orgulloso Peter, por poder compararse en algo con Sirius.- Le mostré una foto a Remus, ¿sí o no que es preciosa, Moony?

-Muy bonita, Pete.- Añadió con una sonrisa Remus.- Y concuerdo con Prongs en que la belleza de Evans es sofisticada y elegante…

-¿y concuerdas conmigo en que las rubias sexys son las mejores?- preguntó Sirius con cara de perrito abandonado.

-Las prefiero morenas, Padfoot, lo siento.- contestó Remus- aunque lo bueno es que nunca nos levantaremos a la chica del otro, a ti las pelirrojas te hacen sentir pederasta, a mi las rubias me hacen sentir proxeneta y a James…

-A Jemsie no se le para con ninguna, no importa el color de cabello, así que podemos estar tranquilos.- Le interrumpió Sirius con fingido alivio.- Oh vamos, Prongs, no pongas esa cara, los chicos te apoyarán y seguirán siendo tus amigos a pesar de tu disfunción eréctil…

-Eres tan idiota Padfoot, que me darían ganas de violarte ahora mismo para que vieras lo viril que soy- espetó James ante la sorprendida mirada de todos- desgraciadamente, en ese caso, ¡efectivamente no se me pararía porque eres asqueroso!

Sirius le miró con la boca abierta y luego puso cara de perro abandonado, y preguntó:

-Es porque no soy pelirrojo, ¿cierto?

La conversación entre los dos amigos se volvió tan bizarra que Remus, luego de reírse ante un par de comentarios, rápidamente se dispuso a mirar por la ventana y llenar su mente de otras cosas. La luna llena estaba a menos de una semana y a pesar de que vivía la experiencia mensualmente desde que tenía 6 años, aún le afectaba. No le dolería tanto si tuviese que enfrentarlo solo, pero desde que sus amigos arriesgaban su vida y libertad por acompañarlo, cada vez que se acercaba el momento se ponía tan nervioso que apenas podía controlarse. Siempre se decía a sí mismo: "esta será la última vez, no dejaré que me acompañen de nuevo", pero sabía, muy en el fondo, que, a pesar del miedo, la culpa y la preocupación, no quería seguir haciéndolo solo.