Algunos dicen que los héroes no nacen sino que se hacen, en este mundo donde el miedo es el mayor enemigo del hombre solo alguien muy valiente o muy tonto elige sobreponerse a ese miedo aun cuando la situación parece desfavorable.

Jonathan Richter.

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Hoy es un día como cualquier otro en la tienda, se organiza el inventario, se atiende a los clientes; los cuales la mayoría eran cazadores buscando cristales de polvo para mejorar sus armamentos, o simplemente haciendo cualquier cosa para pasar el rato ya que como la mayoría de los días eran algo flojos, así que mi jefe me pidió que le ayudara en el turno de la noche ya que mi compañero no podría asistir debido a una gripe, por otro lado me ayudaría ya que eran bienvenidas las horas extras, pero por otro lado este día había tomado casi todo de mi ya que era el día que llegaba nueva mercancía de cristales pero como me comprometí a ayudarle aquí estoy y la única cliente que estaba en la tienda estaba más concentrada leyendo una revista mientras escuchaba música que mirando los almacenes de polvo.

Creo que ya es tiempo de cerrar, como casi no hay nadie en las calles no quisiera que te fueras tan tarde –me dijo mi jefe que estaba terminando de realizar el inventario, el era un hombre más bajo que yo con cabello gris pero lo curioso era que tenía un punto calvo en la parte superior de la cabeza, llevaba una camisa verde, un delantal marrón; el cual era obligado para no manchar la ropa del polvo que desprendían algunos cristales, era un hombre amable debo decir que el mejor jefe que cualquiera pudiera pedir ya que él trabajaba honradamente y no le gustaba meterse en problemas ya que según él no podría defenderse ya que está muy viejo para esas cosas.

Está bien, además no tiene que preocuparse por mi pero déjeme terminar de acomodar esto y le avisare a nuestra cliente que ya cerraremos dentro de poco –le respondí a mi jefe mientras el solo asentía con la cabeza volviendo a lo que hacía, mientras terminaba de acomodar los últimos cristales en el depósito me disponía a salir para poder apagar el letrero de abierto pero mi jefe me hizo seña de que me quedara allí, algo no estaba bien…

Por favor solo tome el lien es todo lo que tengo –dijo mi jefe al hombre frente a él, su tono en su voz era miedo y preocupación.

Oh por favor me malentiende usted, acaso ¿Tiene idea de lo difícil que es conseguir una tienda como la suya abierta a esta hora? Además no hemos venido por el dinero –le respondió el hombre, no pude distinguirlo pero medía bien sus palabras así que podría suponer que el estaba al mando y que no quería causar un desastre innecesario, acto seguido puso un maletín en el mostrador el cual abrió y ordeno a sus matones que agarraran los cristales de polvo mas los suministros explosivos.

De lo poco que podía distinguir desde la puerta entrecerrada del depósito eran los matones iban vestidos todos en trajes de gala color negros con sombreros del mismo color y lentes de sol color rojo sangre, lo que más sobresalto fue que iban armados con cuchillas parecidas a machetes de color rubí y algunos pocos llevaban un arma de fuego, otra cosa que cabe destacar fue quien estaba al mando un hombre alto, delgado, con cabellos color naranja con un fleco que le cubría el ojo izquierdo, iba vestido con un chaleco blanco tenía un bombín y un bastón, estaba sonriendo ya que todo le estaba saliendo como él quería aunque en realidad no le duro mucho ya que se escucho como la ventana frontal del local se rompió ahí fue que tanto el cómo sus matones centraron su atención a ese lado, debido a eso pude traer de un tirón a mi jefe al depósito.

Espere aquí, conseguiré ayuda –dije mientras me disponía a irme mi jefe me detuvo.

Si vas a luchar contra ellos toma esto –dijo mientras me entregaba un estuche lleno de cristales de polvo color rojo, estos eran de los tipo explosivo. Podre estar viejo pero aun así no me gustan las injusticias, ve yo estaré bien –me dijo mientras se recostaba en la pared del fondo, creo que el shock le afecto, solo me limite a asentir y me dirigí rumbo al frente; chances de que salga vivo de esto… no tengo ninguna, chances para que todo salga bien… creo que alguien por ahí esta anotando números en negativo.

Bueno… ¿Qué están esperando? Desháganse de ella –dijo el jefe de cabellos naranjas a sus matones que de inmediato se abalanzaron contra… ¿Una niña? Era la última cliente que teníamos y aun así ver como lucia tan genial mientras se encargaba de esos matones con su arma… ¿Eso es una hoz? Creo que no hay límites para los cazadores en crear sus armas, estuve un momento concentrado en la pelea que casi olvido que había otro grupo de matones quienes seguían asaltando el lugar.

Hey tu si no quieres que te lastime pon tus manos al aire –me dijo uno de ellos notando que estaba prácticamente junto a él, y por la sorpresa me apunto con su machete; me mantuve quieto sin obedecer, podía sentir como la adrenalina dictaba a mi cuerpo a moverse y darle su merecido pero mi cerebro por causa del miedo me detenía así que era una batalla interna a ver quien ganaba.

¿No me escuchaste? –dijo mientras ponía la punta de su arma en mi pecho. Dije manos al al- –no pudo terminar lo que iba a decir puesto que desvié el arma con mi brazo izquierdo y le di un cabezazo mas una patada directo en el pecho haciendo que soltara su arma y cayera al suelo, me quede examinando el arma unos momentos antes de sostenerla en mis manos, era ligera, de metal resistente, quizás podría aguantar una pelea antes de que se mellara pero no había tiempo para sutilezas.

Vaya… Veo que esa chica roja no es la única causándome problemas… acábenlo. –dijo el jefe de esos matones al grupo que aun estaba presente los cuales dejaron lo que estaban haciendo para venir donde yo estaba.

''Recuerda como fue… recuerda que hacer con múltiples objetivos'' me dije a mi mismo recordando las tantas horas que pase entrenando, dos de esos matones se me acercaron, ambos tenían armas de fuego así que tenía que ser rápido, me acerque en medio de los dos a toda velocidad y empecé a esquivar los intentos que ellos hacían en dispararme mientras los golpeaba a uno dos golpes en el estomago mientras al otro un patada circular a la cabeza dejándolo en el suelo ahí fue que me concentre en el otro, otros dos golpes uno en su estomago y el otra hacia arriba con un gancho mandándolo unos centímetros al aire antes de que cayera inconsciente, me permití ver unos momentos para saber si venían otros pero ya no estaban… Raro tampoco estaba su jefe. Vi enfrente de la tienda que la chica de capucha roja ya había derrotado a todos los matones exceptuando al jefe quien se estaba escapando por las escaleras de emergencia de un edificio cruzando la calle, en ese momento la chica comenzó a perseguirlo… Llámenlo la adrenalina actuando o que fui demasiado tonto pero agarre una de las armas de fuego tiradas mas otro de sus machetes y empecé a seguirlos.

Cuando por fin llegue a la azotea donde se concentraba la lucha vi que la chica de rojo no estaba sola, la estaba ayudando una mujer de complexión… esbelta, cabellos rubios, con lentes ojos verdes, estaba usando un fuete como arma pero al parecer era su habilidad ya que estaba moviendo una gran pieza de metal hacia el avión que se estaba escapando, revise rápidamente los machetes para ver si me podían servir de algo; resulta ser que si… Tenían en el final del mango compartimiento para un cristal de polvo para potenciarlos… me dio una idea, descabellada pero podría funcionar.

Hey, Roja ¿Sabes apuntar con esa cosa? –le pregunte a la chica de rojo quien solo se limito a asentir mientras seguía disparando al avión. ''Esperemos que esto funcione'' pensé mientras calibraba los cristales que me dio mi jefe y los activaba mientras cerraba el compartimiento entonces los machetes comenzaron a brillar por la reacción; como son del tipo explosivo al activarlos era como tener dinamita suficiente para hacer un pequeño cráter así que serviría para dañar el motor del avión. Lance el machete como si de un dardo se tratara y conecto a un lado de la turbina, no era mucho pero suficiente.

Ahora que empiecen los fuegos artificiales –dije mientras le indicaba a la chica de rojo donde disparar pero antes que su disparo pudiera conectar una llamarada de fuego intervino, solo se veía la silueta de la persona que lanzaba el fuego pero a juzgar como se notaba el brillo de sus ojos se podría decir que era mujer… pero algo en ella… esos ojos resultan… familiares. No paso mucho que la mujer hizo una bengala con el fuego cegándonos unos momentos antes de que el avión pudiera escapar.

Oh eres una cazadora –dijo la chica de rojo hacia la mujer rubia con mucha admiración. ¿Puedo tener tu autógrafo? –pregunto ella antes de que todo se complicara.

Esto no tiene precedentes, daño a propiedad pública, andar con un arma, eso te lo paso porque eres una cazadora en entrenamiento, pero usted joven tiene idea de lo que pudo haber causado en ese pánico, eres un civil sin experiencia de combate –decía la mujer yendo de un lado a otro del cuarto de interrogaciones; muchas películas de policía valieron la pena. Si fuera por mí los enviaría a casa, con una palmada en la espalda –pensé que los problemas terminaban ahí. Y una bofetada en la muñeca –dijo mientras azotaba el fuete al escritorio, creo que aquí no terminan los problemas.

Ok como me gustaría continuar esta amena charla pero solo tengo una simple pregunta –dije mientras mostraba mis manos esposadas haciendo obvia mi pregunta.

Es por las apariencias nada mas –dijo un hombre que venía entrando, era alto, pálido, pelos canosos, vestía un traje formal negro, pantalones del mismo color, una bufanda de color verde alrededor del cuello bien acomodada, quien sostenía un plato de galletas y una taza de café, los cuales puso en la mesa antes de sentarse.

Lo que de verdad me intriga es como una chica como tú haya obtenido un arma tan… peculiar, además de usted joven quien sin entrenamiento pudo no solo desarmar a varios de esos matones si no que asistió a la jovencita y a mi colega inteligentemente así que cuénteme ¿Asiste usted a alguna escuela? –pregunto sin perder la actitud de seriedad, aunque debo decir que parecía algo mas estoica.

Pues la verdad señor en estos años he entrenado por mi cuenta, jamás tuve lo que digamos es ''educación formal'' así que digamos que soy muy bueno en algunas cosas; cocinar es una de ellas pero eso no es el caso, la verdad es que nunca me gusto la forma en la cual uno sucumbe ante el miedo, el miedo le da poder a esas criaturas de Grimm, pero el miedo también alimenta a los matones que recorren las calles día a día así que decidí aprender a dominar ese miedo, porque no quiero volver a tener miedo –dije mirándole fijamente a los ojos, por unos minutos no me quito la mirada de encima, era como si me estudiara antes de dirigirse a la joven a mi lado.

¿Tú sabes quién soy? –le pregunto directamente.

Usted es el profesor Ozpin, bueno director actualmente, maestro en jefe de la academia Beacon, lo sé porque mi hermana empieza en su escuela este año, además de que a mí me faltan dos años para asistir allí también ya que siempre he leído historias sobre cazadores desde pequeña, y me motivo a convertirme en una ya que son tan geniales y épicos –y así siguió como si no hubiera final lo cual provoco una pequeña risa por parte del hombre frente a nosotros.

Les preguntare a los dos ¿Quieren asistir a mi escuela?

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