CORREGIDO 05/07/2012
¡Debut en FF!
Inspirada por "El cisne negro" decidí escribir este fic, engatusada totalmente por la delicadeza de las bailarinas. Cabe aclarar que la única semejanza será el ambiente del ballet y la competencia, no espero que sea tan oscuro como esa película. Espero que sea de su agrado
Disclaimer: Los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto, escribo este fic sin fin de lucro alguno.
Here we go...
Capítulo 1: Introducción
Un ruido hueco resonó en el cuarto vacío, siendo seguido trás un breve silencio por unos sollozos apenas audibles. La muchacha alzó la mirada para que un par de ojos perla se la devolvieran del otro lado del espejo que cubría la extensa pared.
Debía ser fuerte, debía mejorar. No podía defraudar a su padre, no ahora.
Lentamente se enderezó para ir hasta el reproductor de audio y así reiniciar la melodía. Se alejó un poco del reproductor y poniéndose en posición comenzó a danzar al ritmo de La Danza del Hada de Azúcar*. Las gotas de sudor resbalaban por su cuerpo, hacía horas que se había encerrado en el cuarto de baile de la residencia familiar, y el agotamiento físico estaba comenzando a hacerse notar, pero ella trataba de ignorarlo, el sufrimiento era necesario.
- Hinata-sama, siento interrumpirla, en breve la cena estará servida, sería conveniente que se prepare, el baño ya está listo.- interrumpió su trance una de la tantas criadas de la familia Hyūga.
Hinata la miró para luego asentir timidamente. Le hubiera respondido pero sabía bastante bien que las palabras se habrían quedado trabadas en su garganta.
- Con su permiso.-dijo la joven criada para así retirarse, cerrando la puerta al salir.
Tras un suspiro se acercó al reproductor para así apagarlo y dirigirse a su baño personal, tal como le dijo la criada, estaba todo preparado para que se bañara. Con delicadeza se despojó de las ropas apretadas que vestía. Se apresuró en meterse en la bañera y terminar rápido con esto, después de todo, su padre no era muy paciente.
Una vez bañada y seca tomó las ropas de dónde las criadas siempre las dejaban para dirigirse a paso lento hacia el comedor principal. Deslizó la puerta* para asomar timidamente la cabeza, encontrándose con que se hayaban todos presentes en la mesa, menos el jefe de la familia Hyūga. Dejando escapar un suspiro se adentró para tomar su lugar, al lado de su hermana Hanabi.
Había llegado antes que su padre, ahorrándose el derecho de tener su penetrante e intimidatoria mirada clavada en sí misma durante la cena, eso era un alivio.
La puerta se abrió repentinamente para dejar entrar al hombre del que había estado pensando. Su semblante lo decía todo: problemas. Su ceño claramente fruncido mostraba perfectamente su fastidio, y si eran inteligentes, nadie se dignaría a hablar.
Trás sentarse, Hiashi Hyūga asesinó con su mirada a todos los presentes para luego con su apacible voz anunciar que la cena comenzaba.
Alrededor de diez criados aparecieron, cargando recipientes con la cena. Por supuesto, la comida seleccionada para Hanabi y para ella era distinta que la del resto de los presentes.
La dieta de la bailarina
Una dieta especial y una rutina diaria de ejercicios eran unos de los tantos requisitos necesarios para mantenerse en forma.
Miéntras llevaba la comida a su boca, Hinata miró a los presentes en la mesa, como de costumbre cuando la temporada alta se acercaba, los viejos socios de la empresa de su padre habían asistido a la cena.
Su padre era uno de los maestro de danza clásica más importantes de Japón, poseyendo también varios reconociemientos a nivel internacional, y como cabe imaginar, sus dos hijas seguían sus pasos para así continuar con el legado Hyūga.
Asi mismo él, junto a los socios que hoy los acompañaban en la cena, era dueño de Byakugan, el teatro más importante de todo Japón ubicado en la ciudad de Tokio. Este se hayaba en frente de la escuela de la cual ellos también eran dueños, Sōke, la cual se dedicaba exclusivamente al ballet.
Aunque su padre sólo dictaba clases a las herederas de su apellido. Por lo cual a pesar de estar atestado de alumnos la institución, Hinata jamás se había relacionado con ninguno salvo en los ensayos de las presentaciones. Por lo cuál, sólo conocía a los más destacados alumnos, entre ellos Kiba Inuzuka, el único chico al que ella se atrevería a llamar amigo. Habían bailado juntos innumerables veces, lo que los llevó a poder forjar esa relación. El resto eran sólo rostros con nombres, buenos, salvo ella. Sakura Haruno, su baile era francamente exquisito, la superaba con creces, tomando así casi todos los papeles principales de las obras, no es que Hinata fuese un alma competitiva y ambiciosa, disfrutaba el simple hecho de bailar, sea lo que sea. Pero últimamente era un objetivo auntoimpuesto el sobresalir, y Sakura era su único obstáculo, Ya que sobresaliendo, le darían el protagónico. Ganaban todos, superaría a su hermana menor, su padre se enorgullecería y todavía más importante, él la reconocería.
En estos pensamientos estaba perdida Hinata cuando advirtió que su padre se había puesto de pie para hacer un anuncio, o mejor dicho, despedirse junto a sus socios para discutir sobre las obras a presentarse durante las vacaciones de invierno.
Una vez que con toda la educación, su padre y los socios de este, se habían disculpado e ido, Hinata y Hanabi se dispusieron a hacer lo mismo.
Al llegar a su cuarto se encontró sus ropas de cama preparadas, y a una criada quien la ayudaría a cambiarse para así irse a la cama temprano. Una vez en la cama, y habiéndose retirado la criada, Hinata cerró los ojos, visualizando así en su imaginación ese par de ojos celestes que hacía años la traían perdida.
Mañana será un gran día.
Notas de autora:
* Conocida melodía de "El cascanueces".
* En Japón se suele utilizar esas puertas deslizantes hechas con madera y papel de arroz.
Gracias por leer.
Vikii
