Este es mi primer fic (hola).

Soy nueva en esto.

Disclaimer: Aparte de los nombres que pueda dar a los puercaretos, nada me pertenece. NADA.

Si lees esto, seré infinitamente feliz.

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/Editando capítulos

No cambié muchas cosas, sólo conectores y expresiones para hacer una lectura más agradable y fácil. Espero que funcione mejor ahora.


Tazmilly es un pueblo ubicado en las islas Ningunaparte. Hasta hace tres años, era una suerte de utopía, en la que la gente se ayudaba una con otra. No existía el dinero, cada cual compartía lo que tenía y tomaba lo que necesitaba. Los seres humanos se llevaban bien con los animales. Cuidaban de la naturaleza, y todos se respetaban entre sí.

Eso era hace tres años atrás.

Ahora, este pueblo había sido modernizado sobremanera.

Muchas cosas han cambiado para todos…sobre todo para Lucas.

Partiendo por la acogedora posada Yado Inn, ahora de una gran cadena hotelera, llamado Hotel Yado. La casa de Wess se ha transformado en un deplorable asilo de ancianos. Bronson pasa en la playa en vez de hacer su trabajo de herrero. Hay nuevas autopistas y una estación de tren, en la que todos van a trabajar a la fábrica. Existe un nuevo sistema comercial, sin olvidar algo tan fantástico como el "dinero".

Muchos se preguntan dónde está Leder, el campanero. Desde la llegada de los puercaretos a Tazmilly, él desapareció. Aun así, su campana sigue sonando.

Los bosques cercanos están invadidos por unos seres que ya no son animales. Son unas horribles cruzas entre seres vivos y máquinas, algo tiene el poder de darles vida artificialmente.

Y esa maravilla…un artefacto que emite luz de colores…la tal "Cajita Feliz" o "Caja de luz".

Pero lo más doloroso para Lucas es que Hinawa y Claus ya no están con él.

Flint, desde aquél día, sólo vivía para visitar la tumba de Hinawa y buscar a su hijo perdido.

Y Lucas se sentía abrumadoramente solo…varias veces se sentaba al lado de un girasol para conversar con él, con la creencia que la benevolencia de su madre o algo así residía en ellos. Boney lo acompañaba a todos lados, pero no era como estar con Claus.

Claus siempre lo protegió. Él era el que se paraba de igual a igual con los dragos. No había niño alguno que pudiese con él. Caía bien a la mayoría, y era muy risueño. A Lucas le hacía mucha falta su presencia, obviamente.

Una parte de su vida se había muerto sin su hermano y su madre.

Su pequeño corazón apenas soportó el dolor. Es por eso que decidió hacerse fuerte como Claus. Para proteger a sus seres queridos.


-¡Guau! ¡Guau! - Boney saltó a la cama de Lucas y empezó a lamerle la cara.

-¡AHHH! ¡Boney! ¡¿Qué te pasa?! – Gritó Lucas, con el alma en un hilo. Menuda manera de despertarse.

-¡Guau! ¡Guau! ¡Guau! (¡Tus clases comienzan hoy! ¡Vas a llegar tarde!)

-¡Sale de la cama! - Su voz estaba en tonos más altos de los normales.- ¡Sabes que a papá no le gusta que te subas!

-*gemido* (Ok.)

Boney se bajó de la cama y se sentó en el suelo, con la lengua afuera y jadeando. Lucas miró la hora.

- Hoy es… ¿Lunes? ¡Dios mío! ¡Mi primer día, y ya voy tarde!

Boney gruñó.

- Rwwwrrr. (Te lo dije.)

Lucas se cambió el pijama y se cepilló un poco el pelo. Tomó una mochila con lápices y cuadernos y salió corriendo hacia la escuela.

Cruzó imprudentemente delante de algunos automóviles de ranas, pero llegó con vida a sus clases, cansadísimo.

A la entrada estaban dos puercaretos, haciendo sus típicos ruidos porcinos. No le agradaban estos tipos, sinceramente. Al ver a Lucas detuvieron su conversación y se pararon erguidamente, saludando de ese modo especial que tienen al ver a alguien de rango superior.

Lucas los miró, perplejo por un segundo, luego decidió entrar al recinto como si nada hubiese pasado.

Aún podía oírlos conversar.

- ¿Ya viste al comandante? ¡Al parecer está de buen humor hoy!

- Eh…yo no lo creería. Tiene un genio asqueroso.

- Es mejor tener esperanzas de que así sea, ¿No?

- Sí…- Este último puercareto se sobresaltó.

- ¿Qué te pasa?

- N-no, n-no m-me pasa nada. Es sólo que…creo haber visto antes al comandante entrar a la escuela.

Su compañero suspiró.

- Tal vez se fue volando a buscar algo y volvió.

- No sé…es sospechoso…

- Déjalo así. El comandante sabe lo que hace.

Lucas no entendió una mierda de lo que hablaron.

Tuvo el gusto de averiguar que, al ser primer día, las clases no empezaban tan justo a la hora, por lo que se quedó en el patio hasta que tocaran la campana de clases.

Alguien tocó su hombro por detrás. Lucas se dio vuelta y se topó con un sonriente niño de polera blanca con mangas rojas características. Se trataba de Fuel.

- ¿Qué tal, Lucas? ¿También te mandaron a la escuela?

- No…yo vine porque quise.- Lucas le devolvió la sonrisa, recordando que su primo no era alguien que hiciera cosas por gusto propio.

- Ah…a mí me obligaron. Por mí estaría viendo la caja. O conversando con Angie.

Lucas sabía.

En ese momento Angie, la hija de la panadera entró por la puerta principal.

- Hablando de la reina de Roma.- dijo Fuel.

- ¡Hola chicos!- Saludó la aludida.

- Hola Angie. - Dijeron ambos, Lucas lo hizo con su amabilidad característica, Fuel estaba casi baboso al hacerlo, tú sabes a qué me refiero con eso.

- ¿Vamos todos en el mismo curso? – Preguntó Angie, mirando alrededor.

- No sé. – murmuró Lucas, haciendo lo mismo. Hasta el momento, estaba igual de perdido que varios de sus compañeros.

- Sí. Por ahora vamos a estar todos juntos. – Contestó Fuel, mirándola dulzonamente.

Lucas tuvo que apretar los dientes para no reírse, sólo por respeto a su primo.

- Ok. – Dijo la castaña, haciendo una sonrisita de desconcierto. - ¿Cuánto rato falta? – Miró en dirección a la sala.

- Pues…ni idea. – Respondió Lucas. – Fuel, ¿A qué hora entramos?

- No sé. Hay que esperar la campana.

Angie se retiró con la excusa de que iba a buscar sus cosas, porque las había dejado con Alle, así que Lucas y Fuel se quedaron solos por un momento.

- ¿No es linda? – suspiró el castaño.

- ¿Quieres mi opinión? No te sonrojes así de rápido cuando hables con ella. Es muy obvio. – Respondió Lucas, soltando una carcajada. Fuel lo miró con cara de odio.- Weeeey...ella se ultra dio cuenta.

- No lo puedo evitar. Me gustaría no decir nada estúpido delante de ella, pero fallo brígidamente.

- Wow. ¿Ella te corresponde? ¿Le has dicho algo sobre esto?

- Al parecer no me pesca ni en bajada. - Suspiró con desgano.

- Oh, vamos, no seas así. – Le animó su primo. – Todos merecen una oportunidad, incluso tú. Si lo haces bien, seguro que ella…

No terminó de hablar. Toda la escuela se silenció, prestando atención a algo. Lucas y Fuel se dieron la vuelta para ver qué pasaba.

Todos miraban la puerta de la oficina del director. Los reunidos allí, con cara de terror, daban paso a un joven de pantalones café con botines negros, chaqueta negra con cuello blanco y unos guantes inmaculadamente blancos. Pero lo más llamativo de su vestimenta era un casco redondo que cubría su cabeza y el ojo izquierdo.


*Inserte música de énfasis aquí*

¿Qué tal? ¿Qué os parece?

Cheers!