Positivo

Positivo.

Positivo.

Maldita sea este positivo.

No lo entendía, se habían protegido, habían sido totalmente cuidadosos debido a que apenas comenzaban sus carreras de héroes.

Ochaco solamente llevaba un año haciéndose un renombre, ya muchos conocían el nombre de Uravity más que el ser la novia del sucesor de All Might y Deku ya había comenzado a destacar por su heroísmo y fuerza.

No, maldición.

No podía ser cierto.

Suspiró y miró fijamente la prueba en sus manos como si su quirk fuese rayos láser y pudiese exterminar aquel objeto. Temblaba, claro que sí, estaba aterrada.

Maldición, ni siquiera vivían juntos aún.

Su teléfono sonó, y ella lo tomó para revisar el mensaje que Deku le había mandado. Sonrió al ver la fotografía de aquel villano por el cual él, la reencarnación de All Might, había sido llamado, siendo apresado.

«Mantén las cuentas. Recuerda que debemos contabilizar quien derrotó más a fin de mes.» él le escribió.

Uraraka soltó una risita y se sentó sobre el inodoro para responder el mensaje.

«No es justo, a ti te llaman más que a mí.» le contestó ella.

«Un trato es un trato.»

Ochaco volvió a sonreír. Aquello era un tipo de apuesta que habían creado entre los dos. Una vez jugando, mientras hablaban entre besos apasionados luego de hacer el amor, se pusieron a pensar en cuántos villanos habían derrotado cada uno.

Uravity decía que ella había derrotado más que Deku. Él decía que a lo contrario. Y ahí se había creado la apuesta, que cada vez que derrotaran un villano debían mandar la foto al otro, y al final de mes se iba a contar cuántos hacia cada uno.

El que ganara, escogía una penitencia para el perdedor. Ochaco había ganado el mes pasado.

Miró nuevamente el palito volviendo a la realidad ¿Cómo iba a anunciarlo? ¿Cómo lo tomaría Deku? ¿Como lo estaba tomando ella?

Se comenzó a morder las uñas, hábito que había dejado hace mucho, pero es que estaba nerviosa.

Sabía lo que significaba tener un hijo.

Sabía que debía comenzar a vivir junto a Deku, por razones de decencia, tenían que casarse al menos. Había que tener el capital suficiente, ella no permitiría que su hijo pasara lo mismo que ella.

Aunque por dinero no debía preocuparse. Tanto ella como Deku ganaban lo suficiente.

Pero ahora tenía que pensar que no podía trabajar ella.

No, su trabajo de heroína requeriría demasiados riesgos para una mujer en su estado.

Se mordió el labio, ¿Acaso su embarazo significaba el fin de su carrera? ¿O tan solo una pausa? ¿Cuánto tiempo después del parto debía quedarse con él? ¿Podría salir corriendo a atender un llamado y dejar a la criatura con sus padres?

¿Qué le diría Deku? ¿Le pediría que renunciase? ¿Que se tome el descanso que su estado le pide?

Miró nuevamente su teléfono, Deku que había vuelto a mandar una fotografía, esta vez una selfie sonriendo. Ella también sonrió al notar que, a pesar de los años, no cambiaba.

Aún tenía esa amabilidad marcada en su rostro pecoso, esos ojos verdes que brillaban cuando algo le emocionaba, que brillaban cuando la veía a ella. Y ese cabello verde en donde ella hundía sus dedos, tan suave, cuando les abordaba la pasión.

Un quejido salió de su garganta y sus manos temblaron cuando escribió:

«Debemos hablar, ¿Podemos vernos en tu casa?»

Fueron unos largos dos minutos para que su novio le contestara.

«¡Claro! Me alegraría que vinieras. Te prepararé tu comida favorita.»

—Mochi… —susurró en voz alta con una sonrisa. Le mando un mensaje de aceptación y guardó la prueba en el bolsillo de su sudadera. Suspiró y salió del baño.

Por suerte estaba sola en su casa, o su madre notaría que algo pasaba, ella siempre fue muy perceptiva.

Fue la primera en darse cuenta que ella estaba saliendo con Deku, y no tenía que ver que la joven regresaba al día siguiente duchada y con ropa limpia.

Se dirigió a su habitación para arreglarse para su cita. Tomó su bolso y guardó ropa y metió la prueba. Suspiró, estaba más nerviosa que nunca, sobre todo por la reacción de Deku.

Dudas abordaron su cabeza, toda clase de reacción en él, las que veía más posibles y hasta imposibles.

¿Acaso él sería capaz de no querer hacerse responsable? ¿Acaso él le pediría que aportara? ¿Acaso él le diría que se fuese de su casa puesto que todo eso sería un obstáculo para su carrera?

Maldición.

Él no era capaz de eso.

Sus manos sudaban y decidió limpiarlas en su sudadera. No pensaba quitarse la ropa que tenía, pues como prácticamente la ropa no importaba cuando la pareja se reunía ¿Para qué molestarse en llevar una que no se iba a apreciar casi?

Se colgó la mochila y bajó las escaleras hasta la salita. Tomó una hoja y plumero para escribirle una nota a sus padres.

«Fui a casa de Deku, no me esperen.»

Y decidió salir.

Podría sonar algo frívolo lo que había escrito, pero ella ya era una mujer adulta y podía hacer lo que quisiera.

Aún no vivía sola porque le era algo difícil soltarse de sus padres, pero planeaba hacerlo pronto.

Su novio ya vivía solo. La mayoría de sus amigos también. Ella debía apresurarse.

Aunque ahora, con lo que venía, debía tomar esa decisión. Sin pensarlo, puso su mano en su vientre con una sonrisa.

Tomó el metro para poder llegar más rápido a la casa de Deku, en el camino recibió saludos de personas que la reconocían, eso era lo malo de un error de caerse la máscara en acción, tu rostro se volvía conocido. Así fuese un poco.

La casa de Deku quedaba un poco lejos de la suya, y por suerte eran pocas las personas que sabían que él vivía ahí.

Tocó la puerta y, en menos de un minuto, pudo escuchar los ruidos adentro. Soltó una risita cuando Deku, definitivamente más alto que ella, le abrió la puerta. Tenía sucia la mejilla de comida.

—Señorita —le hizo un amago de reverencia logrando sacarle una risa.

—Caballero —le comentó ella y entró a la casa. Dentro, con la puerta cerrada, Uraraka se colgó de su cuello y lo besó con intensidad. Los besos de ellos siempre eran tiernos, suaves y muchas veces llegaban a ser muy apasionados.

Y los disfrutaban tanto, les hacía tanto bien tener los labios sobre los del otro, sintiendo su suave y delicada textura hasta que el aire se les agotaba, que en una sola noche los repetían cuántas veces pudieran, esto debido a que sus encuentros eran pocos al mes.

Caminaron, aún besándose y Ochaco se deshizo de su mochila, luego de su sudadera quedando en top.

—Ochaco… —murmuró Deku aún pegado a sus labios. La heroína soltó una risita y comenzó a repartirle besos en el rostro— se va a quemar la comida.

—Siempre… —beso en la mejilla— se… —beso en la otra mejilla— te quema… —beso en los labios y luego lo soltó. El joven se dirigió a la cocina a atender lo que preparaba, Ochaco lo siguió para verlo cocinar. Le gustaba mucho lo que él le preparaba aunque tuviese poca experiencia— ¿Que preparaste?

—Fideos —contestó. Ochaco infló las mejillas en un puchero, logrando sonrojar a Deku por lo adorable que su novia se veía.

—¿Cuando me harás Mochi? —le preguntó dirigiéndose al refrigerador y tomando una botella con agua para beberla.

—Cuando nos casemos —respondió Deku. Ochaco casi se atraganta con su agua y Izuku se sonrojó ante lo dicho, comenzó a rascarse la nuca de forma nerviosa—Je… ni sé lo que digo —y aún así, con la cara completamente roja, comenzó a servir de forma mecánica los platos de fideos.

Ochaco miró hacia el sofá, en donde su mochila descansaba. Fue hacia allá y la tomó para luego llevarla a una silla a su lado en la mesa. En ésta, descansaba el periódico de la semana anterior, en donde ella había aparecido en primera plana besándose con Deku.

Un error, no tan error, que les había costado su privacidad, debido a que ambos acababan de terminar una misión y estaban usando sus trajes de héroes.

«El sucesor de All Might, Deku; y la heroína Uravity están en una relación.»

Malditos chismorreos… cuando su vientre comenzará a crecer pensaba no salir de la casa para evitar que le tomen fotos para publicar su embarazo.

Entre menos personas supieran, mejor.

El mundo de los héroes están llenos de peligros y, sobre todo, cuando se mantiene una relación que los villanos tienen otros lugares para atacarte.

Deku llegó con los platos de fideos y comenzaron a comerlos. Como siempre, alguno de los dos hablaba de su día, del villano en cuentos derrotado y como lo había hecho. Alguna anécdota divertida o algo.

A veces contaban algo ambos. A veces era uno y el otro solo reía y hacía comentarios.

Esa noche ella reiría, haría comentarios y luego lanzaría la bomba. La grandísima bomba.

Terminaron de comer, debido a que ella esperaba que su novio no se ahogara. Suspiró, y fue a hablar cuando la mano de Deku se puso sobre la suya, no había notado que estaba nerviosa.

—Ochaco ¿Qué pasa? —ella lo miró. Maldición, podía sumergirse en el verde de sus ojos y nunca salir. Tembló, y él sintió aquel temblor. Y sus cejas se fruncieron en preocupación.

—Tengo algo importante que decirte —comentó ella, su garganta se sentía seca. Había olvidado lo nerviosa que se encontraba. Había estado tan distraída con Deku que había olvidado la principal razón por la cual hubo ido ese día. Tragó en seco, tratando de que el nudo en su garganta se disolviera.

Soltó la mano de Deku y tomó su mochila para rebuscar aquel demoníaco palito. Apenas lo sintió suspiró.

—No me había estado sintiendo bien en estos días —le dijo mordiendo su labio, volvió a colocar su mano en la mesa y la de Deku comenzó a acariciarla—, estaba vomitando, con mareos… —suspiró y, enseguida, colocó la prueba en la mesa, frente a él. Deku miró la prueba, la miró a ella y luego volvió a mirar la prueba fijamente.

Dos rayitas.

Positivo.

Iban a ser padres.

Uraraka levantó la vista al no tener respuesta de su novio, solamente para encontrarlo mirando atentamente la prueba, como si esto fuera algo precioso.

—¿Deku? —lo llamó. Su novio levantó la mirada y ella sonrió al ver aquel brillo en sus ojos verdes. Ese brillo que tanto amaba ver. Sonrió cuando Deku comenzó a secarse las lágrimas.

—Ochaco… Ochaco… —se levantó y la rodeó hasta estar a su lado y levantarla en un abrazo— ¡Vamos a ser papás! —gritó provocando una sonrisa en ella. Pero aún la preocupación en su cabeza, sin embargo, no iba a quitarle aquella felicidad a su pareja.

Deku la cargaba de forma nupcial y la paseaba por toda la sala tarareando que iba a ser papá. Luego, se detuvo, cayendo en cuenta en varias cosas.

—No nos hemos casado —murmuró provocando que Ochaco soltara una risa y se apretara en su cuello.

—¿Qué esperamos entonces? —le susurró al oído.

—¡Pe-pero yo no tengo un anillo ahora! Oh rayos, debo comprar uno… tal vez pueda salir ahora… no, estarán cerrados —y comenzó a murmurar en voz baja sobre las posibilidades de conseguir una tienda abierta. Ochaco volvió a soltar una risita y rozó su nariz con la de él en un beso esquimal logrando captar su atención.

—No me importa —y se volvieron a besar. La pasión se desbordaba y el calor inundaba el lugar. Los miedos de que Deku la abandonara (aunque ella sabía que siempre habían sido absurdos), se habían ido por la borda y ahora sólo quedaba el suyo. Pero ¿Para qué mortificar tan agradable momento?

Deku la depositó suavemente en la cama y la besó, pero luego se detuvo.

—¿No le hará daño al bebé? —preguntó con toda esa ternura que siempre lo destacaba. Ochaco le acarició la mejilla.

—Solo no utilices todo tu poder —le sugirió y lo inundó en un beso.

Pronto, la ropa comenzó a estorbar.

.

Fue el sonido de varios mensajes llegando su teléfono lo que la despertó. Normalmente quedaban tan agotados que dormían hasta el mediodía, ese día la habían levantado a las ocho.

—¿Qué es esa clase de irrespeto? —murmuró abriendo los ojos. El brazo de Deku seguía en sí cintura aunque éste aún tuviese un sueño profundo. Tomó su teléfono en el nochero y revisó cuántos mensajes tenía— ¿Veinte? ¿Qué es tan urgente que requiere veinte mensajes? —todos eran de diferentes personas, sus amigas más cercanas, las de la Clase A, aquellas con las cuales vivió tantas cosas.

Abrió uno de los mensajes y se quedó de piedra antes lo dicho en el mensaje que Ashido le envió.

«¿Cómo que estás embarazada? ¡Y no dijiste, pedazo de traidora.»

—¡¿Qué?! —exclamó sentándose en la cama. Revisó los otros mensajes y justamente todos preguntaban lo mismo.

—¿Qué pasó? —preguntó Deku despertándose y restregando sus ojos. Ochaco lo miró sorprendido.

—¿Les dijiste a los demás del embarazo? —él la miró extrañado.

—No ¿Por qué?

—Las chicas lo saben —Deku tomó su teléfono del otro lado y lo encendió. Apenas el internet se hubo conectado, comenzaron a llegarle mensajes a él, y tal y como a ella fueron las chicas, a él le bombardearon la mayoría de los chicos.

«Te adelantaste ¡Dejaste embarazada a Uraraka!»

«Mis mayores felicidades a ambos.»

—Yo no le he dicho a nadie —le dijo él mirándola—. Cuando te dormiste, yo me quedé dormido a los minutos.

Ochaco se mordió el labio inferior y tomó el control remoto para encender el televisor.

Y ahí, en el programa de chismes, porque así era como se le podía llamar, estaban dos fotografías de ella con una mano amorosamente en su vientre. Una en el metro, y la otra cuando salía de su casa.

¿Posible embarazo? —dijo la mujer que presentaba— La heroína Uravity se ha visto con ropa holgada, y protegiendo su vientre. Además que ha estado inactiva por varias semanas.

—No es mi culpa que haya poca inactividad en mi área, agradezcanlo —murmuró.

Si es así ¿La joven pareja de héroes, en tan solo sus veinte, están listos para ser padres? ¿Sabe Uravity que debe pausar su carrera debido a su estado? ¿Saben…? —la televisión se apagó. Deku dejó el control a un lado del colchón y abrazó a Ochaco por la cintura.

La euforia por la noticia del día anterior se había apagado, para llegar a la cruel realidad.

Iban a tener un hijo.

Eran inexpertos.

No tenían ni idea de qué hacer a continuación.

Ochaco debía pausar su carrera de heroína.

Estaban asustados. No, aterrados.

Y ahora, porque los héroes eran figuras públicas, todos sabían sobre su estado y era posible que se provocasen ataques a la familia. No era algo que no pudieran vencer, pero iba a ser realmente molesto.

Ambos temblaron aunque la ventana estaba cerrada, por lo cual del frío de la mañana no iba a tocarlos.

Cuando el día anterior la euforia y la felicidad por la noticia había triunfado, ahora en la mañana lo era el miedo a los cambios que provocarían en sus vidas.


Antes de la nota, quiero dedicar este fic enteramente a Paola, porque MALDICIÓN, esto iba a ser un OS y ella comenzó a darme ideas para hacerlo Threeshot! Además, ella es la magnífica creadora de esta magnífica portada :") :")

La AMOOOOO

Pásense y denle like a su página :") :")

Derloowe/

Nota: Oh, carajo…. No pensé llegar tan pronto hasta aquí. Hola, nuevo fandom XD

Esta idea iba a ser un OS, pero sentí que quedaba mejor como Threeshot, o sea, solo tendrá tres capítulos.

Aunque la descripción habla más de Ochaco lidiando con eso de ser mamá y heroína a la vez, tocaré a ambos.

Y bueno, es mi primer fic en el fandom así que no sé cómo me quedaron. Espero que no me haya salido un poco de sus personalidades, aunque siendo grandes debe cambiar un poco.

Igual en un fic nunca se está un 100% IC.

Agradezco a los que leen, y también a los que dejan review :3 Miles de gracias, espero que esto les guste.

Les mando besos.

My hero academia©Kōhei Horikoshi