Kise sabía que algo estaba mal en el momento en el que entro al gimnasio, giro temiendo un golpe, que nunca llego, se acercó a sus sempais, le sorprendió no ver a su favorito, así que opto por preguntar...

-¿Donde esta Kasamatsu-sempai?-Los otros le miraron un momento sumiéndose de hombros

-tampoco entro a clases...-fue el comentario del numero 5 de Kaijo

La preocupación invadió al ex miembro de la Kiseki no Sedai

- Tranquilos chicos, él estará bien, a Yukio Kasamatsu no lo puede derribar ningún problema...-La voz del entrenador tranquilizo a los chicos que comenzaron su entrenamiento

"¿Es verdad aquello?"

Cuando el entrenamiento hubo terminado, Kise tomo su teléfono buscando en sus contactos a el capitán de Kaijo, le encontró rápidamente "Kasamatsu-sempai" llamo, nadie contesto, volvió a intentarlo 6 veces y en su séptima, se desesperó, y noto que caminaba rumbo a la casa del más bajo, llego a la pequeña casa, entro por el portón y toco el timbre. Nada, volvió a intentar y de nuevo nada, fue cuando escucho ladrar a un perro del otro lado de la puerta, sabia de quien se trataba

-Hola Dorian!- saludo el de ojos dorados, mientras el perro al otro lado de la puerta ladro en respuesta-Esta sempai?- pronuncio como si el can fuese a contestar

La puerta se abrió, dejando ver al capitán de Kaijo, que vestía un pantalón gris y una playera de tirantes, que dejaba ver lo bien marcado de sus brazos y la estrechez de su cintura, pero dejando de lado eso, lo que llego a Kise, fue su cara, su ceño no estaba tan marcado como de costumbre, ojeras, cansancio la respiración acelerada y un ligero sonrojo en sus mejillas, que provoco el del otro, pero sobre eso una gran preocupación

Sempai!-Saludo en voz alta el mas alto

No grites bakka, estoy frente a ti-Su voz sonaba más cansada de como el chico lucia, Kise preocupo el rostro, preguntándole la razón de su ausencia, a lo que el mayor solo le miro con una casa de obviedad, por lo que quise analizo un poco

¿SEMPAI ESTA ENFERMO?-

Y el premio es para el rubio cabeza hueca...-Dorian ladro por la broma y entro a la casa

Kasamatsu le ofreció entrar al chico amarillo, le siguió, Ryota conocía esa casa casi tanto como la propia, la sala, de paredes crema y muebles color chocolate, una sala capuchino, después casi a un lado, la escalera que conducía a las habitaciones y un baño, pintada en su mayoría de blanco y lo demás era el inicio de un collage que las dos personas que Vivian en ella comenzarían pronto, debajo de estas un pequeño closet, después el comedor con paredes verdes y de muebles café de nuevo y más allá la puerta a la cocina y el patio

-Los sempais me dieron su tarea- anuncio mientras sacaba algunos cuadernos y los ponía en la mesa centro de la sala

El pelinegro azuloso se sentó de golpe, y el majestuoso gran danés casi sobre él, recostándose encima, Kise se sentó igual en el frente de su superior

-¿Fue con un doctor?-cuestiono ansioso

-No- fue la rotunda e inmediata respuesta del de ojos zafiro

El silencio se hizo presente

-¿quieres algo de tomar?

-no, está bien Sempai, además se ve muy cansado... ¿cómo se siente?-la pregunta salió muy naturalmente de los labios del modelo

El otro dudo, mirándole, después se perdió en el pelaje del canino comenzando a acariciarlo lentamente

-desde ayer me sentía algo mal, pero no dije nada, creí que se pasaría, pero, hoy en la mañana sentía mi cuerpo muy pesado, cuando me hube despertado eran las 9 y aun que intente irme, me caí en la entrada, tome mi temperatura...y adivina...

-¿fiebre?

-2do premio para el pikachu!

-jajá, creo que hasta humor le trajo la enfermedad- tapo su cara un poco por la risa

-puede que si- una pequeña sonrisa se asomó en sus labios

Se quedaron ahí platicando un rato, miraron una película, Kise se ofreció a preparan comida, suponía que el otro no había comido nada, así que busco entre los muchos libros que tenía en el librero alguna receta y comenzó su sopa de papa, en la cocina Kise adoraba admirar las paredes, que mareaban, con manchas rojas, azules, amarillas, moradas, rosas feúchas, en forma de celular le había dicho su sempai, era el trabajo de una artista, sonrió solo en pensarlo.

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