- ¿Un cero? – se quejó Ronald Weasley - ¡Si el trabajo no estaba tan mal!

- Hombre… has puesto que los licántropos son unos topos que comen líquenes… - contestó Hermione con la mirada fija en la hoja de su amigo.

- Pues me podrían haber puesto un 1 por originalidad aunque sea… - repuso Ron indignado.

Harry no pudo evitar reírse. Pensó que era genial volver a estar otra vez en Hogwarts. En verano nunca había tanta diversión como en el colegio, por muy paradójico que pueda parecer.

- ¿Por qué pones esa cara, Harry? – le preguntó su amiga al ver que la sonrisa no desaparecía de la boca del chico.

- Es genial volver a estar aquí – respondió él.

Sus compañeros sonrieron.

Tras la clase de Defensa Contra Las Artes Oscuras, se dirigieron al aula de Pociones.

Como era de esperar, Snape era el profesor asignado para la asignatura.

- ¿Otro años más con este tío? – susurró Ron a Harry al ver entrar al profesor. – Ojalá le explote algún líquido de esos y…

- ¿…y qué, señor Weasley?

Ron se sobresaltó al oír la voz de Snape a sus espaldas. El chico abrió la boca para contestar, pero el profesor se le adelantó:

- Lo quiero aquí después de clase.

- Genial – ironizó el joven.

Al acabar la clase, Harry y Hermione acudieron al comedor y Ron se quedó en el aula.

A los pocos minutos el pelirrojo apareció en el comedor.

- ¿Qué te ha dicho Snape? – preguntó Hermione con curiosidad.

- Tengo que recoger sus cacharrillos todos los días durante un mes al final de las clases – dijo Ron poniendo los ojos en blanco.

- Podría haber sido peor… - intentó animarlo Harry dándole unas palmaditas en la espalda.

- También podría haber sido mejor – respondió su amigo asqueado.

- ¿Llegarás mañana para las pruebas de quidditch? – se preocupó Harry.

- Sí, son una hora más tarde.

Harry se sintió aliviado al oír eso. Odiaría tener que coger a McLaggen como guardián.

Las siguientes semanas fueron bastante buenas quitando el hecho de que Ron estaba castigado. Éste último consiguió entrar en el equipo sin problemas y en el partido amistoso que tuvieron contra Ravenclaw ganaron.

- Oh, vamos, Ron, ¡tienes que venir! – insistió Harry -¡Vamos a celebrar nuestro triunfo contra Rawenclaw en la Sala Común!

-Ya te he dicho que tengo que limpiar la clase de Pociones, hoy es el último día.

- Hacemos una cosa – propuso Hermione, que acababa de incorporarse a la conversación -; te ayudamos a recogerlo y terminarás antes.

-De acuerdo. Pero como se entere de que me habéis ayudado rodarán cabezas – advirtió Ron.

- Hemos infringido ya tantas leyes hasta ahora que, sinceramente, mi remordimiento por las cosas es cada ver menor– dijo Harry sonriendo.