Capítulo uno. Principios.
Halloween cada vez estaba más y más cerca de llegar; quedaba al menos un mes para terminar todos los "preparativos" que tenía planeado Cartman, quien es, por cierto, un muchacho de 17 años.
Claro, siempre cruzaba los límites cuando se trataba de molestar a las personas con sus locas ideas, pero probablemente aquella vez sería su "broma suprema".
Desde principios de año que ya lo tenía planeado y todo lo que hacía desde entonces no fue nada más ni nada menos que buscar y recopilar toda la información que se le era posible.
Aunque, ¿qué clase de idea tan complicada y perversa se le había metido ahora en la cabeza a aquel jodido sociópata?
Probablemente, una de sus ideas más macabras hasta el momento.
Quería transformar a Kyle, nada más ni en nada menos que un gato; pero no uno cualquiera, quería convertirlo en un animal durante un tiempo, y luego hacerlo borrar del mapa, y así nadie nunca más sabría acerca del maldito judío.
O quizá sólo lo tendría encerrado en su casa, pues tal vez no podría aguantar el vacío que sentiría al saber que ya no tendría a la persona que siempre odió, insultó y molestó.
Claro que no era una broma fácil, había pasado miles de tardes encerrado en su habitación, intentando encontrar alguna poción o algo de magia negra en Internet. Repito, no era nada fácil, pues en el único lugar que podría conseguir algo así y sin tener demasiados problemas era en la Doop Web, un sitio ilegal que era penalizado con años de prisión, e incluso, si se ve más de lo que se debería, hasta la muerte podría alcanzar a los usuarios.
Por suerte, mala o buena, luego de meses de pasar algunas noches en vela y de rechazar cada invitación de ir a jugar videojuegos, al fin encontró lo que estaba buscando. La "fórmula" para convertir en gato a Kyle.
Aún el tema no terminaba ahí, claro, debía encontrar cada ingrediente, pero eso sería una tarea mucho más sencilla para el famoso Eric Cartman, quien, por supuesto, ya tenía sus contactos con quien podría consultar los ingredientes, especialmente porque uno de ellos era una cabeza de gato. Si él iba por el mundo con una cabeza de un felino en la mano, probablemente la poca reputación que tenía se le iría al caño, así que nada mejor que dejar que otra persona haga el trabajo sucio por él mientras que se lavaba las manos del asunto. Además, ver como mataban a uno de sus animales favoritos en el mundo no era algo que le llamara la atención.
Con respecto a su plan de como darle la poción, ya lo tenía preparado.
Haría una fiesta en su propia casa, su madre cocina muy bien desde que tiene memoria; en especial porque a medida que pasaban los años, la habilidad de ésta mejoraba, y eso sería una ventaja para lograr que todos asistan.
Esa misma noche, su mamá iría con uno de sus "amigos" luego de preparar el festín, y ese sería el momento para servir algunas "bebidas" a sus invitados.
Pensó en darle cervezas a sus amigos, hasta que entendió que el color rosado de la pócima sería muy obvio, por lo que cambió su idea y aprendió a preparar tragos largos. De esa manera sería imposible de diferenciar entre cual era el vaso con la pócima y cuales eran los que tenían aquella deliciosa bebida.
Todo estaba listo para el gran día.
El gran día que no sólo cambiaría su manera de pensar por Kyle, sino que también le cambiaría a sí mismo.
