Nada de esto me pertenece :'(.
Versión editada c:
Butterfly
I
Encuéntrame
Legolas movió silenciosamente entre los árboles, absorbiendo su paz y tranquilidad. Hacía mucho tiempo que las plantas y los animales de su hogar no emitían esa clase de aura, siendo contaminados por la oscuridad. Con deleite, aspiró profundamente el aroma a hierba y las flores que pintaban la tierra con sus intensos colores.
Todo es tan hermoso aquí.
Si pudiera a él no le molestaría tumbarse allí y quedarse por largos veranos. Pero era un príncipe y su deber estaba con su gente, sin importar lo mucho que pudiese disfrutar los amplios campos de la Comarca. Casi pensaría que vine aquí por vacaciones, pensó, sintiendo el pinchazo de la tristeza.
Existía solamente una razón por la que elfos pasaban por allí. Los Puertos Grises, donde el barco zarpaba a las Tierras Imperecederas, el destino final de aquellos que ya no veían sentido permanecer en Arda. Con añoranza, recordó a su viejo amigo Gloriel, quién después de perder a su esposa había decidido marcar el final de su estadía allí.
Él había recibido el permiso de su padre para acompañarlo –con la orden y pedido de regresar- a sabiendas que sería la última vez que lo vería por un largo tiempo. Así es que ambos habían hecho su camino hasta allí, y ahora solamente él volvía por la misma ruta en dirección a su hogar.
El bosque será más oscuro sin tu luz, mi amigo, suspiró, contemplando el atardecer a sus espaldas.
Inesperadamente, un ruido lo alertó, y dándose vuelta escudriñó su alrededor, llevando instintivamente una de sus manos hacia su arco y la otra a su carcaj. Sus agudos ojos notaron algo que se movía entre las margaritas aún en la oscuridad, de tamaño pequeño, por lo que creyó que se trataba de un conejo.
Se relajó, acercándose a la criaturita. Elfos no consumían carne por lo que el animal no sería su cena. Él nunca sintió tal alivio de que no lo hacía, ya que en el caso contrario no había dudado en lanzar una de sus flechas, y si lo habría hecho… se habría maldecido por muchos siglos.
¿Por qué? Porque ni siquiera era un conejo. Ellos no tienen brazos ni piernas o cabello rizado ni tampoco parecen bebes envueltos en una manta y abandonados en medio de un bosque. Oh, amplió los ojos, con gran sorpresa al ver en su muñeca lo que parecía ser una hoja.
Cautelosamente tocó su cabeza. Él –o ella- brilló como respuesta.
— Por los Valar—exhaló, suavemente acunándolo contra su pecho. Una mirada verde lo contempló desde la carita redonda, infantil. Él no solamente había encontrado un niñito… había hallado un hada bebé.
Realmente, ¿en qué se había metido?
El haz de luz dorada continuó zumbando a su alrededor con dulzura, y él –o ella- se quejó, mirando hacia él con la misma expresión curiosa. Tentativamente acarició los rizos chocolates, recibiendo un gorjeo feliz en respuesta. Sonrió, aún impresionado.
Un bebe hada. ¿Hace cuánto que habían dejado de verse esos seres tan hermosos? Años, muchos años. Y sin embargo él se encontraba uno en su primer viaje. ¿Podría ser una señal de Eru? Fuese lo que fuese no podía dejar allí a la criaturita.
Firme en su pensamiento, se sorprendió al ver que entre la manta una especie de carta yacía oculta. Él la leyó, descubriendo que se trataba de una respuesta de uno de sus amigos. Al parecer, el niño –era un él, entonces- estaba destinado a llegar a Rivendell, donde Mithrandir -mejor conocido como Gandalf, el Gris por otros pueblos- los esperaba.
Al menos ahora sabía que el nombre de la madre era Belladonna, y el bebé en sus brazos se llamaba Bilbo y ambos debían de haber ido a Imladris. ¿Entonces…? , analizó el terreno, sin notar señales de lucha. En cuclillas, bajo la luz de la luna, halló un par de huellas más grandes que las suyas que rodeaban donde había levantado al bebé y se alejaban en la misma dirección por la que había llegado, como su intención hubiese sido simplemente dejarlo allí e irse nuevamente.
Suspiró, guardando la carta en uno de sus bolsillos, y sonrió al pequeñuelo dormido— Tal parece que nos vamos a Rivendell, amiguito—susurró, acunándolo en el hueco de su brazo.
Si Mithrandir no estaba allí, al menos podría encontrar una respuesta con Lord Elrond sobre lo que debía hacer.
Así es mucho mejor, creo. Espero que les agrade :)
Recuerden ;) Los comentarios son la llama que calientan el corazón :D :D
