Inuyasha no me pertenece.

Este fic es unRegalo a Lovergreen del "Intercambio Navideño 2015-16" del foro Hazme el Amor. ¡Con mucho cariño y amor escrito sólo para ti! Espero que te guste como a mi me gusto escribirlo o incluso mas, espero que haya cumplido tus expectativas, y si no, al menos que te guste lo que escribe con mucha dedicación y cariño para ti, dulzura.


Rating M por el contenido de lemon explicito. Leer bajo tu propia responsabilidad.


I


Londres-Inglaterra 1851

La casa Lady Rimbouwrs, marquesa de Rimbouwrs, se encontraba no muy lejos de la mía, y aun así mi madre sigue insistiendo le a mi padre que se preparara más temprano de lo acostumbrado para no llegar tarde al baile de esta noche, le lance una mirada desdeñosa a mi hermano Kohaku, que me miraba divertido desde el otro lado de la mesa.

Ignorando deliberadamente a mi madre, que esta mañana se veía más cansada y apagada, algo que últimamente se estaba volviendo algo habitual, sobre su parloteo sobre los nuevos vestidos que había mandado a hacer con la modista recientemente, y decidí concentrarme en mi taza de té y él lo tarde que se estaba siendo.

Mire el reloj que esta postrado al otro lado de la pared y empecé a impacientar me. Se suponía que mi querida mejor amiga debería ya estar aquí. Mire a mi padre y mi corazón se apretó dolorosamente en mi pecho, cuando vi en la manera en la que miraba y escuchaba con atención a mi madre. Era una mirada llena de amor, paciencia, y cariño. Algo que yo nunca tendría. Al menos, con la persona que yo quería.

Para nadie era un secreto del amor que se tenían mis padres. A pesar de que su matrimonio fue arreglado por mis abuelos, ellos nunca se mostraron en desacuerdo. Mi madre me había contado un millón de veces como se había enamorado de mi padre y viceversa.

Donde mi madre era una tormenta, mi padre era la calma. Donde mi madre era revoltosa, mi padre era sereno. Donde mi madre era todo parloteo sin parar, mi padre era silencioso y atento. Eran el uno para el otro, dos personas diferentes, que se amaban profundamente. Y dolía, dolía mucho no poder tener algo así para mí.

Algunos eran muy afortunados, pensé con amargura.

La puerta de la sala de té se abrió y nuestro mayordomo Louis, presento a mi mejor amiga.

Los suaves pasos de mi amiga resonaron en el lugar antes de aparecer por la puerta y detenerse para brindarle una dulce sonrisa a Louis, que solo serviría para que este estuviera mas deslumbrado por ella. Como cualquiera.

Ahí estaba ella, toda una belleza, elegante y serena. Mi mejor amiga, y la única que conocía mis secretos. Nuestra amistad algo rara en esta sociedad llena de mentiras, engaños e intereses. Además, que yo siendo mayor que ella, bueno... era algo inusual.

El vestido color azul rey, hacia que la piel lechosa de la duquesa de Taisho para muchos, Kagome para mí, resaltara aun mas. Su pelo azabache estaba perfectamente acomodado en un peinado que le daba un toque de inocencia y picardía, sus ojos chocolates estaba tan expresivos como siempre. Y brillaban con una alegría que solo las mujeres enamoradas poseían. ¿Como puedo yo saberlo? Simple, alguna vez yo también tuve esa mirada.

A mi lado mi hermano soltó un suspiro de admiración, mientras que mi madre se levantaba a darle un fuerte abrazo.

-Kagome querida, que gusto que nos visites-La siempre voz calmada de mi padre, estaba teñido con dulzura.

-Milord, ¿como no podría pasar a ver a mis personas favoritas?-La voz delicada de mi amiga no tardo en hacerse presente. Soltando una risa cautivadora siguió.-Pero no se lo digan a mi marido.-Finalizo guiñándole el ojo a mi padre, que le sonrió como respuesta.

Después de charlar un poco con mis padres y darle un beso a mi hermano quien le brindo una sonrisa picara a cambio a mi amiga, salimos a dar una vuelta por el jardín a sola.

Caminos en silencio y nos dirigimos a unas de las bancas que estaban cerca de las rosas favoritas de mamá.

Nos quedamos en silencio un poco más, hasta que ella habló.

-¿Estás segura de querer ir esta noche?-No pase por alto el tinte preocupado de su voz.-Sabes que Inuyasha y yo podemos inventarle una excusa a tus padres para que te quedes esta noche en nuestra casa, y así no tengas que ir al baile.-Soltó un bufido, que tapó elegantemente con su mano enguantada.-No es como si a Inuyasha le importara perderse un baile.

Una sonrisa brillante se instalo en los labios de mi amiga, mientras hablaba de Inuyasha.

Si... Inuyasha el marido de mi amiga, y el duque de Taisho.

Yo admiraba la tenacidad de Kagome, la voluntad de hierro y el fuerte carácter que tuvo para enfrentarse a sus padres. Yo nunca podría negarles nada a mis padres, aun si fuera a costa de mi felicidad.

Inuyasha Taisho había sido un libertino durante sus treinta años de su vida. Cuando conoció a Kagome en el primer baile para presentarla en sociedad, todo había cambiado para él. Una sola mirada a mi amiga e Inuyasha espanto a todos los pretendientes de Kagome. Mi amiga se hizo la dura, e hizo que Inuyasha la cortejara por cuatros largos meses, hasta que al fin le dio el sí. Los padres de Kagome habían estado en desacuerdo, a pesar de que Inuyasha por línea paterna tenia lazos con la realeza, y poseía un titulo de renombre y muchas riquezas, tenía un defecto gravísimo antes los ojos de los padres de mi amiga. Había sido un libertino.

Pero mi amiga se había revelado y les había dicho que si no le daban el consentimiento para casarse con el hombre que amaba, ella tomaría cartas en el asunto e iba ponerse en una situación comprometedora con él, para que así pudieran casarse.

Y lo logro, se casaron hace cuatro meses en la villa de Taisho, y no se podían negar el amor que se tenían. Eran muy solicitados y los invitaban a todas las fiestas. Muchas damas querían tener a Kagome de amiga, pero mi querida amiga era muy reservada con las demás. ¿Como las llamaba Kagome? Ah sí, un nido de víboras venenosas deseosas de poder, e Inuyasha que, solo vivía para complacer a mi amiga, le daba igual con quien ella hablara o mantuviera relación, claro, solo si eran mujeres.

Un profundo dolor me estrujó e pecho.

Dios, si yo tan sólo pudiera ser igual de valiente que Kagome... Quizás, él y yo pudiéramos tener una oportunidad.

La voz de mi amiga me saco de mis cavilaciones.

-¿Sango?

Parpadee y la mire con lo que trate fuera una sonrisa serena, pero al parecer falle, porque mis ojos se llenaron de lágrimas. Kagome me rodeo con sus brazos mientras hablaba.

-No tienes que hacerte la fuerte, y no tienes que ir a ese baile.

Yo negué con la cabeza y mire a mi amiga con seriedad, aun con las lágrimas deslizándose por mi rostro, mientras sentía una opresión en el pecho, que estaba a punto de trancarme la respiración.

-Tengo que ir, no puedo esconderme para siempre. He faltado a los dos últimos bailes para no verlo.

Ella me miro con algo parecido a la compasión, algo que yo no necesitaba porque estaba a punto de echar todo por la borda y ponerme a gritar y a chillar.

-Tal vez... tal vez Miroku no vaya al baile.-Pero el comentario de Kagome era más una pregunta que una afirmación.

Eso era una mentira tan grande como mi pena y ella lo sabía. No era tonta. Ante la mención de su nombre, los recuerdos vinieron a mi mente con brutalidad haciendo que casi el dolor en mi pecho se hiciera más intenso.

Recuerdos, promesas, momentos, vinieron a mi mente en un parpadeo.

La primera vez que vi a Miroku fue aquí, en mi propio hogar. Recuerdo que yo tenía tan solo diez años, mientras que mi hermano y él tenían seis. Habían estado jugando ambos en el jardín cerca de los rosales de mama. Era una ironía que estuviera recordando ese momento, mientras estoy sentada en el mismo lugar.

Mi hermano había ido un momento a buscar a nuestra nana, para que lo ayudara en algo. Yo me había acercado a los rosales e intente agarrar una rosa blanca, sin querer me clave una espina en mi dedo gordo, había soltado un pequeño chillido infantil, mas por el impacto, que por el dolor. El se había acercado murmurando sobre niñas tontas, yo me había enfufurruñado e iba a decirle unas cuantas cosas, cuando él, con toda la inocencia y pureza que puede poseer un niño, agarró mi dedo y me dio un pequeño beso mientras me decía Ya esta, ya no te dolerá y en ese momento me robo el corazón.

Desde entonces los tres fuimos inseparables, mi hermano, Miroku, y yo. Hasta que después llego Kagome, siendo menor que nosotros tres, teniendo solo cuatro años. Miroku siempre venia a casa a jugar con nosotros y la admiración que yo sentía por él, con el paso de los años fue convirtiéndose en algo más. A mí nunca me había importado que él fuera menor que yo, yo tenía la ligera esperanza que el pidiera mi mano a mi padre. Deseos infantiles quizás, pero deseos sinceros al fin al cabo.

Cuando cumplí los dieciocho mi mama había decidió que hiciera mi debut en sociedad.

Esa noche había sido un éxito según mi madre, había tenido la libreta de baile llena. Y a pesar de que muchas se hubieran alegrado de haber despertado la admiración y la atención de tantos caballeros, yo había estado desesperada porque Miroku aun no me había pedido un baile.

Fue después de dos largas horas de tantas atenciones, que con la ayuda de mi hermano y Kagome, pude escabullirme un rato a tomar aire al jardín de la mansión.

Y Miroku había estado ahí esperándome.

Recuerdo haberlo mirado con todo el amor que tenia para él. Y él me había mirado igual, a pesar de que tenía 14 años, me había mirado con decisión. Era alto, como muy pocos a su edad lo eran. Su pelo negro como el ala de un cuervo, era tan suave. Sus preciosos ojos azules habían brillado con adoración. Y yo me sentí adorada.

Me había tendido la mano, justamente cuando los músicos tocaron un vals. Gracias a dios que era muy buena bailando el vals.

Estuvimos bailando un rato, y luego sin decirnos nada, ambos nos inclinamos hacia el rostro del otro. Ya me habían besado antes, pero nadie me había acelerado el corazón como él.

Al principio, el beso empezó torpe e inseguro, como tanteando el terreno. Y después, había sido tan dulce, que solo pude pedir un segundo beso. Y un tercero, y otro y otro. Para mi tristeza tuve que regresar al baile, porque mi madre ya se había dado cuenta de mi ausencia. La sonrisa que tenia pegada al rostro muchos habían pensado que era por mi debut, el cual, no podía importarme menos. Sólo Miroku y yo sabíamos que era por nosotros.

Siempre hubo algo en Miroku que hacía a mi corazón correr en mi pecho, hacia que mi alma se estremeciera.

Desde esa noche, pensé que al fin estaríamos juntos como se debe. Pero no fue así.

Siendo de un padre ingles y una madre escocesa, muy raro en estas épocas, teniendo en cuenta las luchas de ingleses y escoceses en las cruzadas, Miroku se fue una larguísima temporada a Escocia.

Una noche antes de irse, me cito en la pequeña cabaña que se encontraba cerca de la mansión de mi familia. Ansiosa había esperado que todos se durmieran, tome a mi yegua favorita y fui a nuestra cita.

Nos encontramos y fue cuando él me dijo que se iría, y yo hice lo único que cualquier mujer aria en mi lugar, al menos, eso es lo que me digo a mi misma. Le pegue. No pude evitarlo, recordar su rostro conmocionado por la sorpresa de mi reacción hace que suelte una risa. Después llore mientras le decía que no quería que se fuera, sus rasgos se habían dulcificado y me había dicho que volvería pronto. Que no sería mucho tiempo.

Yo le creí y le di un tierno beso, que fue correspondido con entusiasmo. Cuando me acompaño de regreso, justo antes de que cruzara la puerta del servicio, el me había tomado de la mano y me había hecho una promesa.

-Volveré siendo un hombre digno de ti. Y nos casaremos, tendremos una linda niña, tan guapa como su madre.-Esas habían sido sus palabras, y yo a cambio le hice una promesa.

-Entonces yo te voy a esperar, porque tú ya eres digno de mí. Siempre lo has sido, y no podría haber otro.

Nos despedimos y Miroku se había ido al amanecer.

Los primeros meses habían sido difíciles, nadie comprendía mi falta de energía o mi tristeza. Solo Kagome sabía la verdad. Ni siquiera mi hermano. Mi ánimo mejoraba solo cuando recibía sus cartas.

Pasó el primer año, y aun nos enviábamos cartas. Paso el segundo año y las cartas llegaban de vez en cuando, cuando ya había pasado dos años y medios, ya no recibía ninguna carta. Le envíe creo que, fueron 10 cartas más y no recibí respuesta. Así paso otro año, y yo me resigne.

Entonces fue cuando conocí a mi prometido. Ryuga conde de Brinbouwr, guapo, agradable, rico, y era un buen amigo de la corona. No lo quiero, al menos no en la forma en la quise y quiero a Miroku, pero nuestro matrimonio fue un arreglo entre él y mis padres, mi madre había estado emocionada, y para mi había sido un alivio verla feliz. Mi madre aunque trate de ocultarlo, está enferma. Se ha negado a que la vea un medico, cuando fue noticia mi compromiso, mi madre había brillado, y para mi había sido un alivio verla como siempre había sido. Una luz en nuestras vidas.

Él se fue a las cruzadas hace tres y aun no ha regresado. Deje de recibir sus cartas hace más de 6 meses. Aunque siento preocupación por que no he sabido nada de él, me alegra que en estos momentos no éste para confundirme más.

Miroku regresó después de tanto tiempo. Miroku es primo de Inuyasha por línea materna.

Kagome me lo contó hace una semana atrás. Y tengo miedo de volver a verlo. Miedo de saber si se ha olvidado de mi, o miedo de que no lo haya hecho.

En un principio mi sueño infantil de casarme con Miroku había sido maravilloso. Pero cuando crecí me di cuenta que eso sería imposible.

Soy mayor que él, tengo veinticuatro años, pase la edad casadera hace un rato ya. Él tenía veinte, y lo esperado es que consiguiera una mujer joven y que estuviera disponible.

La voz de Kagome siempre tan dulce, y con un rico tono suave que había vuelto loco a muchos hombres, estaba lleno de confusión.

-¿Seria... seria en verdad tan malo, volver a verlo?

La mire y respondí lo más sincera que pude.

-Sí.

Me miro con seriedad.

-¿Porque?

Había una pequeña voz en mi cabeza que me decía, miente, miente, no se dará cuenta, miente. Iba a hacerlo, iba a mentirle. Pero por alguna estúpida razón la verdad que me apretaba el corazón salió de mis labios sin poder evitarlo.

-Por qué no lo soportaría Kagome. Tener que verlo, y saber que no le cumplí. Saber que me casare con otro, porque no voy a humillar a mis padres al negarme y aunque sé que ellos quieren mi felicidad, nuestra relación no sería buen vista y tú lo sabes. Porque ya todo el mundo sabe de mi futura boda. Porque no soportaría ver que me ha olvidado, si lo ha hecho.

Mis palabras salían entrecortadas, por los sollozos que intentaban contener. Yo misma me sorprendí por el tinte de amargura que teñía a mi voz. El corazón se me apretó y una vez que empecé a hablar, no pude parar.

-Por que si lo veo, me temo que haré algo que me cambiaría la vida, porque si lo veo, temo darme cuenta de que la niña que aun está en mi, tiene esperanzas de un futuro con él.

Lágrimas silenciosas bañaban el rostro de mi amiga, como si el que yo me negara a soltar las mías, ella tenía que hacerlo por mí.

-Por que la verdad, es que... soy débil. Nunca tendré la valentía para rebelarme, nunca tendré la valentía para ir en contra de los deseos de mis padres. Por que... voy a decepcionarlo Kagome.-La mire, y ahora sí deje que las lágrimas se deslizaran por mis mejillas, intente limpiarme el rostro, pero fue en vano.-Porque, él va a odiarme, y tener conciencia de eso... me rompe el corazón. Porque, en el fondo de mi alma, se qué soy una cobarde.

Los sollozos me ardían en la garganta, sentí como si un puño invisible, me apretara el corazón. Me sentía en carne viva.

Entonces lloré. Lloré largo y tendido en el regazo de mi mejor amiga, mientras ella lloraba conmigo, acariciándome el cabello, acompañándome en mi pena.

Lloré porque yo ya había aceptado mi destino, y Miroku no iba a perdonarme por ello. Jamás.


NT: Es primera vez que hago un cap en primera persona, así que espero haber plasmado un poco sobre los sentimientos de Sango. Consideré que era necesario conocer a profundidad los sentimientos de Sango y todo sobre su relación con Miroku para que la historia tuviera sentido. Me gusto mucho en lo particular :).

A los que leen gracias, y espero sus comentarios sobre que tal les pareció el fic.