Disclaimer: Ninguno de los personajes son de mi propiedad, todos ellos le pertenecen a Naoko Takeuchi.

Resumen: Cuando ella supo que él la cuidaría le odió aún más sin saber que se transformaría en un apasionado amor prohibido hasta que su prometido descubre la infidelidad.

¡Oh! ¿No pueden culparme verdad? Mi cabeza gira con ideas y sé que si no las publico jamás lo haré, horrorosamente sé que no he terminado ninguna de mis historias, pero bueno… no sean malas hoy es mi cumpleaños :)… Gracias a las personas que se acordaron y me lo dijeron por msn, por MP o por tarjetas virtuales… ¿acaso las arrugas se me notan ya? T.T Jajaja


"Uno aprende que lo más importante en la vida es simplemente amar y ser amado a cambio"


Alguien inesperado

Capítulo 1.

Nunca me había puesto a pensar realmente quién sería mi esposo, las ideas de mis padres se encontraban demasiado arraigadas como para contradecirlos, y en cierto modo eso no me importaba del todo, ¿quién soy yo para cuestionarlos? Decían que era una jovencita tonta y que por eso me protegían ya que no sabía realmente cómo era el mundo. Quizás no lo sabía, al menos no del todo, porque a pesar de todo me gustaba tener amigas y ser de una manera liberal, por fortuna mi prometido no era tan machista.

Me encontraba viviendo con él, la sociedad murmuraba a voces sobre que una jovencita siendo aun no desposada por el hombre estuviese viviendo con él, aunque no vivía del todo con él, lo habían acordado nuestros padres al estar juntos él y yo por más de cuatro años y habían puesto fecha ya para nuestro matrimonio. Me agradaba su forma de ser porque ¿cómo no podría gustarme si era su novia por cuatro años? Mis padres confiaban total y ciegamente en mi futuro esposo.

Yo no sé si podría hacer semejante cosa por mi hija o inclusive por mi hijo y no me importaba en lo absoluto lo que dijera la sociedad si no quizás un poco la incomodidad. Mi futuro esposo era un hombre de negocios, sumamente rico y poderoso, su familia era una leyenda en la región, se codeaban de vez en cuando con los reyes de nuestro país para así encubrir sus actos o al menos eso era lo que escuchaba de todos esos chismorreos de sus trabajadoras. Había madurado para unas cosas, aunque era sumamente torpe para otras, pero él me hacía pensar que tenía que valerme por mí.

No pude negarme a su oferta de casamiento (pese a que me lo pidió de forma amable) porque aunque ni lo amará tenía que decirle que sí, dado que así me habían dicho mis padres y así me habían educado a amar, a sonreír, a besar, a ser futura esposa, a ser coqueta sólo y exclusivamente con él. Lo recordaba perfectamente cuando se me había declarado, era un otoño frío y lluvioso, mi doncella se hallaba en un árbol y él me había besado mi mano enguatada y dicho las palabras, por supuesto dije que sí.

Las mujeres me tenían odio por casarme con él, y si era completamente guapo y con un cuerpo atlético, mucho más alto que yo y tenía una sonrisa encantadora pero era mucho mejor partido para ellas ya que era inmensamente rico. Realmente no supe en qué momento éramos novios ó en qué momento nuestros padres habían acordado que nuestras vidas deberían de estar juntas por el resto de nuestras vidas, tampoco sabía muy bien que todas las veces en las cuales salíamos o me compraba obsequios era el afín de estar a mi lado o que me estaba cortejando.

Pero le tenía mucho respeto, él había sido mi primer novio y estaba completamente segura que él sería el padre de mis hijos, siempre me había idealizado así, siempre en toda la vida que he estado llevando me han hecho pensar así, que yo soy para él, y que él será para mí. Todas las veces que pasaba me eran tan lindas a su lado.

Desde que era pequeña era mi amigo, siempre lo había visto de esa manera por eso nunca creí que él y yo fuéramos otra cosa más aunque había escuchado a algunas señoritas diciendo que a veces los amigos se vuelven esposos, me había detenido por unos cuantos segundos a clasificar lo que había escuchado y entonces supe que eso no ocupaba en mi vida. Porque lo amaba y lo quería pero en mi sano juicio de niña ese amor y ese cariño sólo eran de unos amigos.

Ahora era una señorita que me reía divertida ante lo que había escuchado hace tiempo, ahora tenía diecinueve años, y estaba completamente de acuerdo a lo dicho por aquellas señoritas en esa entonces, porque me encontraba en la casa de mi futuro esposo, leyendo un libro comprado por él y deteniendo a pensar en unos cuantos segundos lo que le estaba pasando a mi vida. La gente decía (si no era para habladurías nuestras) lo enamorado que se encontraba mi futuro esposo, no lo había tomado atención y comprobé con una sonrisa cálida que ¡era cierto!, sus ojos azules le brillaban, cada que podía no rompía contacto visual, en las fiestas de negocios siempre estaba conmigo, y cuando nos encontrábamos solos me decía palabras de amor tan románticas, nunca me he tomado la molestia de decirle cuándo realmente se enamoró de mí.

— Querida — se acercó a mí y su voz me tomó un poco desprevenida —. Nuevamente leyendo Lo que el viento se llevó.

— No lo puedo soltar — le sonreí y le di un pícaro beso en los labios, después él se acomodó entre el pequeño espacio que se encontraba el sillón que daba la vista hacía el jardín —. Sé que es la tercera vez que lo leo pero esta historia es tan — encogí de hombros al no darle una buena explicación —. No sé expresarme.

— Lo sé, lo sé ¿romántica? — Me abrazó más, haciendo todavía mucho más pequeño nuestro espacio.

— No romántica, sabes que no es tan romántica, es un poco extraña oh pobre Scarlett — meneé la cabeza cerrando el libro.

Me abrazó con ternura mientras me acariciaba mi pelo rubio. Diamante Black era muy delicado y considerado. Su padre y su madre habían ya fallecido y por eso siendo él un hombre mayor y de negocios quería que muy prontamente nos casáramos. Me llevaba ya once años y eso realmente no me importaba. Me gustaba enormemente que me acariciara de esa forma. Muchas veces deseé que algún día muy especial fuese suya, porque después de todo él sería el primero y el único, pero sencillamente me daba vergüenza comentarle sobre el hecho.

Ya llevaba una semana en su casa, por supuesto durmiendo en cuartos separados. Diamante salía por las mañanas a supervisar las fábricas aunque eso a él no le interesaba en lo absoluto, contaba los días para que mi apellido Tsukino cambiara al Black. Era gracioso y divertido pensar que en un momento de tu vida tu mejor amigo se convirtiera en tu primer novio, y esposo. La idea era divertida. Todo el tiempo se la quería pasar conmigo y eso en efecto me era gratificante.

Me veía a futuro con él, siempre le decía a mi confidente y mi mejor amiga Luna, quien me la habían asignado desde que yo era muy pequeña, todos mis pensamientos hacía con él. Luna era mi doncella, y era ocho años más grande que yo. Era a la única de la cual confiaba ciegamente por supuesto aparte de Diamante. Ella también se encontraba viviendo de momento no definido en la mansión de mi prometido, sé que mis padres le tienen respeto a los Black pero la sociedad no, y aunque no nos íbamos a casar con la sociedad, la sociedad comprendí que era un poder más fuerte (aparte de Diamante) que te podrían destruir y abandonar fugazmente.

Nunca comprendí del todo lo que realmente era sociedad, después de todo sólo era una palabra banal pero desgraciadamente muy poderosa en estos tiempos. Mi familia era rica pero no tanto, teníamos una finca por eso desde que era muy pequeña y aunque no comprendía mi pensamiento infantil del todo que los Black se quisieran emparentar con mi familia, hasta que recién tenía los ocho años supe el peso de formar en algún futuro ser una Black, no era algo que me agradará de pequeña pero después… después mi vida dio un giro que quiso ser una completa pariente de ese apellido tan renombrado.

— Dime en qué piensas amor — susurró en mi oído, no me había percatado del tiempo en que mi mente recordaba.

— En nada interesante — sonreí —. Aunque… pensaba en ti.

— ¿En mí? — Dijo algo maravillado.

— Sí, sí, en ti — me separé un poco para poder verlo a la cara y ver ese magnífico brillo en sus ojos —. En todo lo que nos ha pasado, en mis pensamientos infantiles — reí un poco avergonzada.

— Mmh — susurró en mi oído, fue un sonido cálido, su aroma era varonil, no sabría describir el perfume que ocupaba pero era magnifico —. En tus pensamientos infantiles, y dime Serena ¿cuáles son esos pensamientos infantiles?

Avergonzada metí mi cara en su fornido pecho, esos eran mi secretos, no podría contarle mis secretos, decirle que nunca lo vi como un esposo desde el principio y que no tuve la menor idea en qué momento me empezó a cortejar o en qué momento él y yo formaríamos una pareja para toda la eternidad oh no, eso jamás se lo podría decir, no podría herirlo, el padre de Diamante me había confesado antes de que muriera que él me amó desde que empecé a ser mujer, recordaba que había empezado a reír porque en esa entonces era una simple chiquilla, lo cierto es que mientras éramos amigos, Diamante salía con mujeres, cuando yo tenía diez años y por supuesto el veintiuno, se daba el lujo de andar con chicas, no comprendía del todo que era de "salir con chicas" ahora es más que claro. Pero nunca me sentí sola o celosa ¿cómo un señor qué podría ser mi hermano mayor pensaría en mí? La idea era un poco ridícula e inverosímil pero tan ilógica que era que se cumplió.

— Nada, mi querido Diamante — toqué su pecho y me separé de él —. Yo nunca había pensado que tú te podrías enamorar de alguien como yo, teniendo a muchas mujeres mucho más bonitas o inclusive más ricas que yo.

— Serena — se separó de mí y nos quedamos sentados, él miraba en donde se encontraba mi doncella (Luna me seguía a donde quiera que yo fuera) pero sin mirarla —. A mí no me interesa tu apellido, o si eres o no bonita para las demás a mí me importa esto… — me tocó mi cabeza —… y esto — señaló mi corazón —. Y muchas carecen de ambas cosas.

— Diamante — lo abracé con ímpetu —. Sabes que nunca fui muy buena para algunas cosas, y sin embargo tú me escogiste de entre todas las señoritas hermosas. Fui yo.

— Siempre serás tú — me regresó el abrazo —. Siempre serás tú a la que ame, sé que siempre en un momento llegamos a ser amigos de la infancia pero ahora verte convertida en toda una mujer. Nunca pasarás penurias a mi lado, nunca pasarás tristezas si me amas como yo te he amado, serás liberal todas las veces que tú quieras, sólo te pido que me ames de la misma forma en la que yo mismo te amo, sólo eso a cambio.

— Y así será — susurré en su oído —. No podría amar a ningún otro que no seas tú, porque si lo hiciera me quemaría en el infierno por pecar, porque tú eres mi todo, eres el hombre que será mi esposo.

Vi a Luna con una sonrisa de felicidad mientras seguía tejiendo en un rincón de la sala. Estaba segura de mis palabras porque lo amaba con mucha locura como para defraudarlo, lo extraño es que mi padre me veía casado con otro señorito pero no sé exactamente en qué momento o cuándo ocurrió cuando pasé a ser la prometida de mi querido Diamante. Mientras nos abrazábamos observé mi mano enguantada llevando el anillo de compromiso, ese día había sido tan importante, pensé que ese día sería toda suya pero mi querida Luna tan abierta de mente y comprensible me comentó que eso sólo se podría hacer cuando nos casáramos, no era que necesitará "eso" porque era pura, pero era en sí el hecho de estar juntos para siempre, como los cuentos de fantasías, con un beso del amor verdadero se rompía el hechizo, pero aquí no había hechizo, así que los besos no importaban del todo.

Las luces estaban tenues, me quedaría con Diamante hasta que mis padres arreglaran el testamento y lo de nuestra boda, Diamante me había insistido en que quería que yo formará parte de los arreglos de bodas, pero le había dicho que no, afortunadamente no me cuestionó de mi discrepancia pero lo cierto es que no sabía nada de bodas y yo sentía que iba a ser un fracaso rotundo, sé que se encontraba mi madre para alguna duda y realmente los quería mucho a ambos, pero no era el mismo cariño con que veía a Luna, si Luna hubiese sido mi madre entonces no dudaría ni un solo instante en armar mi propia boda. Por eso opté en que ellos se encargaran de todo esto y que me hablaran para mi vestido que aún no se compraba.

Diamante se encontraba meditando, iba a agarrar de nueva cuenta mi libro no tan romántico y más dramático cuando unos golpes se dieron en la sala. Diamante enarcó una ceja y mi vista se desvió a Luna quien se encontraba igual de desconcertada que yo, era nuestro tiempo, por eso realmente se me hacía tan extraño cuando nos interrumpieran a mí y a Diamante, sólo Luna tenía el derecho de estar con nosotros porque así se lo había pedido yo y porque así lo habían dictado mis padres y Diamante aceptó por ser un caballero ya que yo era una doncella. Por eso, cuando tocaron la puerta nos sorprendió a Luna y a mí, también pensé en Diamante pero por su acto, no gritó a diestra y siniestra por interrumpirnos sólo se había limitado a gruñir y pararse un poco fastidiado del sillón.

— Señor, lo siento mucho — susurró Rubeus.

— ¿Qué pasó? — Dijo Diamante con un deje de fastidio.

— Llegó esto y… — escuché como el aire se rompía — Y…

— Ya vete Rubeus — dijo con fastidio, agarré rápidamente mi libro y Luna también agachó la cabeza para aparentar que seguía tejiendo.

No hice ningún comentario acerca de lo que había ocurrido. Rubeus era el mejor trabajador de Diamante era demasiado leal con él pero yo sabía que era así sólo para obtener más dinero a él no le importaba la causa de nadie o al menos eso siempre veía siempre le llegué a comentar a Diamante, pero él decía que era muy joven para decir quién era bueno o malo y no pude objetarle nada porque en primer lugar él tenía razón de que era joven y en segunda porque Rubeus llevaba trabajando con él desde muchos años, desde generaciones atrás ya que su familia siempre había trabajado con los Black pero eso no quitaba el hecho que me daba una muy mala espina.

Escuché el crujir de la madera, así que supuse que Diamante seguía caminado de un extremo a otro detrás de mí. Ni siquiera me había percatado en qué momento la chimenea se había encendido, hasta que sentí mucho más calor y un color rojizo en mis manos enguantadas y en mi libro. Fue cuando observé a Diamante con un papel, no pude ver bien lo que era realmente ese papel, se detuvo en seco en frente de la chimenea y empezó a gruñir y a decir palabras ininteligibles, muy raras veces veía a mi querido Diamante de esa manera, sólo fueron dos ocasiones y era el efecto de una plática con su padre dos años antes que muriera y otra cuando un trabajador de él quiso robarle. Así que supuse que era una nota horrible.

— ¡Bastardo! — Escuché con toda claridad, mientras su vista se posó de nueva cuenta en la hoja — Por eso había dicho a nuestro padre… agh maldito e infeliz bastardo.

Observé a Luna esperando que ella me diera a entender que podría hablarle, Luna agachó la cabeza de forma afirmativa, bajé con mucha cautela mi libro que a decir verdad no prestaba atención, carraspeé ligeramente y Diamante me miró con ojos de furia, me limité a sonreírle y él finalmente se sentó a mi lado y sonrió más tranquilo.

— Mi querida Serena — me acarició la mejilla —. Tú eres la única que apacigua mi alma endiablada.

— Oh Diamante, nunca me ha gustado verte así por alguien o por algo — musité comprensible — ¿Qué es lo que ha cambiado?

— Mi hermano… — murmuró, yo abrí los ojos sorprendida.

¿Hermano? ¿Acaso Diamante tenía un hermano? Supe de buena fuente que en efecto su madre tenía otro hijo pero que al nacer el pobre bebe murió, ya que también se sabe los Black se prenden mucho de la mujer de la que realmente se enamoran y su padre quiso darle vida a su mujer que a su futuro hijo, literalmente hablando, pero ahora escuchar la palabra hermano de sus labios me había tomado por sorpresa, si fuese así ¿por qué nunca supe de él?

— ¿Qué hermano querido?

— Es cierto, es cierto, nunca me tomé la molestia de hablar de él, pero… — encogió de hombros divertido — Para qué hablar de él, si ni siquiera es de la familia.

— Oh no digas eso Diamante — le reproché, odiaba que alguien no amparaba a otro alguien y ¡peor aún siendo alguien de la familia! —. Sigue siendo tu hermano, haya cometido errores o aciertos es de tu familia, amor.

— ¡Ja! El muy desgraciado… — arrugó el papel y lo aventó a la chimenea — Era un telegrama de él, vendrá a darnos su estúpida cordial visita.

— No hables así de tu hermano, querido, puede ser la última familia y…

— Él ni siquiera me importa y si se muere por mi mejor — sonrió amargamente.

No supe qué decir ante eso, porque no sabía quién era su hermano, yo lo defendía y posiblemente él había afectado a sus parientes ¿quién lo sabría? Pero todos cometíamos errores y los errores se podían arreglar, todo tiene solución menos la muerte ¿no era así? Entonces porqué tanto odio inútil. Diamante rió sarcástico y se paró del sillón.

— Viene sólo por la herencia de mi padre — explicó a ambas sin vernos —. Ya se me hacía raro que viniese, el muy desgraciado sólo le importa la herencia ¿acaso alguna de ustedes dos lo vio en el funeral de mis padres? — Las dos nos quedamos mudas — ¡Por supuesto que no! Porque nunca le interesó las cosas y ahora ¡me pide asilo! Aparte de ver que le heredó mi padre pide la herencia el muy maldito…

— Querido, tranquilízate — hablé pausadamente, nunca lo había visto de esa forma, siempre se vanagloriaba por ser un Black y por supuesto vanagloriaba a toda cuanta familia pertenecería a la suya pero verlo de esa manera y ¿su propio hermano?

— Sí, sí — habló sereno —. Tienes razón debo de despreocuparme, pero es que, tu no lo conoces ni lo entenderías.

Lo miré ceñuda, ¿cómo qué no lo entendería? ¿Me tomaba acaso por una inútil?, él lo notó y suspiró — No quise tratar de decir eso, sabes que nunca me gusta insinuar nada, pero si tan solo lo conocieras, nos abandonó.

— Diamante sus razones tendrá, ¿los abandonó? — Rectifiqué en la palabra, si los abandonó posiblemente era un mal hijo — ¿Acaso es más grande que tú?

— Nada de eso — encrespó su mano derecha —. Es mucho más chico que yo, sólo es un joven idiota que le gusta el dinero, nos abandonó cuando peleó con mi padre — se pasó su mano hacía su lacio pelo frustrado.

— Oh — musité sin entender muy bien, sólo en mi mente pasó que llegaron a tener problemas familiares, dejé a mi futuro esposo meditar por unos cuantos minutos, se veía un poco furioso, no le era muy grata la noticia del que su hermano viniera a visitarnos, pero él no me dejaba comprender la situación. Mi mente se detuvo de repente, él me había dicho que era mucho más joven que él y si así fuese ¿por qué nunca le vi? — Cariño — hablé dulcemente y él me miró —. Si tu hermano es más chico que tú ¿cómo es que no lo conozco?

Sonrió amargamente — Mi querida Serena, recuerda que nosotros no vivíamos en esta parte de Bretaña en la que solías vivir, ya que vivíamos aquí, en Escocia, y mi padre sólo me traía a mí y ya sabes que de vez en cuando a mi querida madre, no creímos o al menos nunca mi padre que sea prudente llevarlo a Bretaña ya que por ende soy hijo primogénito de mi padre ¿para qué molestarlo en traerlo a tierras que a él nunca le importará?

— Pero… — dudé — Yo pensé que por ser tu hermano bueno — encogí de hombros y desvié la vista —, lo traerías aquí, es tu hermano y…

— Sólo es mi hermano de palabra más no de apellido — dijo un poco más frustrado.

Miré a Luna y ella me negó con la cabeza para que así pudiese finalizar la conversación. Pero es que yo tenía tantas preguntas, ¿por qué no era su hermano de apellido? ¿Por qué nunca vino a Bretaña? ¿Por qué nunca me lo habían mencionado sus padres? ¿Por qué (porque estoy segura que es así) la sociedad no lo conoce? ¿Qué hizo su hermano para que lo odiaran? Si tan solo mi amado Diamante me dijera el por qué de su odio, estaría segura y casi sin dudarlo me pondría de su parte pero ¿por qué no me decía nada? ¿Cuánto tiempo de mi vida me la pasaría sin saber que mis futuros hijos tenían un tío?

De repente Diamante impotente salió por vez primera rompiendo el hábito de salir a cierto horario desde hace una semana que lo hacíamos en la habitación, desconcertándome me levanté de mi asiento y Luna hizo lo propio, ¿por qué no me decía nada? Si tan solo me dijera quién era su hermano, así lo entendería. Luna dejó el pedazo de estambre en la mesita que se encontraba cerca de mí. Me abracé a mi misma un poco triste, una vez Diamante me había prometido que nada me ocultaría y ahora después de diecinueve años de mi vida me enteró que tenía otro hermano y al parecer sólo venía por el dinero o las tierras o lo que le haya heredado su difunto padre. Luna me abrazó, me encantaba que ella me entendiera perfectamente inclusive como ahora que sólo el danzar de las llamas se veía, el viento golpeando la ventana y el sonido de nuestras respiraciones lo comprendiera, que mi silencio era de tristeza e incógnita.

— Mi niña – habló bajito después de unos minutos y se separó lentamente de mí, me separó mi flequillo rebelde —. No sé qué tan cierto es de lo que me enteré…

— ¿Te enteraste? — Abrió los ojos sorprendida — Entonces Diamante si…

— Si, Serena — sonrió —. En efecto el tiene un hermano, pero los Black lo odian sencillamente.

— ¿Pero por qué? — No entendía.

— Mi niña no sé qué tan cierto sea todo eso — pausó unos segundos y la miraba expectante —. Ya que lo escuché en el bajo mundo, pero el hermano del señor Black vendió varias cosas de la familia, es un apostador y un mujeriego sin cesar, escuché que ha dejado a señoritas embarazadas y que él no les corresponde como tal, el chico es la mancha negra de la familia Black querida y escuché que regresaría ya que la pequeña fortuna que se había hecho se terminó.

— Oh — fue la única cosa que pudo sacar mi mente y mi voz, ahora lo entendía y la verdad es que no dudaba lo que la gente decía sobre el señor Black, tan… tan… horrible persona que era, por eso Diamante le odiaba ¿quién no podría odiar a una gente así? Y todavía pese a que no lo conozco lo estaba defendiendo muy estúpidamente. Siempre salía a florecer mi solidaridad con la gente ¡qué tonta! Pero si sólo Diamante me hubiese dicho eso yo… oh ¡tonta!, ¡tonta! Le daba vergüenza y ¿a quién no?, teniendo a un hombre libertino y avaricioso y… y… ¡estaría en nuestra casa! Agh y pensar que dormirá bajo nuestro mismo techo, y entonces lo odié con creces, sus padres deberían de odiarlo por ser de esa manera, ahora entendía con toda claridad el por qué se enojaron hace dos años ¡claro! Ahora todo estaba mucho más claro su padre no le había prestado dinero por eso se había marchado. ¡Uy! Ojalá y se marchara el señor Black tan pronto pero lo cierto es que no tenía ni la más remota idea sobre el testamento de su difunto padre ¿Cómo es que un señor tan gentil le heredaría a un persona de esa calaña? Ni por muy hijo que fuera mío lo haría o ¿sí? Suspiré frustrada, si, si lo haría porque ¿cómo no podría ayudarlo? ¡Caramba! Lo que se hacían por los hijos ahora lo comprendía un poquito más.

— Luna de ser cierto… — musité.

— Oh cariño a mi me importa un bledo si su hermano le hizo eso a la familia Black — la miré sin entender nada —. Me preocupa que si de ser cierto lo que me enteré eso quiere decir que vivirá en el mismo techo…

— Luna no te preocupes por cosas sin importancia — reí un poco divertida —. Diamante estará con nosotras y a lo sumo supongo que le dará asilo por unos dos días supongo, sabes o al menos acabamos de ver el odio que le tiene.

— Si en eso no se equivoca señorita pero siento un cambio y…

— Ay Luna tú y tus cosas — reí. Luna decía tener su sexto sentido muy desarrollado aunque extrañamente muy raras veces se equivocaba, pero dudaba mucho que el señor Black fuera un psicópata que nos quisiera matar por dinero ¿verdad? La idea me dio miedo, por supuesto que eso no ocurriría era tonta la idea, desvié la vista a mi ejemplar de Lo que el viento se llevó y descubrí lo muy fantasiosa que era mi mente —. Iré con Diamante, espero que ya se encuentre mejor.

— Si, señorita — me acerqué la puerta color perla y giré el pomo —. Serena sé comprensible, tolerante.

Asentí, a veces era muy expresiva de sentimientos o muy enojona por el simple hecho que me escondió algo de suma importancia pero le perdonaba a mi Diamante, teniendo un hermano de esa forma, tirité de miedo al imaginarlo, ¿cómo sería? Posiblemente guapo o si no era guapo debía de tener dinero para que las mujeres lo asediaran de esa forma que dijo Luna, posiblemente ya que ¿para que más quería el dinero? Me topé con Rubeus quien me escudriñaba con la mirada, me daba un poco de miedo, esos ojos tan penetrantes que tenían, él dio una cabezada en seco, al menos juraba que él no podría hacerme nada, sabía de antemano que su amo me quería demasiado y si me pasaba algo, no creo que le fuera muy bien que digamos.

— Rubeus ¿dónde está Diamante?

— Está en la biblioteca señorita — habló sin expresión, ¿qué estaría pensando en estos momentos? No le contesté, me limité a sonreír forzadamente y el muy cretino no se quedó a ver mi sonrisa falsa, se había marchado a regañar a la servidumbre que supuse se hallaban cerca de la cocina. Diamante vivía en la mejor mansión del sitio. Glasgow era un sitio industrial y de buena y linda vista, nos encontrábamos cerca del puerto por el río Clyde, era tan magnífico caminar cerca del río, sólo una vez fui con mi familia a nuestra pequeña cabaña que se hallaba cerca de Clyde Valley. Pero no me dejaban ir mucho allá, tenían la estúpida idea de que una mujer no podría estar sola ahí.

Llegué a la inmensa librería que era tenía una vasta colección, era mi biblioteca porque mi querido Diamante me la había regalado solamente a mi cuando supo cierta afición hacía la lectura, era rústica y finamente decorada con unas gárgolas extrañas pero por muy irreal no me espantaban en lo absoluto, la puerta estaba segura que medía dos metros y era de una anchura grande, eran color cafés las puertas, toqué quedamente y escuché un gruñido en su interior. Dudé un momento de abrir después de todo nunca me había dado el permiso de invadir su privacidad y también que si lo irrumpía de ese modo sin siquiera decirle quien era se podría enojar. No sé porqué me debatía tonterías, hasta que sin darme cuenta él mismo había abierto la puerta, mis ojos sólo habían visto su caro y elegante traje varonil con el que siempre se le caracterizaba, me daba un poco de pena alzar la cara ya que era demasiado alto.

— Pasa Serena, sólo te quiero a ti — murmuró y percibí el licor entre su aroma.

Caminé lentamente hacía una mesita que era de lectura, sin embargo Diamante caminó en la otra chimenea de la casa, ahí veía algo o quizás su pensamiento se perdía de esa forma poco derrochada, mientras se servía lo que supuse era whisky siempre le había gustado el licor escocés. No sabía qué tan importante o significativo era que el señor Black se hospedara en nuestra casa, no, corregí mentalmente en su casa ya que aún no me pertenecía al menos no de esa manera.

— Diamante — musité aventurándome a que él se abriera un poco conmigo ya que llegaba ser obstinado o encerrado de pensamiento —. Ya sé quién es el señor Black… tu hermano.

— ¿Lo sabes? — Dijo impresionado sin siquiera voltear a verme y apretó un poco más el vaso de shoot.

— Si — suavicé mi voz y caminé hacía donde él estaba.

— ¿Quién te dijo? ¿Cómo…? — Se atragantó con sus propias palabras mientras temeroso volvió a tomar el rasposo y fuerte whisky.

— No quiero decir nombres — dije avergonzada no quería poner en evidencia a mi amiga y mi segunda madre que era Luna —. Sé que es un apostador y por eso tu padre lo echó de su casa y que… — me ruboricé un poco — Y que es un libertino y eso.

— Oh — sonrió cálidamente —. Ya veo, ya veo, conque eso dice la gente de mi hermano, mejor — se sirvió más whisky mucho más tranquilo.

Me sentí extraña de momento entonces eso significaba ¿qué todo era mentira? — Diamante eso…

— Oh Serena, eso es… — calló meditando la situación ¿realmente la meditaba? ¿Por qué la meditaba? — Eso es cierto, Serena desgraciadamente es cierto ¿cómo pudo él hacer semejantes cosas? Sabes que somos demasiados orgullosos por llevar el apellido Black, le dimos todo lo que él quería nuestra madre siempre lo defendía y lo quería, no entiendo en qué momento pasó de esa forma, nuestro padre le heredó dos fábricas aquí, para mi sorpresa, la verdad es que nunca pensé que le dejaría algo en Bretaña pero supuse siendo mi padre más sabio que lo dejaría para que yo cautelosamente lo cheque, pero cuando tuvo la disputa de mi padre y se marchó, él siendo joven lo odié y no era porque se marchará nunca me cayó del todo bien, lo odie porque… — apretó el vaso y bebió el whisky con amargura — ¡Por su causa mi madre murió!

— Diamante — a penas casi si pude hablar —. Él… él… el señor Black no pudo haber matado a su madre, él no…

— Te dije que no lo conocías — me acarició la mejilla y cerró los ojos pesadamente —. Mi madre enfermó y él lo sabía, mi madre siempre lo quiso, siempre pero ¿qué hizo el bastardo? — Abrió los ojos, los vi rojos, melancólicos — Se fue, por no ser lo suficiente hombre ¡se marchó! La abandonó a pesar que él sabía que mi madre lo estimaba ¡la mató Serena! Se murió por no comer, mi padre nunca la había visto de esa manera, nunca creyó que realmente se haya encariñado con él de esa manera, por eso no me es de extrañar que mi madre haya influenciado en el testamento de mi padre para que le heredaran.

— Yo… — me había quedado sin habla ¿cómo podía existir semejante persona? Sin duda comprendía el dolor de Diamante, su propio hermano… él… sabiendo del lazo que unía a él y a su madre no le importó y se marchó, ahora comprendía todas las veces que la señora Black suspiraba y acariciaba el relicario que siempre portaba, sí, oh que maldito señor Black, todo por ser tan pecaminoso, maldito avaricioso ¿por qué existía gente así? Todo giraba en el dinero, todo, pero matar literalmente de esa manera a tu propia madre por banalidades, por… agh — Oh Diamante, que horrible es tu hermano — me acerqué a él para demostrarle que yo comprendía su pena, su odio y su dolor.

— Serena – escuché que dejó el vaso de shoot en la repisa que estaba de su lado izquierdo, y con la otra mano libre me acercó más hacía su cuerpo, solté un ligero quejido al sentir su mano en mi cintura, nunca habíamos tenido ese contacto tan de cerca, y no mucho menos ¡solos!, a pesar que llevaba el vestido sentía con toda claridad su mano acariciando cálidamente mi espalda, deseé que no me viera a la cara, ya que estaba completamente segura que toda mi cara se encontraba roja, mi aceleración se intensificó, ¿y si alguien nos descubría? Jugueteaba divertido en mi espalda, hasta que llegó al escote un poco recatado de mi vestido, sus masculinas manos contorneaban mis huesos, parte de mi clavícula, no era más que decir que en estos momentos sentía que mi corazón iba a explotar por nimiedades de caricias pero eran unos mimos tan suaves y divertidos. Después su mano se posó en mi cuello, oh entonces me maldije por haberme puesto en estos momentos el collar que me había obsequiado mi madre, me jaló suavemente, solté otro quejido y vi en sus ojos otro toque diferente, sonrió divertido —. Serena, Serena — se agachó un poco y pude verlo al igual que yo, su respiración era agitada, dejó de acariciarme la espalda para posar sus dos manos en ambas mejillas mías —. Oh eres tan hermosa, tan perfecta… — susurró mientras su frente reposaba en la mía.

Su aliento aún seguía siendo del fuerte whisky, me decía cosas románticas que mi mente ni siquiera comprendió, mi cabeza daba vueltas, mientras me perdía en esos ojos azules perfectos, me aterrorizaba un poco al saber que alguien podría interrumpirnos ¿por qué Diamante se comportaba así? ¡A quién le importaba! Era feliz así, susurrándome palabras, de repente me besó sin contenerse más el deseo de ello. Era casi la única boca que había probado en casi toda mi existencia, pensé que me iba a disgustar el sabor del licor, pero no era así, era fuerte y cargado de todo, separó una de las manos que me agarraba la mejilla y me instó a estar más cerca de su cuerpo, abrí la boca con cuidado y sentí su lengua jugueteando con la mía, explorando todo de mí, yo me embargaba con el aroma del whisky, hubo unos segundos de pausa y él respiró, yo también lo hice, dijo algo que de nueva cuanto no entendí. Mi cerebro daba tantas vueltas nunca me había dado un beso tan impetuoso pero no me molestaba, me agradaba completamente. Su mano volvió a juguetear mi espalda solté otro quejido, era un placer inaudito, era un placer tan cómodo. Volvió a besarme.

— ¿Sabes que te ves más hermosa cuando te sonrojas? — Habló entre pequeños jadeos —. Como en estos momentos, como te amo y te deseo.

— Yo también te amo — me alzó suavemente por poco soltaba un gritito de sorpresa al ser levantada del piso pero me mordí el labio y el grito estoicamente jamás salió de mi boca, ¿pensaba que yo me dejaría ser suya? La verdad es que esa pregunta en mi mente era estúpida porque le contestaría que sí, además que era la biblioteca fruto de mis tantas fantasías, la mano que jugueteaba con mi espalda se deslizó muy profesionalmente al escote de mi busto, solté un quejido y me ruboricé ¿eran mis quejidos muy altos? ¿Luna podría escucharme? ¿Alguien se dará cuenta de lo que estábamos a punto de hacer? Me ruboricé más, yo debería de parar esto porque siendo yo una doncella debería de… hacer "eso" después del matrimonio aunque… ¡diablos! De todas formas nunca me casaría con otra persona que no sea mi Diamante, y él no se casaría con otra mujer que no sea yo así que… qué más daba si se adelantaba "eso" antes de nuestro matrimonio no creo que me vaya al infierno por hacer "eso" antes del matrimonio o ¿sí? Deseaba con todas mis fuerzas y fe que Dios me perdonará el único pecado que iba a infringir. Porque el placer de unas simples caricias era tan placentero.

Empezó a besar mi clavícula con vehemencia, en mi locura susurraba el nombre de mi futuro esposo, no sé exactamente en qué momento mi subconsciente hacía para sacar esas palabras sin siquiera pensarlo, oh, lo amaba, ¡amaba con locura a Diamante! Sentí como poco a poco quitaba el lazo que amarraba mi ajustado vestido, arqueé mi columna vertebral, deseaba realmente que Dios no me castigará por lo que estaba a punto de cometer oh Dios ¡un pecado! Un dulce y pecaminoso camino, lo abracé mientras dejaba que seductoramente y tranquilamente me quitara los lazos. Oh Dios iba a ser completamente e íntegramente suya. Suya y de nadie más. Hasta que horrorizada mi respiración se agitó y me sobresalté en sobre manera al escuchar dos golpes en secos en la puerta.

— ¿Quién demonios es? — Vociferó Diamante.

— Señor — carraspeó Rubeus —. Soy…

— ¡Ya sé quién demonios eres! — Dijo fastidiado, mientras me arreglaba de nueva cuenta los listones de mi vestido y me bajaba con cautela de su agarre —. Espero por tu bien que sea algo de suma importancia — desvió la vista unos segundos a la puerta, cerró los ojos y dio un suspiro profundo, después los abrió y me miró tiernamente mientras me agarraba la mejilla — ¿Te encuentras bien? — Asentí.

¿Sentirme bien? Bueno si se refería al hecho que mi corazón palpitaba muy excesivamente, que la respiración me ardía porque quería saciarme de sus besos, que sentía un colorete profundo en mis mejillas, que todo mi cuerpo ardía y aspiraba sólo el deseo entonces sí, suponía que estaba completamente bien. Diamante caminó hacia la puerta sumamente tranquilo. Oh cómo lo envidiaba en esos momentos. Su comportamiento era tan tranquilo, su color blanquecino había regresado, su respiración era tan tranquila. Y entonces bruscamente abrió la puerta y tanto yo como el improvisto de Rubeus saltamos un poco del susto.

— Y bien, ¿sabes que me interrumpiste?

— Yo… yo… — Rubeus bajó la vista, balbuceaba y es que cuando mi querido Diamante se enojaba, daba un miedo infinito, él me juró que jamás lo vería enojado y eso esperaba — Lo que sucede es que… — en ese momento su mirada y la mía se cruzaron, yo me ruboricé porque segundos después empezó a buscar con la mirada a mi doncella y obviamente no lo notó — Perdón, señor.

— Ya no importa, pero tienes que disculparte con la señorita y futura dueña tuya ¿entendiste? — Dijo molesto mientras volteaba a verme, ¿por qué tenía que pedirme disculpas Rubeus?

— Si señor — carraspeó y después me miró —. Perdone señorita Tsukino por la intromisión y por lo demás — asentí, aceptando sus disculpas que no entendía ¿cómo qué por lo demás?

— Y a qué viniste… — cruzó de brazos ya más fastidiado que de costumbre.

— Lo que ocurre es que su hermano, el señor Black ya llegó.

— ¿Pero qué demonios? — Alzó su voz a una octava más — En su estúpido telegrama decía que vendría mañana, ¡mañana! Ese maldito bastardo bueno para nada — después suspiro —. Dígale que pasé, que más se puede hacer ahora — Rubeus asintió y Diamante cerró la puerta molesto.

Lo miré impávida. El odioso señor Black estaba a unos cuantos metros de nosotros, dormiría bajo nuestro techo. Agh que fastidio, por su culpa habíamos arruinado… habíamos arruinado… ¡ojalá y se marchará tan pronto! No deseaba alojar en mi futura casa a un asesino literal, lo odiaba, lo odiaba por ser tan horrible, siempre pensé que la gente tenía otra oportunidad pero él no tenía corazón, ¡él no lo tenía! Entonces en unos cuantos segundos me aterroricé de tenerlo cerca de su hermano ¿y si había disputas? Oh esperaba con todas ansias que así no fuese que sólo si se quedará a pasar la noche hoy que le dijeran mañana sobre el testamento y que se marchará oh sí, que se marchara no deseaba tenerlo, ni que mis futuros hijos supieran de su tío. Diamante se acercó a mí y me besó la frente yo alcé la vista — Mañana se marchará ¿verdad?

— Shh, shh — me agarró de la mano —. No le temas no hay de qué preocuparse, lo conozco desde hace mucho, no lo niego, lo odio como no tienes idea Serena, pero tranquila, vamos — me agarró de la mano y yo suspiré ¿qué más podía hacer? Diamante se veía ya más sereno y tranquilo.

— Diamante — aventuré mientras cerraba la puerta de mi biblioteca y caminábamos rumbo a la sala, escuché un 'mmh' de su parte así que proseguí —. Qué querías decir… bueno qué quería decir Rubeus con eso… a lo que me refiero ¿por qué se disculpó conmigo?

— Oh, eso — sonrió —. Bueno quiero recordarte Serena que tu doncella no se encontraba con nosotros, a parte de su horrible intromisión en algo de suma importancia para ambos que casi lo mataba con la pura mirada — rió divertido —. Conozco las múltiples miradas de un hombre hacía una mujer y conocí la de Rubeus, sé que se imaginaba exactamente lo que íbamos o más bien se planeaba hacer, pero él no debe ni siquiera pensar en esas cosas serás y eres mi mujer, quien quiera que piensa algo malo sobre tu persona lo lamentará.

— Oh — enarqué mis ojos de sorpresa —. Pero eso, bueno lo agradezco realmente no malinterpretes pero ¿no exageras?

— ¿Exagerar? — Me apretó suavemente mi mano mientras caminábamos un corredor que lo veía inalcanzable, ¿por qué no había pasado por él hace unos momentos? — No Serena eso no es exagerar, te amo sobre todas las cosas y odiaré a la persona que te haga una mal pasada o que piensa algo malo de ti, porque ¿me amas no es así?

— Por supuesto que sí — lo miré ceñuda —. Y me lo preguntas, esas cosas serían para mí una grosería.

— No dudo de ti Serena — nos acercábamos poco a poco a la sala —. Dudo de los demás ¿sabes cuantos hombres te desean?

— ¿Me… me desean? — Dije sin comprender, ¿había más hombres que me deseaban?

— Si Serena — vi como apretaba su mano izquierda furiosamente —. Los muy malditos te ven con caras de… de… agh, no es necesario hablar de esos… malditos enfermos.

No contesté ¿Diamante se encontraba celoso? ¡Vaya! Nunca se había mostrado de esa manera conmigo ni mucho menos lo había mencionado, lo cierto es que era sumamente despistada como para darme realmente cuenta que otros hombres se "prendaban de mí" ya que desde que fui novia de Diamante siempre había quedado en claro que yo era la galardonada por llevar el apellido Black, y verlo de esa manera tan… extraña, en esa faceta de hombre que siempre escuché pero más nunca vi, fue aunque mi cerebro aún no lo carburaba del todo bonito pero atemorizante. Era bonito sentir a la persona que me amaba con ese sentimiento humano que me sobreprotegía pero aterrador porque su forma seria de decir las cosas y ese brillo atemorizante. Después de cuatro años era la primera vez que veía a Diamante así y que supiera que había otros hombres detrás de mí (a pesar que ellos sabían de antemano que yo era de mi Diamante) ¡qué extraño!

Llegamos a la sala y se encontraba totalmente vacía, ¿pero y el señor Black? Diamante en ningún momento me soltó, ahí vi a mi querida y mejor amiga Luna, quien me veía un poco ceñuda, quizás algo notó en mi diferente ¡diablos! ¿Se habrá enterado lo que quería hacer en la biblioteca? Oh no, ¡qué vergüenza! Ahora le tendría que dar cartas en el asunto. Iba a preguntarle sólo por el señor Black pero Luna se acercó con pasos gráciles hacía ambos, a veces me he preguntado si a Luna le cae mal mi querido Black, cuando habla con él es otra persona totalmente diferente, seria muy seria, lo miraba a los ojos ninguno de los dos bajaba la mirada como si temerían perder, pero en otras ocasiones cuando yo me encontraba con él en nuestros momentos de estar juntos era… tierna. Se paró en frente de nosotros me miró mí, ¡Dios! Esa mirada le tenía que decir lo que había pasado en la biblioteca y después miró a Diamante.

— Señor Black, en efecto llegan tarde — Diamante iba a protestar ¿tarde?—. Mandé a Rubeus a que les hablará desde hace quince minutos, y llegan — volteó la vista hacía el reloj —, media hora tarde, por ende se perdieron la hora del té, y la merienda, ahora sólo cenarán, supongo que a Rubeus le costó trabajo encontrarlos, le dije en más de una ocasión que los buscaran en la biblioteca.

— Se ve que aún no me conoce Rubeus, supongo que lo dedujiste Luna por tu doncella Serena ¿no es así?

— Señor Black — remarcó Luna sin ningún tapujo y no contestó a su pregunta —. El señor Black los esperaba, pero como tengo entendido que soy la que manda la casa cuando alguno de ustedes dos está ausente, invité a su hermano a que pasará al comedor en donde el señor Black los espera.

— Excelente elección Luna — aprobó Diamante —. Ahora, pues bien, llévanos al comedor.

Luna asintió y caminó unos cuantos pasos más adelantes que nosotros. El señor Black estaría en el comedor, por unos segundos mi corazón empezó a latir fuertemente, y entonces me percaté que realmente me importaba mucho el señor Black, por supuesto que lo odiaba por ser un asesino, pero a fin de cuentas era parte de mi futura familia, alguien a quien jamás había visto, ¡ni siquiera en pintura o en una fotografía! Así que me interesaba saber, ¿sería como Diamante?, la única imagen que se me vino fue al señor Clayton o más bien vagabundo, ya que era demasiado rico pero las apuestas lo hicieron perder absolutamente todo y vivir ahora de la pobreza y de lo que la gente le daba (por supuesto que yo le daba y Diamante se enojaba), pero esa imagen con barba, el traje caro desaliñado, el aroma a licor, ¿podría vestirse así el señor Black?

Llegamos al comedor donde un señor de la servidumbre abrió la puerta, Luna entró seguido de nosotros, Diamante aún me agarraba la mano cosa que me sorprendió un poco, si me agarraba la mano pero… esta vez era un poco diferente. No pude visualizar bien al señor Black, estaba sentado del lado derecho del asiento de mi Diamante ¡Ja! Quise reírme por su osadía de sentarse a su lado derecho o a menos que no supiera el significado de ello que lo dudaba. Nos acercamos a la inmensa mesa, ¿por qué cuando uno quería ver algo no se dejaba ver? Una sombra lo tapaba, lo único que sentía era que sus ojos me seguían o quizás nos seguían.

Hubo unos momentos de silencio ¿por qué nadie se decía nada? El ambiente se tonificó a tenso, quise reírme modestamente y empezarle a hablar al señor Black pero me abstuve ¿qué tal si él ni siquiera me conocía?

— Hermano, perdón por la intromisión — finalmente el señor Black habló, no tenía esa voz aguardentosa que el señor Clayton tenía, tampoco era tan fuerte como la de Diamante era la voz de un muchacho joven, sí, varonil un poco, no lo negaba pero no se comparaba con la de su hermano.

— Pensé que llegarías mañana, eso estaba dicho en tu telegrama — comentó algo molesto.

— Yo también lo pensé pero quise darte la bienvenida lo antes posible, no pude negarme a darle la bienvenida y quise ver si los rumores que se daban en Escocia eran del todo ciertos después de la muerte de nuestra madre y de tu padre…

— ¿Rumores? — Dijo sin comprender Diamante.

— Sí, sí, tan bien sabes como yo que desde hace dos años que me marché de su casa, fui a otros rumbos por Escocia y descubrí que mi hermano mayor se iba casar… — sentí como se me quedaba viendo a pesar que la sombra ocultaba sus gestos — Y quería conocer a mi cuñada, nada me hace más gratificante que me la presentaras como tal.

— Si por supuesto — dijo cautelosamente y me apretó la mano —. Serena Tsukino, es el nombre de mi futura esposa — escuché el rechinido de la silla y pude ver su altura era mucho más alto que yo pero sin embargo no le alcanzaba a Diamante de estatura estaba segura que le sacaba cabeza y media, aún la sombra lo ocultaba ¡rayos! —. Y él es mi hermano menor Seiya Black.

Por fin se acercó a mí y pude ver con toda claridad que hizo una mueca al escuchar el apellido Black, tenía pelo negro, ojos azul zafiro, vestía un elegante traje, después sentí como me escudriñaba con la mirada, Diamante apretó más mi agarre, me miró a mis ojos y sonrió de lado y después miró a Diamante —. Diamante suéltala, no sé porqué la retienes tanto eres igual que tu padre que en paz descanse — Diamante hizo una mueca y me soltó, por vez primera olvidé qué tenía que hacer, por supuesto que se le veía a leguas que era un mujeriego y por supuesto esa imagen del señor Clayton nada que ver, fruncí el ceño, no olvidaba que era un asesino —. Enchanté de faire votre connaissance señorita Tsukino — agarró mi mano y la besó dulcemente ¿me había hablado en francés?

— A comer señores Black y señorita Tsukino — habló un señor y empezaron a servir la comida.

No se veía malo ni un asesino, oh, Diamante se me quedaba viendo ¡oh, no!, ¿me habré puesto roja por sus palabras en francés? No podría ser tan malo el señor Black o ¿sí?

— Su futura esposa es un encanto de mujer — sonrió Seiya mientras me miraba y miraba a su hermano —. Hacen la típica pareja perfecta.

— Como si eso te viniese a importar — habló molesto, entonces lo noté, Diamante estaba celoso ¡y de su propio hermano! Iba a decirle que no sea grosero pero vi la mirada de Luna —. Además sólo vienes por dinero ¿no es así? Tengo entendido por los rumores tuyos Seiya que tu dinero se acabó.

— Si, vengo por las dos fábricas que tu padre me heredó aquí, me extraña que sea en Bretaña, sólo a eso y conocer a la señorita Tsukino nada más y después me marcharé para no molestarlos más.

— Siempre el dinero Seiya ¿no es así? A mí también me extraña que mi padre te haya heredado aquí justamente en Bretaña pero él en su infinita sabiduría sabrá lo que pasa, yo también espero que nada más vengas a eso y no me molestes más, después de todo no te importó mi madre y la asesinaste — dijo Diamante venenosamente, yo casi me atragantaba con el agua, entonces supe que él estaba muy herido por la pérdida de su madre. Observé a Seiya que seguía comiendo tranquilamente, sin ningún rostro de sufrimiento en la cara ¡diablos! Era su madre.

— Ella no comió porque no quiso — puso los cubiertos en su lugar —. La comida es esplendida y Luna, me dijo muy amablemente mi cuarto así que con tu permiso Diamante, señorita Tsukino — yo esquivé la mirada —. Iré a descansar, yo no maté a nuestra madre Diamante ella quiso morirse por voluntad propia — y después empezó a caminar.

— Imbécil — musitó frustrado.

¿Cómo se atrevía? Y yo emocionándome por sus estúpidas palabras en francés que quien sabe en cuantas mujeres había ocupado. Compartía mi sentimiento con mi querido Diamante, yo también odiaba al señor Seiya Black.


¡Hola! :D

Aquí de nueva cuenta 'pintando' otra Mona Lisa T.T Después de escribir el capítulo escuchando Rammstein jeje les recomiendo el disco Mutter y de escuchar Apocalyptica su disco homónimo jeje y comer fresas con crema :P

La historia salió después de que vi de nueva cuenta la película The Moulin Rouge, hace mucho que no la veía ya tiene un buen pero después de que fastidié a mi padre para que la comprara T.T Oh chicas en serio véanla, esta tan romántica y dramática, yo sí lloré cuando la vi T.T Esa película es mi inspiración para esta historia, la cita textual al inicio de la historia es de la película.

Seiya, Seiya, si es un Black jeje se lee extraño ¿no? Seiya Black o.o pero no os preocupéis que Seiya es un Kou ya veremos cómo y por qué. Ahora si repararon en la lectura Serena está leyendo Lo que el viento se llevó (así que sí, ellos son de los finales de los 40's), leí el libro que por cierto ni acabé de leer, aunque eran mil hojas con letra tamaño Biblia o.o se me hizo predecible la trama, fastidié a mi padre a que me comprara la peli pero nack, grave 'horror' dura tres horas, si es tal cual el libro creo que la reservaré para cuando no tenga internet no haya nadie en mi casa y sufra ese día de insomnio. Así que mejor les recomiendo x) The Dollanganger series uff me encanta es de horror, (nuevamente gracias Caro por traumarme xD) el libro es de Virginia C. Andrews (si son de mente abierta y no tan rosas, créanme amaran los libros de la familia)

Pensé en el malo como Darien Chiba ¿qué más se puede esperar? Se parecen Seiya/Darien, pero al percatarme de la historia y del rumbo que se llevan (al menos casi todas mis historias ;) no podría poner a Darien de malo y ni por muy mal que me cae el tipo, porque si me han dicho porqué Darien no es el malo de mis historias y aclaro que oh sí, me gustaría no una sino muchas veces verlo en esa faceta, pero también una cosa es lo que uno quiere con el personaje y otra muy diferente a lo que el personaje realmente haría y está dentro de sus límites como tal por eso a veces leer un Darien malo sin alguna justificación cae en lo absurdo o ver a un Darien muy "lindo" fastidia y empalaga, él es serio y divertido (a mí en lo personal un personaje complicado) por eso al menos no de momento él no será el malo de mis historias, seamos un poco realistas y no dejarnos influenciar como realmente el personaje desearíamos que sea. Me extendí hablando de Darien ¡Kami! O.o

Todo es Reino Unido, lo siento no puedo escribir en otro lugar, porque me encanta el país a menos que escriba en Disneyland jeje Serena siendo Minnie y Mickey es Seiya jajá yo y mis locuras. Espero que les haya gustado y no sólo es el POV de Serena, pondré POV de Seiya y de Diamante estratégicamente jeje.

Reeditado; Junio de 2011

Dejen reviews :P

●๋•Ashαмєd●๋•