The Nightmare Before Christmas II
Capítulo 1
Esta historia comienza aquí, en el momento en que lo que no se cree que pueda llegar a suceder, sucede. Siempre que uno desee que algo pase, ha de pasar, siempre ha sido así. En este caso, las cosas simplemente pasaron, y la historia llevó su curso de acuerdo al destino de cada uno de sus personajes.
Se presencia la próxima llegada de una de las más importantes fiestas de la soledad. La pequeña ciudad de Templeton estaba en un día fresco de otoño, a mediados de noviembre, donde los árboles ya casi habían perdido sus hojas por completo. La ciudad no era muy grande, y siempre había algún tipo de actividad.
Centrándonos en la historia, conozcamos a Lydia Calloway, una joven de dieciséis años que estudiaba la secundaria en aquel pueblo. Lydia vivía con su madre y su padrastro, y un molesto hermanastro de doce años, Zack. Lydia era considerada como una chica normal, pero en realidad tenía secretos que ocultar. A pesar de su aspecto normal, ella tenía otra forma de ser, pensar y sentir. Su mente no se limitaba a la simple realidad. Lydia era una persona bastante creativa, siempre inventando cosas y viviendo en un mundo que sólo ella conocía. Nunca le hablaba a nadie de lo que pasaba en su cabeza. Su madre no la escucharía, su hermano se burlaría, y su padre le diría que dejase tales tonterías. No tenía amigos con quien hablar, y tenía miedo de que alguien descubriese sus pensamientos.
Lydia caminaba rumbo a su escuela secundaria. Trató de seguir con sus pensamientos profundos mientras caminaba en contra de la fría corriente de aire que se había hecho presente. El timbre sonó en todo el edificio, y los alumnos del aula se sentaron en sus puestos. La profesora Dayers dio su aparición, y se quedó mirando seriamente a todos los estudiantes. No es que fuese una buitre, pero la profesora Dayers era estricta pero siempre amable, con deseos de ayudar a sus alumnos. Una cuarentona casada, todo normal.
Profesora Dayers: Buenos días, alumnos. Antes de comenzar, la directora de esta escuela me ha pedido que los felicite por la grandiosa obra dramática representativa de la historia del famoso Jack Skellington en el día de Halloween. Todos lo hicieron bastante bien, y me ha pedido que hagamos una nueva presentación para Navidad.
Los alumnos se emocionaron. A todos les gustaba hacer representaciones de las fiestas célebres. A Lydia también le gustaban, ya que era una de las pocas oportunidades en que ella podía expresar sus ideas para hacer una mejor obra representativa.
¡Esto será genial! ¡Una obra de Navidad!
Lydia se volteó hacia la que había hablado, y le sonrió.
Lydia: Si, es emocionante. Pero ninguna fiesta supera a la de Halloween. Y sabes que estoy en lo cierto, Susan.
Susan: Siempre te gustó esa fiesta, llena de…vampiros y… fantasmas – poniendo cara de espanto – En cambio, yo prefiero el Día de San Valentín.
Lydia: ¡Que cursi eres! Y si, Halloween me encanta, pero también me gusta la Navidad. Tiene algo… mágico…
Susan era como la "mejor amiga" de Lydia, o mejor dicho, la única que tenía y aceptaba las locuras que tenía en su cabeza.
Las clases habían finalizado por aquel día, y los alumnos iban saliendo de sus aulas.
Profesora Dayers: Lydia, ¿puedes esperar un segundo? Necesito pedirte algo.
Lydia: Dígame, señora Dayers.
Profesora Dayers: Lydia, personalmente, quiero felicitarte por la obra de Halloween.
Lydia: Señora, todos la hicimos.
Profesora Dayers: ¡Si, pero tu idea de la imagen de Jack Skellington como Rey de las Calabazas fue estupenda!
Lydia: Gracias, señora.
Profesora Dayers: Me gustaría que aportarás tus ideas para la obra de Navidad. Tráelas la próxima semana, ¿te parece?
Susan: ¡No puedes enseñarle esa idea al comité de la escuela!
Lydia: Lo sé, lo sé, pero debes admitir que es una gran idea.
Susan: Bueno, original es, pero la cosa es que… ¿Mezclar Halloween con Navidad? ¡Es una locura!
Lydia: Se nota que no lo has entendido. No estoy mezclando las dos fiestas. Simplemente… haciendo una historia en común.
Susan: ¡Claro! ¡Que gran historia en común! – tomando el libro que su amiga tenía en las manos – "Y el joven y triste rey sintió que el vacío en su interior se fue llenando a medida que veía aquellas luces y colores que llenaban el lugar" – paseando por toda la habitación mientras leía – "Y Jack tuvo la grandiosa de idea de hacer su propia Navidad" – pasando algunas páginas – "Lock, Shock y Barrel le llevaron a Oogie Boogie aquel Sandy Claws que habían secuestrado de la aldea navideña" – se paró y se quedó mirando a su amiga zarandeando el libro en su mano - ¿Me puedes explicar qué es esto?
Lydia: "Una Pesadilla Antes de Navidad" – mirándola tranquilamente.
Susan: ¡Claro! Una… ¿¡Disculpa!?
Lydia: - suspiró quitándole el libro a su amiga – Es la famosa historia que hice hace tiempo, donde Jack se sentía tan mal de ser rey que decidió formar parte de la Navidad.
Susan: La robó. ¿Y dices por qué?
Lydia: Le llenaba el vacío en su interior.
Susan: Claro. Y supongo que al final si hay navidad y Jack sigue mal otra vez.
Lydia: No, porque conoce el amor.
Susan: ¿¡Con quién!?
Lydia: Sally.
Susan: ¿¡Quién demonios es Sally!?
Lydia: La muñeca que creó el Doctor Finkelstein.
Susan: No voy a preguntar quien es. ¡Según lo que tengo entendido, en toda la historia de Halloween, Jack Skellington nunca tuvo amor, ni vacío, ni nada!
Lydia: Se supone que eres mi amiga. Es mi historia, ¿recuerdas? No tiene por qué ser real.
Susan tomó a su amiga por los hombros y la sentó en la cama. Luego, se la quedó mirando tristemente.
Susan: Lydia, sé muy bien que tu vida no es del todo agradable, y sé también que tienes un mundo propio e historias grandiosas.
Lydia: ¿A dónde quieres llegar con esto? ¿Qué mis historias no son buenas?
Susan: Son grandiosas. Esa en que Jack se enamora es espectacular, y más cuando Halloween quiere formar parte de la Navidad. Pero debes comprender algo Lydia: debes ir dejando la fantasía y asentarte en la realidad. – La joven se paró furiosa.
Lydia: ¿¡Y qué si no quiero!?
Susan: Ahhh… Lydia, entiendo que tus fantasías son lo único que tienes. Tu padre falleció, tu madre no te hace caso, Zack siempre se burla de ti, y tu nuevo padre no te aprecia. Pero así es la vida, personas se van, pero uno sigue. Lydia, por tu propio bien, te aconsejo que vayas olvidando todo lo que tienes en la cabeza.
Lydia se quedó callada mirando inexpresivamente al suelo. Susan comprendió que aquello no le era fácil de entrar. Se paró, la abrazó, y salió de la habitación, dejando a Lydia sola con sus pensamientos.
Ya a la media noche, Lydia estaba por irse a acostar cuando se quedó contemplando un dibujo que había hecho; era un trozo de papel, en el cual se veían trazos a lápiz que personificaban la silueta de una joven en harapos sentada al pie de una tumba esculpida en piedra mirando dulcemente hacia un esqueleto que le entregaba una rosa roja con una sonrisa. Allí, Lydia trató de transmitir una hermosa escena de amor entre Sally y Jack. De los ojos de la joven salieron un par de lágrimas que dieron a parar sobre el dibujo, manchándolo un poco. Lydia no trató de limpiarlo, ya que aquello simplemente lo dañaría más. Lo dejó sobre el escritorio y se asomó a la ventana de su habitación. Vivía en un edificio alto de la ciudad de Templeton, en un piso alto, y a ella le encantaba. Desde allí podía sentir la fría pero deliciosa brisa de la noche, y contemplar la luna llena que a lo lejos se divisaba. Se quedó pensando en si debía hacer caso a lo que su amiga Susan le había dicho.
Lydia: "No puedo olvidarme de todo lo que llevo dentro, es lo que me ayuda a seguir en mi camino. No puedo olvidar a Halloween Town, ni a Sandy, los chicos de Oogie, Zero, Sally…No puedo olvidar a Jack…"
Y apagando la luz de su habitación, se sumergió en un ensueño profundo, del cual ella siempre desea no salir jamás, ya que aquella era la única forma de poder estar en su mundo, escapando de la realidad.
