No era un asunto de que ellos aún no se acostumbraban a estar juntos y todo eso.

Más bien era un asunto de que al rubio ceniza le daba vergüenza toda esa mierda romántica que siempre veía en las películas que su madre veía y mostraban una escena tipo: despertar y sonreírle a la persona a su lado, decirle un "buenos días" y besarla.

Era mucho para él. Y Kirishima lo entendía.

Aún si la situación actual en la que se encontraba era de que la noche anterior por fin habían logrado dar un gran avance a su relación con Uraraka y, seguramente, ella esperaría que ambos fuesen todo románticos cuando ella despertara.

¡Pero él no es así!

No dirá que le duele ser así, pero sí que le costaría hacer algo parecido.

Lo que sí puede hacer es esperar a que ella despierte, picándole la cara con un dedo porque le agrada la textura de sus mejillas, y cuando ella abre los ojos encontrándolo a su lado, él pudiera deleitarse con la infinidad de emociones que expresan esos grandes ojos color chocolate.

Hasta se avergonzó al ver cierto brillo en ellos y luego que esas redondas mejillas se le sonrojan con fuerza.

"Ah... ahora está recordando", pensó, sintiéndose avergonzado también.

La vio sonrojarse aún más y a alterarse tanto que por un momento creyó que su redonda cara iba a explotar igual que un tomate maduro. Y, antes de que se arme un manojo de nervios y vergüenza, rápidamente Kirishima le toma una mano y para transmitirle tranquilidad, le deposita un cortito beso en el dorso.

Katsuki no sabe que hacer, así que imita la acción del pelirrojo y sin apartar la mirada de sus ojos, intentando transmitir sus intensos sentimientos de tranquilidad, acerca la mano a sus labios y la besa en la palma.

Y, bueno, no es el mejor calmando a la gente, ni mucho menos un romántico pero está seguro que lo intentó aún si no hubiera resultado como él quería.