¡Buenas! No hay mucho que decir, escribí esto hace un tiempo pero he decidido subirlo ahora por el Teikou Aokise Day. Así que feliz segundo día del aokise en el año~ Que afortunados somos en este fandom por tener tantos días para esta pareja. En cualquier caso, es un poco triste así que lo siento ;_; No suelo escribir muchas cosas así pero es que con estas dos sobs en fín... Me vuelvo a disculpar por si acaso. Dedicado a mi querida negrasa que me alimenta de angst y de homos


-¿Es porque aún no hemos tenido sexo?

Otra vez esa estúpida y molesta voz de siempre que se le mete en la cabeza y ya no le deja descansar.

Descansar es todo lo que le queda desde que ya no pasa las tardes en el gimnasio entrenando con el resto de su equipo. Total, solo quedan tres meses para la graduación.

-¿Te ha sentado mal que me meta con tu tono de piel? No lo volveré a hacer si me cuentas que te pasa.

-Es porque eres un puto coñazo. – La azotea es el único lugar donde puede estar tranquilo y Kise se ha cargado hasta eso.

Aomine se levanta, dejando allí agachado al chico rubio que sonríe falsamente; como si más que preocuparle le divirtiese toda aquella mierda.

Debe ser muy entretenido ver como Aomine se ahoga sin hacer nada. Solo ofreciendo aquella patética y torpe mano que no le saca del agua, sino se queda esperando a ser agarrada.

Sabe que cuanto más se hunda, la mano se hundirá con él. Porque nunca va a dejarle, pero nunca va a salvarle.

Aquella cabeza rubia siempre queda en la superficie, vestida con una sonrisa de dientes brillantes y perfectos en el rostro. Pero a través del agua la mueca queda distorsionada y solo puede verse una sonrisa burlona y macabra.

-Volveré a buscarte mañana, por si me lo quieres contar

-No te esfuerces, no voy a dejar que me encuentres.


-Kurokocchi me ha dicho que vas a ir a Touou.

-Hm... – Aomine no asiente ni niega, solo gruñe de mala manera con la mirada perdida en cualquier sitio menos en los ojos color miel que tiene delante. Por su postura despreocupada y por como está echado sobre la silla del pupitre parece que se le ha olvidado que se encuentra en el instituto.

-¿Recuerdas que te dije que iría a la misma escuela que tú? – No suena respuesta ni sonido animal que le confirme si ha sido escuchado, pero aún así prosigue. – Voy a ir a Kaijou. Me mudo.

Como si mudarse a la otra punta del planeta fuese a impedir que ese puto perro faldero dejara de perseguirle, piensa Aomine.