¿Prometes que no me dejaras?

-Hermione.- Menciono Harry con un suave, débil y dulce tono. El clima del ambiente había pasado de estar simplemente frío a congelarse sin pizca alguna de calor. Eran tiempos difíciles, y a esas alturas se podría llegar a pensar que estaban atrapados en una tienda sin saber que hacer en lo absoluto. La reversa no era una opción, porque ya estaban en un punto lejos como para mirar hacia atrás, ni tampoco lo era avanzar, porque estaban lo suficientemente destruidos como para hacerlo. Constaban simplemente del uno y el otro, excepcionando el bolso mágico de Hermione, pero el problema era grande e importante. Ya lo habían intentado todo, no había forma de encontrar los dos otros horrocruxes, que eran simplemente fundamentales para terminar su misión. Estaban más que perdidos. Desamparados.

-¿Sí?.- Pregunto Hermione con una pequeña voz debilitada, para nada usual en la común y corriente garganta de ella misma, y una mirada de porcelana destruida en bellos pedacitos.

Harry se paro en seco y se cerró la boca con un broche de oro. Sinceramente no había preguntas por preguntar, sencillamente quería escuchar su melodiosa voz atravesar sus oídos. No recordaba el ultimo regaño que se había escurrido por los labios de Hermione, sin ser verdaderamente intencional. Ya no hablaban. No conversaban. Tan solo se observaban desde lo lejos. Observaban las vidas del otro con un ojo objetivo, y jugaban el rol de espectadores de cada uno. Finalmente se permitió pasear alrededor de la habitación disimuladamente, como investigando cada uno de sus muebles, pero no logro evitar caer en los brazos de la pobre tristeza que Hermione embargaba y sentarse a un costado del escalón, justo al lado de la radio que transmitía canción tras canción y desaparecido tras desaparecido.

-Hermione.- Harry dudo unos segundos y pensó para sus adentros lo que estaba por decirle. Tal vez tendría repercusiones, o malos entendidos, pero no lo descubriría hasta arriesgarse. -¿Prometes que no me dejaras como todos lo hacen?.- Esa simple pregunta, despertó cierta luz en el interior de Hermione, una luz tan brillante y resplandeciente que logro captar su atención y la levantada de su mirada. Luego de meses, Hermione se había mostrado interesada en algo que no sea escuchar la radio.

-No lo hare, Harry.- Agarro sus manos y las coloco sobre sus rodillas, con fuertes intenciones de hacerlo sentir reconfortado y contenido. –Yo nunca haría tal cosa.- Le prometió con la verdad recorriendo sus venas. Y esa vez si lo prometía. Esa simple pregunta le había despertado sus sentidos, y ahora podía notar lo mucho que se estaba perdiendo. Mientras ella se ocultaba en su recognito agujero de la depresión, Harry sufría mucho más de lo que ella lograba imaginar. Ya no le sobraba nadie en quién contar, cada uno de sus seres queridos habían sido despedazados en el camino, y ahora descansaban en paz en quién sabe donde. Hermione era su todo en aquellos tiempos. Era su único apoyo. Falto apenas una mirada para que ella note lo mucho que le había faltado. Lo mucho que el necesitaba de ella, y lo mucho que ella necesitaba de el. Hermione apenas lo había notado, pero Harry se había transformado en su vida, completa y redundante. Y desde ahora en adelante, dejaría de ser tan egoísta.

-Harry, eres todo lo que quiero. Todo lo que más me importa.- Le juro con el corazón palpitando a todo lo que da.


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