Capitulo 1-¿Quién eres?

Tal como estaba pronosticado ese día, las nubes comenzaban a apoderarse cada vez más de los cielos, tiñéndolos por completo de gris. Una chica de larga cabellera castaña, caminaba decidida por los alrededores del Instituto Seishun con destino a las canchas de tenis.

Sí bien estaba consciente que pronto llovería, no podía dejar pasar una oportunidad como aquella, Ryoma se marcharía pronto a América, debido a que había sido invitado a un partido de tenis individual, por ello tenía que decirle la verdad antes que fuera. Su corazón latía frenéticamente, producto del temor que sentía en esos momentos, aún si su mirada mostraba determinación, al mismo tiempo no podía evitar sentir esa horrible sensación de nerviosismo en su interior frente a lo que se aproximaba.

Sus pies se detuvieron frente a la cancha de tenis del club masculino, ahí estaba la persona que buscaba, nadie menos que el chico de cabello negro y ojos ámbar que caminaba en sentido contrario al suyo, llevando en su hombro su bolso de Seigaku. Sus miradas se encontraron en ese instante, su expresión no aparentaba sorpresa, ni siquiera podía leer sus pensamientos, pero ahí estaba en silencio esperando que ella hablara.

—Ryoma-Kun…

— ¿Qué haces aquí a estas horas? Ryuzaki. —La interrogó, acomodando su gorra. —Se acerca una tormenta.

—L-Lo sé, es sólo que…quería hablarte de algo antes que te marcharas.

— ¿Sobre qué? —Examino sus ojos esperando una respuesta.

—Pues…—Jugo con sus dedos nerviosa, no sabía cómo decirlo, ni siquiera se había detenido a pensar en ello—Yo te quería decir que…yo…es decir tú.

—No tengo mucho tiempo. —Anunció impaciente.

—T-Tú me gustas…mucho—Se atrevió a decir, sintiendo como sus mejillas se volvían carmín— Siempre había querido decírtelo, pero no había tenido el valor para hacerlo hasta ahora.

—Ya veo, no obstante ya estaba enterado de eso.

— ¿Eh? ¿De verdad? —Se sonrojo mucho más, nunca había esperado que Ryoma estuviese enterado de ello, considerando lo distraído que era.

Asintió— ¿Eso era todo?

—Sí, pero…

El silencio se apoderó de ambos, Sakuno necesitaba una respuesta, pero no sabía cómo decirle, más aún sabiendo que respuesta le daría. Sin embargo, quería oírlo del mismo Ryoma, así de esa manera podría olvidarse de él, aunque eso significara que le romperían el corazón.

Esperó paciente que atendiera sus interrogantes, pero no fue así, Ryoma simplemente se atrevió a seguir su camino sin decir una palabra, ya que no tenía todo el tiempo del mundo. Lo que en cierto modo le dolía.

—Ryoma-Kun…sobre eso

Entonces se volvió hacía ella, examinando sus reacciones, como si a través de su mirada fuera capaz de detectar todos sus puntos débiles. Sus ojos eran fríos, mientras su rostro parecía no tener expresión alguna, antes que el silencio tomara su curso, decidió hablarle, pero sin verlo venir sus labios le dieron una respuesta.

—No siento lo mismo por ti, Ryuzaki—Lo escuchó decir.

Al escuchar aquellas crudas palabras, sintió como su corazón se estremecía, sintiendo un fuerte dolor en el pecho como fuego que comenzaba a quemarla y no podía detenerlo.

—Sabía que dirías eso—Susurró, mostrando una pequeña sonrisa en su rostro—Sabía que no sentías nada por mí, pero quería decírtelo esta vez—Suspiró—Bueno, eso era todo lo que quería decir.

Antes que le respondiera, Sakuno le dio la espalda para caminar a zancadas a la salida, no soportaba permanecer un minuto más cerca de él, su corazón parecía haberse hecho miles de pedazos, porque sentía un fuerte dolor en el pecho que incluso le impedía respirar. Las nubes negras aparecieron ante ella, advirtiendo que se acercaba la tormenta, pero no era precisamente lluvia lo que comenzaba a sentir en inundar sus ojos.

—Sakuno-Chan…Al fin sales ¿Porqué tardaste tanto? —Habló su mejor amiga, quien esperaba por ella sosteniendo un paraguas. — ¿Viste a Ryoma-Sama?

—Yo…—Comenzó a decir, pero no era capaz de hablar sin sentir como su voz se desgarraba— ¡Lo siento, Tomo-Chan! Pero debo irme.

Dicho esto, corrió lejos de ella con tristeza, sentía que no podía reprimir más lo que sentía, la angustia se apoderaba de su garganta, sintiendo como su cuerpo respondía a ella volviéndose tenso.

Tomoka la observó preocupada a la distancia, notando que su amiga no se encontraba nada bien ¿Qué le habría ocurrido? Quería preguntarle, pero no había podido interrogarla a tiempo.

Corrió por las calles de Tokio, dejando todo atrás después de lo ocurrido, no sabía cómo iba a ser capaz de enfrentar a Ryoma al día siguiente, sabiendo que se volverían a encontrar en clases. "Infería que esto ocurriría…él jamás podría fijarse en mi" Pensó cabizbaja. Sus frías palabras sonaban como eco en su cabeza, perturbándola cada vez más. Entonces, sintió como sus lágrimas descendieron a toda velocidad por sus mejillas, no podía soportarlo más, quería llorar y nada lo podía evitar, había sido rechazada.

Tras vivir una larga e intensa noche de lágrimas, regresó al Instituto al día siguiente esperando no encontrarse con él, estaba tan cansada, sentía que no había podido dormir nada, ya que la angustia persistía, impidiendo que lograra conciliar el sueño. Aún si él no solía faltar con frecuencia, esperaba que al menos por ese día hiciera la excepción en su rutina, considerando lo ocupado que debía estar por su viaje. Deseaba que fuera así, ya que no se sentía preparada para enfrentarlo tras lo ocurrido la tarde anterior en su acto fallido.

Por ello, una vez que se encontró con el salón desierto, aprovechó el momento para ir a sentarse a su lugar, de ese modo que podría distraerse escuchando música en lugar de escucharse a sí misma, tratando de controlar la angustia que atravesaba su garganta. Minutos después llegó Osakada, quien la saludó con una hermosa sonrisa, esperando que se encontrara mejor, aún seguía preocupada por ella.

—Buenos días, Tomo-Chan—La saludó la chica de ojos carmesí, fingiendo una sonrisa.

—Buenos días, Sakuno—Se sentó a su lado— ¿Cómo te sientes…? Es decir ayer actuabas extraño ¿Ocurrió algo? Ayer llamé a tu casa y Ryuzaki-Sensei me dijo que no querías hablar con nadie.

—Sí, lo siento por no atender tus llamadas, pero…—Susurro cabizbaja, tratando de controlar las emociones que retornaban a ella producto de esos recuerdos—Me sentía mal por unos asuntos, sin embargo no tienen importancia ahora.

— ¿Eh? ¿Sobre qué asuntos? Si no tuvieran importancia, no hubieras actuado de ese modo.

No podía hablarle a nadie sobre ello, si bien Osakada era su mejor amiga, se sentía incapaz de transmitir lo que sentía en esos instantes, porque sabía que una vez se comenzara, no sería capaz de finalizar el relato, porque terminaría llorando sin poder evitarlo y no quería mostrarse débil en el Instituto, tenía que tolerarlo, ya que de algún modo ella se lo había buscado.

— ¿Sakuno? ¿Me oyes? —Intervino sus pensamientos Tomoka.

—Oh sí, lo siento.

—Está bien, entiendo si no quieres hablar de eso. —Suspiró, entonces su rostro se ilumino a ver que alguien entraba al salón—Oh mira quien ha llegado, de seguro se te subirá el ánimo con él.

— ¿Eh? ¿De quién hablas…? —Susurró nerviosa, no quería mirar atrás…no podía ser él.

Su corazón se aceleró, deseando con todas sus fuerzas que no se tratara de él, y que fuese otra persona, cualquier otra le alegraría ver en lugar de al mismo ambarino, no era capaz mirarlo de nuevo tras lo sucedido.

Entonces escuchó el nombre que menos quería oír, pronunciado por su mejor amiga que sonreía saludando al recién llegado. "Buenos días, Ryoma-Sama" Habló Tomoka cerrándole un ojo. Ryoma pareció ignorar sus palabras, porque no escuchó su respuesta a su saludo, lo que era usual en él, pero Tomoka no se hería por sus actos como ella lo hacía, más bien era insistente.

— ¿Ésa es la revista de este mes? —Preguntó Osakada caminando hacia él.

—Sí, acabo de comprarla.

—Ya veo—Sonrió y miró a su amiga, esperando que con su llegada se animara a acercarse a ellos, no obstante permanecía en el mismo lugar mirando a la ventana. —Sakuno ¿Porqué no vienes?

—No puedo ahora—Musitó levantándose de su bando para caminar a la puerta— Debo salir un momento.

— ¿Eh? ¿A dónde irás?

—Vengo enseguida—Fingió una sonrisa, ignorando su pregunta.

—Está bien…

Ambos la miraron marcharse en silencio, Tomoka no entendía que le sucedía, sentía deseos de ir por ella y interrogarla una vez más a que le dijera lo que le estaba sucediendo, pero al mismo tiempo no quería presionarla. En cambio él, imaginaba que sus motivos estaban conectados con la declaración. Desvió su silueta para retomar su revista, no debía importarle lo que le ocurriera a ella.

Subió a la azotea agotada, su corazón latía tan fuerte que le hacía sentirse mareada. Luego de asegurar bien la puerta, se dejó caer sigilosamente en el suelo, sintiendo como la angustia de la noche anterior volvía a apoderarse de todo su cuerpo, llegando a sentirse ahogada por ello. Se abrazó las rodillas y escondió su rostro en su regazo, sabiendo que no podía reprimir más la tristeza que la invadía. Sus ojos se inundaron en lágrimas que resbalaron por sus mejillas hasta llegar a sus piernas, su corazón parecía encogerse en su interior, estremeciendo cada parte de su cuerpo como si alguien lo apretara, le dolía demasiado y se desesperaba por no poder controlarlo. De seguro él se había percatado de lo cobarde que había sido, obligándose a salir del salón para poder evitarlo, porque no toleraba estar en el mismo lugar que él en circunstancias como aquellas ¿Qué pensaría de ella ahora? ¿Acaso creería que era sólo una chica tonta más que estaba enamorada de él…? No podía saberlo, porque él no expresaba sus sentimientos como ella.

Finalmente llegó el día de su partida, Ryoma se encontraba en el aeropuerto acompañado por todos los integrantes de Seigaku, incluyendo los novatos, quienes habían ido a despedirlo. Cada uno le tenía un presente para su viaje, considerando lo largo que sería el viaje a América, necesitaba mucha comida tanto para mantener su energías como para alimentarse bien.

Mientras en otro lado de Tokio, se encontraba cierta castaña de ojos carmesí en su habitación mirando a la ventana desanimada, no sólo por lo sucedido hace una semana, sino también pensando que en un día como ése, Ryoma se marcharía de Japón y no volvería en algunos meses. Los recuerdos del día anterior revoloteaban en su mente, Tomoka quería despedirse de él, por ello la había invitado a que asistieran juntas al aeropuerto, sin embargo no había podido darle una respuesta a eso. "¿Qué debo hacer? Sí bien Tomo-Chan no acepta un no por respuesta, no puedo ir…después de aquel día no he vuelto a mirarlo a la cara". Aún así de una cosa estaba segura, era que asistiera o no al aeropuerto, Ryoma no notaría diferencia alguna. Suspiró, quizás lo mejor era enviarle un mensaje a Tomoka, si no hablaba con ella podría evitar que sus palabras la persuadieran.

De súbito, sintió la melodía de su celular sonando a la distancia, debía ser ella. Dicha llamada la obligó a levantarse de la cama y dar zancadas hacia el mesón para contestar.

— ¿Diga?

— ¡Sakuno! ¿Por qué sigues ahí? ¿No pienses ir al aeropuerto?

—De hecho te quería hablar sobre eso…no siento deseos de ir.

— ¿Eh? ¿No quieres? —Preguntó incrédula— Pero si hoy es la despedida de Ryoma-Sama.

—Ya lo sé, es que…

—No habrá otra oportunidad, será la última vez que lo veamos ¿Estás segura que no quieres ir?

—S-Sí, estoy segura. —Susurró triste.

—Bueno…—Suspiró triste— Entonces nos vemos otro día.

—Sí, nos vemos Tomo-Chan.

Se recostó sobre su cama pensativa e inevitablemente sus ojos se nublaron ¿A quién quería engañar? Seguía amando a Ryoma-Kun, por lo mismo aún una parte de ella, sentía deseos de verlo por última vez y darle ánimos para los partidos que tendría América. Pero cada vez que pensaba en esa posibilidad, sus palabras "No siento lo mismo por ti" le recordaban que no tenía derecho a ir a ese lugar, ya que además de compañero, ni siquiera eran amigos.

Sumire charlaba con la familia Echizen junto con Tezuka sobre Ryoma, mientras los demás chicos de secundaria lo rodeaban, esperando que fuera llamado a su vuelo. Eiji lo abrazaba con fuerza, insistiendo en lo mucho que lo iba a extrañar, ya que era el más pequeño de todos los titulares. Kawamura asentía a cada una de sus palabras, recordándole adicionalmente que se alimentara bien durante su estadía, para que diera lo mejor de él en América.

—A todos nos harás falta, Echizen—Sonrió Momo acariciando su cabeza.

—Es verdad, no será lo mismo sin ti—Asintió Oishi.

—Shh no olvides entrenar duro—Le habló Kaoru serenamente.

—Lo sé, Kaidoh-Sempai.

—Por cierto, Echizen—Sonrió Inui maliciosamente, sosteniendo una botella transparente que reflejaba el color verde que tenía el zumo —Te he traído uno de mis zumos especiales, tiene todas las proteínas necesarias para que puedas entrenar bien.

—No creo que sea necesario, sempai— Habló Ryoma ignorando su obsequio.

—Tiene suficientes carbohidratos, deberías llevarlo— Insistió Inui.

—Tiene que vivir para ganar el torneo—Habló Momo asustado, no confiaba en eso.

—Yo quiero tomarlo—Sonrió Fuji

— ¿Qué? No lo hagas— Gritaron todos asustados, mientras veían como Fuji se lo tomaba sin pensarlo. —Estaba delicioso, gracias Inui ¿Qué ingredientes contiene?

—No quieres saberlo—Habló Eiji preocupado.

—Puedo darte la receta, si quieres—Sonrió Inui orgulloso de ello.

—Echizen—Se acercó Tezuka a él, obligando a todos que guardaran silencio.

—Capitán—Habló Ryoma sorprendido.

—Estaba hablando con tu padre, se aproxima la hora de tu partida. Antes de irte, debes recordar que estés donde estés, siempre serás el pilar central de Seigaku. Así que no debes perder.

—Lo sé, Capitán—Sonrió.

De repente, la peculiar voz de cierta castaña de dos coletas interrumpió su charla, Tomoka Osakada corría a toda velocidad gritando su nombre, abriéndose paso entre la multitud para despedirse. Como sabían que Osakada era la presidenta del club de fans de Ryoma, no tenían otra alternativa que dejarla pasar.

—Oh, mira ha venido una de tus admiradoras—Se burló Momo.

—Ryoma-Sama—Sonrió Osakada frente a él—He llegado a tiempo menos mal, te he preparado un obento.

—Thank You—Lo aceptó, considerando que no podía rechazar la comida, porque su padre no lo había dejado comer antes de salir.

—Espero que te guste—Sonrió—Te extrañaremos mucho, Ryoma-Sama.

— ¿Qué sucedió con Sakuno-Chan? —Preguntó Eiji mirando hacia todos lados—No la veo por ninguna parte.

—Ella no vendrá…no se sentía bien—Susurró triste Tomoka.

— ¿Está enferma? — Preguntó Momo preocupado

—Sí es así, debe estar grave para haber faltado hoy—Susurró Eiji intercambiando miradas con Momo, sabiendo lo que sentía la castaña.

—Que mal, no alcanzará a despedirse de Echizen.

—Pasajeros del vuelo quince, por favor dirigirse a la puerta principal.

—Ha llegado la hora—Anunció Sumire.

—Así es…—Asintió Oishi, el momento había llegado.

—Buena suerte, Echizen—Gritaron todos.

—Thank You, sempais—Sonrió por un momento para luego caminar a la puerta señalada.

Sakuno caminaba a zancadas por las calles, mirando a cada minuto su reloj, era tarde no sabía si era llegaría a tiempo, pensó mientras miraba como varios aviones despegaban en el cielo, estaba tan cerca, pero a la vez lejos. "Soy consciente que no siente lo mismo por mí, pero aún así quiero verlo aunque sea por última vez…" Susurro. Estaba a tan sólo unos pasos del aeropuerto, ya se encontraba rodeada de personas que caminaban con sus maletas, ya sea apresurados por sus ajetreados viajes como para despedir a alguien, como ella anhelaba hacerlo. Sin pensarlo, corrió hacia la calle sin notar que el semáforo permanecía en rojo, ya que no había señales de automóviles que se aproximaran. "¡Cuidado!" Gritó una mujer sin saber por qué, entonces de súbito sintió el sonido de una bocina de un camión aproximándose hacia ella. Antes que pudiera reaccionar a los latidos de su corazón, fue golpeada por el potente vehículo, haciéndola volar producto del impacto, cayendo en el suelo como si fuera una vieja muñeca de trapo sin vida.

En ese preciso momento un vuelo 15 despegaba del aeropuerto, llevándose al ambarino a borde de él, quien no podía distinguir que es lo que sucedía en la calle por una muchedumbre que se encontraba reunida.

Seis meses después, Ryoma caminaba rumbo al Instituto Seishun, tras haber triunfado en América. Sentía pereza, no obstante estaba obligado a retomar sus estudios, pero no todo implicaba aspectos negativos, ya que regresar a Japón también significaba seguir entrenando con sus sempai.

Al cruzar el umbral del salón, se sentó en su banco olvidado y extrajo una nueva revista de tenis de su bolso, ya que deseaba leerla antes de que comenzaran las clases.

Pocos minutos después, aparecieron los tres novatos hablando sobre tenis sin notar la presencia del recién llegado, Horio como siempre seguía inventando historias sin sentido, alardeando de sus habilidades en tenis, las cuales los otros dos creían sin dudar de su palabra.

—No has cambiado nada.

— ¡Esa voz es de...! — Gritó Horio.

— ¡Echizen! Has regresado—Gritaron todos al mismo tiempo.

—No es necesario que causen tanto alboroto por mi regreso—Suspiró.

— ¿Cómo te ha ido en América? —Sonrió Kachiro.

—Ganaste ¿Verdad?

—Por supuesto.

—Oh eso es genial ¡felicitaciones Ryoma-Kun!

Inesperadamente la puerta se abrió, sintiendo como la ruidosa voz de Tomoka invadía el salón, "Ya te lo he dicho, Sakuno-Chan" la escucharon decir, siendo seguida por la chica de larga cabellera castaña.

—R-Ryoma-Sama— Tartamudeó emocionada— ¡Has regresado! ¿Cómo te ha ido en América? — Gritó caminando a zancadas a su pupitre. —De seguro que le ganaste a todos.

Sólo se limitó a asentir, mientras se levantaba de la mesa para caminar al baño, ya que encontraba en ese salón todos causaban demasiado alboroto por su llegada y no podía estar en paz allí.

Sus ojos se encontraron con los de ella, quien permanecía aún a un costado de la puerta, mirándolo extrañada. Lucía distinta, pero en el fondo seguía siendo la misma persona de siempre.

— ¿Qué sucede? Ryuzaki.

—Esto… ¿Quién eres? — Preguntó, dejando boquiabierto al ambarino— ¿Y cómo sabes mi apellido?

— ¿Eh? ¿No me recuerdas?

—Sakuno…es Ryoma-Kun ¿Realmente no lo recuerdas? —Habló Tomoka preocupada.

—No…nunca antes lo había visto. —Miró dudosa ¿Porqué Tomoka se sorprendía?

— ¿Qué? —Saltaron los tres novados desconcertados.

—Tal vez olvidar a Ryoma-Kun es una secuela del accidente— Susurró Kachiro.

— ¿Olvidarlo? Pero si nunca lo he visto— Musitó Sakuno confusa.

—Sí lo has visto, pero…no te preocupes— Sonrió Tomoka— Muy pronto lo recordaras.

—mmm eso creo.

— ¿Secuelas del accidente? —Susurró el ambarino más confundido que la castaña.

—S-Sí, es una larga historia— Suspiró Tomoka— Ocurrió la misma mañana en que te marchaste. Esto es grave, supuestamente sólo se había golpeado la cabeza, pero nunca pensé que perdería la memoria…creo que debo notificarle esto a Ryuzaki-Sensei.

— ¿Eh? No es necesario. Estoy bien, Tomo-chan. —Habló la chica de ojos carmesí nerviosa—Además estoy segura de que no lo he visto antes, quizás ustedes están confundidos y no es así.

El sonido de inicio de clases sonó en sus oídos, todos se quedaron en silencio ante sus palabras, sin saber que responderle a la castaña, Ryoma tan sólo suspiro, no entendía que era lo que había sucedido aquella mañana, además ¿Cómo era posible que se hubiese olvidado solamente a él? Ya que sí se tratara de Amnesia habría perdido toda la memoria. Sin embargo, en este caso, según lo que habían mencionado lo demás, no había olvidado nada más ¿Por qué a él?

Continuara….

Hola! ¿Cómo están? Espero que bien, esta historia la publiqué en un comienzo en , pero como el proyecto de SYLM y DYLM va bien, pensaba también darle una oportunidad a las otras historias de Ryosaku que he hecho. En esta historia los personajes claramente no me pertenecen, son de Konomi :D Y algunas escenas son de la serie, pero serán fundamentales para conectar todo esto. Lo demás son ideas mías originales.

Espero que les guste y comenten :) seguiré subiendo Do you love me en unos días.

Cuídense! Saludos!