Konichiwa, Hello, Hola a todos los lectores que alguna vez van a leer éste pequeño Song-Shot (tiene un poco más de historia que de la canción) como le llamo. Bien, esta corta historia me vino a la mente después de vagar en la web y encontrarme con una canción llamada 7 years of love de un coreano llamado Kyuhyun, que pertenece a un grupo de pop coreano llamado Super Junior.
La traducción de la letra de la canción difiere un poco en la web, por eso tomé un poco de cada cual o eso creo XD. Edité un poco la letra, por lo que no agregué todo el contenido para poder plasmar la idea que me brindó la inspiración. Para que la comprendan un poco más, les aconsejo e invito a leer mi historia en proceso: Amor Blanco A Través de Unos Azules (la idea me llegó escribiendo un capítulo que aún no termino n_nU ) Tal vez existen otros fics con la misma canción o incluso del mismo fandom de Yu-Gi-Oh! ( lo escribí porque tengo una tremenda obsesión por Seto Kaiba n_nU) pero no lo hago con intención de PLAGIO. Bien, con todo eso aclarado, espero desde el fondo de mi corazón que les guste. Gracias de antemano por leer.
ADVERTENCIA: Este Fic está escrito en otra página, en cual también estoy registrada pero con un nombre de usuario diferente. Así que si llegan a leer este Fic en esa otra página, no es PLAGIO, la escritora es la misma…
Yu-Gi-Oh! No me pertenece, 7 Years of Love no me pertenece, ambos pertenecen a Kazuki Takahashi y Cho Kyuhyun, respectivamente.
Las letras en Negrita son los párrafos de la canción.
7 Years of Love
''Nos hemos conocido por siete años''
Te conocí cuando tenía 18 años, contrario a los 25 que hoy día poseo. En ese entonces, estudiabas comunicación social en la misma universidad en que yo estudiaba negocios, la profesión que, como ya sabes, me fue impuesta por mi Padrastro.
Recuerdo con precisión el momento en que te acercaste a mí en la biblioteca universitaria. ¿Recuerdas las palabras que me regalaste? Pues yo sí:
-Disculpa, ¿puedo acompañarte? Es que no hay otra mesa desocupada en toda la biblioteca.- tu melodiosa voz penetró mi odio, haciéndome dirigir mi fría mirada hacia ti, la cual quebraste con la calidez de tu sonrisa.
-Si así gustas.- respondí posando mis ojos en el libro que sostenía entre mis manos fingiendo indiferencia, no quería que notaras la impresión que me causaste, lo mucho que me fascinaste.
-Gracias.- me sorprendí cuando escuché esa respuesta, por ello no respondí, me limité a observar como tomabas asiento a mi lado. Otra persona, como muchas habían hecho, se hubiese marchado de inmediato. Nadie soportaba mi gélida actitud, por eso mi mesa era la única vacía sobre todas las demás. Pero tú… con sólo una sonrisa… la hiciste pedazos al instante.
-El libro que lees es realmente bueno, una obra digna de admiración.- me dijiste a pesar de la indiferencia que fingí, provocando que una sensación, en ese entonces desconocida, sacudiera mi interior.
-La elección que has hecho no carece de valor.- en esa ocasión no supe el por qué te respondí, cuando ordené a mi interior no hacerlo. Me incomodaba el hecho de no poder darte el mismo trato que ofrecía a los demás.
-Tienes razón, he hecho una buena elección. Aun así no tiene punto de comparación con la tuya.- volví a escuchar la armonía de tu voz, perdiendo el interés en las líneas frente a mí al percibir tu sonrisa.
-¿Vienes aquí muy seguido?- fue imposible seguir ocultando mi interés. Ignoré todos los murmullos que escuchaba a mí alrededor. Deseaba saber más de ti, conocerte.
-Es la primera vez que vengo, ingresé hace apenas dos días. Mi nombre es Yura, perdona mi falta de cortesía al no presentarme antes, mucho gusto.- expresaste extendiendo tu mano hacia mí, te confieso que sentí una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo cuando la uní a la mía.
-Me llamo Seto.- no abundé palabras, aquella corriente consternó mi ser.
¿Recuerdas, verdad? Desde esa ocasión nos encontrábamos en esa misma mesa, a esa misma hora, todos los días.
''Nadie dijo que decir adiós era fácil…
En poco tiempo te convertiste en mi única amiga, lo que ninguna otra persona, a excepción de mi hermano Mokuba, había logrado. ¿Pero cómo desear separarse de alguien como tú? Tan carismática y vivaz, llena de empatía y henchida de ternura. Pero sobre todo, cálida.
Recorrimos muchos lugares juntos, compartiendo nuestro tiempo. Pese a las asignaciones que debías cumplir en la universidad y los asuntos que debía atender en la compañía, siempre excluimos un tiempo para pasarlo juntos.
¿Recuerdas cuando fuiste a mi casa por primera vez y conociste a mi hermano? Espero que sí, porque aún recuerdo la agradable noche que pasamos juntos. La exquisitez de la cena que preparaste a pesar de que Mokuba y yo insistimos en que la servidumbre bien podía hacerlo. Las sonoras carcajadas que compartimos; sí, me hiciste sonreír como desde mi niñez ya no ocurría.
A partir de esa noche, anhelé estar contigo todos los minutos, horas y días que fuesen a pasar en mi vida.
Al día siguiente, llegué temprano a la universidad, ansiando verte. Te esperé en el mismo lugar de siempre pero nunca llegaste. Me desconcerté y te busqué por todas las inmediaciones de la universidad, incluso hice a un lado mi orgullo e indagué tu paradero entre tus amistades, pero estas se hallaban en el mismo estado que yo, ninguna te había visto en todo el día.
Preocupado, conduje mi auto hasta tu casa. Después de tocar tres veces sin obtener respuesta, me tomé el atrevimiento de entrar. Me alarmé cuando te vi desplomada en el suelo, echa un mar de lágrimas.
-¡Seto!- te abalanzaste sobre mí en cuanto me viste acercarme. Te refugié entre mis brazos, sintiendo por vez primera la calidez de tu cuerpo.
-¡Murió, Seto! ¡Murió!- musitaste entre sollozos, dejando palpable el dolor que te consumía al perder a tu único familiar, tu Madre.
Te sostuve entre mis brazos, como si mi existencia dependiera de ello. Dejé que tus salinas lágrimas mojaran mi pecho.
Ese día me enteré de que estudiabas y trabajabas a la vez para poder cubrir los gastos del suministro de medicamentos de tu Madre, que padecía de cáncer. Me contaste que tu Padre nunca te reconoció como su hija y que todo ese tiempo habías seguido adelante sin la ayuda de nadie.
Nunca te lo dije pero en ese instante me pregunté: ¿Cómo podías hacerlo? ¿Cómo podías sonreír y ser tan alegre estando en medio de todas esas dificultades?
Estuve a tu lado en todo momento del velatorio de tu progenitora. Pocas personas asistieron; prácticamente, no tenías parentela.
Cuando el sepelio culminó, te acompañé en el retorno a tu casa. Lo que sucedió luego, es el recuerdo más hermoso que conserva mi memoria...
-Gracias por todo, Seto. No sé si hubiese sido capaz de soportar todo esto de no ser por ti, en verdad muchas gracias.- tus palabras eran tan agradables a mis tímpanos.
-No tienes por qué. Siempre que me necesites, aquí estaré.- como deseaba poder decir lo que realmente sentía en ese instante. Pero el miedo al rechazo y la inseguridad atascaban las palabras e impedían que salieran de mi garganta.
-Gracias.- volviste a decir, depositando con suavidad un cálido beso en mi mejilla derecha.
Mi corazón latía desbocado, mi cuerpo pedía a gritos la realización de aquella acción. Y yo… lo hice…
Posé ambas manos en tus mejillas, acerqué tu rostro al mío y te besé, con ansiedad, sutileza y fervor. Como si de aquello dependiera mi respirar. Tú correspondiste a cada uno de mis movimientos, algo que no esperaba pero que me hizo inmensamente feliz.
Mi cuerpo se estremeció cuando nuestras lenguas se fusionaron, aumentando el éxtasis que corría por mis venas. Nuestros pulmones pidieron clemencia y accedimos al llamado separándonos.
Ambos respirábamos con dificultad.
Nuestras miradas colindaron y las palabras fueron innecesarias, la profundidad del azul de nuestros ojos bastó para saber que ambos corazones deseaban estar unidos. Con aquella respuesta unimos nuestros labios nueva vez.
Desde ese día dejamos de ser amigos...
Pero el dicho ''No todo es color de rosa'' es la descripción de la vida.
Una oportunidad inigualable para el éxito de mi carrera tocó mis puertas, pero para aprovecharla era necesario vivir en el extranjero, lo que significaba renunciar ti. No sabes cómo odié a mi Padrastro cuando me forzó a tomar esa decisión.
¿No lo has olvidado, verdad? El día en que te conté mi decisión:
-¡Tienes a otro, ¿no es así?! ¡Por eso apruebas mi partida!- te grité cuando me expresaste que aprobabas mi decisión.
-¡¿Cómo puede pasar por tu mente semejante estupidez, Seto?! Yo…-sollozaste- te amo más de lo que puedes imaginar. Pero… no puedo ser egoísta y tenerte para mí cuando esa oportunidad es crucial para tu vida profesional, no me lo perdonaría.- terminaste de recitar entre sollozos.
No era eso lo que quería escuchar de ti. Deseaba que me pidieras quedarme a tu lado, de esa manera tendría un motivo para desafiar a mi Padrastro y negarme a cumplir sus peticiones, a pesar de reconocer que aquella oportunidad era vital para mi porvenir.
En un arranque de impotencia tiré de tu brazo izquierdo y con brusquedad te atraje hacia mí, besándote con tanta vehemencia que sentí como nuestras dentaduras chocaron.
Esa noche… fue la primera de las tantas que hicimos el amor.
…
En compañía de mi hermano, estábamos haciendo mis maletas la noche anterior a mi partida hacia el extranjero. Mokuba nos dejó a solas después de expresar que estaba casi muerto del sueño. Todo estaba en su debido lugar, por eso aproveché la ocasión para hacerte aquella petición egoísta...
-Yura…- te llame con suavidad, expectante a que aceptaras cumplir lo que deseaba de ti.
-¿Sí?- después de escuchar esa cuestionante, proseguí.
-Quiero… deseo… ¿Me dejarías hacerte el amor por última vez?- como anhelaba hacerlo realmente era indescriptible.
Sonreíste; te acercaste a mí, sorprendiéndome con un beso inesperado que no vacilé en corresponder.
-¿Es apropiada mi respuesta?- preguntaste con la sonrisa más sensual que había visto en toda mi vida.
Respondí devorando tus labios, tal como un León devora su presa. Conduje tu cuerpo hasta mi cuarto, sosteniéndolo estilo nupcial.
¿Cómo olvidar esa noche? ¿Aún mantienes vivo el recuerdo?
Nuestros cuerpos envueltos en aquella danza de fuego y placer, nuestros rostros totalmente contorsionados por el gozo de ser uno. Las gotas de sudor mezcladas con nuestras lágrimas, la deliciosa e incomparable sensación de llegar al clímax entre gemidos.
De esa manera nos entregamos el uno al otro durante toda la noche, a sabiendas de que el día siguiente todo acabaría.
-¿Me darás el privilegio de seguir siendo tu amigo?- te pregunté pese al dolor que me causaba el expulsar esas palabras. Teniendo tu cuerpo junto al mío, ambos envueltos entre las sabanas, mientras el sol nos saludaba a través de la ventana.
Sabía que no podía exigirte nada más.
-Por supuesto.- recuerdo fue tu respuesta, y palpé como las lágrimas comenzaban a brotar de tus ojos. Los míos no pudieron evitar hacer lo mismo.
Nos besamos y, posteriormente, nos abrazamos entre sollozos.
-Te amo, Seto. Jamás lo olvides.- dijiste entre hipidos. El dolor comenzó a consumir mi ser.
-Te amo, Yura. Jamás lo olvidaré.- fue lo único que atiné a decir, entre discretos sollozos.
…
Aún puedo rememorar nuestra despedida en el aeropuerto, se me seca la garganta de sólo pensar en el amargo cáliz que fue.
-Gracias por acompañarme.- dije con suavidad, a pesar del desagradable vacío que aridó mi garganta y se cernía sobre mi estómago.
La gente dice que realmente duele cuando se dice adiós…
-No tienes por qué. Sólo espero que… no vayas a olvidarme, Seto.- tu voz dejo de ser melodiosa y se tornó quebradiza, encogiéndose mis entrañas de un dolor indescriptible cuando las lágrimas adornaron tu perfilado rostro e inundaron tus hermosos ojos azules.
Solté la maleta que sostenía entre mis manos y fundí tú cuerpo al mío en un nostálgico abrazo. Sentí tus cálidas lágrimas bañar mi pecho y escondí mis ojos detrás de mis flequillos para que no te percataras de las lágrimas que empezaban a desprenderse de ellos, las cuales sequé de inmediato. Aprisioné tu cuerpo contra el mío con devoción, queriendo tener la facultad para poder detener el tiempo.
-Aún si el cielo y la tierra dejaran de ser, nunca me olvidaría de ti.- las únicas palabras que pude articular.
-Gracias. Jamás te olvidare, Seto.- dijiste separándote de mí, secando tus lágrimas.
No pude decirte lo impotente que me sentí y como mi cuerpo se tensó cuando escuché que mi vuelo estaba a punto de partir.
-Es el número de tu vuelo. Adiós, Seto.- expresaste antes de acercarte a mi rostro y besarnos por última vez. Mi cuerpo se electrizó al sentir tus dulces labios posarse en los míos y cerré mis ojos para disfrutar aquella última entrega.
-Adiós.- musité marchándome, sin mirar hacia atrás. Sabía que si lo hacía, correría a refugiarme en tus brazos y derramar las lágrimas que bañaban mi rostro en tu hombro.
Por más veces que me repetí ''Así es como tiene ser ''. Jamás lo pude comprender.
Pero aun así terminamos
Quedándonos solo con el recuerdo del tiempo que pasamos juntos…
Nos dijimos a nosotros mismos "así es como tiene que ser"
Comencé a adaptarme a la vida en el extranjero. Por favor, dime que aún recuerdas las video-llamadas y las conversaciones telefónicas que sostuvimos aquellos 3 años. Eran lo único que me mantenían allí. Tu dulce voz diciéndome que no me rindiera, que diera todo de mí en cada día de trabajo eran el motor que me impulsaba a levantarme todos los días.
''Es difícil seguir siendo amigos
Así, en los siguientes tres años...
Seguimos en contacto de vez en cuando''
¿Recuerdas aquella noche en que te llame? Espero que sí.
Esa noche lloré más que aquella en que tuve que reconocer el cadáver de mi Padre. ¿Sabes por qué? Porque de no ser por las circunstancias, ése día cumpliríamos siete años juntos, siete años de amor. Porque aún te amaba con cada célula que formaba mi corazón.
Deseaba mandar todo al demonio, comprar el primer vuelo e irme a buscarte. Pero pensar en el bienestar de mi hermano Mokuba me hacía desistir. El sólo me tenía a mí, no contaba para nada con mi Padrastro. Por ende, mi bienestar significaba el suyo. Pero…
Te extrañaba, anhelaba con una fuerza inmedible estar contigo.
''Y llore oh oh ooo
Me arrepentí y te extrañe''
-¿Seto?- la tenuidad de tu voz me daba tanta calma.
-Discúlpame por llamarte a estas horas pero… en verdad deseaba escuchar tu voz.- te dije intentando suavizar mi garganta, no quería que notaras mi quebrado timbre de voz.
-No te preocupes, igual no tenía nada de sueño. Me alegra mucho escucharte.- musitaste con tu característica ternura, haciéndome desear con todas mis fuerzas estar allí contigo, tenerte entre mis brazos y hacerte el amor hasta que nuestros cuerpos colapsaran de placer.
-Yura, tú…- tragué en seco ante la posible respuesta de la pregunta que quería hacerte.
-¿Sí?- tu pregunta me hizo continuar.
-¿Has encontrado a alguien?- "No'' eso era lo que mis oídos querían percibir y mis labios temblaban ante la posibilidad de una respuesta contraria.
-No. Aún no, Seto.- mi corazón palpitó frenéticamente, aliviado.
-Deberías buscar a alguien que sea digno de tu amor. La soledad no es buena.- nunca en mi vida había dicho una mentira de mayor magnitud.
-Lo haré a su tiempo.- silenciosas lágrimas volvieron a inundar mi rostro al escucharte decir aquello. Sin embargo, nació en mí una nueva interrogante.
-Yura... Me gustaría saber si tú…- el miedo me hacía dudar de mi pregunta.
-¿Si yo…?- preguntaste, al parecer, expectante.
-¿Aún sigues trabajando en donde me dijiste la última vez?- pregunté en sustitución de un: '' ¿Aún me Amas?''.
…
Te llamé cuando estaba triste y lloré silenciosamente
Diciéndote que debías encontrar una buena persona
Cuando en realidad no era lo que realmente quería decir
Lo que quería decir era "¿aún me amas?"
-Seto, tengo algo muy importante que decirte.- expresaste notablemente emocionada, a través del auricular del teléfono. Despertando mi curiosidad.
-¿Qué es?- respondí juguetón, sosteniendo el boleto de avión con mi mano libre. No iba a decirte que hablé con Mokuba y que la próxima semana estaría en Domino, quería sorprenderte.
No obstante, era de mi interés saber la causa de tu emoción.
-Me voy a casar.-
''Cuando escuché que te casarías...
Por un momento...
quedé sin habla''
Desecho… destrozado… desmenuzado… ni siquiera esas palabras pueden describir con cabalidad como quedó mi corazón tras escuchar esas palabras.
-Muchas… felicidades.- no pude decir más, las dos lágrimas que se deslizaron por mi semblante y el dolor en mi pecho me lo impidieron.
Pero, ¿sabes?, agradeceré con los desechos de mi corazón a la persona que reciba esta carta, porque sé que desde que la lea, la pondrá en tus manos. Y así sabrás que…
''Te amo''.
Eran las únicas palabras que quería oír de ti. ''
Con lágrimas en los ojos y totalmente vestido de negro, Mokuba volvió a introducir el escrito dentro del sobre. Se puso de cuclillas y lo depositó en la lápida que tenía plasmada un nombre legible: ''Yura Mutou'' la cual se hallaba justo al lado de la que pertenecía a su querido hermano, cuyo nombre estaba claramente palpable: ''Seto Kaiba''.
Hasta aquí el trabajo en conjunto con la inspiración. Espero sus dudas, impresiones, comentarios, tomates… todo lo que quieran expresar. Si tienen interés en saber cómo murieron estos dos personajes (por si las moscas ^ ^) háganmelo saber que con gusto lo revelaré en otro One-Shot. Gracias nueva vez por leer. FELIZ DÍA ^ ^
