Los personajes no me pertenecen, le pertenecen a la gran Rumiko Takahashi t si me pertenecieran todo seria tal cual es, esto es solo una realidad alternativa, planeo seguir si a ustedes le agrada mis fic.


-Mi nombre es Aome y tengo 18 años, mi propósito en la vida es ser una sacerdotisa muy buena, pero en realidad ese no es mi deseo, luego de que mis padres murieron cuando era chica fui criada por un bandido, ese bandido se hacía llamar Onigumo y su propósito de que yo sea sacerdotisa era para poder apoderarse de la esfera de las cuatro almas, la Shikon No Tama, hace muy poco el falleció en un incendio y antes de morir por sus quemaduras mortales me deje a cargo de la mujer que lo cuido en sus últimos días, esa mujer es ahora mi maestra y ella me esta enseñando a ser una sacerdotisa, su nombre es Kikyo y ella es la guardiana de la perla, me dice que dentro de unos años yo tomare su lugar.-

-Luego de tres años al cumplir los 18 años, Kikyo murió misteriosamente y yo quede encargada de la perla, se dice que murió por culpa de un medio demonio, un Hanyou, una parte de él es hombre y la otra es bestia, los rumores dicen que él fue el culpable de su muerte, a veces al caminar cerca del bosque me siento observada y supongo que sería el intentando matarme, no se su nombre, pero siento la curiosidad de saberlo, aunque mi vida corra peligro tengo esa curiosidad.-

-En algunas ocasiones había escuchado a Onigumo decir que deseaba la perla de Shikon y llegue a creer que su motivo para criarme eran esos, cuando hablaba con Kikyo ella me decía que yo tenía una gran energía que con los años aumentaría más y más y podría ser hasta la mejor sacerdotisa, mucho no me entusiasmaba, pero ahora siendo la guardiana de perla me vienen pensamientos extraños y llegue a pensar que onigumo vendría por mí y me quitaría la tan valiosa joya.-

-Esto es solo una parte de mi vida, todo era un poco tranquilo en estos días, seguía escuchando los rumores sobre ese hombre mitad bestia, pero ya no me preocupaba, no veía la razón del porque el tenía la culpa, que razones tendría para matarle, su mitad era humana y sería un poco ridículo, a veces me reprendía a mí misma al pensar esas cosas, pero era un poco de razonamiento con lógica.-

-Una tarde iba por el bosque caminando, mientras pensaba y por alguna tonta razón sentía que a cada paso algo me observaba y ahí sentí los gritos provenir de la aldea, me fui acercando y todo estaba en llamas y no había heridos pero de repente algo me sujeto, nadie pudo verlo, nadie había notado mis presencia, estaba bien sujetada por un bulto rojo, además podía notar algo más, tenía orejas de perro, garras y unos ojos dorados que daban miedo y ternura, ese bulto que era el famoso hombre mitad bestia, lo podía saber, por su apariencia, ya que lo habían describió así, intente zafarme de su agarre pero note que estábamos volando en el aire, en un momento llegamos a un lugar muy apartado y oculto en el bosque, casi sin cuidado el Hanyou me apoyo contra una árbol…-

-¿Dónde está la perla?- Me exigió – yo solo me quede sin poder hablar ante su tono frio- ¡Feh! ¡Si me lo dices, prometo no hacerte daño!- eso ultimo lo sentí más frio, pero al parecer de mi boca no podía salir palabra alguna.-

-Otra vez exigió y yo respondí firme- No sé de qué hablas –El solo se me acercó y me levanto como si de una pluma yo me tratara, sus manos agarraban las mías por la muñeca y yo trataba de no mostrar miedo, ya que por mi cabeza corría la afirmación de que el sí mato a Kikyo.-

-Cada vez más hacia presión con sus manos y sentía algo de dolor, otra vez hablo- ¡Ha! Levante- Me ordeno y yo solo obedecí, al levantarme otra vez hablo-¡Hasta que no me digas donde ocultaste la perla, serás mi prisionera mujer!- eso último me alivio, ya que por ahora seguiría viva y además tenía curiosidad por saber para qué quería la perla-

-Otra vez me había sujetado, pero esta vez en su espalda y luego de un rato al anochecer llegamos a un lugar muy lindo, tenía que reconocerlo era muy agradable, nos adentramos y detrás de una especie de cascada había como una cueva, antes de irse me dijo que no intente escaparme o me arrepentiría, no tenía intenciones de escaparme y solo me quede en ese lugar, había comenzado a hacer mucho frio y en ese lugar no había fuego, tal vez era parte de la tortura, pero considerando que no me había matado y no me hizo daño, no creo que me dejara sola en este lugar, ya estaba temblando y el Hanyou no llegaba, de repente todo se volvió oscuridad…-

-Solo deseaba poseer esa perla y esta mujer me la tendría que dar a como dé lugar, mi intención no era de matarle, todos me culpaban por lo de esa sacerdotisa Kikyo pero nada era cierto, pero me aprovecharía de eso para que esta mujer me digiera donde la oculta, ya que en la aldea no estaba y de seguro la tenía en otro lugar y tarde y temprano me lo diría-

-La había dejado en ese lugar ya que nadie podría encontrarnos, la deje y solo Salí a buscar algunos troncos para el fuego, no pensé que me demoraría tanto y encima hacia frio, una vez recogida la leña me dispuse a volver a lugar donde se encontraba la sacerdotisa pero decidí pasar por un rio y pescar algo.

-Al llegar al lugar donde la deje, todo me parecía normal y parecía dormida, me dispuse a prender el fuego y me acerque a ella solamente para que se acerque al fuego y como algo, tenía que alimentarse, no la dejaría sin comer, la tenía que mantener bien hasta que me confiese donde estaba la perla y al tocarle, la note fría y sus labios estaban un poco morados, mi preocupación nació de la nada y solo la garre en mis brazos y abrazándole le hacer que al fuego, le puse mi chaqueta y la cubrí, de apoco sus labios iban tomando color y eso me hizo sentir aliviado, pero seguía sin despertarse y de alguna manera me hizo sentir culpable, toda la noche me quede de esa manera con esa mujer, era muy hermosa, ese pensamiento llego a mi cabeza y no podía evitarlo.-

-De a poco fui abriendo mis ojos y me sentí apoyada contra algo muy cálido y tenía un olor muy rico, a medida que fui abriendo mis ojos pude notar que unos brazos fuertes me abrazaban, pero me sentía rara, intente zafarme pero pude notar que era ese Hanyou el que me tenía tan bien agarrada, que se supone que era lo que pasaba.-

-El estaba dormido y yo al fin había logrado retirarme de su abrazo, pero tenía frio y sentía que en cualquier momento me caería, ahí paso me desplome en el piso, de repente el Hanyou se despertó al sentir el golpe seco y me socorrió y puso su chaqueta sobre el piso y me acostó encima de esta.-

-Toque su frente y note que ardía en fiebre, ahí vino la culpa- ¡No te muevas!- le dije- ahora regreso- volvió a decir, ella solo asintió apenas con la cabeza y cerro sus ojos.-

-Salí en busca de agua y no muy lejos había, cuando volví detrás de la cascada ella permanecía donde la deje y solo la puse delicadamente boca arriba y con mis garras rompí un poco de la tela de la ropa de la sacerdotisa y la moje en agua fría y se la puse sobre la frente, al cabo de un rato, su frente permanecía caliente pero no tanto y ella abrió sus ojos y me hablo.-

- ¿Cómo te llamas?- Me pregunto- Yo soy Aome- me dijo con un poco de dificulta y tratando de levantarse, quise no decir mi nombre pero sin querer respondí- Soy Inuyasha- le dije sin dar vueltas y ella sonrió y volvió a cerrar sus ojos- ¡Gracias!- me dijo- Feh! No te muevas tanto- le dije-

Espero le haya gustado y nos vemos en el capitulo siguiente.


Espero haya sido de su agrado, espero sus comentarios para seguir jeje... no obligo a nadie, un capitulo por semana