Feuer und Wasser
Prólogo
Caminos cruzados.
-¿Tienes algún pariente? –Le preguntó el oficial del ejército a la pequeña, que se encontraba sentada en el marco interior de una ventana, agarrándose las piernas, apretujándose en sí misma, mientras los pensamientos cruzaban rápidamente por su mente.
Pero pese a lo abstraída que se encontrara, oyó la pregunta, mas nos respondió a esta.
No… no había nadie cercano, o al menos ella no conocía a nadie cercano. Quizás mamá tuviera una libreta con números de teléfono, pero ya qué más daba, su casa y su ciudad habían desaparecido de la faz de la Tierra.
Sus padres habían muerto por esa cosa llamada Virus G y ahora ella se encontraba sola, mordiéndose el labio inferior mientras miraba por la ventana. Había perdido tantas cosas…
"Seguro que va a volver, no se olvidará de mi…" pensó Sherry, suspirando. Si había algo que no había perdido era la esperanza en que Claire Redfield volviera a por ella, como le prometió aquella chica.
"Volverá…"
"Sé que volverá…"
"Ella me lo prometió…"
Pero los días pasaron, y ni Claire ni Leon aparecieron en aquel orfanato. Sherry continuó mirando por la ventana, sin perder la ilusión de salir de ahí, pero conforme el tiempo transcurría, esa ilusión fue apagándose.
Si iban a volver a por ella, ¿por qué no lo habían hecho ya?
No debieron dejarla ahí, no debieron…
Hasta que un día alguien apareció.
-Busco a una niña. Se llama Sherry Birkin – Un hombre bien vestido, con un traje negro y gafas oscuras se acercó a uno de los trabajadores del orfanato.
-¿Es usted familiar de Sherry?
El hombre rubio asintió, con una seriedad pasmosa.
-Por supuesto. Soy su tío -Mintió, con la documentación falsa preparada.
Albert Wesker sonrió levemente, mientras dentro de su bolsillo tanteaba un medallón que sin duda aquella niña reconocería.
- 3 -
