Historia escrita para el Intercambio especial aniversario del Foro 1-8.
Mi amiga invisible es BlueSpring-JeagerJaques y sus indicaciones fueron las siguientes.
1. OTP: MiMato
2. Una que me cause curiosidad: Daiken (Daisuke x Ken)
3. Crack: June x Hikari. :DDD
Especificaciones: que se de en época universitaria, los esté presente aspectos sociales como el prejuicio o discriminación. Oh y si introducen alcohol y borrachera de por medio, muuucho mejor :D
Los personajes no me pertenecen.
Tempestad de amores
Capítulo I. Antes de la tempestad
-¡Matt! —un grito desgarró el aire, resonando incluso por encima del bullicio de los pasillos de la universidad—. ¡Matt!
Pareciera que debía llamar la atención tanto alboroto, pero todos en la Todai estaban acostumbrados a ese tipo de escena a esa hora. Todos los días, en el descanso de las 11 de la mañana, una June Motomiya muy entusiasta corría desde su clase de estadística avanzada hasta en la que Yamato Ishida estudiaba solfeo para poder verle. Para cualquiera que la viese salir escopeteada antes de que casi terminase la hora, pensaría que era una pareja completamente enamorada, pero allí todos sabían que ese amor no era recíproco. No, solamente June sentía éso por el chico, ya que Matt, en cuanto llegaba la hora señalada, salía también corriendo del aula, más no para encontrarse con ella sino para huir. Y aunque a diario hasta el profesor estaba de acuerdo en que saliese unos instantes antes, no todos los días conseguía escapar de la Motomiya mayor, y alguna vez había tenido que tenerla colgada del brazo durante todo el descanso, sin lograr realmente descansar.
Aquel día pintaba como uno de esos. Matt corría por los pasillos, esquivando a las pocas personas que no sabían de qué iba la cosa. Algunas fanáticas de su banda alargaban la mano para al menos conseguir tocar de pasada a su ídolo mientras que otros se apartaban sabiendo que un terremoto pelirrojo iría detrás. Alguna vez alguien había tratado de ayudarle poniéndose en medio cuando June aparecía, pero después de que cinco personas terminasen estampadas contra la pared, dejaron de intentarlo. Así que Matt sabía que estaba sólo en eso, con una loca que escuchaba gritar detrás, cada vez más cerca.
Ya pensaba que todo estaba perdido cuando al pasar por un pasillo vacío alguien lo agarró del brazo y lo metió de golpe en un aula. Trastabilló en el aire, casi cayendo por el improvisto; aún así eso era mejor que tener que aguantar con June el descanso. Cuando pudo parar, se giró para agradecer al que le había ayudado y se encontró a la persona que menos esperaba encontrarse. Mimi Tachikawa estaba apoyada en la puerta cerrada, con las piernas cruzadas, la cabeza inclinada hacia la derecha y sonriendo de forma pícara; Matt se estremeció ante la imagen.
—Mimi —empezó a decir pero la chica se llevó un dedo a la boca, instándole a callar.
Pasaron unos segundos eternos en los que la chica agudizó el oído. Al chico no supo cuanto tiempo pasó hasta que Mimi decidió que ya era el momento y se despegó de la puerta para dar un paso adelante.
—Ya está —declaró—. Ya se ha ido.
—¿Qu-qué? —balbuceó, confuso.
—June —explicó Mimi soltando una risita—. Ya se ha ido. Ha seguido adelante buscándote. Se va a poner como una furia cuando descubra que no estás. Me debes una, Ishida.
La chica le guiñó un ojo y él se sonrojó.
—Bueno, te dejo entonces… —empezó a decir ella.
—Espera —la cortó él—. Antes de que te vayas tenemos que hablar.
—¿De qué? —frunció el ceño ella.
—Vamos, Mimi, llevas días huyendo de mi —le dijo Matt volviendo a serenarse—. Tenemos que hablar de lo que pasó.
—No hay nada que hablar, Matt —sentenció ella—. Solamente fue un juego.
—¡Mierda, Mimi, sabes que no fue así! —gruñó él—. Nos besamos.
—Estábamos borrachos —dijo ella con una pasividad que chocaba con la exaltación de Matt—. Simplemente nos dejamos llevar por el juego.
—No hables por los dos —el rubio entrecerró los ojos viendo que ella volvía a escapar del tema.
—Muy bien —aceptó—. Yo me dejé llevar por el juego. No hay nada más que hablar.
Mimi se giró, dispuesta a irse de allí, pero Matt se adelantó. En dos zancadas acortó la distancia que los separaba y la giró, haciendo que quedasen frente a frente. La chica lo miró sorprendida pero a él le dio igual. Apoyó ambos brazos en la puerta, encerrándola entre ellos de forma que no pudiese huir de nuevo.
—Nada de eso, no voy a dejar que vuelvas a huir de mi —sentenció él—. Tenemos mucho que hablar.
—Yo no tengo nada que decir —musitó ella aplacada por la cercanía del rubio.
—Pues yo sí —aseguró él—. Tengo mucho que decir.
—¡Déjalo ya, Matt! —chilló ella, nerviosa—. Nos emborrachamos, jugamos a la botella, nos tocó "7 minutos en el paraíso" en el armario, nos dejamos llevar y nos besamos. No hay nada más. No le des más vueltas.
—Sabes perfectamente que no fue tan simple como eso —murmuró Matt.
—Para mí sí —aseguró ella, recuperando la voz.
—¡Claro que no! —gritó él—. Además, no ha sido solamente el sábado. ¿Y en la fiesta de Nochevieja? ¿Me vas a decir que me besaste para celebrar el año nuevo? ¿Por qué me has ayudado con June sino?
—Te he visto en apuros y he decidido ayudarte como cualquier amigo haría —contestó ella.
—Apenas hace unos meses que hablamos como para que digas que somos amigos —gruñó Matt—. Acepta que estabas celosa, Mimi. Tenemos que hablar de lo que hay entre nosotros.
—¡Nos hay nada! —chilló, empezando a ponerse nerviosa por la situación; solo quería irse de allí, alejarse de Ishida—. Y no tenemos nada que hablar.
—¡Joder! ¡Claro que sí! —se exaltó él—. Entre tú y yo lleva mucho tiempo habiendo algo, Mimi. Y tenemos que hablarlo. Y si no quieres aceptarlo, empezaré yo hablando.
Mimi iba a replicar cuando chillidos en el pasillo le cerraron la boca. Los dos chicos se quedaron quietos, tratando de saber si el grito pertenecía a June, que volvía en busca de Matt. Pero no era así, y ambos reconocieron la voz de Yolei en la lejanía.
—¡Mimi! —chillaba—. ¡Mimi! ¿Dónde estás? ¡Mimi!
La castaña aprovechó esa oportunidad para zafarse de la cárcel que los brazos del chico y abriendo la puerta se apresuró a salir al pasillo.
—¡Yolei! —llamó a la chica de gafas, que estaba al final del pasillo—. ¡Yolei! ¡Estoy aquí!
La otra se giró y la vio a lo lejos. Sin perder el tiempo, Mimi echó a andar hacia ella mientras la otra corría a su encuentro. Matt salió del aula siguiendo a Mimi.
—Mimi —las chicas se encontraron en medio del pasillo—. Te estaba buscando. Ryo me ha dicho que estabas por aquí así que he venido pero no estabas y te estaba buscando por eso gritaba y…
La del pelo morado paró su discurso al ver a Matt alcanzarlas. Frunció el ceño sin saber qué hacía el chico allí y miró a su amiga pidiendo una explicación. Mimi trató de no ponerse nerviosa al contestar.
—Estaba ayudando a Matt a escapar de June —aclaró—. Ya sabes, era la hora de "Atrapa a Matt" y justo pasaba por aquí.
—Entiendo —Yolei pareció aceptar la excusa y procedió a ignorar al chico—. ¡Tengo algo que contarte! ¡Es increíble! ¡Vas a flipar!
—Vamos a tomar un café y me lo cuentas —Mimi se enganchó al brazo de Yolei y tiró de ella hacia las escaleras, alejándose apresuradamente de Matt.
—¡Mimi, espera! —la llamó él viendo como, de nuevo, volvía a escaparse de él.
—Yolei me reclama, Matt —le dijo ella solamente girando la cabeza hacia él—. ¡Que no vuelva a encontrarte June!
Las dos chicas desparecieron por el pasillo, dejando a un frustrado rubio que sabía que no conseguiría nada por seguirlas; Mimi estaba decidida a huir de él y en ese momento tenía a una muy emocionada Yolei para bloquearlo. Enfadado consigo mismo, se giró para irse por el lado contrario, tratando de encontrar otra forma con la que hablar con la chica.
…
Mientras tanto, una confusa June seguía buscando a Matt. Después de haberse recorrido todo el campus, incluyendo el aula donde normalmente Yamato ensayaba con su banda, se había dirigido hacia el pabellón de deporte, pensando que quizás el rubio había decidido ir a hacer ejercicio.
Así que, después de haber mirado en el campo de futbol, el de baloncesto y el de tenis (aunque él nunca hubiese jugado a tenis), llegó a la piscina del campus, en la que June sabía que a veces su amado iba a desahogarse y nadar. Matt no estaba en la piscina así que se dirigió a los vestuarios. Tocó la puerta del de hombres pero nadie contestó, y al intentar abrir descubrió que estaba cerrado con llave. Frunció el ceño. Estaba por irse cuando escuchó ruido en el de las mujeres. Pensó que quizás solamente habían abierto ése porque estaba roto el otro y se dirigió allí para ver si era Matt el que estaba ahí. Pero cuando entró no había nadie. Caminó, adentrándose en la estancia, buscando más pistas. No había dado muchos pasos cuando escuchó la ducha, que estaba encendida.
Su mirada se volvió lasciva al pensar en su querido Matt bajo el agua, desnudo, y con las gotas recorriendo su esbelto cuerpo. Estaba pensando en sorprenderlo cuando el agua cesó y entre las nubes de vapor apareció una persona. La decepción se pinto en la cara de June cuando descubrió a Hikari Yagami salir de la ducha con una toalla enredada tapando su cuerpo.
—¡Oh! —exclamó la castaña—. No sabía que había alguien más aquí; pensaba que era la única en la piscina.
—No estaba en la piscina —aclaró June—. Buscaba a Matt.
—Yamato no ha venido hoy a nadar —aseguró la chica yendo a su taquilla y sacando sus cosas para vestirse.
—Vaya, qué pena.
June se quedó mirándola, con su mente aún perdida en la imagen de su querido rubio mojado. ¡Qué pena que no hubiese sido él aquel que estaba en la ducha! En vez de eso estaba aquella chica, Hikari Yagami. La pelirroja se centró en ella. Realmente nunca había hablado más de dos palabras seguidas con la castaña, pero sabía que era la hermana de Tai, el mejor amigo de Matt, y la mejor amiga de TK, el hermano del rubio.
Sin saber por qué, de repente se encontró observándola; Kari estaba echándose crema en las piernas. Súbitamente, su mente maquiavélica empezó a maquinar ella sola y su cuerpo comenzó a caminar hacia ella sin que ella se diese cuenta. La otra vio por el rabillo del ojo que la pelirroja se acercaba y se irguió para saber qué quería.
—Tú eres la hermana de Tai —murmuró June.
—Sí —asintió la castaña de forma confusa.
—Por lo tanto, en algún momento de tu vida Tai te ha besado —insistió pensativa—. Aunque sea en la mejilla.
—¿Qué? —preguntó sin comprender a qué venía todo eso.
—Y Tai ha besado a Sora porque están saliendo —siguió delirando la mayor—. Y Sora salió con mi Matt dos semanas, por lo que algún beso se han tenido que dar.
—June —llamó, completamente desorientada, Kari—. ¿Qué dices? ¿Qué pasa?
—Por lo tanto si te beso sería como besar a mi Matt de forma indirecta —hablaba de ello como si fuese lo más lógico del mundo—. En conclusión; tengo que besarte.
La castaña abrió los ojos sorprendida. ¿Qué estaba diciendo esa chica? ¿Hablaba en serio? La mirada decidida de June le dijo que sí, que todo eso era en serio. Vio, con horror, como la pelirroja comenzaba a caminar hacia ella, con resolución, y se dio cuenta de que si no hacía algo Motomiya iba a besarla.
—June, para —le dijo con voz más baja de lo que pretendía que fuese—. Estás equivocada. Eso de los besos indirectos no existe.
—Voy a besarte y será como si besase a mi Matt —declaró la otra—. Va a ser genial.
Kari iba a hablar para rebatir eso pero no le dio tiempo porque June se acercó a ella, la sujetó por los hombros y juntó sus labios. Sus ojos se abrieron a más no poder. ¡De verdad lo estaba haciendo! ¡June la estaba besando! Y aunque en un primer momento había sido un simple choque de bocas, la pelirroja había empezado a mover los labios instantes después.
La castaña no podía mover los brazos para apartarla, ocupada en sujetar la toalla contra su cuerpo y con la mayor sujetándola tan fuere, así que trató de hablar para llamar su atención. Consiguió lo contrario ya que al abrir la boca, June profundizó el beso sin que ella esperase que llegase a tanto.
Entonces ocurrió algo con lo que no contaba; el beso el gustó y su cerebro desconectó. No supo por qué, simplemente pasó, y se descubrió respondiendo la candente caricia.
No supieron cuando tiempo estuvieron besándose, habiendo empezado todo como dos bocas moviéndose lentamente al unísono hasta llegar a un excitante intercambio de saliva con lengua que subió la temperatura en el vestuario. Las manos de Kari dejaron de sujetar la toalla para hacer lo mismo con la cintura de la pelirroja mientras que June subió sus manos al cuello de la castaña para acercarla más a ella.
Se separaron mucho tiempo después, con la respiración agitada y totalmente acaloradas. Se alejaron lentamente, sin apartar la mirada la una de la otra. Kari volvió a sujetarse la toalla contra el pecho, como si así pudiese defenderse de todo lo que estaba pasando. Titubeante se alejó de June retrocediendo un par de pasos mientras la pelirroja simplemente la miraba sin dejar ver ninguna expresión. Pero estaba más alterada de lo que parecía.
June recorrió su cuerpo con la mirada, de forma curiosa. La piel de la castaña parecía suave al tacto y se descubrió queriendo tocarla más. Observó pequeñas gotitas de agua caer desde el corto cabello castaño, recorriendo el cuello que antes había acariciando para perderse por dentro de la toalla. Tragó saliva, sintiendo que quería quitarle esa toalla y ver lo que la chica tenía debajo de ella.
La chica nunca había sido cobarde, pero se dio cuenta de que las columnas de todo lo que tenía claro se tambaleaban y en ese momento no tenía nada claro. Decidió que tenía que pensar un poco las cosas y aclararse así que dándole una larga última mirada a la castaña se dio la vuelta y salió del vestuario.
Allí se quedó Kari, temblando, confundida, sin saber qué pensar y aún en toalla.
...
Al otro lado del campus, en un pequeño café, Mimi trataba de entender a la alterada Yolei que no dejaba de balbucear palabras que no llegaba a entender.
—Yolei, para —le dijo, consiguiendo, esa vez, que le hiciese algo de caso—. Necesito que te tranquilices porque estás diciendo muchas cosas pero no entiendo nada.
—Pero es que es muy grave, Mimi —medio gritó la chica de gafas—. ¡Es muy fuerte!
—Lo será, puede ser —asintió la castaña—. Pero es que todavía no me he enterado de nada de lo que ha pasado. A ver, coge aire, respira profundo y con voz clara dime qué ha pasado.
Yolei le hizo caso. Lentamente, cogió aire muy profundo y después echó el aire ruidosamente. Repitió la acción dos veces más y luego miró fijamente a Mimi.
—He pillado a Ken y a Davis besándose.
Había esperado muchas confesiones, desde las más tontas que Yolei exageraba hasta algo grave de verdad, pero desde luego no eso.
—¿Que qué? —murmuró sin voz y con los ojos como platos—. Tienes que estar de broma.
—No es ninguna broma —aseguró Yolei.
—Pero has tenido que ver mal —rebatió Mimi sin poder creerlo—. ¡Davis está colado por Kari desde siempre!
—Vi perfectamente —insistió—. Davis tenía la cara de Ken agarrada y Ken lo sujetaba por los hombros. Lo vi, Mimi.
—Increíble…
—¡Te lo dije! –chilló Yolei—. ¿Ver como era fuerte!
—Sí que es fuerte sí. ¿Quién iba a imaginar que esos dos eran gays? —la de gafas asintió y Mimi se preocupó de repente—. ¡Oh, Yolei! ¿Y cómo estás tú? ¿Te encuentras bien?
—¿Yo? —frunció el ceño sin comprender—. ¿Yo por qué?
—Bueno, estás enamorada de Ken desde hace mucho tiempo —tanteó con cuidado—. Imagino que este descubrimiento te ha tenido que afectar de alguna manera.
Yolei abrió los ojos, dándose cuenta en ese momento de ese hecho. Había estado tan shockeada por la noticia de que Davis y Ken eran gays que no se había parado a pensar en qué afectaba eso en ella. Sí, llevaba enamorada de Ken años ya, pero nunca se había atrevido a confesarse. Aún así, como eran amigos y se llevaban muy bien, siempre estaban bastante unidos. Puede que no fuesen pareja, pero ella no sufría porque Ken nunca estaba con otras chicas. En ese momento comprendía por qué.
—Ken es gay —murmuró como si su cerebro estuviese asimilando toda la información en ese momento—. ¡Oh, Dios mío! ¡Ken es gay!
Mimi se dio cuenta de lo que había pasado pero no se arrepintió de habérselo hecho ver; su amiga caería en ello tarde o temprano y era mejor que lo hiciese con ella, que era la única que podría consolarla porque era la única persona que sabía del amor de Yolei por Ken.
Lentamente, los ojos de Yolei fueron llenándose de lágrimas y el rostro se fue contorsionando hasta que la tristeza y desesperación pinto su cara. Sin poder ni querer evitarlo, un sonido desgarrador salió de su garganta y Yolei rompió a llorar. Mimi pasó un brazo por el hombro de su amiga y la atrajo a ella para abrazarla.
—Llora tranquila, Yolei —le susurró con palabras sosegadas—. Desahógate.
—Ken es gay, Mimi —sollozó—. Y estoy enamorada de él. Ken es gay.
Yolei lloró entre los brazos de su amiga durante lo que parecieron horas, y Mimi no aflojó el agarre ni una sola vez. Todo el tiempo, se mantuvo arropándola con suaves palabras de consuelo que sabía que no ayudarían a su amiga en ese momento, pero que eran mejor que quedarse callada. Cuando por fin Yolei dejó de temblar, se separó y Mimi limpió sus lágrimas.
—¿Quieres dormir conmigo hoy? —le susurró a lo que la de chicas asintió—. Mañana será un día nuevo. Ya verás cómo lo superamos.
Yolei meneó la cabeza afirmativamente, sabiendo que solamente con Mimi estaría arropada en ese momento, pero no llegando a creerse que al día siguiente todo podría llegar a pintar mejor.
Bueno, Blue, guapi, espero que te guste. En realidad es un fic largo y este es le primer capítulo así que durante estos días subiré los otros. Realmente espero que no lo odies porque yo personalmente no me he quedado muy a gusto pero no he tenido tiempo (juro, es que estoy fuera de casa más de 12 horas). Lo siento si no es lo que esperabas... en realidad espero que a ti te guste, de verdad, que he intentado hacer lo mejor que he podido.
El nombre y la sinopsis están todavía en duda... ya veré si las cambio.
