Dragon Ball Z no me pertenece, es propiedad de Akira Toriyama


Eran cerca de las cinco de la tarde en la Corporación Cápsula, hacía un poco de frío ese día, pero nada que un bebé travieso de un año y meses no pueda soportar.

-¡Trunks! ¿Pero qué haces aquí? Te dejé en tu cuna hace 5 minutos- Decía una madre preocupada- No tengo experiencia en esto, pero estoy segura de que no es normal. ¿Qué haré contigo, bebé? – Preguntaba mientras lo alzaba y besaba se mejilla- Vamos adentro, está por llover.

- ¡No! – Pronunció bien claro el pequeño Trunks.

- ¿Qué?

-¡No!- volvió a decir- ¡No! Papá- Con su mano señalaba el cielo- ¡Papá!

Bulma miró hacia arriba, creyendo que encontraría al mencionado allí, pero como era de esperarse no había nada. Sus ojos reflejaron tristeza. Quedó observando las nubes grises que cubrían el firmamento, mientras lo recordaba. Hace casi una semana que se había ido, de nuevo. Desde que acabaron con Cell no era el mismo, ya no entrenaba, lo sabía porque se iba durante unos días y cuando regresaba su ropa estaba aún intacta. No comía ni la mitad de lo que normalmente comería, y a veces ni se tomaba la molestia de levantarse de la cama.

De no ser por Trunks que empezó a reír y aplaudir, no se hubiese percatado de las pequeñas gotas que comenzaban a caer del cielo. Lo miró y sonrió.

-Mejor ya entramos, ¿no?- Dijo caminando hacia la casa.

Una vez adentro se dirigió a la cocina dispuesta a alimentar a su bebé. Lo sentó en su sillita mientras ella preparaba su mamadera.

-Ma papa- decía contento mientras estiraba sus bracitos para tomar su leche.

- Que lindo eres- le decía mientras lo miraba y acariciaba su cabello lavanda- Te pareces tanto a tu padre. Un día te convertirás en un poderoso guerrero, en un súper sayiajin. Yo lo sé, y él también. Serás su orgullo, pero no aún, debes darle tiempo. Tuvo una infancia horrible, creció solo, sin familia ni amigos… destruyeron su planeta. ¿Entiendes? Lo hicieron explotar.

-¡Bum!- Habló Trunks

- Si, ¡papá bum!- dijo entre risas- que inteligente eres, ¡igual que tu hermosa madre!- mientras hacía poses y el pequeño la aplaudía.

-¿papá bum?- dijo dejando de aplaudir, con rostro preocupado- ¡no!

- No, papá está bien… bueno, no tan bien, él podría estar mejor. No te preocupes, yo hablaré con él, pero shh…- le dijo con su dedo índice en sus labios- es un secreto.

Luego de que terminara diez botellas de leche, como todo buen niño se quedó en su corralito jugando con sus nuevos muñecos y autitos. Así continuó su día.

Llegada la noche su madre lo bañó y lo preparó para dormir, no sin antes llenar su pequeño estómago de alimentos.

-Muy bien, bebé, ahora a dormir- decía mientras lo cargaba hasta su cuna y lo acostaba.

Una fría brisa entró por la ventana que se encontraba entreabierta, en señal de que la lluvia seguiría toda la noche.

-¿Papá?- Pregunto Trunks

- No lo sé Trunks, espero que esté bien con esta lluvia. Creí que regresaría, pero no está aquí- dice triste- Ahora duerme, ¿si?- mientras le da un beso de buenas noches- descansa –Y sale de la habitación.

Unos minutos después Trunks se encontraba en sus dulces sueños mientras afuera una torrencial lluvia con truenos y relámpagos hacían temblar la tierra.

Un ruido lo despertó. Miró hacia todos lados y, entre la oscuridad pudo distinguir una silueta conocida. Se paro sosteniéndose de su cunita para no caer, y lo miró unos minutos.

-Tal vez no entiendas lo que te diré, porque eres un mocoso llorón- dijo parándose frente a su hijo- Escucha. Me iré. Pude crecer sin padre y tú también lo harás. Tendrás a tu madre y a todos los estúpidos - Acercó su cara, hasta que sus frentes chocaron- De igual manera no sería un buen padre… estarás a salvo sin mi- Pronunció con dolor, recordando aquél momento en el que su hijo del futuro murió por su culpa –Sin tu fracasado padre.

Se enderezó y le dio la espalda. Tenía los puños cerrados con fuerza, y la mandíbula apretada. Trunks lo miraba sin hacer ruido alguno.

-Todo fue mi culpa. Estaba confiado en ser el más fuerte, pero sólo fui una molestia. ¿Cómo se atrevió el idiota de Kakaroto a sacrificarse? Mi rival tuvo el atrevimiento de salvarme y como si fuera poco un mocoso supero mis poderes, mientras me veían la cara de idiota al no poder hacer nada cuando mataron a mi hijo, mi sangre- Dijo impotente, cayendo de rodillas – Y no pude hacer nada- terminó, tapando su cara con sus manos.- Ódiame, será mejor así.

Se sentía miserable e impotente, se paró con la idea de retirarse de aquél lugar. Pero el sonido de un golpe lo hizo detenerse, se giró y vio a su pequeño hijo en el suelo, gateando hacia él.

-Papá- dijo el pequeño deteniéndose- ¡Pá! – Haciendo equilibrio para no caerse.

Vegeta frunció el ceño, y se acercó a paso lento hacia él. Lo miró a los ojos unos largos minutos, ambos sosteniendo la mirada. Luego se agachó, apoyando una rodilla en el suelo y flexionando la otra para observarlo mejor.

-Repítelo.

-No.

-¿No?

-¡No! No- Gritó el bebé enojado, sin apartar la mirada aún.

-Eres un mocoso maleducado, no deberías hablarme así, soy tú…

-¡Papá!- terminó la oración el pequeño.

Él solo quedó observando a su hijo, un poco sorprendido. Vio sus rasgos, eran parecidos a los suyos… aún lo miraba a los ojos.

-¿Es que tu nunca pierdes?- Dijo cerrando los ojos y tapándolos con una mano.

Irse y nunca volver era su plan original… pero estaba considerando volver de vez en cuando para darle un entrenamiento adecuado al niño. ¡No! No podía arrepentirse ahora. Estaba a punto de levantarse e irse de una vez por todas de allí, pero sintió algo, más bien una manito que intentaba descubrir su rostro.

De inmediato retiró su mano y abrió los ojos, encontrándose con el rostro sonriente de su hijo que, volvió a estirar su bracito para tocar el rostro de su padre, acariciando desde su frente hasta la punta de su nariz.

-Papa papapa- hablaba en un susurro mientras ponía su mejor sonrisa.

Hubo segundos permitidos de debilidad, hasta que Vegeta consideró que era suficiente, y habló.

-¿Quieres que me vaya? ¿Eso es lo qué quieres? Pues nadie le gana al príncipe de los sayiajin.- Dijo confundiendo un poco las cosas para que se orgullo no salga herido tras perder contra un bebé- Me quedaré, ¿oíste mocoso?

-¡Yo bebé!- Se quejo Trunks.

Pero de pronto se puso de cuclillas y su cara cambió y comenzó a ponerse roja. Bajó su mirada al suelo mientras su padre lo miraba extrañado ante los gestos de estar haciendo un esfuerzo terrible que se dibujaban en su carita.

Luego de unos minutos volvió a la normalidad y miró a su padre entre serio y preocupado. De repente el aire se puso espeso, como si un cadáver estuviese entre ellos.

-Pero qué demonios….- pronunció mientras su cara se descomponía, poniéndose pálido y tapando su nariz- ¡Trunks! Pero qué demonios te da de comer tu madre- A punto de vomitar.

-caca- dijo el bebé divertido, riendo a carcajadas por la cara de su padre.

- Maldición, niño. Me largo- dijo dirigiéndose a la puerta, pero se detuvo apoyándose en el marco- Por cierto, esto queda entre nosotros

Trunks rió y recordó a su madre poniendo su dedo índice sobre sus labios mientras decía "es un secreto"

-Shh…- hizo una seña imitándola y siguió riendo.

Vegeta sintió nauseas de nuevo y abandonó la habitación, dejando al pequeño Trunks solo, fuera de su cuna y con su pañal cargado.

-¿Mamá?- Fue la última palabra que dijo mientras sus hermosos ojitos se llenaban de lágrimas y comenzaba a hipar...


Espero que haya sido de su agrado. Es la primera vez que escribo, así que cualquier crítica que tengan… es bienvenida. Todo sea por mejorar. Gracias por leer, ¡hasta la próxima!

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