Escuchando las criticas, bien intencionadas, de lectoras, que se han tomado la molestia de leer mi "desastre" de fan fic. Se cambiado el primer capítulo, bueno antes era un resumen, muy mal Hecho si se me Permite lo dicho.
Sé que bueno, en realidad mis historias no tienen la necesaria calidad ortográfica. Así que paso a disculparme, se qué bueno... a mi edad Debería de ser capaz de escribir bien. Pero no, al ser dislexia (si se escribe así) no se me da muy bien escribir.
Bueno dejo las lamentaciones, por lo que no tengo, o por mis problemas, que solo son míos. Y me centraré en agradecer vuestro apoyo, Aunque la historia no lo valga, pero de igual forma me hacen ilusión vuestros comentarios.
Y SI COMO TODAS, YA SABEIS, LOS PERSONAJE PERTENECEN A STEPHENYE MEYER, QUE ES LA QUE NOS HIZO SOÑAR. YO SOLO LOS MALTRATO, TENIENDO EN CUENTA EL MAL USO QUE HAGO DE ELLOS. JEJEJE.
RESUMEN:
Esta es una historia diferente, de una amistad peculiar, que se vuelve una necesidad. Dos corazones solitarios, que se conocen a atraves del cristal del hospital, que los separa.
Él solo quiere una amiga, solo ella aprecia su compañía y su amistad. Los dos son más de lo que aparentan, y los dos descubrirán que desean tener algo más que una amistad.
0 .-- La niña de los ojos sabios:
Estaba en el hospital de Forks, era pequeño, pero bien equipado. Forks, era una pequeña localidad, perdida en las montañas.
Recorriéndolo, paseaba, perdido entre pasillos y habitaciones. Me habían llamado por un caso especialmente difícil, lo habían hecho porque, el director del hospital, sabia de mi buena fama, porque pertenecía a mi última facultad de medicina.
Después de dar mi punto de vista en el caso. Y los agradecimientos de los médicos y del propio director del hospital. Todo por salvar un prometedor joven de la comunidad, o visto de otra forma, un joven de padres ricos y influyentes.
Tras los halagos no merecidos, y los reconocimientos por mi trabajo, decidí pasear por el hospital. Me planteaba instalarme aquí en breve. Forks era un lugar húmedo y nublado, apenas sale el sol, lo que es ideal para mi familia, eso facilita que no integremos entre los humanos.
Las instalaciones sin duda, no eran todo lo modernas que podían ser, pero esteban muy bien conservadas, el personal no reparaba mucho en mi presencia, pensaban que era un familiar de un paciente.
Mientras deambulaba, vi a las enfermeras correr a una habitación, no sé porque las seguí, quizás la costumbre como médico.
Me sorprendí por lo que vi, una niña de unos doce años, se retorcía en una cama, pero al mirar mejor estaba metida, en una incubadora del tamaño de una cama de hospital. Parecía que sufría un dolor intenso.
— Bella, va deja de moverte, te pondré un calmante en la intravenosa y un somnífero— Le dijo la enfermera que estaba al cargo, por lo visto la niña se llamaba Bella.
— ¡No! Nada de calmantes, necesito adrenalina y un miligramo de morfina, para el dolor — Le dijo la niña muy seria. La verdad su apariencia era la de una niña, pero su forma de hablar, no lo parecía.
—Pero el médico a ordenado... — dijo la enfermera, que parecía decidirse si hacer caso al médico o a la paciente, lo que era realmente extraño.
— ¡Ya Ángela! haz lo que quieras, pero lo más probable es que empeore, suelo acertar ¿sabes? — Le dijo la niña con suficiencia, y con cierto humor en su voz aunque le costaba mantener su tono firme.
La enfermera se debatía, y miro a una de sus compañeras, buscando una respuesta. La miro con compresión, y termino por darle lo que ya traía, lo que supuse que era lo que tenia recetado por su médico, la niña, Bella, puso mala cara y dijo bajo su aliento, "esto me va a doler después, y a ella mas". No he entendido el porqué de su frase, la ultima enfermera se ha retirado, al hacerlo un cerrado la puerta, yo me he parado en el pasillo.
Sin entender bien que era lo que acababa de presenciar.
Estaba en el despacho que me habían prestado para cambiarme, ya era hora de volver a casa, tenía que tomar un vuelo.
— Doctor Cullen, ¿Le importaría ayudarnos? — Me dijo un doctor, creo que se llamaba Mike, que parecía muy apurado.
—Sí, claro, ¿Le ha pasado algo al enfermo? — He preguntado preocupado.
—No, es otra paciente, pero por favor sígame — Me dijo él, empezando a andar un paso acelerado. En una de esas casualidades terminamos, en la habitación de la niña, que esta vez estaba inmóvil y pálida, respiraba con dificultad, mucha, apenas mantenía una mínima regularidad, y apenas si su corazón latía, era como si todo su cuerpo, se estuviera parando poco a poco, se quedaba sin fuerzas.
Me gire al doctor que me acompañaba, ya que revisaba los monitores.
— ¿Qué enfermedad tiene? — Le pregunté, intentado obtener la información necesaria para ayudarla.
Él me informo, que la supuesta niña de diez o doce años, en realidad tenia veintitrés años, tenía una variante de la enfermedad, que afecta a la hormona del crecimiento, ella crecía a menor ritmo que el reto, también tenía sida y aparte de muchas complicaciones, por sus enfermedades.
Era un problema, aunque estuviera aislada, cualquier cosa podría haberle provocado este estado. Ella no tenia defensas de ningún tipo.
Si al unir enfermedades y otras peculiaridades de la paciente, ella era vulnerable a todo, y su piel de poco le servía, ya que el menor corte o daño, le podía provocar que se desangrara, no tenía apenas glóbulos blancos, ni plaquetas, con razón Estaba tan pálida.
Mire los análisis que me tendían, y la observe, sería bueno que la entubáramos, pero eso era difícil en su caso. Viéndome limitado, subí la cantidad de oxigeno que se le subministraba.
Pedí que le pusieran suero y una unidad de sangre, alta en glóbulos blancos. Le administramos también algo de morfina, por petición mía le pusieron glucosa. Y los propios medicamentos para el sida. Con todo su corazón seguía funcionando mal.
Después de tratarla toda la noche, se empezaron a ver las mejorías. Tenía mejor color, su corazón era más estable y regular. Esperaba que ella despertara. La había tenido que dejar sola, para fingir que descansaba y me aseaba, cosas que no necesitaba hacer.
Despacio abrió los ojos, parecía cansada y desorientada.
—Mierda, sigo viva — Dijo molesta, apenas era un susurro, pero me parecía una frase, extraña. — Sí, hubiera muerto, Charlie tendría pagado el hospital - Esa última parte me resulto más enternecedora, ella se preocupaba por alguien, supuse que sería su padre.
— Hola ¿Cómo te encuentras? — Le pregunté amable, ella se sobresalto, no había notado mi presencia.
— Sigo viva, que puedo decir, y tengo dolor de cabeza, podría apostar, que la mezcla de medicamentos, que me han puesto, son los culpables de mi malestar general y de Que tenga la boca de zapato — Quejumbrosa dijo ella, Mientras se incorporaba, con aire cansado, giro la llavecita del gotero, Iba a advertirle que no debía hacerlo, pero vi que había cerrado la parte que la conectaba a una bolsa de suero vacía.
Porque alguien joven como ella, desearía morir. Admito que su situación no era buena, pero podía mejorar y salir del hospital, volver con su familia a su mundo.
— Bueno, parece que estas mejor, yo me retiro - Le dije dejándola sola, esperando que se recuperase. Avisé a su enfermera de planta.
Mientras me dirigía al despacho donde había dejado mis pertenencias, pensé que sería bueno trasladarnos aquí, toda la familia.
— ¡Oh! Doctor Carlisle, quería hablar contigo — Me dijo el director del hospital, algo me decía que quería ofrecerme el puesto que yo quería solicitar.
— ¿Sobre qué? — Le pregunté en mi tono más inocente.
— La paciente que atendiste, está estable, por lo que me han dicho - Me ha comentado el, yo he asentido con la cabeza — Mejor, esa chica se la pasa de una enfermedad a otra— Dijo el médico, parecía esto último, dicho más para él, que para mí.
— ¿Cuándo le daréis el alta? — No me pude quedar con la curiosidad.
—A Isabella, el alta, no leíste su informe— Me pregunto curioso. La verdad que no del todo solo la parte que me interesaba.
—No, solo las partes importantes para el caso— Le dije sincero.
—Ella jamás ha salido del hospital, no es solo el sida, ella, no tiene ningún tipo de defensa contra nada, no hay muchos casos como el suyo. Ella desde que nació está en una incubadora y no saldrá de ellas— Me dijo el hombre agachando la cabeza. Y yo recordé algo que leí en mi última visita, a la facultad de medicina, ella era uno de esos niños, los niños burbuja.
— ¡Oh!, ella es de esos casos extremos— Dije en alta voz sin pensarlo. Por eso ella tenía tanto desprecio por su vida, pero... ella siempre en esa pequeña cajita.
—Bueno nos hemos desviado del tema— Dijo pensativo el - Yo quería proponerte si te gustaría formar parte de este hospital - Me dijo el mirándome con esperanzas escondidas en sus ojos.
—Sí quiero, la verdad yo mismo pensaba proponértelo, me gustaría trasladarme a este hospital— Le dije viendo como su cara se relajaba y se formaba una sonrisa— Pero me gustaría pedir que me tocara estar en la planta de Isabella, y hacer una donación para ella— Le dije sonriendo, al ver como el torcía su cara, pero estaba seguro de que aceptaría.
—Bien, ¿Qué quiere exactamente para Isabella? — Me pregunto. Por su cara supe que él pensaba que sería una tontería.
— Le voy a habilitar una habitación, y una sala de espera, si fuera posible — Dije fingiendo mi preocupación, sabía de antemano, que aceptaría mi condición, aunque no fuera de su agrado.
—Bien, pero eso será caro, está dispuesto a tal gasto— Me pregunto dudoso, intentando asustarme.
— Sí, no se preocupe por el gasto, yo me hago la carga, Y también de la planificación, y de todo lo referente a Isabella, sí sigue queriéndome en su hospital.
—Creo que tenemos un trato, solo tengo que arreglar los tramites— Me dijo el pensativo.
Dicho esto y aceptando mi traslado, nos despedimos, y me fui a mi coche, en el momento en que encendía el motor, sonó mi móvil, no era otra que Alice.
—Carlisle, nos irá bien en Forks y ya quiero conocer a Bella - dijo una muy acelerada Alice. — ¡Ah!, Esme, está en camino, quiere rehabilitar la casa que tenemos allí, y quiere hacer el proyecto de la habitación de Isabella , llamare a Rose y Emmett, para saber si quieren empezar de nuevo - dijo ella, más aun Exaltada.
— ¿Y Edward, y Jasper, que piensan del traslado? — Le pregunté con desinterés, de Jasper sabía que no tendría problemas si a Alice le Parecía bien, vendría él. Y Edward, bueno, si lo mantenía lejos de Tania, le Parecería bien.
—Los dos están de acuerdo, bueno lo estarán, no lo saben, están de caza - Dijo una muy alterada Alice. —Bueno, Carlisle, nos vemos. —Dicho esto me colgó, Alice, solo ella podía ser tan activa.
He aquí lo que correspondería al Prólogo, que espero que os guste.
Como notareis lo estoy reeditando, arreglando los textos y corrigiendo los fallos.
Y ya sabéis para cualquier cosa el botón verde.
