Nota: ¡Buenas noches! les traigo una nueva historia de la parejita verde. Espero que el trama sea de su gran interes. Al principio no es muy recurente su encuentro, pero les juro que sera la pareja de la historia (al menos la principal) no habra algun tipo de cambio de parejas si es que llegan a pensar eso. Disfruten y perdonen la falta de ortografia.
Disclaimer: D!Ppgz no es de mi pertenencia. Solo el trama.
Warning!: AU. Romance.
Prólogo
Era un 5 de Septiembre, un día como cualquier otro. Este hermoso día era nublado, hacia frio pero el viento del paisaje no llegaba a ser gélido, por lo tanto, el frio era más que soportable. Es un día perfecto para salir a pasear por las calles de la ciudad y disfrutar de la compañía de alguien. Al menos para cualquier persona, esto es perfecto para despabilarse de sus tareas diarias y tener vida social. Pero para la hermosa joven Matsubara es imposible (al menos ese día) además que la depresión abundaba cada célula de su cuerpo. Sus ojos verdes esmeralda estaban a punto de soltar lagrimas mientras observaba ese bello paisaje atreves de su ventana. Sus gestos, y en sí, cada parte de ella transmitía melancolía y una sensación de soledad. Suspira.
Ella es una de las mujeres más hermosas de la ciudad, cotizada por muchos jóvenes millonarios. Su padre es un millonario cuyo puesto ante la sociedad se ha permanecido por generaciones, su madre, de igual manera que ella, es una mujer hermosa reconocida por las obras de arte en el museo de Inglaterra. La hermosa chica tiene dos hermanos; uno mayor y el otro menor. El más grande tiene veintiún años de edad el cual, actualmente, es el dueño de una de las empresas más grandes de imprenta de la ciudad en la que actualmente viven, Tokio. Mientras que su hermano menor, de tan solo trece años de edad, estudia en una de las mejores escuelas de la ciudad. Kaoru recuerda toda la historia y la importancia de su familia, y en su interior, desea jamás haber estado en el vientre de su madre. No se refiere a no nacer, sino que le hubiera gustado ser de una familia más humilde sin alguna importancia en la sociedad.
A lo mejor muchas jóvenes de su edad quisieran ser como ella; tenerlo todo, ya sea dinero, ropa de excesivo costo, una bella mansión, pretendientes exageradamente guapos y ser popular tanto en la escuela como en cualquier lugar. A ella no le gusta ser asi, no porque quisiera, si no porque las condiciones de su familia le impiden ser como ella quiere ser.
En estos momentos ella sigue observando la ventana de su cuarto. Quisiera que sus pies pudieran correr hasta que se cansen en el suelo de la calle pero, por el momento, no le alcanzaría el tiempo para regresar. Se maldice una y otra vez. Incorpora el cuerpo para poder observar el reloj tan enorme que se localiza en la parte más alta de la pared frente a ella. Ya se hacía tarde.
Kaoru se levanta del sofá que la sostenía y camina tranquilamente hacia el closet. Cada vez que recordaba el por qué se le hacía tarde, el nudo de la garganta era cada vez más fuerte y este gritaba con todo el esplendor que llorara. Pero ella lo impedía.
La hermosa chica se vistió con un hermoso vestido que le llegaba a la rodilla, este es de manga larga y cabe decir que es algo escotado. Es de color azul marino y sus zapatos son de color negro sin algún tipo de tacón. Su rebelde cabello azabache se logro tranquilizar. Su maquillaje era muy sutil, pareciera que no tiene nada de este. Ella se mira frente a un gran espejo, y en pocas palabras, se veía sumamente hermosa. "Más que hermosa "diría cualquier joven de su edad. Suspira, ese estilo tan femenino y elegante no es parte de ella, pero por el motivo de la reunión tiene que usarlo. Camina rápidamente hacia su tocador y se coloca perfume con un aroma fresco. Ya esta lista.
En el fondo, Kaoru quiere llorar y gritar desesperadamente, sin importarle el que dirán. Pero desgraciadamente no puede contener su rostro algún rastro de haber soltado aquellas gotas cristalinas. Cree que es mejor resguardarlo durante todo este tiempo, ya después podrá soltarlas con gran facilidad. Por tercera vez, suspira lentamente.
Kaoru se dirige al pasillo que está afuera de su habitación y acto seguido, baja los escalones que se localizan de frente a su recamara. En cada pisada, siente como su columna vertebral esta en descontrol, siente como sus nervios crecen a más no poder y que los deseos de llorar no desaparecerán (y por lo visto, jamás pasara). A pesar de todas las adversidades que ella ha tenido que enfrentar, es lo suficientemente fuerte para solucionar cualquiera que se le interponga... ¿Qué tiene de especial esta? Se preguntaba.
Llega a la sala principal al terminar de bajar los escalones. En su ojo izquierdo sale una minúscula lagrimita, procura retirársela rápido antes de que alguien le vea. A pesar de su gran tristeza, su belleza es más que magnifica. Es inigualable. Es inexplicable. Pero la hermosa chica de cabello azabache se siente como basura por dentro.
Camina lo más tranquila que puede hacia la sala de estar de su enorme casa. Desde una cierta distancia alejada, puede contemplar cómo sus padres y sus hermanos están sentados en el sofá platicando con unas personas un tanto desconocidas para Kaoru. Camina más aprisa.
Llega a la sala de estar y captura la atención de los individuos de ahí. Sus padres le observan un poco tristes mientras que sus hermanos solo examinan las características de la otra familia presente. Fulminándolos con su mirada. Kaoru solo se siente intimidada.
—Así que ella es la hermosa joven, ¿Kaoru…cierto? —dice cortésmente un señor de aspecto higiénico y carismático. Este se para del sofá y le tiende la mano para saludar a Kaoru. Ella le sigue la corriente, sonriendo, tratando de que no parezca tan fingida esa sonrisa.
—Es un gusto señor—responde Kaoru.
—Hija, siéntate…—dice dulcemente la madre de Kaoru. Ella asiente y se coloca junto a ella. Al menos su madre le da tranquilidad.
—Kaoru, deja te presento a mis hijos—dice el señor que aun está de pie. Ella asiente, sin decir ninguna palabra. —El es Boomer. Es el más pequeño de la familia pero es un gran chico y seguro que te caerá muy bien…
—Buenas tardes—saluda el joven de cabellos rizados color dorado. Sonríe alegre, mostrando aquellos ojos azules tan simpáticos y característicos al parecer en el. Kaoru no puede evitar sonreír. Es como ver a mi hermano pequeño decía.
—Continuo…—dice el señor recobrando aquella formalidad—El es el joven Brick, el más grande de mis tres hijos. El es muy objetivo y carismático, de igual manera te a agradara mucho—dice sonriente el señor, orgulloso de sus hijos.
—Es un gusto señorita…—dice el pelirrojo tendiéndole la mano. Kaoru la acepta con gusto, con una gran sonrisa (al parecer la más fingida de todas las anteriores). Sus ojos son rojos, con un tinte de color vino, pero sin llegar a ser este. Se ve agradable, me recuerda mucho a Momoko… piensa.
—Disculpe, ¿usted dijo tres hijos? —pregunta el señor Matsubara. Asiente el padre de los dos jóvenes.
—Sí. Mi otro hijo no pudo venir por otras causas. Después se presentara a la bella joven—dice sonriente.
—Señor Roberts… ¿Su esposa por qué no está aquí? —pregunta la madre de Kaoru con dulzura. El sonríe aun más.
—Tuvo que solucionar algunos problemas. Pronto la conocerán.
—Me sorprende de usted que su esposa e hijo no hubieran venido…—dice amigable el señor Matsubara. Kaoru suspira, a veces su padre llegaba a ser extremadamente insensato con sus palabras.
—Igual a mí me sorprende—dice el señor Roberts, bebiendo aquel vino que posee su mano derecha—quería convencerlos en que vinieran hoy, pero no podían.
La hermosa joven solo observaba los gestos tan delicados de ambos hombres al conversar sobre diferentes asuntos; ya sean políticos, sociales y económicos. De vez en cuando los hijos del señor Roberts intervenían en la conversación de una manera más amable. Todo el ambiente era de relajación y paz, si es que se podría decir de esta manera. Para Kaoru no lo era y al parecer tampoco de sus hermanos. Toda su familia platican muy cortésmente (Menos Shou, por ser el más pequeño) y Dai, su hermano mayor, daba buenos argumentos e igual su madre. Kaoru es la única que casi no habla. No le interesa en lo mas mínimo platicar con desconocidos. Desgraciadamente, pronto no lo serán. Kaoru puede sentir, al recordar esto último, ese estúpido nudo en la garganta que le indica que en algún punto empezaría a llorar. Traga saliva para aliviar esto, lo cual, es un intento en vano.
—Regresando al tema señor Matsubara…—dice el Señor Roberts de manera sumamente seria. Esto es una mala señal…piensa Kaoru, mirando el suelo, deprimida. — ¿Cuándo será la boda civil de nuestros hijos? —pregunta.
—Eso aun no lo sabemos del todo. Tendría que ser después de las fiestas navideñas, como por Febrero a más tardar—opina el padre de la chica.
— ¿Por qué hasta esas fechas? Si no es mucha molestia preguntar…—pregunta Brick cortésmente. Observa a Kaoru de manera sonriente, ella sonríe, obviamente, de manera forzada como casi todas las sonrisas que ha hecho.
—Durante esas fechas, mi hija termina el último semestre de la preparatoria. De esta manera será más fácil tener el matrimonio sin algún tipo de problema…—exclama alegre la señora Matsubara. La familia Roberts se miran entre si. Kaoru solo se siente decaída.
—Me parece adecuado el tiempo —afirma el padre de los jóvenes. Los ojos azules del señor transmiten un poco de impaciencia, pero la sabe controlar.
—Padre… ¿Al final nos casaremos al año entrante? —pregunta Brick, para reafirmar lo anterior dicho por la madre de su prometida. Kaoru, de tanto enojo y tristeza, no aguanta las ganas de soltar dichas lagrimas que desean ser expulsadas desde hace tiempo. Su madre le mira con compasión.
—Claro. No te preocupes muchacho, es un hecho que se casaran muy pronto—afirma, casi por completo, la boda el señor Matsubara—Aun no estoy seguro de cuándo será la misa, pero eso lo sabremos a su debido tiempo.
Kaoru se para del sofá en el que estaba sentada. Todos observan su figura femenina observarlos con depresión. Al momento de hablar su voz suena con algo de coraje, pero manteniendo la cortesía.
—Si me disculpan…me iré al baño a lavarme la cara.
— ¿Vendrás a cenar hija? —pregunta preocupada su madre. Ella niega con la cabeza, saliendo lo más rápido posible de aquella habitación.
Kaoru corre rápidamente hacia el baño de la planta inferior. Sabía perfectamente que los pasos retumbaban por toda la casa, en forma de eco. También sabia, que su familia y la familia Roberts se habían percatado de ese gran detalle.
Al llegar al baño, su mirada fue por un periodo pequeño hacia el lavamanos y después observa su reflejo en el espejo frente a ella. Las lágrimas brotaban, sin control alguno. Su llanto es en un volumen bajo, por temor a que alguien la escuche. Sentía como el coraje, el temor, el odio, la tristeza y la esclavitud emocional se liberaban de ella. No paraba de llorar, pero le hacía sentir mejor pero obviamente no del todo. Llorar es el escape más fácil. Seguía mirándose al espejo, el iris de sus ojos se veía de color verde esmeralda, casi jade, y el color del globo ocular es de un tono rojizo, haciendo un enorme contraste de colores entre el color del iris y del resto de sus ojos. Esto le importo en lo más mínimo pero sabía que la hinchazón de sus ojos podría durar un buen de tiempo y todos sabrían que ya habría llorado.
¿Por qué? ¿Por qué me tratan como si fuera un objeto?... ¿Acaso piensan que no siento, que no puedo ejercer una vida por mi misma?... ¿Por qué mi familia me trata como si fuera un regalo de subasta?... se pregunta, volviendo a producir lagrimas.
—
di
