Esa noche era más oscura de lo habitual, en el castillo de Hyrule, los reyes esperaban dar a luz, cuando al fin se escuchó el llanto de la bebe, y las sirvientas de la reina depositaron a la bebe en los brazos de su madre, esta no pudo aguantar las lagrimas.

-¿Cómo la llamaremos?-dijo sabiendo la respuesta. -Zelda, se llamara Zelda, igual que su madre- Respondió el rey algo cortante.

El rey noto una marca algo conocida para el en la pequeña mano derecha de su hija, y se asombro al notarla con detenimiento- ¡Tiene la trifuerza!- dijo- Y es el fragmento de la sabiduría- completo para que la reina se sobresaltara y agarrara la lanita de la niña, y tener la misma reacción que su esposo- Ha sido escogida por las diosas-En ese momento entro un señor algo mayor, con barba de chivo, y algo pelón- ¿me han mandado llamar majestades?- dijo en un tono calmado, digno de alguien que transmite experiencia- Claro que si Auru- le dijo el rey- Serás el tutor de mi hija, Zelda, la cuidaras como si fuera la tuya propia- termino el rey.

-Para mi será un honor tener tal mandato, Su Majestad- dijo Auru seguro de si mismo- le prometo que no lo defraudare-

-Eso espero Auru..., Eso espero- el rey volteo a ver a la ventana- te puedes retirar-

-Con su permiso- dijo Auru antes, pero antes de salir de la habitación se acordó de algo- Señor, ¿La tiene?- pregunto algo dudoso- Sí- el rey le respondió algo tajante.

-Entonces, eso significa...- no pudo terminar su frase ya que fue interrumpido por el rey- Auru, por favor, no me lo recuerdes- le suplico al futuro tutor de la niña- esta bien, entonces,... Me retiro-

/lololololol/

Unos cuantos meses antes del nacimiento de la hija del rey, una carreta, algo maltrecha, y destruida casi por completo, llego a la ciudadela del castillo.

La carreta se detuvo, y de ella bajo un hombre, con heridas bastante graves por todo su cuerpo, pero eso no era lo que más llamaba la atención en este hombre, sino que era que llevaba un bulto entre sus brazos, el cual hacia ruidos parecidos al llanto de un bebe, el hombre choco con otro señor, el cual parecía ser espadachín, ya que cargaba con una espada en espalda, el espadachín tenía un bigote bien cuidado y una venda adornaba su cabello, y vestía como granjero- ¿Qué le sucede?- le pregunto el espadachín al malherido hombre- ¿Que le ha pasado?- El hombre hizo caso omiso a sus preguntas- ¿Cuál es su nombre espadachín?- pregunto para sorpresa del otro- Rusl- respondió algo dudoso- ¿Por qué pregunta?-

-Por favor, señor Rusl, yo ya no tengo esperanza de sobrevivir en este mundo, mi esposa me espera del otro lado, por favor le pido con toda mi alma que cuide de mi hijo- le dijo lloroso esperando la respuesta de este, como esta no llego, ya que Rusl se había quedado atónito con esas palabras, el hombre siguio- ¡Se lo suplico... pro favor, cuide a mi hijo!- le vivió a pedir- por...fa.. vor- esas fueron las ultimas palabras del señor, ya que después de eso serró los ojos para poder descansar en paz.

-Le prometo que lo cuidare como si fuera mío- le dijo Rusl al inerte cuerpo del hombre. Después de eso agarro al niño y se lo llevo para donde sería su nuevo hogar.

-¿Como te llamaras? ee- le pregunto Rusl al niño que solo lo veía con esos ojos azules tan penetrantes- Ya se, te llamaras Link, si, es un bonito nombre, Link-

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Diez y ocho años habían pasado desde que Rusl llevara a Link a ordon, diez y ocho años en los que todos los habitantes de esta pequeña comunidad se encarillaron con el, en los que Link creció, y no mucho después se hizo gran amigo de la hija del alcalde Bo, cuyo nombre era Ilia, ellos dos se llevaron bien desde el principio, y siempre jugaban juntos.

Link también se encarilló con los niños que llegaron después, Malo y Talo, Beth, y por supuesto también de Colin, quien siempre le pidió que le enseñara a montar a caballo.
Link aprendió a manejar una espada gracias a Rusl, el cual, era el espadachín del pueblo, también le ayudaba a Fado con la cabras de vez en cuando.

Sí, lagos diez y ocho años viviendo en ese tranquilo pueblo.
Link toda su vida había crecido con una cicatriz demasiado curiosa en su mano derecha, esta era en forma de triangulo, y a veces, solo a veces se iluminaba un poco el triangulo de la izquierda, y el en lo que llevaba de su vida nunca supo el porqué.

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-¡Ha muerto, el rey a muerto!- Midna escuchó como por todo el castillo iba diciendo que su padre había muerto, no tenía ganas de hablar con nadie, y cuando ella no tenía ganas de hablar con alguien, era absolutamente nadie.

- No te pongas tan triste Midna- esa voz, esa voz siempre la consolaba cundo se sentía así, y ahora haría lo mismo, porque él siempre la hacía cambiar de actitud- ¡No quiero hablar con nadie Zant!- le dijo algo molesta de que el este ahí.

-Pero el no hablar con nadie te va a hacer daño- dijo Zant en un tono sarcástico, el cual siempre hacia que la princesa del crepúsculo se saliera de sus casillas- ahora que él ha muerto, los sacerdotes erigirán a alguien nuevo para el puesto que dejo vacío- dijo- lo cual ya hicieron- esa noticia saco un poco de su actual estado Midna- ¿Ya, tan rápido?-

-Ellos no pierden el tiempo en este tipo de asuntos- le contesto Zant- prométeme algo Midna-

-¿Qué?-

- Ya que tanto tu como yo queremos ocupar ese puesto, pero solo uno va a poder tomarlo, prometeme que sin importar a quien hayan elegido, nuestra amistad será la misma- le dijo con un tone de voz amigable para que ella se sintiera bien-

-Lo prometo- le dijo Midna- entones ¿No sabes quien es el nuevo rey?-

-No, los sacerdotes me han mandado a llevarte ante ellos, junto con migo, escogieron a uno de los dos- le dijo Zant con un tono de voz algo desafiante.

- Jajajaja- se río Midna- ya estuvo que voy a ser yo- se burlo de Zant en juego para que este se enojara-

-N...no estés tan segura- le reprocho este- de seguro que voy a ser yo, tango más paciencia que tu-

- Bueno ay que averiguarlo,... Vamos, que nos esperan- dijo Midna dando media vuelta y empezando a caminar.

-¡E.. espérame!- le grito Zant-

Una vez llegaron con los sacerdotes los dos se pusieron muy nerviosos esperando a que estos hablaran. Eran un total de diez sacerdotes, estaban en fila horizontal al final de la habitación.

El de en medio hablo:
-Estén orgullosos- hablo uno con una profunda voz- ya uno de ustedes dos sera el próximo gobernante del Crepúsculo-
- Midna, Zant- hablo el que estaba a la derecha del primero en hablar mirando a los nombrados- ha llegado el momento-
-Midna- hablo otro- ponte orgullosa, tu serás la que suceda a tu padre-

Midna no podía creerlo, sería ella, una gran sonrisa recorrió su rostro azulado, estuvo a punto de gritar, si no hubiera sido por ver el rostro de su amigo, estaba serio- Zant, ¿que te pasa?- le pregunto esta a su amigo.

-...Nada...- dijo Zant antes de dar la vuelta y retirarse de la habitación.

-¿Porque, porque fue ella y no yo?- se iba preguntando Zant en su mente mientras caminaba para las afueras del castillo- yo sería tan bueno como ella gobernado,- ¿pero que me pasa?, se supone que debería estar feliz por ella- dijo Zant mientras se hincaba y se daba topes en la cabeza contra el suelo.

Un sonido raro hizo que Zant levantara el rostro, sorprendiéndose al ver una masa de magia amarilla acercándose a él, él se dejo tragar por esta- Depositare mi poder en ti- dijo una voz que salía de un rostro que se había creado en la masa de magia- a cambio tu cumpliras mi deseo- termino mientras la masa desaparecía para volverlo a dejar solo.

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No mucho después Midna encontró a Zant, en el patio del castillo, como ido- ¡Zant!- le grito Midna mientras se acercaba a el- ¿Porqué sali...- no pudo terminar, ya que una mano de Zant la abofeteo e hizo que cayera al suelo- Tu no eres digna de ser la gobernante del crepúsculo- dijo Zant malévolamente- en este mismo momento he convertido a tu preciado pueblo en horrendas criaturas, ¡IGUALES A TI!- dijo señalándola-

Midna no entendió eso ultimo hasta que se vio las manos, y después todo su cuerpo, no pudo reprimir un grito-¿Por... Porque Zant? ¿Porque has echo esto?- le pregunto Midna mientras trataba de levantarse con aquel horrendo cuerpecito que tenía, una parte blanca, mientras que la otra era negra, sus marcas de twili seguían ahí, pero su cuerpo había cambiado por completo.

- Para hacer realidad el deseo de mi dios- dijo Zant- ahora, me desharé de ti, ¡molesto engendro!-

Midna trato de correr como pudo, corrió y corrió, mientras pensaba en que Zant era un idiota, y que ella, haría que se arrepentiría de lo que había hecho. Se acordó de las antiguas reliquias twili, le habían dicho que eran demasiado poderosas y que no podría usarlas, no le importo, en ese momento nada importaba, solo vengarse de Zant, y recuperar lo que era suyo.

Llego al templo donde se guardaban celosamente esas reliquias, pero se asombro de que solo había una.

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Ya no sabía cuanto llevaba recluida ahí, solo recordaba las palabras de aquel hombre con horrible casco.

- Tu decides, vida, o muerte- había dicho ese ser el cual ella desconocía-al estar rodeada con todos los soldados malheridos o muertos que estaban en el salón del trono donde ella se encontraba, no tuvo otra opción, tenia que rendirse para proteger a su pueblo.

Por eso, dejo caer su espada, y que el enemigo la encerrara, en una de las torres del castillo.
Desde que la encerraron sentía el ambiente más pesado, y veía como llovían cedritos negros del piso al cielo.

-Esto es demasiado extraño- dijo- ¿porque se sentirá el ambiente... así?-

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Este es mi primer fic, y si llegaron hasta aqui, significa entonces que les a llamado al menos, un poco de atención, o les a gustado mucho ._. , bueno eso no imorta, lo que importa es que lo han leído completo y eso si que es importante.
Por favor dejen algún review para así saber si continuo, e ir mejorando poquito a poquito jeje.