¡Hola! ¡Bienvenidas!
Nota agregada (08/08/2017). Por fin me tomé el tiempo de revisar esta historia a la que le he tenido tanto cariño guardado por todos estos años, se merece tener un final -aunque resulte irónico el nombre- y ser corregida. Ha iniciado el proceso y me he prometido a mi misma, que para diciembre de este año, estará presentable y terminada. Lo primero es la ortografía y esas molestas notas de autor que decían "si no dejan review, no seguiré"; a pesar de todos los defectos que tiene, esta historia es parte de mi y no la abandonaré aunque ya nadie la lea. Miles de gracias a las amigas que a lo largo de todos estos años han esperado por mi y me han seguido dando demostraciones de afecto, en especial a mi Vico (sí, mía).
Esta historia empezó cuando tenía solamente 18 o 19 años, soy consciente ahora de que hay momentos en que los personajes no tienen la madurez requerida, apelo a su comprensión, mis concepciones del amor a esa edad, pueden resultar molestas hasta para mi yo actual.
I. SIN REMEDIO
(canción de Camilo Sesto)
Con sólo una mirada y ya te comprendo, tan sólo un pensamiento nos une a los dos…
-Así que te irás con él—soltó tan fríamente que Ginny podría haber sentido el hielo impregnar cada palabra.
-No. Me iré con mi familia y el irá con nosotros.
-Claro—concedió Draco sarcástico.
-¡Créete lo que quieras, Malfoy!—espetó. –Yo…
-Así es que he vuelto a ser "Malfoy". Bien, Weasley, ya tengo todo claro.
Ginny se sintió pequeña en medio de ese pasillo de piedra en el que tantas veces se había encontrado con Draco. Empequeñecida por su mirada y su expresión, por su voz cargada de desdén, se sentía vulnerable como no había tenido tiempo de sentirse en mucho tiempo, como solamente Draco la podía haber hecho sentir.
Aún así, le mantuvo fija la mirada al rostro inexpresivo de Draco.
Por ti he llorado, por fuera y por dentro…
-¿Y qué esperabas? ¡Me entregaste a Mortífagos, Draco! ¡Y confié en ti! Y por cierto, fui la única que lo hizo además de Grabbe y Goyle durante todo este tiempo.
-Te entregué por que me utilizaste primero. Más de una vez—dijo tan calmo que parecía que estaba hablando de los sabores de la mermelada. –Y no Weasley, no me creo el cuento de que fue antes de conocerme.
-¿No?—murmuró Ginny sintiéndose esta vez bien pequeñita.
-No.
A la pelirroja le costó mucho evitar las lágrimas, dio un paso hacia Draco y tomó aire.
-¿Y entonces qué crees que estoy haciendo aquí contigo, eh?
-Despedirte, supongo—Draco se encogió de hombros. –La última vez no lo hiciste así que…
Ginny acercó una mano al fino rostro cuya piel parecía porcelana y le rozó una mejilla.
-Claro Draco—dijo cansinamente. –Lo que tú digas.
-Entonces adiós, Weasley.
Ginny le dio la espalda y estaba por echar a correr por el pasillo cuando algo dentro de ella se sintió completamente incorrecto. De alguna forma, supo que lo que sucediera ese día, iba a cambiar su vida, porque quizá, Draco la podía convencer de que no todo estaba perdido. Aunque su rostro no lo dijera, aunque controlara de la forma en que lo hacía su respiración y su tono de voz, tal vez, el atisbo de cariño en sus ojos no fuera mentira. Tal vez esa duda fuera algo más.
Tengo un alma blanca que esta envejeciendo y tengo tanto que darte, y todo se esta perdiendo…
-Si me dejas ir ahora, Draco… -murmuró girando apenas su rostro.
-¿Y de nuevo soy "Draco", eh?—el rubio parecía completamente tranquilo al hacer esa pregunta.
-¡Cállate!—soltó Ginny, luego respiró, se giró por completo y volvió a buscar con los suyos a los ojos grises. –Si me dejas irme ahora, Draco, así, entonces no va a haber para atrás. Si me pierdes hoy va a ser para siempre ¿entiendes?
-¿Así que perderte, eh, Weasley? ¿Sabes? Yo creo que nunca te tuve, tu has sido y serás solamente de Potter—Ginny no entendía, le pareció que a Draco le temblaba un poco la voz, pero eso no cuadraba con la mueca orgullosa que le mostraba. –Pero te voy a decir una cosa: eso esta bien, ¡ándate con Potter! Cuídalo y sana sus heridas. Porque él si te necesita.
Ginny se quedo el silencio tratando de estudiar a Draco, buscando desesperadamente algo en su rostro o en sus ojos que no la insultara, que le pidiera quedarse ¡lo que fuera!
Mi vida camina sobre un alambre, yo en el frío para sufrir, porque he nacido para ti…
-¿Qué quieres decir con "él si te necesita"?—preguntó por fin al no hallar nada en su cara.
-Es obvio, Weasley. Que yo no.
La muchacha bien podía haberse derrumbado en ese momento, dejar que el mar de confusión en que nadaba la ahogara y olvidarse. Pero no lo hizo, en cambio, se acercó decididamente a su rostro y rozó con sus labios la delgada línea que hacía de la boca de él.
Y Draco hizo lo peor que podía haber hecho, correspondió. Y correspondió con toda el alma que tenía ¿qué más daba si era poca si la estaba entregando de todas formas?
Si volviera a nacer, volvería a quererte sin remedio…
Y Ginny se dio cuenta de algo doloroso: él también estaba confundido. Y también la quería. Pero sin importar cuanto le importara a Draco y cuanto la quisiera a su lado, su orgullo nunca lo dejaría traslucir salvo cuando ella lograra rebasar su línea de protección y colarse en él para averiguarlo por ella misma.
En otras circunstancias, quizá hubiera aceptado esa condición, y se habría entregado al delicioso placer que era la boca del rubio, cuando se entregaba de aquella manera, para que esta le dijera a su manera lo que Draco sentía por ella.
Sólo que no tenía necesidad de ello, de rogar por amor o respuestas, lo que fuera que estuviera haciendo... Porque al final de ese pasillo, al otro lado del cuadro que los ocultaba de curiosos, cruzando pasillos y escaleras, estaba él.
Harry Potter, un chico bien dispuesto a gritarle al mundo que sólo quería a una mujer y que era ella.
-Eso deja claro todo, Malfoy—concluyó y con un dolor opresivo en el pecho, dio la vuelta y se alejó de él.
Y el rubio maldijo su orgullo, su educación, todo lo que podía maldecir de si mismo y que lo había llevado a ese instante, impidiéndole ir por la chica que quería. Se quedó de pie en el pasillo viéndola alejarse. Pero no hizo nada más.
Si volviera a nacer, volvería a perderte. Sin remedio…
Sin que ninguno lo notara, habían sido observados por un par de ojos azules medio ocultos por un flequillo rubio sucio cuya alma que se lastimó un poco, pero sólo un poco, al ver a su mejor amiga alejarse.
Ginny acababa de entrar al gran comedor cuando su mirada se encontró con una que era esmeraldina y profunda como el océano.
-Harry—murmuró.
Al joven héroe, le vinieron a la cabeza mil y un cosas que quería decirle a la pelirroja, pero cuando sintió sus brazos rodeándolo, se dio cuenta de que no había nada mejor que eso.
Cuando se separaron de ese abrazo, Ginny vio en los ojos de Harry la tristeza que había visto en todos los ojos de los que se hallaban en Hogwarts, la pérdida a pesar de la victoria. El joven héroe la volvió a abrazar, pero esta vez con todas sus fuerzas, recargado en el hombro de ella, dejó por fin salir las lágrimas que cargaba condigo desde hacia dos días, cuando se había dado cuenta de que con Voldemort, se habían ido muchas de las personas que quería.
Ginny se aferró todo lo fuerte que pudo a la espalda de Harry, ni siquiera se dio cuenta cuándo también había comenzado a llorar. Cerraron los ojos y se quedaron ahí, en la entrada del gran comedor, con todas las miradas en ellos. Sanarían, todos sanarían, Harry, Ginny, sus amigos y familias, todos tenían heridas de Guerra, pero con la cabeza apoyada también en el hombro de Harry, Ginny se sentía un poco más capaz de salir adelante.
-Te extrañé, Ginny. Cada día.
Si vas buscando amor por otros caminos acuérdate de mi. Soy tu mejor amigo.
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Oca, lo reconozco, esta muy corto el capítulo pero me agrada el resultado.
¿Les gusto? :D ¿No? O.O ¡Todas las opiniones bienvenidas en reviews!
