Love Live! No me pertenece, es de sus respectivos autores.
Era hace una vez…en una tierra lejana, ¡espera! Querido diario, no empezare como un cuento normal, tal vez, solo tal vez, primeo debería presentarme. Mi nombre es Eli, tengo 23 años, tengo el cabello rubio y generalmente está atado con una coleta de caballo, mis ojos son azules, soy alta y de tez blanca. Esa es suficiente información sobre mí, ¿verdad? Si eso es todo, entonces te contare que me trae a escribir en tus blancas páginas con mi fiel amiga la pluma azul celeste.
Cuando estaba en la preparatoria, tenía alrededor de 17 años cuando conocí a un joven, de mí misma edad, su cabello era morado, alto y de tez algo bronceada, sus ojos eran verdes como los de una esmeralda. Querido diario, me apena decírtelo, pero, esto no es como en los cuentos de hadas, aquí la joven no se enamoró de su "príncipe" a primera vista, aquí seria al revés, la joven empezó odiando al "príncipe".
Todo empezó una fría tarde de invierno, me había quedado en la escuela para terminar unos proyectos que tenía pendientes (nada fuera del otro mundo)
Ya eran las seis de la tarde cuando partí de la escuela con mi fiel bufanda y mi saco escolar azul que hacía juego con mi falda que era de ese mismo color. En mi transcurso por los pasillos de la escuela, divague en lo que debería comer o cenar, de igual manea tendría que alimentarme. Tanta era mi distracción que no me fije y termine chocando con otra persona. Mis amados libros salieron volando junto con mis apuntes, todo era un desastre. En mi ira por haber caído de sentón sobre el frio piso, busqué al culpable de mis dolores, entonces, fue cuando lo vi. Estaba parado enfrente de mí con una mirada confusa, en su hombro izquierdo portaba su portafolio color café, llevaba el uniforme reglamentario de la escuela: saco azul, camisa blanca, pantalones azules, y zapatos negros.
No me molesto el hecho que él estuviera parado, ¡fue que ni siquiera se inmuto, se dio la vuelta y se fue! Entonces yo, como buena mujer que soy y seré, tomé mis cosas y lo perseguí por el pasillo.
- ¡Hey, tu, detente, idiota! –fue lo que le grite mientras intentaba alcanzarlo. En ese momento maldije mi anatomía de mujer, a comparación de él, yo era más lenta y no lograba alcanzar las zancadas que el daba en ese momento.
Le gritaba y le gritaba, pero no se inmutaba. "¡Que grosero!" fue lo que pensé en aquel entonces. En cuanto lo alcance, tome de su hombro y lo gire para verlo con la mirada más gestosa que podía hacer en ese momento, pero el de nueva cuenta no tenía emociones en su mirada. Aunque, en ese tiempo no lo entendía, su mirada me mostraba que algo ocultaba, algo en su vida no rondaba con normalidad.
Pero como buena mujer enojada, no tome eso en cuenta, y volví a gritarle, a reclamarle su osadía por dejarme ahí tirada cuando era obvio que la culpa era de él ¿o me equivoco?
- ¿Qué no me escuchas? –En cuanto pregunté hastiada de su actitud, el simplemente rio levemente- ¿Qué es tan gracioso? –volví a preguntar con la misma cara gestosa.
Entonces, el con una divertida risa giro su cara a la derecha y señalo un auricular. Ahí fue cuando quise que la tierra me tragara, el tipo era sordo, por esa misma razón no respondía a mis quejas, ¡pero eso no justifica que me dejara tirada!
Fruncí el ceño y negué con la cabeza al saber mi error, pero como dije antes, no porque sea sordo lo exonera de no levantar a una dama tirada contra el piso, ¿verdad?
Había un problema en aquel entonces, ¿Cómo te comunicas con un sordo?
- ¿Ahora qué hago? –Bufe en un intento de aclarar mis ideas- ¿Cómo le pido a un sordo que me pida perdón? –en vez de escuchar una leve risa, el soltó una gran carcajada- ¿y tú de que te ríes?
Con esa sarcástica sonrisa, saco un cuaderno y una pluma de su maletín, y comenzó a escribir en él. En cuanto termino de hacerlo, me enseño lo que decía la hoja de cuaderno.
"Que sea sordo no significa que no sepa leerte los labios. Contestando a tu pregunta, ¿Por qué te pediría perdón? Tú fuiste la que estaba distraída y por ende TU fuste la que termino chocando conmigo."
En cuanto terminé de eso no pude más que fruncir el ceño y mostrarme aún más molesta de lo que estaba.
- ¿Cómo que es mi culpa? Aquí el único culpable eres tú, tu eres el que no se fija por donde va –le dije con ira que salía de mi interior. El volvió a reír y escribió en su cuaderno, cosa que me volvió a enseñar- ¿Cómo que la descuidada soy yo? ¡Ese eres tú!
Soltó otra sarcástica risa y escribió en su cuaderno:
"Me alegra ser sordo, al menos así no te escucho gritar"
¡Eso colmo mi paciencia, no podía permitir que me insultara así! Así que, con toda mi fuerza, le di un buen golpe en el hombro que el de inmediato cubrió con su mano a causa del dolor. Tras unos segundos volvió a escribir en su cuaderno y mostrarme el resultado de aquello.
"¡Mujer agresiva! ¿Sabes que te podría acusar con algún prefecto por lastimarme?"
No podía importarme menos si me denunciaba con alguna autoridad, ¡podía irse por donde quisiera y a mí no me importaría!
-Ese no es asunto mío –con gracia, me fui de ese lugar. No permanecería más tiempo en el mismo lugar que él.
Con la dignidad que me quedaba, me aleje de ese lugar con la cabeza en alto.
Las lindas flores, las pocas personas que pasaban por el parque que estaba por mi casa de antaño, el cielo ya casi ennegrecido por la noche, era una vista hermosa, al menos a mí siempre me ha gustado más la noche que el día, es como un mundo nuevo que descubrir.
En mi bello transcurso a mi casa, sentí la presencia de alguien detrás de mí, cuando giré a ver quién era, no era más ni nada menos que mi sordo menos favorito siguiéndome.
Tome aire para intentar calmar mis crecientes enojos- ¿Qué haces aquí? –Le pregunte en cuanto me gire a encararlo- ¿no tienes nada que hacer? –el solamente se encogió de los brazos y prosiguió por su camino que más bien era el camino a mi casa- ¡Hey, te estoy hablando!
Camine tras él y el únicamente señalaba sus aparatos como diciendo: "¿no te acuerdas de que soy sordo?" Estaba tan segura de que alguien me odiaba en el cielo y me estaba torturando en ese momento, ¿abuelita, porque me hacías eso cuando era tan joven e inexperta?
No tuve de otra más que seguirlo, ¿Qué tal si quería saber la posición de mi casa para acosarme? No, no, mejor yo lo sigo para tenerlo vigilado.
- ¿Qué? ¿Ya te cansaste? –le pregunte en cuanto se giró, aunque, casi de inmediato señalo una casa que estaba al lado de la mía- no me digas que…
-Temo decirte que somos vecinos- ese maldito, ¿¡Ese maldito podía hablar!?- no me veas así, tu nunca preguntaste si podía hablar o no.
Con el milésimo bufido del día me cruce de brazos con mis libros entre mis brazos- ¿tu porque no me lo dices? ¿¡Como quieres que yo sepa eso!?
-No hables tan rápido, no puedo leer tus labios si habla así –negó con la cabeza y acaricio mi cabeza- nos vemos mañana, Señorita Eli –con eso dicho, se fue a su propia casa.
No lo supe en ese momento, pero de ahí en adelante, el formaría parte importante de mi vida.
Querido diario, no te puedo decir todo con claridad, el pasar de los años me ha nublado la mente de los días que compartí con él, pero si te puedo decir los momentos más importantes. Como, por ejemplo: el día que me dijeron que él iba a ser un nuevo estudiante en la escuela y que yo tendría que asesorarlo en todo lo que pudiera. Casi me desmayo cuando supe esa noticia, es más, hasta me quise cambiar de escuela, pero un golpe en la cabeza de aparte de mi hermana me hizo entrar en razón y ya no me fue permitido salirme de la escuela.
Así que, ni modo, tenía que aguantarme mis frustraciones para hacer mi mejor trabajo posible con él. Solo Dios sabe cuánto sufrí al principio, claro que él podía leer los labios y todo lo que tu quisieras, pero, había cosas que no entendía y como yo no era buena en eso de hablar a señas, pues se hizo un desastre en cada proyecto que hicimos. Explotamos varios frascos en la clase de química, el me lanzo un bateé de beisbol a la cabeza porque no entendió como sujetarlo, eso y muchas cosas más pasaron mientras estuve con él.
- ¡Pero que frustrante! -Dios, sentí que se burlaba de mí con cada pequeño mensaje que me dejaba en la clase. Si iba a ser amiga de ese sordo, al menos debía aprender a comunicarme con él. - O sea, si lee los labios, pero hay cosas que no entiende–murmure con molestia tras el último accidente de laboratorio que tuvimos- no hay nada que unas buenas lecciones en internet no solucionen.
Las cosas que hice por él, ¿puedes creerlo? Nunca me imaginé aprendiendo sordomudo. El lado positivo es que por fin nos pudimos comunicar de una manera razonable.
Nuestra convivencia se hizo más amena, platicamos una gran variedad de cosas. Supe que cada perro chihuahua que tuvo se le murió electrocutado con una secadora de pelo (en mi defensa, no sabía que eso se podía); que le gusta limpiar, es casi un adicto a eso, no puede ver una mancha porque ya la anda limpiando; cada vez que le tocas el cuello él se agitaba de una manera un tanto extraña; tenía una increíble sensibilidad en todo su cuerpo, en invierno traía una chamarra mucho más gruesa de lo que se necesitaba y nunca me la presto porque el tenía frio.
Poco a poco, un nuevo sentimiento fue creciendo en mi interior, necesitaba esa mirada para sobrellevar mis días más duros, su cálido tacto me era indispensable para dejar de tener frio en mis gélidas manos.
En cierta manera, yo me sentía su príncipe, el acudía a mi cuando tenía alguna duda con la escuela o de su vida personal. Yo intentaba cuidarlo, procurar su felicidad pese a que en veces (por no decir casi siempre) terminábamos peleando por cualquier tontería. Si el tenía frio, le prestaba mi chamarra; si tenía hambre iba y le compraba algo de comer, y el después hacia lo mismo por mí. Era tan Gestoso, sabias que actitud traía con solo verlo. Pero eso era lo que me gustaba, verlo enojarse o hacer berrinche era mi mayor placer, pues solo yo, y únicamente yo lo veía en esa etapa tan infantil. Perro y gato para los demás, pero princesa y princeso en nuestro propio mundo.
Ese sentimiento fue creciendo como una rosa, pero como aquella bella flor, tiene sus espinas, tiene sus limitaciones.
Según entendía, sus aparatos solo le permitían escuchar muy poco, tenías que acercarte a él para que te entendiera con claridad, pero había una posibilidad de que él tuviera la capacidad de escuchar, una operación riesgosa según me había dicho. No quería hacérsela, pero era necesario, muchas veces me dijo que soñó con escuchar la voz de alguien, de saber que se sentía escuchar a los pájaros cantar. Tenía que convencerlo para que se la hiciera.
Como buen príncipe de mi cuento personal, tome la iniciativa de hablar con él en el receso.
-Tenemos que hablar- fue lo que le dije al momento de llegar a nuestro lugar secreto (el último piso de la escuela)- oye, no me ignores- me sentí indignada cuando me volteo la cara, no me quiso ver- ¡que no me ignores! –lo gire del hombro para que me viera fijo a los ojos.
-No quiero hablar –hablo con una seria voz- nada en este mundo me hará cambiar de opinión, ni tú.
-No tienes opción –lo enfrente con la mirada fija en el- tu dijiste que querías volver a escuchar, ¿Qué hay con los planes que teníamos? ¿Con todo lo que íbamos a hacer juntos? –apreté los puños ante el sabor amargo de la posible derrota.
-Se lo que dije –suspiro profundamente- no cambiare de opinión, ya te lo dije.
-Y yo te lo repito, ¿Qué hay de todas las cosas que prometimos hacer juntos? ¿Qué hay de…?
- ¡Entiende de una maldita vez! –grito como pocas veces lo escuche- no quiero… ¡no quiero morir! ¡Entiéndelo!
El lloraba, sus mejillas eran empapadas con sus lágrimas. Bien dicen que uno hace idioteces por amor, pero no considero una tontería abrazar a quien quiero cuando esta así. Y eso fue lo que hice, lo tomé entre mis brazos en un intento de brindarle algo de confianza. Él se aferró a mí como un niño chiquito que busca el consuelo de su madre.
Permanecimos callados, ninguno de los dos hablo en ese momento, el silencio era nuestro aliado.
Después de ese suceso, no lo volví a ver en meses, se había desaparecido de la faz de la tierra, no lo contactaba por ningún tipo de medio. Así que desistí, si él no quería hablar conmigo, yo ya no lo buscaría.
Con esa terrible sensación en mi pecho, continúe mi vida lo mejor que pude, no parecía humana, más bien era un robot. Solo actuaba de manera mecánica.
Únicamente en mis sueños lo veía, él me sonreía y yo lo abrazaba, nos declarábamos amor eterno como en las novelas. Solo en esos efímeros sueños lo tenía presente.
Hubo una noche, en la que lo vi como siempre, pero esa mano se sentía tan real, aquel beso en mis labios saco de mí un suspiro, y las dulces palabras que en mi oído susurro aún resuenan como aquella vez.
No sabía y ni tampoco me importo despertarme de lo que sería la última vez que lo soñaría, ese pequeño momento era lo que necesitaba para confirmar mis sentimientos por él.
A la mañana siguiente, desperté, y en mi mano se encontraba una nota, confundida la leí...que grave error despertar de esa manera, lloré de la frustración al leerla, fue una de las mayores tonterías que había hecho en mi vida.
Él se había ido
La vida diaria era dura, pero al recordarlo sonreír y su sarcástica risa, no podía más que llorar y reír de lo tonta que me veía.
En veces, leía esa carta con nostalgia, aquellas palabras no abandonaban mi mente ni un segundo.
"No puedo oír, y batallo para entender, soy Gestoso y sarcástico, pero, lo que sí puedo hacer es diseñar mi futuro, a partir de hoy ...Decidí que es lo que quiero para mi vida, como la quiero, en cuanto tiempo, de qué manera... Si el final llega, que me encuentre viviendo y luchando por mis sueños.
Sé que esta no es la despedida más linda del mundo, pero te juro que nos volveremos a ver."
Con cariño, "tu princeso"
Aquello había sido lo último que supe de él, siempre mantuve la esperanza de volver a verlo. De hecho, ¿Por qué crees que escribo en ti ahora, querido diario?
Justo en quince minutos lo veré en la plaza, deséame suerte, iré a ver a mi tonto sordo favorito.
Atte. Eli
¡Hey, hola! Les dije que esta vez no fallaría con la actualización del jueves. Si soy sincera, me siento mejor que la semana antes de la semana santa, Dios, enserio necesitaba al menos dormir xD. ¿Cómo están ustedes?
Les traigo este super pequeño one-shot, que si soy sincera, no recordaba que fuera tan pequeño así que… si quieren una continuación o algo así, no duden en hacerme lo saber, estaré encantada de darle unas continuaciones a esta pequeña historia que salió… De una historia un tanto personal jaja.
Pero bien, ahora iré a terminar unos pendientes (yo y mi siempre puntualidad en las cosas XD) antes que nada, ¿Qué les pareció? A parte de muy corta.
Sin más que decir: dudas, críticas o alguna cosa por favor no duden en comentarlo. Sus reviews alimentan la creatividad de cualquier escritor, así que regalen, aunque sea un review a cada historia que lean en sus hermosas vidas.
N os vemos en la siguiente actualización~ n_n
Rosario Ivet Esparza González Página 10
