Salí de casa, hoy no iba excesivamente arreglada, pero necesitaba llegar a tiempo, sino, no podría presentarme y sería lo peor que podría pasarme.

El móvil empezó a vibrar en mi pantalón y lo cogí.

-¿Sí? –no me había dado tiempo ni a mirar quién era.

-¡Esther! –gritaron al otro lado de la línea.

-Paula, Inés, Carmen –me sorprendió que fuesen ellas.

-Sí, en efecto. Te queremos desear muchísima suerte para las pruebas –Y empezaron a reír al otro lado de la línea.

-Gracias chicas, estoy a punto de llegar, me queda poco, dos paradas más de autobús y llego.

-Perfecto, en cuanto salgas, avísanos.

-Claro que sí chicas os dejo que al final, me saltaré la parada –reí.

-Vale, te queremos –dijeron al unísono y colgaron antes de que me diese tiempo de decirlas que yo también las quería.

Llegue y por un momento al verlo de lejos desde el autobús pensé que no sería capaz pero siempre es bueno probar cosas nuevas.

Cuando estuve realmente a pocos metros me sorprendió aún más lo alto que podía ser ese edificio. Había mucha gente haciendo cola para el casting, pero yo ya estaba registrada así que esperaría pero no sería una de las últimas. Mi número era el 98.

Todas estábamos bastante nerviosas, muchas que ya teníamos nuestros números y horarios para las pruebas estábamos por allí sentadas. Casi todas llevaban cosas para matar el tiempo y no aburrirse, Ipod, libros, móviles, vi a varias con portátiles o algunas incluso, repasaban coreografías. Sin embargo, yo me puse a hablar con otra chica que había por ahí.

A medida que pasaba el tiempo la sala se vaciaba pero inmediatamente se volvía a llenar de chicas nuevas. Muchas chicas salían por la puerta por la que, supuestamente pasaríamos a la primera audición, algunas lloraban, casi todas las que salían, aunque a muchas las vimos entrar, pero no salir, suponíamos, las cogieron para las siguientes fases.

Una mujer salió por sexta vez de aquella puerta alta y de madera color marrón oscuro. Iba vestida con un traje de chaqueta y falda gris. Era alta, quizá midiese alrededor de un metro ochenta, delgada, más bien, escuálida. Su pelo caía sobre su espalda, con un corte perfecto, ni una sola punta mal cortada, era de un color negro intenso, que brillaba sin necesidad de que los rayos de sol se reflejasen en él. El corte que llevaba, hacía que le llegase un poco más por debajo de sus hombros. Mientras la observamos su mirada se cruzó con la mía, tenía los ojos verde claro, quizás un verde mar, un verde que jamás había visto, y, que a la vez me asustaba, pero no me lo podía permitir, no me podía permitir que me entrase el miedo ahora, pero aun así, esa mirada daba verdadero miedo. Cuando me volví a cruzar con la mirada de la mujer, me da cuenta de que tenía una mirada fría, tan fría que hizo que se me helase toda la sangre que recorría mis venas. La mujer no podía tener más de cuarenta años, pues ya eran visibles algunas que otras canas en su cabello y algunas arrugas yacían por su cara, pero se conservaba demasiado bien.

-Por favor que pasen dentro de la sala los número del número 83 al 100, Gracias. –y se marchó por dónde había venido.

En ese momento me di cuenta que era mi turno, repase todos los consejos de mis profesoras de baile y me concentré en que tenía que hacerlo bien, que yo era capaz.

La sala era grande, mucho. Me coloqué en segunda fila y la chica con la que había estado hablando estaba en la primera.

-Hola, creo que sabéis que estáis aquí para entrar en un proyecto "sorpresa" y en el que la que gané será bastante afortunada. Primero, me llamo Encarna, y soy la coreógrafa que os enseñará la coreografía para la pasar a la siguiente ronda, también formaré parte del jurado para que paséis o no. Mucha suerte.

Nos dijeron algo que me sugirió que debía ponerme las puntas y en efecto, nos enseñaron una coreografía de lírico, es decir ballet. Tenía muchos giros, menos mal que había estado practicando mucho este tiempo atrás, hace algunos años no me hubiese sido posible.

Después de haberla repasado, nos sacaron a una sala que estaba al lado , donde una a una iban saliendo a enseñar la coreografía, así pasaron todas hasta que salió uno de los coreógrafos:

-Bueno, por favor que pase la siguiente, el número 98.

Pase nerviosa, pero sabía que lo haría bien, o por lo menos, o intentaría.

-Hola –dijo un hombre con unas gafas bastante grandes que estaba en la mesa del jurado- ¿cómo te llamas?

-Hola, soy el número 98. Me llamo Esther y soy de Madrid.

-Perfecto, puedes empezar a bailar la coreografía que te han enseñado antes.

Empecé a bailar, tenía pánico a fallar, pánico a hacerlo mal. Empezó a sonar la música y simplemente, me deje llevar, los pasos salían solos, la técnica iba bastante bien, desde mi punto de vista, casi era perfecta.

Parecía una peonza girando y llego el momento.

Un giro, otro giro, otro giro, el último y final.

Lo peor sería enfrentarme ahora al jurado, ¿saldría elegida?

-Esther, acércate –me dijo una mujer que se sentaba al lado de la coreógrafa principal de esta primera fase.

Di unos cuantos pasos hacia adelante, a pocos pasos de la mesa del jurado.

-Esther hemos decidido que…

Y hasta aquí el capítulo de hoy que es un empiece para un nuevo fic que va para mi compañera de baile de la compañía Ritmo, Esther, que es Directioner y quería hacerle una historia, y, diréis que ¿qué tiene que ver esto con 1D? Bueno, pues eso es una sorpresa. Espero que os esté gustando y bueno, seguid leyendo.

Sé que es corto, pero es el principio. Nos leemos más adelante, un beso

Paula.

PD: Quejas o apartes a paulafmontes

PD2: Espero reviews.