Nota obligatoria:
Saint Seiya y todos sus personajes son propiedad de Masami Kurumada y yo no lucro con ellos, sólo me gusta imaginar situaciones y plasmarlas en palabras para que otros las disfruten.
El Ángel de la Muerte
Faltaban veinte minutos para la una de la mañana, el Santuario estaba en total sosiego, los únicos dos templos que parecían tener algo de actividad eran Tauro y Piscis. Aldaberán estaba a punto de comenzar su primera guardia, Aphrodite a punto de terminar su segunda. Debido a la ausencia del caballero dorado de la primera casa, Piscis y Tauro habían tenido que asumir las horas de vigilancia correspondientes a Mu. El niño lemuriano, hijo menor de Shion, no reconoció a Arles como nuevo Patriarca y después de la muerte de su padre huyó del Santuario junto con la armadura dorada de Aries, por ello se le podía acusar de alta traición.
El guardián de Piscis, era un joven alto y de proporciones más bien correspondientes al canon helénico que al clásico*, su rostro era de una beldad excepcional, con grandes ojos de tono celeste claro enmarcados por unas largas y rizadas pestañas negras que le daban un aire de sensualidad a esos razgos aniñados, la nariz era perfecta y respingada y los labios de tono rosa pálido, todo coronado en un bellísimo cabello al mismo tono de los ojos que caía suave por su espalda y hombros como una cascada, para terminar en perezosos bucles casi blancos que daban la apariencia de espuma de agua.
La belleza de Aphrodite era la envidia tanto de hombres como de mujeres, él no tenía las imperfecciones naturales de un ser humano, y a excepción de un pequeño lunar debajo de su ojo izquierdo, su piel era lisa como el alabastro y tersa como la de un bebé, además el muchacho era imberbe y no poseía rastro alguno de vello en su cuerpo, pero por sobre todo su aroma...el caballero de Piscis poseía un exquisito aroma natural a rosas que en conjunto con su apariencia era un embrujo para los sentidos, sin embargo el Hado Misterioso había utilizado toda su ironía en escribir el destino del joven; a pesar de su apariencia exquisita, el contacto físico con él era letal, su sangre era veneno puro y por lo tanto todo su ser estaba impregnado de esa toxicidad.
La presencia etérea del caballero de la doceava casa, podría compararse fácilmente con la del estereotipo de un ángel y vale la palabra podría, porque la oscuridad de su corazón no se adivinaba al mirarlo, pero sí era evidente en sus ojos. Aphrodite de Piscis se convertiría en la mano derecha de Arles, su escudero y guardián personal, el verdugo de sus enemigos, un bello ángel de muerte que no contradecía los designios del maestro: el soldado perfecto.
Así estaba el hermoso guerrero en la puerta de su templo, con sus sentidos agudizados al máximo y de brazos cruzados, vestido en su elegante armadura dorada, con la cual como siempre, se veía imponente. De repente y sin inmutarse pudo observar una figura menuda que subía las escaleras hasta posarse frente a él, de pronto la duda acerca del sexo de aquella criatura se le vino a la mente.
-¿Te puedo ayudar en algo? -dijo tajante con aquella voz suave y melodiosa que denotaba sus modales de príncipe y una elegancia natural muy propia de él.
-Es usted el señor Aphrodite de Piscis -dijo con vos delicada la criatura.
-Si, y no has contestado a mi pregunta.
-Me envía el señor Lacerta, vengo a traerle su regalo de cumpleaños.
"Regalo de cumpleaños, pero... diez de marzo ...claro, ni me recordaba. Misty y su necedad de arrastrarme junto con él a sus tonterías"
-Estoy de guardia, puedes dejarlo adentro en los aposentos privados.
-Con su permiso señor, dijo el ser (aún no identificable para el piscis) -haciendo una reverencia y pasando luego a los aposentos privados del doceavo templo.
Aquella criatura androginia, se adentró cautelosa por donde le señaló el caballero y buscó lo que podría ser el dormitorio, al caminar observaba con detenimiento todos los detalles de la casa, la decoración basada en motivos celtas y un enorme abedul que se alzaba antiguo y orgulloso desde uno de los jardines internos en el lado derecho de la casa, sobrepasando el tejado de la estructura, que era abierto intencionalmente. Todo el interior del templo tenía un aroma maravilloso a jardín y una fuente de agua resonaba con su cantar desde alguna parte. El orden del mobiliario era impecable y las piezas eran antiguas, algo rústicas, pero muy bien cuidadas.
El niño o niña, buscaba acicalar un poco su cabello y retocar el maquillaje que llevaba, sin embargo pudo constatar después de un rato, que en toda la casa no existía un solo espejo, así que decidió continuar con la misión encomendada y no buscar problemas con el caballero dorado.
Veinte minutos después y habiendo olvidado el asunto del regalo, Aphrodite se comunicó vía cosmos con Aldebarán de Tauro "Sigues tú, caballero de Tauro, he terminado mi turno"
Acto seguido se quitó la armadura y se quedó solamente con el pantalón que llevaba para asearse un poco y peinar su largo cabello para irse a dormir, el próximo era turno doble a medio día y la combinación de calor a esa hora junto con una pesada armadura dorada cubriéndolo, le hacía recapacitar entre seguir como caballero dorado o continuar solo con su vocación de botánico.
En eso pensaba cuando terminaba de ponerse la ropa de dormir, la cual consistía en un pantalón largo suelto y una simple camiseta de algodón con manga corta que le permitía dormir sin sentir que se cocinaba a fuego lento, "este infeliz clima de Grecia" se decía, acto seguido se dirigió a su habitación deseando acostarse a descansar.
Al encender la luz casi se cae de espaldas al descubrir en su cama a aquella persona que había sido enviada por Lacerta.
-Pero qué demonios...!-dijo a punto de perder los estribos.
-Yo soy su regalo señor -dijo la criatura- me llamo Cameo y el señor caballero de plata quería que me encargara de satisfacerlo como a usted más le agrade.
-Pe, pero...criatura ¿eres varón o mujer? -el caballero estaba desconcertado y no lo disimulaba nada.
-Soy varón señor.
-¿De dónde saliste?
-Del templo de las hetairas del norte de Atenas
-¿Cuántos años tienes?
-Catorce señor...
Un desfile de imágenes en sepia no tardaron en aparecer como fantasmas en la mente del pisciano, un precioso niño, boca arriba en la hierba, una mujer le sostenía los brazos hacia atrás apretándole muy fuerte las muñecas, sus mejillas se veían bañadas en lágrimas y su cuerpo temblaba aterrorizado mientras un hombre con mirada lasciva robaba con cada embestida, la inocencia que le quedaba a la criatura, ignorando sus gritos de dolor y verguenza...
-Catorce...repitió como volviendo en sí el guerrero. Se sentó en la cama despacio asimilando el dato que acababa de recibir del muchacho y se ladeó para verlo completo.
-¿Porqué no hay espejos en Piscis señor?...si yo tuviera el físico que usted tiene no dejaría de mirarme todo el día...
-La belleza es una maldición pequeño...-dijo casi en un susurro- y da la casualidad que tú la padeces... la verdadera belleza la da el poder y eso no se ve reflejado en un espejo, sé lo poderoso que puedo ser y eso no me lo dice mi imagen, solo lo sé, nunca te fíes de tu apariencia, ser bello solo te trae problemas.
-Lo dice alguien cuya beldad es la envidia de los dioses...
-Para los dioses somos fichas de un juego -rió irónicamente- te ponen una apariencia u otra para regodearse con el dolor que te causan por ello...
-¿Hace cuánto no se mira al espejo? -al ver que el caballero no hacía por acercarse, el chico se movió hacia él y le miró a los bellos ojos celestes.
-...Creo...la verdad no lo recuerdo...mmm...¿te sientes bien con lo que haces niño?
-La pregunta descolocó al afeminado chiquillo - pues..la verdad...yo, claro si todos fueran como usted...pues sería...más fácil...pero no me quejo señor...no es bonito la verdad...pero... -Aphrodite puso sus dedos en sus labios haciéndole la indicación de que callara y lo miró con compasión.
Otro recuerdo se apareció de la mente del caballero, de nuevo virado en sepia, el mismo chiquillo llorando en la cama del sanatorio, sufriendo dolores terribles en la parte baja de su vientre y en su intimidad, con la espalda destrozada a golpes, suplicándole a los dioses que le quitaran la vida para no pasar por aquello otra vez...un maestro tratando de consolar su amargura, su dolor, su verguenza... y sus muchos deseos de morir.
El caballero bajó la cabeza, algunas lágrimas parecían querer escaparle de los ojos, el muchachito le quiso tomar de la barbilla e hizo a besarlo. Después de pensarlo un momento, Aphrodite extendió una mano y el niño la tomó, era mucho más pequeña que la de él...
Lo siento -suspiró- no te mereces esto, pero no hay que darle gusto a los dioses, le dijo él con tristeza y después de besar sus propios dedos, se los colocó en los labios al niño...
Alrededores del santuario, una y media de la mañana
El caballero de Lacerta, gozaba con un grupo de mujeres y hombres en su cabaña, con un gran festín de bocadillos y licores, de vez en cuando se podía observar alguna pareja derrochando amor por medio de besos llenos de lujuria. En medio del jolgorio, se escuchó a alguien llamar a la puerta. El caballero de plata, visiblemente ebrio se aprestó a abrir a un nuevo invitado, tenía la sospecha de quien podría ser y le complacía sobremanera.
Efectivamente abrió la puerta y allí estaba él, en ropa de dormir y sin zapatos, sosteniendo en brazos al chiquillo que le hubiera enviado como obsequio de cumpleaños.
Valla, pero si es el cumpleañero, mi bello Aphrodite, que hermosa sorpresa...y riendo con fuerza le dijo...valla que lo dejaste exahusto...¿te gustó mi regalo?
El dorado tenía la mirada sombría y el rostro inexpresivo y le entregó el bulto al plateado sin decir nada...
¡Por todos los dioses Dite, está muerto! ¡LO MATASTE! ¡CÓMO PUDISTE, EL NIÑO ERA UNA BELLEZA!
Sólo eso te importa imbécil...lo lindo que era...y el abuso y la verguenza qué -el caballero habló con ira contenida y volviendo en sí empujó a Lacerta tomándolo por el cuello de la camisa hasta pegarlo con la próxima pared con una velocidad solo conocida en los caballeros dorados. El cuerpo del muchachito cayó al suelo ante los gritos de algunos invitados que estaban lo suficientemente sobrios para darse cuenta de lo que pasaba. Tenía la apariencia de estar dormido, pero su piel palidísima estaba amoratada.
NUNCA, NUNCA ME ENVÍES A ALGUIEN PARA SATISFACERME, MUCHO MENOS A UN NIÑO...MALDITO DEPRAVADO... MI VIDA PRIVADA NO TE INCUMBE... NI A TI NI A NADIE... -tenía la cara hecha una furia y continuó más bajo- la próxima vez no me preocuparé por tener que explicarle a Arles qué sucedió con el primero de sus caballeros de plata... -y diciendo esto lo soltó, el tipo quedó temblando en el suelo, visiblemente asustado...para cuando pudo regular su respiración se dio cuenta que el dorado ya se había ido...
A la mañana siguiente en la entrada de la casa de Piscis
Bueeenas tardes mi querido hermanito -MM llegó con esa sonrisa de lado tan suya a interferir con la paz de su hermano de crianza que terminaba su guardia de la tarde- esa no es la cara que debería tener el cumpleañero...diecinueve añitos... valla número!
-Déjalo Angello, no hace falta...
-No digas eso, estás cada vez más cerca de llegar a la mayoría de edad...no te da gusto?
-Me da igual...
-Mmmm, por cierto, alguien me contó que Misty amaneció un poco indispuesto hoy y que no se presentó a sus labores, ¿sabes algo de eso?
-Qué más da que se muera ese imbécil...
-Mmmm...resulta que ese imbécil lleva un orden absoluto de todos los menesteres administrativos del Palacio, como no había podido hacerlo nadie hasta ahora y Arles le tiene mucha confianza...
-Y a mi qué...
-Ten cuidado fratellino, no pierdas la gracia del Patriarca, tenemos que sobrevivir... ¿entendido?
Aphrodite volvió la espalda para irse, pero se detuvo en seco...
-Bueno bror, vienes para invitarme a celebrar o te la vas a pasar regañándome todo el resto del día porque Lacerta tuvo un ataque repentino de pánico.
-Vamos a Atenas, aprovecha que Camus está y dile que te sustituya en la guardia de media noche, hoy no volveremos temprano -terminó el cangrejo con una gran sonrisa.
Tiempo después en la casa de Cáncer
Buen té bror -Aphrodite sorbía con cuidado de no quemarse la deliciosa infusión de te verde con piña que había conseguido MM en Atenas.
Sólo lo mejor para ti Kristiern -dijo con sobrada amabilidad haciendo una exagerada mueca de cortesía.
Aphrodite dejó escapar una carcajada sincera -si no te conociera diría que ensayas un discurso para conversar con alguna chica que te gusta, casi seguro que una hermosa morena de razgos árabes y laaaaargo cabello oscuro.
Acertaste Kristy dijo con una gran sonrisa -y sacando algo de un paquete que estaba encima de la mesa le dijo- peeero, esto es para ti...
Mmmm, ¿y esto? -el menor comenzó a revisar la hermosa cajita verde que le entregaba el caballero Cáncer- siempre me das un obsequio en esta fecha, mi cumpleaños pasó hace tiempo y no es el aniversario de mi ordenamiento.
-¿Por qué tiene que haber una razón?
-Tú siempre tienes una razón bror.
-Mmm, bueno...es el aniversario de tu primera muerte...
-Que, ¿qué?
-Tu primera muerte...digo, la muerte de tu primera víctima
-¿Es necesario celebrar eso?
-Claro Kristy, ese día se supo que eras capaz de matar envenenando al tocarte, que eras un verdadero piscis.
Aphrodite bajó la cabeza y no siguió curioseando el regalo, su mirada se había entristecido por completo, apoyó un codo en la mesa y apoyó la barbilla para dirigir la vista a la pared que tenía al lado.
-Vamos tienes que ver lo bueno de las cosas alguna vez...Afro
-Lo bueno de las cosas...lo bueno de las cosas Angello -se volvió a ver al cangrejo con el ceño visiblemente fruncido- ese día fue el peor día de toda mi existencia, esos malditos...
-Tu víctima -dijo el mayor.
-Sí, ese maldito ¿recuerdas lo que me hizo?
-No pienso en ello en todo momento como tú, me enfoco en el instante en que cayó convulsionando al suelo delante de Shion, con la boca llena de espuma y la piel amoratada...que satisfactorio es ver morir a alguien que lo merece...
-Se murió porque después de que se satisfizo con mi cuerpo de niño por horas y me golpeó hasta donde no le daban las fuerzas, quiso darme un beso...¿es un buen recuerdo para ti fratello? ¿te parece que sea algo que merezca la pena celebrar?, porqué no tomaste una fotografía del momento y la enmarcaste, fue fácil para ti verdad?, te tocó verlo desde la barrera ¿eso te causa satisfacción?...-Aphrodite tenía la voz quebrada, estaba furioso, sin embargo no le daba gusto a las lágrimas, se prometió a sí mismo que no volvería a llorar por eso, pero la mayoría del tiempo no lo lograba.
MM, se quedó impávido, había cometido la peor de las imprudencias, se levantó de su asiento y se colocó al lado del muchacho, con una dulzura desconocida para los demás de parte de él, miró al menor mientras le cantaba una estrofa de Oh mio bambino, que por cierto interpretaba muy bien a voz de tenor. El caballero de Piscis no podía retener el nudo que se le hacía en la garganta, sólo su bror mayor le daba la suficiente confianza como para expresar sus sentimientos, a veces de verdad anhelaba poder sentir un abrazo de su parte...
-Los siento fratellino, yo... fui estúpido... de verdad, solo quiero que puedas superarlo, no quiero que pienses que ha sido grato para mí verte sufrir por eso, pero creéme, bambino mio tenemos que ser fuertes los dos para sobrevivir, lo has logrado hasta ahora y eso fue gracias a que descubrieron que tu sangre ya comenzaba a ser letalmente tóxica en ese momento.
MM abrió la cajita verde por el chico y allí se encontraba un lindo carrito rojo de juguete que logró arrancar una bella sonrisa del rostro de Aphrodite.
-Ves fratellino nadie puede robar tu inocencia...eso hasta que tú lo desees.
En medio de la casa de Escorpión y Libra
Desde el episodio del cumpleaños del caballero de Piscis, habían pasado ya cinco meses. Ese día de otoño (estación que detestaba porque le traía muy malos recuerdos), el caballero de la doceava casa se prestaba a ir a Rodorio a comprar algunos libros para leer durante las, según él, calurosas noches; iba bajando por la gran escalera y estaba a punto de llegar a Libra, cuando Arles le habló vía cosmo "Al templo, ya"
Aphrodite hizo un ademán de aburrimiento (svordom pensó) y se prestó a correr a toda velocidad hasta el salón del Patriarca donde lo esperaba Arles.
Cuando pasó por su templo se colocó la armadura dorada y la capa blanca, al ser Arles tan paranoico, les prohibía el uso del casco de las armaduras doradas en su presencia, para que no pudieran ocultar sus ojos. Al llegar a la entrada del recinto papal, los guardias que custodiaban la puerta le recibieron temerosos, cabe recalcar que ser ascendido a guardia del recinto principal no era ninguna ganga para los soldados, el trabajo era estresante y peligroso, los caballeros de la élite dorada eran personas excéntricas, impertinentes y de mal carácter y acostumbraban a arreglar sus desaveniencias peleando entre ellos o usándolos de tiro al blanco, ya se habían presentado incidentes en los cuales los guardias habían tenido la mala suerte de quedar en medio del fuego cruzado entre dos dorados, lo que significaba una muerte segura.
Su, su Santidad, el caballero de Piscis -hizo el soldado con una gran reverencia y señalando la figura que se recortaba a la entrada.
Que pase -contestó cortante Arles.
Aphrodite se irguió con orgullo y entró con paso firme y elegante caminando por la alfombra roja hasta llegar a diez pasos del trono, se hincó con una pierna, bajó la cabeza y colocó su brazo derecho con el puño cerrado sobre el lado izquierdo de su pecho y con la cabeza baja dijo mirando al suelo,
-Su santidad ¿en qué puedo servirle?.
- Aphrodite de Piscis -Arles juegueteaba entre sus dedos con un papel azul hecho un rollo- tengo algunos problemas de comunicación con estas personas y por más que los he llamado a que se acerquen al santuario no me han respondido.
-Son incensatos, su Santidad.
-De eso no me queda duda, por eso he decidido comenzar a tomar medidas al respecto, cualquier falta de atención a mis llamados será visto como una declaración de rebeldía y posible traición hacia la diosa. ¿Sabes cuál es la pena por alta tración mi querido niño?
-La muerte, su Santidad
-Exacto, y allí es donde entras tú, quiero que tú seas quien ejecute esta condena.
Aphrodita vaciló un poco y tardó en contestar, ¿qué podría decir que no sonara estúpido?
-¿Algún problema Piscis?. Cuando Arles los llamaba simplemente por su signo quería decir que estaba molesto.
-No su Santidad, yo me haré cargo.
-Sin fallas niño, porque si no seré yo mismo quien te ejecute a ti, tu sabes como funciona este juego. Ven aquí, acércate.
-Me temo que no lo haré señor, es prohibido acercarse a usted a menos de diez pasos.
-¿Me vas a desobedecer Piscis?
-Aphrodite se levantó de su posición de sumisión y se acercó al hombre con algo de temor, pero no dejó que sus expresiones lo delataran, no sabía que clase de prueba era a la que los sometía Arles, por ello puso sus sentidos en alerta por si decidía atacarlo.
-Ven, no te estoy poniendo a prueba -Arles parecía leerle la mente.
El chico se acercó muy despacio y el hombre le adelantó el pergamino azul. Al tenerlo al alcance lo tomó de la muñeca y luego por la nuca para acercar bruscamente el oído del muchacho a su boca...
-Sabes que no tienes que contradecirme muchacho, recuerda que tu vida es mía, así que no me hagas enojar. Quiero que vallas y cumplas este encargo, es en Creta, es importante, esto te permitirá ganarte una fama y un respeto, no debería tomarte más de un día...hazlo tajante, no es necesario que lo alargues, eso a menos que yo te lo pida, ¿nos entendemos?
-Si, si, si su Santidad -contestó Aphrodite con los ojos casi desorbitados.
-Puedes retirarte.
El caballero desconcertado, se fue alejando del trono del patriarca caminando hacia atrás y con la cabeja baja, a diez pasos del hombre giró sobre sus talones y se dirigió a la salida colocándose el yelmo. Con un movimiento a la velocidad de la luz, Arles se colocó al frente del muchacho y se quedó... ¿mirándole?. Aphrodite estaba paralizado, sabía que podría matarlo a él si quería, sin embargo el cosmo imperturbable del patriarca, calmó un poco sus nervios.
Disculpa si te asusté...dijo Arles en tono muy distinto de voz al que usó cuando lo amenazó- no era mi intención -inmediatamente se acercó al muchacho y le quitó el yelmo que ya se había colocado.
Eres tan bello como te recuerdo siempre, mi querido caballero de Piscis -dijo levantándole su barbilla y poco a poco se fue acercando al muchacho, tomándolo por la nuca con sus manos enguantadas, hizo un mohín de besarlo en los labios aún con la máscara puesta.
Mi hermoso ángel, tus labios deben ser el manjar más dulce, me encantaría poder tenerlos algún día...si es que me lo permites -y así como vino, así desapareció, el chico se quedó pasmado todavía sintiendo el calor de la cercanía de aquel hombre en su cuerpo y a sabiendas de que se encontraba solo en el salón del trono, salió del palacio y en cuanto se aseguró que nadie lo veía dejó escapar unas lágrimas de amargura.
...
Notas:
* El canon helénico de belleza en Grecia corresponde a 8 cabezas de alto, mientras que el clásico a siete cabezas, por lo tanto esto quiere decir que posiblemente Piscis es de contextura más espigada
Fratello: hermano en italiano
Fratellino: Hermanito en italiano
Bror: hermano en sueco
Svardom: maldición en sueco
