Título: Lluvia
Autor:
Rosenkreuz
Beta:
Blackspirit


Lluvia.

La lluvia caía con fuerza intentando derribar inútilmente las paredes del castillo. Las gotas introducían nuevas compañeras de juegos. Dando la impresión que las lágrimas de lluvia nacían del mismo lago.

Dando la impresión del inicio en el final, del final en el principio. Ningún bando. No un arriba no un abajo.

Esos eran solamente términos relativos. No significaban nada.

Menos aún al caer las gotas en la piel nívea, la piel canela. ¿Cuál la diferencia?

¿Qué diferencia al ébano del oro?

¿Qué separa al platino de las esmeraldas?

No hay alguna cuando la lluvia cae de abajo hacia arriba.

Las gotas siguieron cayendo con fuerza, impulsadas por una corriente de aire que intentaba disminuirlas, pero solo aumentaban su poder.

El frío crecía mientras el calor se enervaba con cada roce.

Llegando al perfecto equilibrio.

El punto donde se funden las barreras para crear otras. Pero estas nuevas no separaban como las otras a dos intereses opuestos. Estas encerraban a ambos en un terreno neutro. En una bélica tregua.

Una danza entre dos cuerpos.

Desgarrando las ropas. Tejiendo sus cuerpos.

Las manos unidas para separar los intereses de aquella noche.

Los labios sellándose sobre el otro para abrir un mar de sensaciones. Aumentando el calor. Disminuyendo la distancia.

Una de ellas separándose de su igual para recorrer aquella piel que deseaba, de la cual era una implícita dueña, para ser subyugada por el placer que era el simple hecho de recorrerla.

Era amo y esclavo. Un súbdito y, a la vez, un rey.

Sus manos seguían unidas. No podían separarse.

El agua arreciaba con más fuerza.

El oro se sacudió salpicando de cálidas gotitas de agua a su oponente aliado, el cuál cobró dicho gesto tomando entre sus labios aquellos del querido ofensor.

Necesitaba sentirse cerca para seguir con aquella distancia establecida años atrás.

Era necesario.

El forcejeo con la ropa se volvió más brusco provocado la caída de los cuerpos. Para subirlos a la gloria.

El placer embriagaba sus sentidos. Los agudizaba a alturas insospechadas.

El manto de la noche los abrigaba de la lluvia que caía. El pasto debajo de ellos los exponía al firmamento.

Las manos seguían unidas. La ropa ahora se encontraba separada de ellos.

Los dientes aprisionaban cada parte de piel expuesta. Liberando cada gemido de la boca de su acompañante.

Acciones correspondidas. Abandono total al otro.

No podían esperar más aún teniendo toda una eternidad para amarse.

Y ahora eran uno y por un sencillo instante, todo esta separado; separado de ellos y siendo parte de un todo. Un todo al que no pertenecían. Ellos iban más allá de eso.

Esmeraldas brillando en un tono gris. Destellos de verde en platino.

Placer y dolor fundiéndose en la más exquisita hoguera de hielo.

Y la lluvia seguía cayendo. Un instante para ser y dejar de ser al mismo tiempo.

Danza de perfecta armonía para llegar a la cúspide del placer con un grito conjunto de "Te amo" que detuvo la caída del agua, que rompió las nociones de tiempo y espacio.

Un instante en el que la fusión desprende la luz de un amor inmortal. Que muere al dejar la fuente.

Y el pensamiento implícito de "serás mi enemigo de nuevo en la mañana" opacando las esmeraldas, volvió frío al metal.

Y la lluvia caía de nuevo.


De nuevo gracias a mi bellísima beta por apoyar mis locuras y ser como es.

¿Review?