Disclaimer: Todos los personajes de Hetalia no son propiedad mía, sino del adorable Hidekaz Himaruya.

Tema: Universo alterno basado en las Crónicas Vampíricas.

Fanfic inspirado por un fanart hecho por mí para la comunidad russiamerica en livejournal (en inglés), para el evento 2011 fantasy month.

El viento cargado de sal y olor a libertad soplaba a su alrededor. A la luz de la luna, veía claramente al resto de los pasajeros en el precario barco temblar de frío, y quizá de incertidumbre. Luego de incontables años de viaje, todas las rutas habías terminado por llevarlo aquí, al puerto de Nueva York; al Nuevo Mundo, que traía sus promesas de una tierra rica y libre.

Era uno de los más viejos de su especie. Luego de años de viajar por las estepas, entre paisajes congelados, montañas escarpadas y amplias playas desiertas, casi había olvidado quien era. Durante siglos durmió en la nieve, hasta que el ansia de sangre fue demasiada y debió forzarse a despertar de su sueño, solo para descubrir que el mundo que despreciaba había cambiado por completo. Las Edades Oscuras habían dado paso a maravillas que nunca imaginó, y de pronto regresar al mundo de los humanos se convirtió en una necesidad para Ivan.

Al final había recordado su nombre de nuevo. Sonaba exótico entre todos los mercaderes italianos de los que se alimento, mientras sus ojos violetas brillaban con curiosidad infantil. Oh, el miedo en los ojos de aquellos débiles seres, el romper brutalmente sus cuellos para dejar que brotara más y más sangre. Conforme se alimentaba, recordaba algunos pasajes de su no-vida.

Cuando adulto, era tan solo un campesino iletrado en la antigua Rus de Kiev. Su familia, masacrada en una de las invasiones de mongoles, lo habían dejado solo y convertido en un hombre amargado, esperando porque pronto pudiera partir al paraíso, no sin antes haberse llevado a algunos orientales consigo. Y la ironía fue que, justo cuando su deseo se vio cumplido, Ivan conoció a su maestro.

Era un comerciante de sedas chino, o al menos se hacía pasar como tal. Su verdadero negocio era el opio, y su verdadero interés era el de crear a un neófito con el que pudiera compartir sus días. Ivan encontró en Yao Wang a un maestro misterioso, frívolo en apariencia pero con una inmensa sabiduría oculta que le hacía preguntarse si acaso tendría 4000 años. Su maestro apenas se encargó de enseñarle lo básico, y al cabo de un par de siglos se hartó de su compañía, abandonándolo por un encantador japonés que parecía muñeca de porcelana. A Ivan estos recuerdos hacían que la sangre en su interior clamara por venganza, pero por fuera sabía que ya no importaba. Tal vez hacía años que estos dos vampiros habían sido destruidos, y en realidad cada vez que encontraba otros de su especie, eran tan jóvenes que retrocedían espantados ante la monstruosidad de su apariencia, poderes y edad.

Suspiró para apartar estos terribles recuerdos. Decidió que, al llegar a este Nuevo Mundo se haría de una vida nueva. Aspiró de nuevo el aire salado, y percibió a lo lejos la presencia poderosas de algunos. Hacia el sur había uno prometedor, que parecía tan poderoso como él, pero la perspectiva resultaba… Aburrida, en realidad. Se decidió, al pisar tierra firme. Iría al norte.

Llegó hasta Washington, teniendo cuidado de ocultar el rastro de misteriosos asesinatos que iba dejando a su paso. Esta vez, quería pasar como humano