Un día tranquilo en aquella enorme ciudad. Un chico de cabellos ajetreados con unos enormes zapatones rojos, llamado Midoriya Izuku de 17 años corría por las calles, con una enorme prisa. Llegaba tarde a su día de clases, y sabía que le esperaría un castigo ya que llevaba toda la semana faltando a las primeras clases. Todo era debido a que se quedaba viendo videos y recogiendo información sobre los héroes, anotando en sus libretas. Era un hábito que no podía dejar, aunque debería intentar que solo lo dejara para los fines de semana. Disipó la gran entrada de su instituto y entró corriendo en el edificio, llegando a su clase de bachillerato. Abrió la puerta con timidez, mirando a todos los lados, entonces una avión de papel le dio en la cara. La clase estaba jugando y alborotada, como siempre, y el profesor no estaba. Suspiró aliviado dirigiéndose a su asiento. Mientras todos gritaban y tenían conversaciones sobre sus días, él estaba callado en su pupitre, ojeando sus notas de anoche. Le entristecía saber que los demás hablaban tranquilos y se sentían bien allí, porque él solamente recibía soledad en el instituto, ya que era un Mukosei, un chico sin poderes, un bicho raro para la sociedad. Estaba acostumbrado a que se metieran con él y la gente lo apartara de sus vidas, pero algo que era admirable es que jamás perdía sus esperanzas, algún día, el podría disfrutar de la misma tranquilidad que ellos, y dejar de estar apartado por la sociedad. Se giró un momento observando como un grupito comenzaba a criticarlo, y bajó su mirada entristecido.
- Hey, Katsuki que raro que estés aquí solo, ¿ donde está ella? ¿te ha dado por fin libertad? - unos chicos reían al lado de un joven chico rubio con pelos alborotados, los pies sobre la mesa y cara de pocos amigos.
Se trataba nada más ni nada menos de Katsuki Bakugou, uno de los chicos más populares de aquel instituto. Su Kosei era excelente, potente y muy raro de ver. Izuku bajó su mirada entristecido, recordando muchas cosas entonces. Curiosamente hace muchos años atrás... aquel chico era su mejor amigo, ahora simplemente era uno de los matones que se metía con él... pero era el peor. Por lo menos, seguía llamándolo con el apodo que le puso de niños, 'Deku' y él siempre se refería a él como 'Kacchan'. La mayoría de la clase, vivía en el mismo barrio que ellos desde niños, así que sabían que se llamaban así por apodos, no les resultaba raro. Pero que vueltas da el destino... no podía creerse que alguien con quien pasó gran parte de su infancia ahora era un matón que no paraba de pegarle e insultarle. Sin darse cuenta, había pasado a tenerle miedo, temía cuando lo miraba o pasaba por su lado, y jamás se atrevía a llevarle la contra...era triste,cruel, pero cierto. Izuku miró un segundo de reojo a Katsuki, comprobando que se veía bastante irritado, eso no era bueno, significaba que si alguien lo molestaba habría una pelea importante, y quizás Izuku acabaría cobrando, siendo un blanco fácil para Katsuki. El profesor entró y todos se callaron al instante, sentados, comenzó la clase, pero había un sitio vacío. Entonces Izuku sorprendido, ya supo porque Katsuki andaba tan irritado. Una chica de cabellos cortos azulados y piel pálida abría la puerta de la clase con rapidez.
-¡ Lo siento, lo siento! - se disculpó ante el profesor que la miraba fijamente, esperando una explicación - ¡el autobús, se retrasó, y bueno, yo... lo siento! - el profesor suspiró, sabiendo que seguramente se había quedado dormida como otras veces.
-Pasa anda, me has pillado de buen humor, siéntate y atiende...- Ella asintió positivamente y sonriendo se acercó a su asiento. Katsuki la miraba con especial atención, y todos entendían el porqué.
Aquella chica era Kori no Shoujo. La chica más amable y dulce que había en la escuela, y posiblemente en el planeta. Era la única persona que hablaba con amabilidad a Izuku, le motivaba de vez en cuando, y eso era algo que Katsuki odiaba, ¿por qué? la respuesta era simple, aquella amable y dulce chica era la novia de Katsuki, llevaban saliendo dos años. Al parecer, cuando eran niños, Katsuki se enamoró de ella cuando llegó nueva a la ciudad, en ese momento Izuku y él eran aún amigos. Cuando Katsuki se lo dijo, se sorprendió, pues a él también le parecía una niña buena y amable, pero simplemente se hizo el despistado y animó a Katsuki para que le hablara. Durante un tiempo los tres salían juntos, jugaban en el parque y vivían grandes aventuras. Pero después de aquellos incidentes que rompieron la amistad entre Izuku y Katsuki, él se quedó solo, a pesar de que ella aún hablaba con él de vez en cuando, pero Katsuki siempre se encargaba de estar con ella, y así Izuku y ella dejaron de verse. De vez en cuando ella lo buscaba, pero no quería problemas con Katsuki, así que era mejor evitarla. A veces, su madre le mandaba a comprar, y se encontraba con ellos en la calle. Katsuki le echaba una mala mirada mientras ella le sonreía. Izuku intimidado y entristecido seguía su camino adelante, callado. A los 15 años, por rumores, Izuku se enteró de que por fin Katsuki se le había declarado, y parece que ella había aceptado. Desde entonces,siempre estaban juntos. Mucha gente no entendía como una chica tan amable podía estar con alguien tan arrogante como él , aunque a pesar de eso él tenía bastante seguidoras, celosas de Kori, pues él era muy atractivo y con un gran Kosei. Izuku entendía eso... seguramente ella vería en él algo, alguna explicación debería de tener. Cuando eran amigos, Katsuki era una gran persona, ahora se trataban con odio, pero... Izuku recordaba que él era un gran amigo, lástima que con él cambiara de esa forma. Cambiando de tema, un dato bastante curioso del cual la gente también hablaba, era del Kosei de Kori, pues era el hielo. Curioso... ya que el Kosei de Katsuki era el fuego. Bueno, ¿polos opuestos se atraen no? Ella siempre iba con bufandas, mangas largas y guantes, hasta en verano. Parece ser que su Kosei afectaba bastante a su temperatura corporal. Izuku se quedó mirándola unos segundos, ella se dio cuenta y le sonrió saludándolo. Izuku se sintió dichoso, notando que por lo menos no estaba tan solo, había alguien que aún era amable con él, aunque solo fuera ella. Entonces de repente, unos ojos con ira se posaron sobre él. Katsuki miraba directamente Izuku, haciendo que se asustara y se volcará de lleno en su libro. Mierda, ¿le había visto saludando a Kori? Eso no significaba nada bueno... por favor que no acabara nunca la clase.
Sonó el timbre después de una hora, el profesor mandó unos deberes y salió de allí. Izuku estaba asustado, no podía evitarlo. Bastaba una de esas miradas para darle un mal día. Se refugió en su libro, intentando tranquilizarse y acabando unos deberes pendientes. Entonces un fuego explotó en su libro, prendiéndolo. Izuku se alarmó y asustado supo de quien se trataba. Katsuki estaba de pie frente a su pupitre mirándolo fijamente con los brazos cruzados, arrugando sus cejas. Izuko comenzó a mover los brazos de arriba a abajo.
-¡espera, Kacchan,heh...! ¿qué pasa? ...- intentó sonreír despreocupado. Pero un fuego rompió otro de sus libros.
- ¡Oye, Deku! - le enseñó los dientes malhumorado - ¿qué te crees que estabas haciendo? ¿saludabas a Kori? ¿le estabas sonriendo? ¡ sabes que no me gusta que te relaciones con ella! ¡ solo eres un Mukosei simple! - lo agarró de su uniforme, levantándolo con ira- ¿era eso lo que hacías?
-Kacchan, espera... no, yo...- Otra pequeña explosión de fuego partió su pupitre por la mitad.
- ¡ mentiroso! - la clase se dio cuenta de la pelea y hizo un pequeño coro alrededor riéndose de él. Izuku sentía como sus lágrimas iban a desbordarse, pero no podía... no podía darse el lujo de llorar delante de ellos. Unos vagos recuerdos le vinieron a la mente, cuando un amable Katsuki le decía que le protegería siempre de los abusones, con una sonrisa en su rostro. Ahora él era el abusón que estaba humillándolo.
Kori estaba lavándose las manos en el baño de la escuela. Despreocupada salió de allí, poniéndose sus guantes y andando por los pasillos. Suspiró recordando que aún no había saludado a Katsuki, quizás él seguramente estaría enfadado por una pequeña discusión sin importancia que tuvieron el otro día. Era tan orgulloso... pero bueno, sabía que su orgullo escondía detrás a un chico con un pasado triste, un pasado que solo ella conocía. Pocos sabían que solo era un chico normal y amable, detrás de una máscara de arrogancia y malhumor. Ojala los demás pudieran conocerlo como ella lo conocía. Abrió la puerta de la clase, y se encontró con aquel espectáculo. Su novio tenía a Izuku agarrado del cuello, amenazándolo con su Kosei. Kori con rapidez se dirigió a ellos y hizo que Katsuki lo soltara sorprendiéndose.
-¿Qué estás haciendo Bakugou? - sí, cuando se enfadaban usaba ese nombre. De normal le llamaba Baku, o Katsuki ya que ella amaba su apellido, decía que era muy lindo. Él siempre la llamaba simplemente Kori. Los malhumorados ojos de su novia hicieron que reaccionara y parara el fuego que tenía en sus manos. Miró a Izuku con desprecio, ahora aún más malhumorado, no solo había saludado a su novia, había provocado un enfado entre ellos. Kori miró mal a Katsuki, sabiendo que él no le contestaría con tanto público delante. Así que se acercó a Izuku que estaba en el suelo y le tendió la mano.
-¿Estás bien, Deku? - de nuevo esa sonrisa amable le miraba fijamente. Izuku sonrió sin poder evitarlo, sintiéndose arropado por su dulzura. Agarró su mano, olvidándose de Katsuki y sus miradas asesinas, y salió de allí con ella - vamos, te acompaño a la fuente del instituto, y te limpias un poco- un pequeño humo del fuego de Katsuki había impregnado sus mejillas. Katsuki solo miraba aquella escena frustrado, con ganas de desaparecer. Y así lo hizo, dejando a toda la clase boquiabierta, agarró sus cosas y salió de allí con rabia, dejando las clases colgadas, dirigiéndose a su casa.
Izuku y Kori estaban tranquilamente hablando mientras él se lavaba la cara con un poco de agua.
-Perdonale, Deku...¿sabes? a veces recuerdo cuando eramos niños y nos divertíamos tanto...- Izuku se aclaró sus ojos, mirando a Kori con nostalgia.
-Sí...también lo recuerdo...pero él decidió escoger otro rumbo...- bajó su mirada apenado. Kori se entristeció y le miró fijamente con una enorme sonrisa llamando su atención.
-No... él sigue siendo amable, torpe...- esbozó una pequeña risita- y tan bueno como cuando era niño...solo que bueno... creo que solo se esconde y enmascara sus sentimientos, ¿sabes? no te preocupes, creo que algún día podrían aclararse las cosas entre vosotros, Deku - sonreía con dulzura y esperanza. Izuku notó esa positividad en ella, alegre.
-Lo sé... sé como es él... bueno, no quiero tener rencores ni nada, pero sí, ojala retomáramos todo algún día...aunque lo veo imposible...-
-Difícil, pero no imposible...ojala que sí Deku...- y juntos sonriéndose comenzaron a andar hasta la clase de nuevo. Solo hablaban de deseos y sueños, y ojala... ojala algún día esos lazos rotos de amistad se volvieran a restaurar, y Kori lo deseaba, les vendría bastante bien pero... Katsuki era tan orgulloso. Cual fue la sorpresa de Kori, que su novio no estaba en clase, y sus amigos alarmados le contaron que se había marchado sin decir nada a nadie. Kori no pudo evitar salir de allí corriendo y con unas lágrimas rebeldes en sus ojos. Demonios...ese tonto arrogante de Bakugou. Aquello no estaba bien.
Aún así, las clases debían continuar y Kori no podía dejar que sus sentimientos afectaran a sus estudios. Con todo el valor del mundo, volvió a clase y se sentó en su asiento. En el patio, sus amigas se extrañaron de ver que no estaba con su novio, como de costumbre, pero estaban alegres de estar con ella, y así transcurrió.
Mientras, Katsuki estaba en la terraza de su habitación, su madre no volvería hasta la tarde, así que podía estar ahí sin problemas. Miraba las calles y el cielo fumando un cigarrillo intentando calmarse. No es que fuera fumador, pero solo lo hacía cuando necesitaba liberarse de alguna manera. Su móvil comenzó a sonar con unos cuantos Whatsapps, al parecer de los amigos de su clase. Uno decía que donde estaba, otro decía que debería estar en clase, la mayoría eran preocupaciones a los que no respondió, pero hubo uno que marcó su atención notablemente: ' tu novia está totalmente deprimida, y se rumorea que ha estado llorando '.
Caía la noche, y Kori estaba llegando a su casa. Al salir de clases unas amigas querían invitarla a merendar, para animarla un poco. Ella solo quería leer un mensaje de Katsuki en su Whastapp, pero nunca llegó. No sabía nada de él, y la situación no mejoraba. Entró en casa saludando a su familia un poco desanimada, y subió a su cuarto, tirándose en la cama y tapando su cabeza con la almohada intentando no llorar. Entonces su madre tocó la puerta de su habitación sin entrar. 'Kori, tienes visita' . Kori descubrió su rostro extrañada. ¿Visita? ¿ a esas horas? quizás sería alguna amiga que venía a consolarla o a saber. Se levantó, salió y bajó las escaleras llegando a la puerta principal. Abrió la puerta, encontrándose con quien menos esperaba.
Y ahí estaba... Katsuki Bakugou. Llevaba una pequeña caja en su mano, y la miraba fijamente, con su típica cara de pocos amigos arrogante, pero ahí estaba.
-Kat...katsuki...- no tenía palabras, debido a la sorpresa. Además... no podía negar que se veía guapísimo. Llevaba una camisa de manga corta roja, dejando ver los músculos de sus brazos y marcando sus pectorales. Un pantalón vaquero negro con un cinturón ajustado, y unas deportivas Nike Air force rojas.
-Toma...- apretó sus dientes malhumorado mirando hacia otro lado, y entregándole aquella pequeña cajita que llevaba en sus manos. Kori la tomó y la abrió con cuidado, viendo que dentro de ella se encontraba un collar de una clave de sol, de plata. Por supuesto él sabía cuanto amaba ella la música. No pudo evitar que por sus mejillas resbalaran dos lágrimas tirándose a abrazarlo.
-Mi tonto arrogante...- él con arrogancia y orgullo le devolvió el abrazo, agarrando su cintura. En el idioma de los arrogantes, eso era un gesto hermoso, significaba un 'perdón, lo he jodido todo' pero escuchar esas palabras de Katsuki solo era un sueño para ella. Sabía de sobra como era su personalidad y los enormes sentimientos que le costaba expresar, simplemente el hecho de ir hasta allí con eso, era suficiente. Y además... los hechos siempre valen más que las palabras.
Sin poder evitarlo, él secó las lágrimas de sus mejillas, y se acercó a su oído.
-No llores... sabes que no me gusta...- dijo con una voz orgullosa. quizás no fuera como los demás novios que te abrazan, te llaman 'cielo' o 'cariño', jamás, siempre la llamaba por su nombre. Tampoco le decía 'te quiero' o pasteladas por el estilo. Solo los hechos decían las cosas en él, jamás palabras. Pero bueno, él era Katsuki Bakugou, y ella así lo amaba,... eso era lo que los demás no sabían ver en él, lo que nadie entendía que una chica amable como ella estuviera con un orgulloso como él. A ella le gustaba definir su relación como el fuego y el hielo, sobre todo por sus Koseis. Ella era tranquila como el hielo, él arrogante e intenso como las llamas del fuego. Pero solo el hielo puede apaciguar al fuego, y así es como lo conseguía. Katsuki se dirigió a sus labios, fundiéndose en ella con un beso, jugando con su fría lengua, al igual que ella mordisqueaba la cálida lengua de él. Justo igual que la fusión que forman el hielo y el fuego cuando entran en contacto... apagándose y fundiéndose juntos.
NOTAS AUTORA: ¿os ha gustado? Bueno este anime es nuevo y aún no tiene muchos seguidores aún así no pude evitar las ganas de dedicarle un fic. Es tan épico y genial, me sorprende en cada capítulo, y como no, estoy totalmente enamorada de Katsuki Bakugou. Otro personaje arrogante para mi colección de senpais, muero de amor. Por cierto un dato curioso... Kori puse que tiene el Kosei del hielo, pero la gracia está en que la llame Kori no Shoujo que quiere decir, chica o princesa de las nieves. Bueno , saludos ¡ bye! muchos abrazos y mil millones de gracias por leer.
