Prior Contractus
Autor: PetiteFee24
Rating: T
Summary: Historias de contratos y almas perdidas, por que Sebastian Michaelis existió antes de Ciel Phantomhive.
Paring: no, lo siento.
Nota de autor: Prior-series. Ante de la serie, no se preocupen llegaré a ella. Sin ningún tipo de Mary Sue o Gary Stus. Esta historia está plagada de personajes históricos que SI existieron, por si tienen curiosidad de checarlos ;)
Las cursivas son lo escrito en el diario de Sebastian, la letras normales es el tiempo de la historia.
~o~
¿Qué es el tiempo? Una sucesión de hechos, nombres, fechas, grandes obras y, en mi caso, un festín de exóticos manjares. Tal vez en esto últimos años, o siglos quizás, ha sido complicado encontrar un alma digna de mi paladar, por no decir tormentosamente agonizante encontrar un alma pura donde el oscurantismo y el miedo a seres como yo reina en los débiles y patéticos corazones humanos. Su aberración hacia criaturas del averno como suelen llamarnos estos días, cuando cometen a diario acciones que incluso me dejan asombrado, me parece una férrea ironía. Nosotros mostramos al menos dignidad al cumplir con nuestra parte del trato, ellos ofrecen la crueldad sin buscar nada a cambio más que la satisfacción de llevarla a cabo.
El joven de cabello negro azabache levantó la mirada de su cuaderno y miró hacia la barra mientras tomaba un sorbo de vino carmesí de su copa. Dos jóvenes, uno rubio y otro pelirrojo, se encontraban totalmente borrachos en la barra de la cantina mientras que un tercero y más enjuto los miraba con aprehensión. Era claro por la mirada del cantinero que pensaba cobrarse las bebidas con las joyas de los ricos y malcriados nobles si conseguía hacer que perdieran el conocimiento. Hablando de criaturas aberrantes. Suspiró. Regresó su atención a su escrito.
De mi existencia podemos decir que ha permanecido por más de lo que la humanidad tiene memoria. Después de haber sido nombrado por mi contrayente, me convierto en su sombra hasta cumplir su deseo y reclamar así mi pago, un alma. He sido conocido por diversos nombres a lo largo de la historia, he sido acompañante de grandes caballeros, de tiranos, de pensadores y escritores. Uno en particular, he recordado hoy al ver su libro oculto en una biblioteca. Me ha traído buenos recuerdos y ni siquiera pude a llegar a probar su alma. En ese entonces ya tenía un amo, Carlos de Valois, que servía a los intereses de gülfos negros. Sí, yo sugerí el color. La batalla contra los gülfos blancos y dominar totalmente la débil ciudad italiana fue tarea sencilla teniéndome al mando de las tropas armadas, no que fuesen necesarias para la victoria, por supuesto. El poco tiempo que Dante estuvo encarcelado mientras se decidiría su destino, el aroma de su alma me llevó hasta su celda.
Lo que más me sorprendió de entrada fue lo despreocupado que se veía, siendo que podía ser presa de la histeria y desesperación. Cuando me vio se acercó a mí y me pidió, no, exigió papel y pluma.
"¿Última voluntad?" Pregunté.
"No, voy a dejar vestigio de mi existencia en papel con una obra tan magnánima que será recordada por siempre"
"Sabe que enfrenta pena capital, ¿cierto?"
"Ah, mi vida ya estaba vendida desde que nací. Toda ha sido controlada y guiada a los intereses de mi familia y yo, como buen hijo he cumplido y vea dónde he caído. Es mediante la pluma dónde puedo ser totalmente libre".
Simplemente me cautivó, no tenía miedo a la muerte, sino a no ser libre y ser olvidado. Lo cierto es que un contrato es un contrato y una regla básica para el buen funcionamiento de ellos es que un ser como yo sólo puede tener un amo a la vez. Ha habido casos desastrosos donde el demonio en cuestión ha servido a dos amos y las órdenes han sido matar mutuamente al otro. Si no podría obtener su alma, le daría un poco de mí.
"¿Escribes, entonces?"
"Y soy excelente en ello".
"Bueno," Me acerqué lentamente hasta apoyarme en los barrotes, "entonces déjame contarte una pequeña historia".
Básicamente le conté como era mi, ¿hogar? Ese tipo de conceptos no aplican a nosotros. No realmente. Describí como era el infierno ante su mirada fascinada, envuelto en el relato que salía de mis labios. Podía ver como prácticamente sus ojos se desenfocaban para ver las imágenes que mis palabras proyectaban. Sonreí en mis adentros. Fue únicamente una noche, casi fue como cuando una madre le recita una historia de hadas a su pequeño. Cuando terminé, él me miraba absorto en sus pensamientos.
"Es asombroso, realmente asombroso. La forma en la que relata, pareciera que estuvo ahí. No sé si reír o llorar".
Dejé que mi siniestra aura se extendiera hasta llegar a él, me detuve cuando empezó a temblar y la fascinación se fue convirtiendo en miedo. Me permití cambiar mis ojos a su color natural, un brillante violeta. Mi intención era ir cambiando progresivamente mi apariencia hasta mi forma original, no con la que me presento ante los humanos. Desistí al ver que su mente no lo soportaría, muchas veces cuando te percatas que la realidad supera tus bizarras fantasías, bueno, los humanos tienden a volverse locos. El hombre estaba hecho un ovillo en lo más apartado de la celda pero sostuvo mi mirada. Eso era valentía. Suspiré y regresé todo a la normalidad, tampoco quería autoinducirme a un estado de lujuria y acabar destruyendo el alma del hombre en vez de devorarla.
Una fuerte carcajada resonó por el lugar. Suspiró en enojo reprimido, miró lo que había estado escribiendo y volvió a ver hacia la barra. Ojalá hubiese tenido a alguien como aquél escritor de amo en vez de la escusa de ser humano que estaba a punto de caer inconsciente en su abuso de alcohol y se reía como un estúpido junto a sus amigos.
"Sólo escríbelo, termina la historia como quieras".
Me aseguré que tuviese papel y tinta a su alcance y le proporcionaran más si así lo deseaba. Abogué por él ante mi amo y en vez de la muerte, lo exiliaron. No entiendo esa necesidad absurda de creer que pertenecer a algo es un premio o un castigo. De todas formas, evité el desperdicio de un alma de tan buena calidad. Hoy que encontré el libro, no me arrepiento. La Divina Comedia. El título, en sí, es hilarante. Está bien escrito y me encontré asombrado de algunas escenas que recordó tal y como le narré. Creo que las dos últimas partes fueron para limpiar su conciencia en el hecho de robar las ideas de un demonio o tal vez su intento de congraciarse con su Dios para que le permitiera acceder al cielo. Contrario a lo que él pensara, yo no había hecho un contrato con él ni su alma me pertenecía. Desgraciadamente.
¿Dónde se encuentran ahora cosas de tan buena calidad en estos días?
Se oyó el resonar de unos tarros al caer y el movimiento de sillas y el joven decidió que ya había tenido suficiente y era tiempo de retirarse. Se acercó a la barra.
"Disculpe, buen hombre, pero creo que ya es hora que lleve a mi joven amo y a sus honorables amigos a casa de sus padres".
"¡Oh, Will! ¡Pero no estamos divirtiendo tanto! ¡Estamos celebrando mi ascenso como jefe de la familia Von Sickingen" William suspiró y luchó por mantener la compostura.
"Debo insistir joven amo, estos caminos no son seguros a altas horas de la noche" Contesto el joven de cabello azabache con una sonrisa forzada. El joven rubio, recargado en la barra soltó una sonora carcajada.
"¡¿Peligrosos? ¿Para ti...?" La frase fue cortada cuando William tomó del brazo a su amo y lo miró fijamente a los ojos, los otros pensaron que ya habían tomado demasiado cuando pensaron ver un siniestro brillo desprenderse de los ojos del joven.
"Insisto, joven amo".
"B-bueno, está bien". Los tres chicos se pararon de la barra y William se quedó un momento para pagar la deuda contraída con el dinero de la familia a la que servía ahora.
"¿Dónde está el carruaje, William?" Preguntó el chico rubio con los ojos nublados por el alcohol.
"Me temo que no pude acercarlo más, joven amo, por lo que se quedó justo detrás de aquél callejón".
Los tres hombres hicieron una mueca de incomodad pero empezaron a caminar a tumbos mientras que William los seguía lentamente a corta distancia. El sonido de sus zapatos resonaba en todo el callejón. Tic, tac, tic, tac.
Demasiado tardó el joven noble en percatarse que el callejón no tenía salida. El más sobrio de los tres chicos miró con miedo hacia el sirviente que hasta ahora se percataba vestía enteramente de negro.
"William, ¿qué significa esto?"
"Oh, no habrá olvidado nuestro pequeño acuerdo, joven amo" Dijo con una sonrisa socarrona en los labios. "¡Quiero convertirme en el dueño de todo lo que mi padre posee! ¡Quiero que ruegue clemencia cuando lo mate y así tomar su lugar como jefe de la dinastía Von Sickingen! Bueno, joven amo, su deseo ha sido cumplido y es hora de pagar por mis servicios"
El miedo se apoderó de ojos del joven rubio que empezó a trastabillar en un intento de alejarse. Abrió su chaqueta y con dedos tembloroso abrió la camisa mostrando un pentagrama justo encima de donde debía de estar su corazón. A su vez el joven de cabellos negro azabache inclinó la cabeza y con los dientes desprendió el guante de su mano izquierda mostrando una marca idéntica, sus ojos dejaron de ser café carmesí y se volvieron un púrpura brillante mientras que sus pupilas se rasgaban como si fueran las de un gato.
Un segundo después el pelirrojo yacía muerto en el suelo del sucio callejón, con una herida a lo largo del pecho. William se abalanzó sobre el pequeño noble Von Sickingen que había caído al suelo y lo miraba con pavor. Un aura negra que era visible desprendía de todo su cuerpo y la temperatura parecía haber bajado un par de grados. Tomó suavemente su rostro entre sus manos y susurró.
"Bueno, joven amo, no especificó que quería estar vivo después de eso".
Lo único que escuchó el tercer chico antes de desmayarse fue el escalofriante grito de agonía de su amigo.
"Ugh. Realmente parecías más atractivo cuando formamos el contrato". Dijo con disgusto William antes de volverse y dejar caer descuidadamente el cuerpo inerte del muchacho. Se percató que el tercero había perdido la conciencia, su estética le decía que debía de terminarlos a todos encontró hilarante como el chico se aferraba inútilmente a un crucifijo que había sacado posiblemente de su bolsillo. Decidió dejarlo vivo, no era como si alguien le fuese a creer de cualquier forma. Suspiró, su tiempo como William Michaelis había terminado.
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¿Review?
