UN DESEO
De entre todos sus deseos, siempre hubo uno que resaltó. A la mayoría le parecía un anhelo infantil e inmaduro, producto de la mente de una artista con la cabeza en las nubes. Ellos no podrían conocer el motivo, dado que ni siquiera ella lo sabía. Sin embargo, un día fuera de lo común entre sus ya extraordinarios días, por fin lo entendió.
Ella deseaba, desde el fondo de su corazón, poder volar. Lo deseaba con tal intensidad que rozaba en lo absurdo. Pero esto era, porque en una vida pasada, bajo otra apariencia demasiado distinta, Karou surcaba los cielos.
Antes de la cruda tragedia que culminó con su primera historia, dos poderosas alas nacían de su espalda. Pero, después de renacer en un cuerpo humano, el despojo de dichas alas le ataba al suelo.
Y nadie ni en sus sueños más locos habría imaginado tal cosa.
Quizá su cuerpo no recordase la dicha de volar, pero su alma fragmentada sí que añoraba aquel inigualable placer.
No obstante, una vez que la desgracia le hubo besado violentamente, dejando un sabor tan amargo como la propia guerra, ella le sonrió a la vida. A cambio, el destino tuvo un gesto comprensivo.
Se presentó un deseo que podría cumplir su anhelo.
Y sin pensarlo dos veces.
Ella deseó volar.
Así Karou volvió a los cielos que tanto amaba.
Y la esperanza siguió viva.
