Astoria no entendía como había llegado a esa situación. Hace ya unos meses, Malfoy no paraba de molestarla con el tema de "Ten el honor de salir conmigo, mini Greengrass", era simplemente desesperante. Es que no había otra palabra para describirlo, día si y día también tras ella molestándola.
-¡Basta Malfoy, déjame en paz! ¿No tienes otra cosa que hacer además de molestarme? –estalló una tarde la morena.
-Vamos, mini Greengrass, es solo una cita a Hogsmade conmigo-le respondió el rubio con su típico tono arrogante.
-¿Es que te estas vengando de mi o es que el príncipe de las serpientes ya ha salido con todas las chicas y se ha quedado sin pareja nueva?-preguntó con malicia Astoria. Aunque se arrepintió rápidamente al ver la cara de dolor del chico.
-He dejado de ser un príncipe hace tiempo.- dijo con voz fría, seca y quebrada.-He dejado de serlo en cuanto me hice mortifago, cuando traicioné a mis principios, cuando asesiné a Dumbledore.-a estas alturas, unas lágrimas traicioneras caían sobre sus mejillas. Y, débil y sin fuerzas, se recostó en una pared y comenzó a deslizarse hacia abajo. Luego mira a Astoria suplicante.- Ya no puedo, no resisto más.
-Draco…yo…-Astoria estaba simplemente consternada. No había imaginado nunca como se sentía- Yo…lo siento, no sabía que…-pero no pudo terminar la frase ya que Draco se había parado y la estaba besando. Era un beso en donde se expresaban todos sus sentimientos, en donde solo existían ellos y su amor. Cuando sus pulmones les exigían a gritos aire, se separaron para quedarse mirando a los ojos mientras estos mantenían una de esas conversaciones en las cuales no existían las palabras.
-Te juro que no miento cuando digo que te amo más que a otra cosa en el mundo y que daría todo por ti, hasta mi vida.-dijo Draco completamente sincero y abierto hacia ella- Por favor, Astoria, créeme.-suplicó el rubio.
-Te creo.-dijo Astoria con una sonrisa. Porque, después de todo, podría acostumbrarse a la cercanía de Draco.
