Disclaimer: Inuyasha no me pertenece, es propiedad de Rumiko Takahashi.
Notas de autor: ¡Estamos de fiesta en Siéntate! Así que me hicieron hacer trabajar mi culo perezoso y ponerme a escribir algo con temática navideña cuando…¡Odio navidad! xD Las amodio engendros de Satán, que lo sepan.
El link de la actividad estará en mi perfil –que actualizaré en breve-, para que disfruten de todo lo que el foro puede ofrecerles.
Advertencia: Universo Alterno y posible OoC.
杀生丸
Jo,jo,jo
杀生丸
Primer semana de diciembre y Sesshômaru disfrutaba su tiempo libre leyendo un libro que tenía desde hace varios años olvidado en una caja llenándose de polvo y que ahora debido a la mudanza había encontrado en medio de otro montón de cachivaches sin utilidad.
—Sesshômaru, ¡ayúdame!— la voz de Rin se escuchó en el cobertizo del apartamento donde ambos habían decidido irse a vivir juntos. Su relación aunque extraña era una de las más estables del grupo de amigos que tenían, que no le era para nada raro al chico dado que los demás eran un puñado de idiotas.
Sesshômaru frunció el ceño al escucharla, bajó sus lentes dejando que sus ojos dorados encontraran la figura de su novia solo para verla moviendo su pequeño trasero entre un montón de cajas.
—¿Qué se supone que haces?—preguntó llegando justo a tiempo para evitar que una la aplastara cayéndole encima, aunque ésta se abrió por debajo dejando salir una enorme bola de luces para el árbol cubriendo por completo a Rin.
La chica empezó a reír mientras intentaba salir de aquel revoltijo con los menores nudos posibles en su cabello. Sesshômaru se tragó un suspiró agachándose a ayudarla y sin más rodearla de la cintura para alzarla sin esfuerzo alguno.
—¿Qué estás buscando?
—El cadáver que enterramos el verano pasado— contestó Rin con una sonrisa, aunque su novio no disfrutó la broma tanto como esperaba concentrando su mirada en lo que antes tenía su atención—, la decoración de Navidad.
—¿Estas planeando celebrarlo?
La pregunta contenía un no pienso tolerar eso de manera implícita, pero la chica siendo quien era, lo ignoró dándole su mejor sonrisa a la par que rodeaba el cuello de su novio para que este se agachara unos centímetros.
—Deja tu faceta Grinch, ¿dónde está tu espíritu navideño? — ella dijo paseando unos de sus dedos por las pálidas mejillas masculinas, pero los ojos dorados eran dos témpanos de hielo.
—Lo regresé al polo norte.
Rin suspiró audiblemente para después hacer un puchero, que su novio tuviera seis años más que ella era una ventaja que había aprendido a utilizar bastante bien y que en eso momento debía aprovechar si es que quería salirse con la suya.
—¡Sería nuestra primer Navidad juntos!— murmuró, pero en menos de un segundo Sesshômaru la tenía acorralada entre las cajas en tanto utilizaba sus manos para mover su cuerpo y volver a acomodar todo como estaba.
—No está a discusión.
—Aún tengo otros argumentos para convencerte.
De manera rápida Rin zafó una de sus manos tomando uno de los gorros rojos típicos de Navidad y colocándoselo a Sesshômaru en la cabeza.
—¡Repite conmigo! Jo,jo,jo — se rió con toda la alegría que la caracterizaba que rayaba en las infantilidad, notando que las iris doradas ahora estaban más glaciares que nunca.
—Jo, jo, jo mis pelotas.— Sesshômaru se quitó con rudeza el gorro tirándolo al suelo y sin más regresando a su anterior lugar en el sofá y al libro que estaba leyendo.
Quitó el marca páginas que no era más que una foto de ellos dos después de la partida de un juego de paintball donde le habían ganado a su hermanastro y a su novia por la pésima puntería de ésta última. La culpa amenazaba con emerger por lo que Sesshômaru se masajeó las sienes con cansancio, miró solamente un segundo a su pareja que seguía en el mismo lugar que antes aunque ahora mantenía el gorro en sus manos.
—Se hará como yo diga.
1,2,3... Plaf, Rin había saltado al sofá abrazándolo con toda su escasa fuerza. El chico casi podía asegurar que en un momento más se pondría a dar saltos por toda la sala, pero ella se controló lo mejor posible dándole la mejor sonrisa agradecida que le conocía.
Chantaje, él sabía que Rin lo conocía a la perfección y que sin importar que hiciera terminaría concediéndole todos sus caprichos porque le gustaba hacerlo.
—Grac-...
—No he terminado —Sesshômaru advirtió mirándola directamente a los ojos cuando habló.
—Sé lo que dirás —ella sonrió con suficiencia en tanto levantaba su mano para enumerar las peticiones—, no cena familiar con tu padre, no decoración extravagante, no disfraces navideños y por supuesto, nada de gorros de Santa para ti.
—¿Podrás cumplirlo?
—Al pie de la letra, capitán—Rin volvió a reír mientras depositaba un beso en los labios del chico, que al principio se resistió a devolverle la caricia pero terminó haciéndolo después de unos segundos.
La chica se acomodó mejor en su regazo subiendo la intensidad del beso unos cuantos grados.
—¿Quieres jugar conmigo un rato? —Rin murmuró metiendo las manos por debajo de la camisa masculina, pero él inmediatamente las sacó dedicándole una mirada dorada, fría y autoritaria.
—No te ayudaré a decorar.
Rin bufó al comprobar que no sólo ella lo conocía bien, Sesshômaru era consciente de cada pequeño detalle de su vida y de sus intenciones aún antes de que siquiera ella lo pensara. Tal vez por eso habían estado tanto tiempo juntos a pesar de sus muy obvias diferencias, y sin llegar a la cursilería de los polos opuestos se atraen; ellos se complementaban y se entendían mejor que nadie.
—Grinch.
La chica se bajó de las piernas de su novio acomodándose a un lado de él y recargándose en su pecho, tratando de no molestarlo en su lectura. Sesshômaru vio a Rin cerrar los ojos con una sonrisa en sus labios y resistiendo el impulso de suspirar le puso el ridículo gorro navideño mientras que sus pensamientos viajaban a que tendría que tener toda la paciencia del mundo las próximas semanas para que su novia siguiera los límites impuestos para ese evento que siendo sincero le importaba un carajo.
—¿Quieres hacer la carta para Santa?
La voz de la chica se escuchó después de unas cuantas páginas leídas, haciendo que el chico se detuviera en seco; carta y Santa en la misma oración eran una completa estupidez o mejor dicho, la creencia de que en realidad un tipo gordo en un traje rojo leía esas tonterías.
—¿Cuántos años tienes?
—Lo suficiente para no considerarte un pedófilo.
杀生丸
Grinch: Personaje de un cuento infantil que odia la navidad.
A favor de la Campaña "Con voz y voto", porque agregar a favoritos y no dejar un comentario es, como han dicho otras autoras: "como manosearme la teta y salir corriendo." Dejen mis tetas, en serio sé que son hermosas pero duele tanto manoseo D': y agradezco enormemente a TODOS los que comentan, los adoro.
En otras noticias, mi plan es seguir actualizando este minific hasta concluirlo y empezar las demás historias en Enero cuanto toda fecha navideña desaparezca de mi vista.
