8:00 AM.

Despertarme fue horroroso, la cabeza me latía de dolor, tenía una sed incontrolable y los ojos se me cerraban notoriamente. Con mucho esfuerzo logre levantarme de mi cama, la cual parecía haber liberado una batalla la noche anterior. Mala idea levantarme, un mareo, se remecía el suelo bajo mis pies, veía todo dar vueltas, esto no estaba del todo bien. Mierda, nunca más volvería a tomar, lo juro, lo peor es la resaca al día siguiente. Debo volver a dormir un rato más.

8:30 AM.

Alguien había abierto las cortinas de mi habitación, estaba completamente iluminada. Gruñí. La única que podría hacer eso, era mi compañera de piso, le hare pagar esto, pensé. Los ojos se me seguían cerrando solos, pero ya era hora de levantarme, me prepararía una taza de café, directo a la vena, necesitaba despertar luego. Avance por mi habitación, y vi la ropa que había usado en el día de ayer desperdigada por el piso, bueno no siempre era tan desordenada, pero creo que ayer los tragos se me subieron bastante a la cabeza. Entró una brisa de la ventana, levantaba levemente el velo de la cortina. Recién en ese minuto repare que estaba complemente desnuda, mierda… mierda… mierda, pensé. ¿Qué había hecho? Okey. Era una chica que le gustaba disfrutar de la vida, de eso no cabía dudas, pero llegar a tal punto de que no me acordaba nada de la noche anterior, y despertaba completamente desnuda, algo andaba mal. Me puse mi bata rápidamente y salí a prepararme ese maldito café.

Después de tomar mi improvisado desayuno, fui a tomarme una ducha, pero fue en ese preciso momento en el que me di cuenta que había un chico durmiendo en mi sillón, un chico. Lo peor no fue eso, no claramente no, tenía que estar el gran karma detrás de todo esto, el chico estaba desnudo, desnudo. Necesitaba calmarme, ese maldito café no me ayudo en nada… tenía que respirar. Iba contar hasta diez. 1…2…3…4…5… En ese preciso instante tome conciencia de que gran parte de la anatomía masculina de este susodicho estaba al descubierto. No pude evitar sonrojarme, solté un grito. No, no estaba pensado. Primero iba a tapar eso de mi vista, segundo ir a bañarme y tercero echar a este tipo de mi casa.

9:00AM.

Después de tomar mi reconfortante baño, fui nuevamente a ver al joven-bulto de mi sillón. Como lo despertaría, sencillamente no tenia ni idea, pero lo que si sabía, era que debía pedirle una explicación de lo sucedido la noche anterior. No era muy difícil sacar las deducciones correspondientes, pero sinceramente no poseía la fuerza suficiente para hacerlo. Me costaba pensar que hubiera realizado tamaña estupidez, bueno no era una chica que se dedicaba a seguir las reglas, pero jamás en toda mi vida había despertado con un desconocido completamente desnudo en mi departamento. Aunque si yo era la que lo había traído, perfectamente podría hacer sido Dominique, ella siempre traía a sus conquistas a mi piso.

9:30 AM.

Ya había pasado media hora y todavía no encontraba la manera de despertar al bulto del sillón. Tenía que tomar una decisión luego, aunque la vaga idea que tenía era perversa pero serviría… si lo haría, era la mejor manera de hacerlo.

Fui a la cocina, tomé un poco de agua, trate de conseguir las fuerzas, si muchas veces era débil, pero esta vez era necesario. Volví al living y derramé un chorro de agua encima del chico.

La reacción de él, no tardo en aparecer. Tenía el ceño fruncido, parecía estar completamente descolocado. Ahora que lo pensaba mejor, no fue tan grandiosa idea tirarle un chorro de agua encima. Mierda que le digo, pensé.

-Disculpa ¿tu eres…- pregunte un poco insegura- ¿tu quién eres?- volví a preguntar un poco más segura. Me mataría, como había sido tan estúpida de beber tanto, que ya ni recordaba lo que había hecho. Maldito whisky y sus agregados.

-Disculpa-dijo somnoliento, se levanto del sillón - Mi nombre es Scorpius…- estiro su mano. Mierda, de verdad este bulto estaba hecho a mano, jamás había visto tantos músculos en un solo cuerpo.

No, en estos instantes no estaba pensado lo correcto. Le respondí el gesto, y en ese momento me acorde, más bien vislumbre que estaba completamente desnudo. Francamente él estaba hecho con amor, su madre y su padre había hecho realmente el amor, porque de no ser así… Debía concéntrame en lo importante.

Scorpius, cierto- esto era más difícil de lo que pensaba- podrías vestirte. – Me miro desconcertado, y se tapo con la manta que había en el sillón.

-Discúlpame- dijo incomodo- ¿podría ocupar tu ducha? – pregunto con un tono suave

-Claro- respondí aún confundida- Es la primara puerta a la derecha. ¿Quieres que te prepare un café? – Si realmente me sentía estúpida, nunca pensé que me vería en una situación así, pero aquí estaba yo preguntándole a un desconocido si quería una taza de café mientras el se bañaría en mi ducha. La vida tenía muchas vueltas.

-Me encantaría- respondió ameno- Gracias.- dicho esto, salió en busca del baño. Entro en él y se escuche el grifo del agua. Estaba perdida.

-Te costara- susurre cansada.

10:30 AM.

Charlamos un rato, sobre los distintos tipos de café que conocíamos, -una estupidez- porque a mi parecer, ninguno de los dos quería abordar el tema de lo sucedido la noche anterior.

-Rose- dijo extenuado- lo que paso ayer, lo lamento…- quede desconcertada, ¿¡Qué mierda había pasado?! , fue el único pensamiento que pude formular.- de verdad yo pensé que lo habías disfrutado- mi alma se deshacía lentamente.

-Scorpius, si te soy sincera- dije interviniendo.- no me acuerdo de nada- confesé avergonzada. Se veía fastidiado por la situación. Yo si sabía como matar el momento.

-Nada… - susurro- ¿estás segura de eso?- preguntó. Si no me cabía duda.

-Si- admití. Menuda situación, solo el maldito karma era responsable de esto.

-Bueno al parecer, debo esclarecer la situación, antes de dar las disculpas correspondientes- dijo tranquilo. – Primero que todo, nos conocimos en un bar- llegó una vago recuerdo de una habitación, con una luminosidad escasa, humo de cigarro, y mesas repletas de jóvenes alcoholizados. – tu llegaste con una rubia,- Dominique, me las pagaría- llevabas una sonrisa radiante. Te veías muy linda, de hecho creo que fuiste la chica que más sacaron a bailar… y bueno tu ya estabas bastante ebria- me miro dudosamente, le hice una señal para que siguiera, lo único que quería era que me relatara mi olvidada noche.- cuando nosotros salimos del bar. Me dijiste que vivías sola y que querías compartir tu cama conmigo- se removió incomodo en el sillón.

Mierda. Creo que desde la mañana había sido mi palabra más repetida. Como era tan "atrevida", si tenía 23 años y vivía sola, pero aún así jamás me había comportado así.

Scorpius siguió contando los hechos, aunque ya era bastante obvio que nos habíamos acostado, y que había sido sexo desenfrenado, sino no hubiera quedado la cama como estaba.

12:00PM.

El tiempo pasaba volando, ya era el medio día y el chico que antes estaba desnudo en mi sillón y no sabía de su procedencia, ahora era Scorpius Malfoy, dueño de un bar- el mismo en el cual me había alcoholizado-. Tenía mi misma edad y era dueño de un bar…quién mierda gobiernaba al mundo.

Al pasar las horas de la mañana, todavía no comprendía mi imprudencia de haberme acostado con él, sin siquiera saber su nombre. Aunque no podía sacarme el crédito que había sido mío una noche- aunque sonara como una puta- pero él era un dios griego.

Debía despedirme de él, tenía que ir trabajar y supongo que él ir a su bar. Tome las tazas de café y fui a fregadero, las deje remojando. Apoye mis manos en el borde de este. Los recuerdos llegaron de golpe.

Era una habitación oscura, las luces relampagueaban por el lugar, la música resonaba, risas, gritos. Una chica sentada en la mesa, golpeando la mesa con un shot de tequila, chicos devorando con la mirada a mujeres que bailaban en la pista de baile, canciones electrónicas, mi prima cantando con un moreno, bastante alto y guapo

Tenía que encontrar a Dominique, ella debía ayudarme a recodar de una mejor manera, Scorpius había sido de gran ayuda pero aun así la necesitaba, solo ella sabía porque habiamos ido a ese bar, y por eso ella –y nadie más que ella- debía ayudarme a arreglar este entuerto. Iría por las llaves de mi auto y saldría a encontrar a mi queridísima prima.

Busque por toda la casa y las llaves no aparecían – lo que me faltaba- en mi habitación no estaban, ni el living, ni en la cocina, y menos el en baño –aunque igual había buscado-. No podía ser tan pava, siempre se me perdían las cosas pero jamás las llaves, mi auto era como mi hijo - okey exageraba- pero tenía un valor muy especial. Mientras intente revisar debajo de los sillones, sentí un carraspeo, alcé la vista y vi como Scorpius me miraba con una extraña mueca.

-¿Qué haces? – pregunto jocoso – se te perdió un aro, una sortija….

-No – respondí exaltada- las llaves de mi auto.

-Querrás decir estas llaves- levanto su mano y tenía mis llaves, con mi llavero de "i love New York". ¿Qué MIERDA hacían ahí? ¿es que además de acostarme con él le daba mis llaves?- Las tengo yo, porque ayer tenías unas ideas bastante descabelladas- me miró bastante inquisitivo, yo solo sentía mis mejillas arder- una de ellas era ir a un mirador y "estrenar tu auto", no me parecía mal idea pero sería un poco incomodo ¿no crees?.

¡Se estaba burlando de mí! Oh! Maldito rufián ojalá Merlín y Morgana lo despedazaran por ser tan irremediablemente sexy. Me levante del suelo para tomar mis llaves, ya casi las alcanzaba, pero algo lo hizo cambiar de opinión porque las alejo nuevamente de mi alcance.

-Enserio, debo ir por mi auto y por mi prima- le dije irritada, no podía enfadarme pero la situación ya se había salido de mis límites cuestionables- y eso sucedió cuando entre a mi casa con él, y tuve sexo- ¿me las podrías pasar?

-No- contesto – a menos que me lleves contigo…

Me esperaba todo menos eso, mi cerebro había entrado en un colapso mental, habían escuchado bien mis oídos, que fuera con Él. ESTABA LOCO, LO CONOCÍA DESDE LA NOCHE ANTERIOR – de la cual ni me acordaba- Y QUERÍA QUE FUERA CON ÉL. Menuda situación.

-¿De verdad deseas que te lleve?- pregunte asombrada.

-Sí- admitió- de hecho… lo necesito- lo mire extrañada- yo me vine manejando, y dejaste algunas cosas en el bar. – Mierda. Ahora que se me había quedado en el bar del adonis.

-¿Qué cosas?- demande, la situación ya había colmado el límite y no podía seguir aguantando.

-Tu bolso, tus zapatos, tu prima y a mi mejor amigo junto a ella- Ahora todo se volvía un poco más claro, su mejor amigo debía ser el chico moreno… y su prima la rubia despampanante. – ahora vamos- señalo la puerta de mi departamento

13:30PM.

Entre al bar, estaba oscuro, las sillas encima de las mesas, gente limpiando, una chica limpiando los vasos de la barra, el escenario sin los micrófonos para el karaoke, y así después de recorrer el bar por completo llegamos a una puerta vieja de color negro. Era una oficina pero no una normal, el color de las paredes era un rojo intenso que le daba un brillo especial, un pequeña ventana con cortinas traslucidas, además de una cama al costado derecho, era de tamaño mediana con un cobertor negro y encima tenía ropa desordenada; y un escritorio al otro lado de la habitación con muchos papeles y una laptop. Un mini bar cerca de la pared y un sillón de cuero negro un poco roído.

-¿Esta es tu oficina?- pregunte

-Si, bienvenida a mi hogar- dijo con desinterés

-¿vives aquí?- no quería verbalizar tales palabras, pero salieron antes de me diera cuenta. Estaba perpleja por la notica de él. Nunca imagine que viviría en un lugar como ese, menos si era el dueño del bar.

-Sí- admitió – vivo aquí, este es mi refugio- seguía sin salir del asombro, después de confirmar mis pensamientos. – Veo que no te esperabas esto- al sentirme aludida lo mire avergonzada- No te preocupes, esto- dijo observando la habitación- fue una decisión difícil. Eso incluyo peleas y gritos por parte de mi familia- dijo amargamente.

-Lo siento, no fue mi intención ponerte incomodo- dije afectada, no quería que el estuviera incomodo con su forma de vivir, todos hemos tenido altos y bajos durante la vida y él, por lo visto, no se salía de ellos.

-No preocupes- respondió tranquilo- ahora creo que deberíamos buscar tus cosas y a tu prima.

-Sí, sería una buena idea- solté incomoda, ya no quería seguir en esa habitación, se notaba que el chico no había tenido un pasado fácil, pero tampoco mi intención era indagar sobre el tema.

-Ven- tomo mi muñeca y me dirigió a la salida de la oficina- Kat- llamó fuerte

-¿Si?- grito alguien del otro lado de la estancia, era la chica que limpiaba los vasos de la barra, era morena y de tez pálida. Su sonrisa no tardo en aparecer- Con conquista nueva- soltó divertida, no entendí su broma, hasta que me di cuenta que Scorpius todavía tenía mi muñeca tomada, me removí incomoda. Me soltó divertido. ¿Qué mierda le hacia gracia?

-No es de tu incumbencia- dijo severo, me miro y se comenzó reír a carcajadas, en ningún momento le vi la gracia al chiste.- Kat te presento a Rose- La chica me miro con picardía y me saludo con un movimiento de cabeza. Le respondí el gesto fastidiada. – has visto unos tacones, una cartera y una chaqueta negra- pregunto con naturalidad. No podía ser mi día mejor. La chica rio por lo bajo y me miro entretenida.

-Si están en la logia- respondió, Scorpius volvió a tomar de mi muñeca y me guió hasta allá- No hagan mucho ruido- grito Kat. Okey si lo otro había sido vergonzoso esto había superado notablemente mis expectativas. Trate de soltarme del agarre, pero no pude. Scorpuis me miro confundido

-Puedo caminar sola- refunfuñe

-Disculpe su alteza- soltó disgustado. Entorne los ojos, lo que me faltaba era que ahora se molestara. – la próxima vez, te traeré en una carroza- dijo con desdén

-¿Quién dijo que iba a haber próxima vez?- pregunte desconcertada. Eso si que no me lo esperaba para nada.

-¿Quién dijo que no?- pregunto molesto. No podia creerlo... quería una segunda vez! Quien mierda se creía para tomar tal desición por mi!. IDIOTA.

-Yo dije que no - repondi segura, no me di cuenta cuando entramos por un angosto pasillo. Solo cabía una persona a la vez. Scorpius se detuvo frente a una puerta angosta, se notaba el pasar de los años que tenia solo por la decoloración del barniz y las grietas que poseía. En la parte superior colgaba una tabla que decía "logia".

-Llegamos su majestad- dijo sarcástico. En la habitación habian muchas repisas, llenas de licores estravagantes, copas de colores, latas de cerveza, botellas de bebidas- tú busca por alla y yo por acá- me ordeno brusco.

-Como usted diga su exelencia- respondi molesta. Solo quería terminar esto... Él era arrogante, molesto, apuesto y sensual. Lamentablemente no me acordaba de ESA noche. Solo si pudiera recordar su cuerpo sobre el mio, las acompasadas embestidas que emitirían sus caderas. Creo que estaba divagando de una manera no sana. Mientras antes encontrara mis putas cosas y me fuera sería mejor.

-Estas muy callada- comento indiferente- estarás recordando lo de anoche- sonrio de medio lado, se veía tan sexy así, y me miro suspicaz.

Eso quisieras- contraataque.

-De hecho, creo que eso hacias- dijo divertido- sino el aire a tu alrededor no estaría tan denso- seguía con esa sonrisa de medio lado, que haría suspirar a cualquiera.

-Que estas tratando de decir- chille enojada. Que se creía ese rusio oxigenado! Que podía tratarme como a el le pareciera... Esta me las pagaría- sabes que... Me harte de ti, podrás ser el ser más bello del mundo, pero me vas a escuchar; no te aguantare tus arranques de egolatría ni menos que digas que tengo el aire más "denso" por ti... Maldito narciso- sali refunfuñando de la habitación.

-Creo que te mueres por otra revolcada conmigo- grito desde la habitación.

-Eres insufrible- murmure

-No, no lo soy Rose- respondio detrás mio. ¿Cómo puede ser tan sigiloso? No, Rose no es ser sigiloso sino que tu eres una despitada... Y enfadada con alguien disminuye tus niveles de alerta. - de hecho creo que debes darme algo a cambio- dijo sonrriendo.

-Ni lo pienses- conteste ofuscada. Claro él me ayudaba a buscar mis cosas y quería algo a cambio. ¿quién mierda se creía?- no veo porque debería darte algo a cambio...

-Rose, Rose...- susurraba mi nombre. Mi oídos gozaban de la melodía que provocaban sus palabras en mí. En mi estomago revoloteban mariposas, me sentía igual que una adolecente... Maldito e infernal Scorpius.

-Callate- le suplique, seguía a mis espaldas- no sigas- tomo mi brazo y me dio vuelta, estabamos frente a frente. Mierda estaba perdida, a pesar de que no me acordaba de la noche anterior, su mirada era penetrante, no podía dejar de mirarlo. Su cuerpo se acercaba mi, no podía dejar que se acercara; mierda... porque no salí antes de este pasillo, me habría ahorrado problemas. -alejate, por favor- dije con un hilo de voz. El no me escuchaba, seguía acercándose a mi, estaba acorralada contra la pared; nuestros rostros se encontraban tan solo a unos pocos centímetros.

-¿Por qué quieres que me aleje de ti?- pregunto con voz ronca. Rozó su nariz contra la mia.

-Scorpiu...- poso sus labios contra los mios- No- dije sobre sus labios. Este chico sería mi perdición. No podía seguir así, debía irme... porque Merlín y Morgana me hacían estas cosas.

-Solo dejate llevar Rose- me dijo con una sonrisa. Lentamente fue hacía mi cuello y lo besó, no estaba pensando claramente con Scorpius en ese lugar.

-No puedo- dije, me miró a los ojos y me perdí completamente en su mirada. Sus ojos eran una tormenta que arrasaban con todos mis sentidos, su mirada de deseo y lujuria era motivante para seguir sus ideas.

Alguien carraspeo fuertemente, levanté mi mirada y vi a kat con una sonrisa jocosa en su rostro.

- Nunca pensé que harían lo que les dije...- dijo riendo.

- No es lo que tu crees- le dije avergonzada, mis mejillas me ardían, lo más probable es que mi rostro estuviera al rojo vivo.

- No me debes ninguna explicación- dijo desinteresada- Scorp viene los vendedores y cada uno desea su exclusividad.

- Iré enseguida Kat- dijo molesto- ahora puedes retirarte, por favor, tengo algo que arreglar.

- Espero que no te demore mucho- dijo con desdén. Se fue por el pasillo, y Scorpius volvió a a mirarme lascivamente. Que tenía este hombre, que quería...

- Esto no se queda así Rose...- dijo, mirándome intensamente.

- ¿Qué cosa?- pregunté enfadada, porque no podía ser un chico relativamente normal. En qué mierda me había metido.

- No hagas como si no supieras, porque lo sabes perfectamente Rose.- desde cuando él suponía cosas de mí. Agh! Lo odio… realmente no, por desgracia.

- Sabes – dije astutamente- prefiero retirarme y dejarte hacer las cosas con tus patrocinadores de tu bar. – Sí, era cobarde de eso no cabía duda pero no podía seguir en ese pasillo. Las cosas debían quedarse como estaban así cada uno podría seguir adelante.

- Eres una cobarde- me espeto.

- Eso a ti no te interesa- me aleje, salí de ese maldito pasillo y me dirigí hacia la salida.

- Hey- me llamó, sigue caminado Rose… sigue caminando- ¿y tus cosas?- preguntó. Métetelas por el cu…- Rose- volvió a gritar… hasta cuando seguiría haciéndome esto- Rose- Se escuchaba cada vez más cerca. Corre… corre cobarde. – Esta bien para la próxima revolcada- Insufrible, odioso, idiota, zopenco, mentecato, bobo…

- ¿Dónde están? – gruñí. Giré para verle la cara, se la habría destrozado con mil puñetazos, pero mis ganas de salir de ese lugar eran más grandes.

- Aquí- dijo con una sonrisa. Las tenía en su mano, que se creía ese bueno para nada… -pero voy a cobrar por ellas.- Cálmate Rose… no explotes.

- Bien, entonces si será así, métetelas por donde mejor te quepan. – brame. Su cara se descompuso notoriamente. No te esperabas eso chico listo. Nunca es bueno meterse con una leona.

- Porque no mejor te meto yo otra…- alguien carraspeó notoriamente. Fijé mi vista hacia donde se había escuchado el sonido, y estaba Kat con dos personas vestidas de etiqueta. Lo que me faltaba…

Salude cortésmente con un gesto, y espere a que Scorpius pudiera recomponer su cara de estupefacción después de la interrupción de Kat. Les quite mis cosas de las manos, y me large de ese maldito bar, y de su maldito e insufrible dueño.