El Comienzo

Cuando comencé en Hogwarts, Sirius Black iba ya en tercer curso, él ya conocía como su palma de la mano todo el colegio, no por nada era un merodeador e invento junto con sus tres amigos el Mapa Merodeador, pero bueno eso es otra historia.

La primera vez que lo vi me enamore perdidamente de él, no puedo negarlo, aún ni conocía su nombre y ya lo amaba; sabía que no podía ser para mi, él era mucho mayor que yo y aparte no lo conocía, no sabía en realidad como era él, pero sin importarme tanto eso ya me había flechado con su mirada. La ves que lo vi por vez primera fue cuando entre al Gran Comedor, mi primer día en el colegio o mejor dicho la noche de selección, si lo se, era una niña pero no puedes mandar al corazón. Iba caminando en medio del Gran Comedor junto con los demás chicos y chicas y ahí fue donde lo vi y como dije anteriormente me flecharon sus ojos grises que debo admitir que desde ese día no dejo de soñar con ellos, en cómo me llenan de tanto amor.

Yo deseaba con todo el corazón entrar a Gryffindor ya que por parte de mi madre toda su familia había estado en esa casa de valentía y cuando lo vi sentado en aquella mesa que por lo que me había descrito mi madre de como estaban acomodadas las casas en el Gran Comedor supuse que él estaba ahí y con mayor razón aún quería quedar en Gryffindor.

Aún recuerdo que estaba muy nerviosa al momento que pase al taburete, aún faltaban chicos y chicas por seleccionar, subí unos cuantos escalones para llegar a donde se encontraba el sombrero seleccionador, mi manos sudaban y mi corazón estaba acelerado a mil por hora, me senté en el banquillo y de inmediato la profesora McGonagall me puso el sombrero y de inmediato comencé a escuchar una vocesita en mi cabeza sabía que no era conciencia eso era un hecho, comenzaba a decir varias cosas sobre mi y mi familia pero al momento de voltear a la mesa de Gryffindor pude ver que el chico de ojos grises me observaba desde su asiento con un interés poco común o eso pensaba yo, eso hizo que se me olvidara por unos minutos el nerviosismo a cual casa me pondrían. No se cuanto tiempo transcurrió al estar yo sentada en aquel taburete con el sombreo seleccionador en mi cabeza, pareció que fue una eternidad pero de la nada grito:

- Gryffindor - dijo el sombrero.

Salte del taburete toda feliz con una gran sonrisa en mi rostro, había quedado en la casa que toda la familia de mi madre había ido. Toda la casa del León aplaudía felizmente y yo quería gritar de la felicidad, llegue a la mesa y me senté donde aún quedaban lugares vacíos entre los nuevos miembros de la casa, volví a voltear a donde se encontraba él y seguía mirándome eso me ponía muy nerviosa y me sonroje mucho.

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Pasaron los días en el colegio y yo ya estaba en problemas. Era un chica un tanto problemática pero no del estilo de pleitos con las demás chicas o chicos, no, era todo lo contrario, me encantaba hacer bromas a los demás pero a pesar de todo eso lo que me salvaba era que tenía muy buenas calificaciones eso hacía que no se enojaran mucho conmigo los maestros y a mis padres sobre todo, esto hizo que el chico que me gustaba o sea Sirius se fijara mas en mi ya que lo que teníamos en común era meternos en problemas y era sabía eso porque nos topábamos mucho en el despacho de la profesora McGonagall y fue de hecho ahí donde por primera ves supe su nombre ya que durante todos esos días nunca había escuchado su nombre, hasta que el día que llegaba con la profesora a su despacho.

Flash Back

- Muy bien señores, ya pueden retirarse - les ordeno McGonagall. Y cuatro chicos salieron del despacho algo cabizbajos.

- A la próxima nos salvamos - dijo el chico de ojos grises.

- Así será Sirius - le contesto otro de chico pero este llevaba anteojos.

End Flash Back

Desde ese momento supe su nombre y jamás se me olvidaría.

oooooooooooo

De nuevo uno de esos días que me castigaban el ya estaba en el despacho de la profesora nuevamente pero esta vez estaba solo, nos llamaron la atención al mismo tiempo, cosa que se me hizo muy extraño pero la verdad yo muy feliz de la vida de tenerlo por lo menos a escasos metros de mi. Al momento que nos dejaron salir yo me fui por mi lado sin hablarle, a pesar de estar metida en problemas y ser una chica rebelde en los temas del amor era muy penosa y aparte nunca habíamos entablado conversación alguna menos ahorita lo iba hacer.

Pero de repente de la nada sucedió...

- Nallely - escuche mi nombre salir de sus labios, se escuchaba tan hermoso. Me quede helada en el pasillo, por primera ves me había hablado, por dentro estallaba de la emoción. En un par de segundos guarde compostura, me tranquilice y voltee a verlo.

- Mande - le conteste indiferente.

- No me presento porque ya sabes mi nombre - dijo con galantería y la verdad no mentiré me sonó muy arrogante pero que mas daba era muy guapo aunque la verdad con esa respuesta ya se había ganado mi indiferencia - pero si quieres te lo recuerdo - aun mas arrogante se escuchaba - me llamo Sirius Black si quieres llámame Sirius -.

- De acuerdo Sirius aunque prefiero llamarte Black, no somos amigos y mucho menos conocidos - conteste con la verdad. No sabia lo que quería de mi, por eso de inmediato me decidí a preguntarle ya que me miraba con unos ojos penetrantes de arriba abajo - y ¿en que te puedo ayudar? -.

- Me preguntaba como una niña tan bonita y que parece que no rompe ningún plato pueda meterse tanto en problemas - dijo así sin irse por las ramas.

- Pues ya ves las apariencias engañan - dije encogiéndome de hombros con una sonrisa.

- Y si que engañan - dio un paso hacía mi - pero lo que no engaña es en lo bella que estas - volvió a decirme con tono coqueto. Me quería morir me estaba elogiando esperaba que mi tono de mejillas no cambiara de color porque no quería demostrarle lo mucho que me gustaba.

- Gracias, pero sabes que tengo que irme - dije cortando el tema y sin darle importancia a lo que había dicho. Me voltee para comenzar a caminar pero me agarro del brazo y me volteo hacia el.

- Eres muy bella a pesar de tu edad Nallely - estábamos a escasos centímetros. Mi corazón latía a mil por hora lo tenia demasiado cerca mi corazón quería salir de mi pecho - nunca lo olvides - me soltó y se fue dejándome ahí con el ritmo cardíaco todo acelerado. No podía creer lo que había pasado fue tan repentino.

oooooooooooo

Pasaron de nuevo los días o mejor dicho meses y poco a poco me fui enterando que Sirius era todo un Don Juan y que no era la única chica del colegio que estaba enamorada de él hasta tenia un club de fans, osea pobre chicas huecas enserio, bueno yo me les hubiera unido no miento pero no iba a estar detrás del el como ellas todo el tiempo acosándolo. Yo mejor me dedique a mis estudios y divertirme con mis amigas en el colegio, que por cierto nos volvimos inseparables las cinco.

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Un día soleado decide salir a los terrenos del castillo y acostarme a las orillas del lago negro y estar ahí sola y meditar en todo lo que me había pasado en mi primer año ya que eran los últimos días del ciclo escolar. Tan rápido había pasado el tiempo, todas las travesuras que hice, las buenas calificaciones que saque que no eran para menos ya que era de las primeras en mi clase eso me hacia sentir orgullosa de mi misma y de mis padres, las amistades que hice que la verdad sabía que sería para toda la vida o bueno eso esperaba.

Estaba acostada tan a gusto con los ojos cerrados cuando de repente me acorde de aquel encuentro con Sirius y empecé a fantasear con él, que hubiera pasado si me hubiera besado, si hubiera permitido que jugara con mis sentimientos pero la verdad yo sabía que si eso pasara seria una mas en su lista y eso no quería, no aguantaría eso, así que rápidamente me saque de la mente ese pensamiento. Seguía con los ojos cerrados, la verdad el sol estaba muy fuerte y me calaba a los ojos, pero de la nada se nublo o alguien en particular me tapo la luz del sol y pude percibir un aroma muy peculiar que ya conocía muy bien.

- Hola Preciosa pensando en mi - era Sirius. Abrí de golpe los ojos y pude ver como se sentaba a lado mio. Esto hizo que se sentara yo de inmediato.

- Claro que no Black - le conteste tajante volteando mi cara hacía otra dirección.