Lo sé, lo sé, van a decir "¿que este chavo no se sabe de otro tipo de historias mas que de horror?". Les juro que normalmente procuro no repetir los géneros de las historias al menos tan rápido, pero es que necesitaba una idea para un nuevo fanfic y esto fue lo que se me ocurrió... de hecho se me ocurrió en una pesadilla que tuve, jeje. ¿quien dice que no se les puede sacar provecho a los sueños? Para variar esta historia es de mi padre e hijo favoritos de Disney.
En fin, sé que algúnos no son muy afectos al horror pero el exito de "Juegos de Video" me motivó a hacer otra historia de este tipo, pero descuiden, ya saben que lo que escribo ni miedo da, jeje. Bueno, espero que les guste esta nueva historia. Nos vemos/leemos, se cuidan.
Noche Roja
Capítulo 1: Viaje de Trabajo.
Eran las tres de la tarde, precisamente la hora pico en la ciudad. El momento en que los chicos salían de clases y todos regresaban a sus hogares para la hora del almuerzo. A unas cuantas cuadras de la preparatoria, Max Goof se encontraba en la parada del autobús esperando al transporte que lo llevaría a su hogar.
El día había estado realmente duro y el joven Goof solo deseaba llegar a su cama y dormir el resto de la tarde. Los profesores no habían tenido ninguna piedad de sus alumnos y puesto que la próxima semana era un día feriado y no habría clases el lunes, se habían puesto a trabajar de más para compensar esa ocasión.
Por fortuna no tenía tarea que entregar al día siguiente y podía disponer de toda la tarde para descansar, claro, eso si su padre se lo permitía. Resulta que desde que había conseguido un nuevo empleo se la pasaba tratando de pasar "tiempo de calidad" con él. No podía culparlo, el empleo en cuestión era bastante absorbente y aunque el salario no era nada despreciable era difícil para Goofy ya no estar tanto tiempo con Max.
Su patrón, el señor Jason Fellowes, había resultado ser mucho más estricto de lo que se imaginó en las entrevistas que había tenido como vacante. Era un hombre corpulento y de aspecto imponente que era acentuado por la exageradamente masculina voz que tenía.
Para Goofy no era muy agradable estar con él, tenía algo que lo hacía sentirse intimidado ante su presencia. No era el primer jefe que lo atemorizaba, pero este en verdad se llevaba el premio y en verdad deseaba no tener ningún problema con él, y menos que se debiera a su desempeño laboral.
Max por supuesto comprendía la situación y en ningún momento le restregaba a su padre el ya casi no estar ahí para él, de hecho en ocasiones disfrutaba de su ausencia. Tal vez era un tanto feo pensar así, pero ahora se sentía más libre que antes. En términos generales la vida de ambos iba bastante bien, claro que cada uno con sus respectivos problemas pero nada demasiado grave, al menos no por el momento.
Max llegó a su casa aproximadamente una hora después de haber terminado las clases y tal y como lo había planeado, inmediatamente se dirigió a su habitación para reposar un poco hasta que su padre llegara. Para su desdicha, el rato que pensaba estar en cama no duró tanto como él esperaba puesto que justo ese día, el día menos oportuno, Goofy llegó temprano del trabajo.
-¡Maxie!, ¡ya llegué!- anunció Goofy con optimismo mientras entraba a la casa.
-Ahora bajo- respondió Max un poco malhumorado.
Con un gran esfuerzo se levantó de la cama y bajó las escaleras donde su padre lo esperaba. Se saludaron igual que siempre y entonces Goofy inició la acostumbrada racha de preguntas acerca de cómo había estado su día y si tenía tarea que entregar.
Max contestó sus preguntas y eventualmente su padre le pidió que se sentara en la sala puesto que tenía algo muy importante que decirle. Max obedeció esperando que esta no fuera otra de tantas veces en la que tendría que escuchar una larga y somnífera historia.
-Adivina que, Max, creo que por fin están apreciando mi esfuerzo en el trabajo- dijo Goofy.
-Genial, pa, ¿y por qué lo dices?-
-Por que hoy mi patrón me mandó llamar a su oficina para hablar conmigo…-
-Por como lo describes debió ser algo aterrador para ti- bromeó Max.
-Ya lo creo que lo fue, pero eso no es lo importante. Resulta que me propuso una oportunidad para darme un ascenso- dijo Goofy entusiasmado.
-¡Eso es fabuloso, papá!, ¿aunque no crees que es algo rápido?... digo, considerando que no llevas mucho tiempo trabajando ahí- dijo Max.
-Exactamente lo mismo pensé yo, pero el señor Fellowes me dijo que en estos días me he destacado en mi labor y que cree que merezco esto- dijo Goofy.
-Pues te felicito, pa, sabía que te iba a ir muy bien- respondió Max sonriente.
Entonces Goofy dejó de sonreír y ahora su expesión se notaba como de nostalgia.
-Solo que antes de darme el ascenso quiere que lo acompañe a él y a otros directivos a una conferencia fuera de la ciudad- dijo Goofy.
-Pues debes ir, pa, no todos los días te van a dar estas posibilidades-
-No me molesta tener que ir, Max, sabes que me gusta viajar. Lo malo es que cuando le pregunté si podías venir conmigo me dijo que era imposible, que solo podemos asistir los trabajadores- explicó Goofy melancólico.
Max se le acercó sonriéndole con comprensión.
-No tienes que preocuparte, papá. Yo entiendo que es tu trabajo y debes ir. Además estaré bien yo solo-
-Es que no me gusta dejarte aquí, serpa todo el fin de semana-
-No importa, ya no soy un niño y se cuidarme… además estaré en casa no en un lugar que no conoces- dijo Max.
-Sí, supongo que tienes razón. Aunque me hubiera gustado que estuvieras ahí para… ya sabes, darme apoyo moral por si me ponía nervioso con mi jefe- dijo Goofy.
-Sé que tu puedes hacerlo solo. Además supongo que el señor Fellowes ahora se portará mejor contigo a juzgar por la forma en que se expresó acerca de ti- comentó Max.
-Supongo que sí, gracias por apoyarme, hijo- terminó Goofy.
-Ya sabes, cuando lo necesites pa- contestó Max.
De ese modo, un poco más tranquilo, Goofy asistió al susodicho viaje de trabajo al lado de su patrón y otros miembros de los altos mandos de la empresa. Max por su parte se dispuso a pasársela bien en el tiempo que tendría la casa para él. Por supuesto que esa noche hubo fiesta ahí y más de una regla fue rota durante ese fin de semana.
Claro está que Max era un joven responsable que se preocupó por procurar que al regreso de su papá no hubiera nada fuera de su lugar. No era como si Goofy fuera a sufrir un infarto al encontrar la casa destrozada. El domingo en la tarde, un día antes del regreso de Goofy, Max limpió y recogió todo con sumo cuidado para recibirlo.
-Bien, al menos así papá no se molestará por la fiesta- pensó.
Una vez terminada su labor se fue a acostar consciente de que al día siguiente tenía escuela y debía ahorrar fuerzas para darle a su padre la bienvenida que se merecía. Max había superado el trauma de dormir solo desde hace muchos años, de hecho nunca le había temido a la oscuridad, sin embargo esa noche no pudo descansar bien.
Sus sueños fueron nublados por extrañas pesadillas en las que se encontraba completamente solo y rodeado por la oscuridad. De repente de las paredes brotaba sangre y una risa siniestra emanaba por todo el ambiente. Constantemente se despertaba sudando y temblando, y creyendo que todo pasaría volvía a dormir para tener el mismo sueño.
Una vez que el sol salió por el horizonte, Max se levantó bastante cansado y ojeroso pensando en el por qué de aquellos sueños. No había visto ninguna película de horror últimamente ni le habían contado ningún relato, tal vez solo se debiera a estrés de la escuela.
Tal y como hacía todas las mañanas, desayunó, tomó un baño y se preparó para salir. Era una rutina que ya tenía muy bien estudiada y aprendida y que se repetía cada mañana de su existencia.
El día de escuela pasó igual que siempre, aburrido, somnífero y agotador, nada fuera de lo normal. Max estaba impaciente por que terminara cuando ya se encontraba tomando la última de sus clases del día, sabía que a esa hora su padre seguramente ya lo estaría esperando en su casa.
La campana sonó minutos después, minutos que al chico le parecieron horas, y luego de tomar sus cosas y despedirse de sus amigos se dirigió a su hogar. Iba corriendo deseando ver a su padre pronto, seguramente tendría tantas cosas que contarle.
Un rato después ya estaba pisando el verde jardín de su morada se alegró bastante al notar el auto de Goofy estacionado en la entrada, solo significaba que el adulto ya se encontraba ahí.
¡Papá!, ¡ya llegué!, ¿cómo te fue en tu viaje?- preguntó Max mientras entraba a la casa.
Le extrañó un poco el hecho de que las ventanas estuvieran cerradas, normalmente a Goofy le gustaba que circulara el aire del exterior. Seguramente se le habrá pasado con el cansancio del viaje, por lo que Max decidió hacerlo por él mismo.
Justo en el momento en que estaba por abrir la ventana pudo sentir la mano de su padre deteniéndolo y saliendo de la nada. El chico se sobresaltó un poco ante esto pero se repuso en seguido.
-Hola Pa, no te escuché acercarte. Iba a abrir la ventana- explicó Max.
-No es necesario, Maximiliano, el lugar al que fuimos era de clima frío y por ahora solo quiero estar en un lugar cálido. Si abres la ventana dejarás entrar el aire y la temperatura disminuirá- dijo Goofy.
Max se sorprendió ante el aspecto de su padre, sin duda apenas había podido dormir por las ojeras que traía, seguramente habrá pasado una noche similar a la de él.
-De acuerdo, pa. ¿Y cómo te fue?-
-Bastante bien, el señor Fellowes me dio el ascenso. Ahora soy parte de su grupo- dijo Goofy.
-Genial pa, felicidades- respondió Max un poco preocupado.
Seguramente era el cansancio pero Goofy no se veía igual que antes. Su voz había perdido su vitalidad acostumbrada y su aspecto tampoco daba muy buena impresión. Además… ¿desde cuándo lo llamaba por su nombre completo, "Maximiliano"?
-¿Estás bien, papá?-
-Seguro, más que nunca. Podría decirse que me siento mucho mas joven, como si la edad hubiera dejado de atosigarme- dijo Goofy.
-Bien- contestó Max no muy convencido de lo que escuchaba.
Las cosas estaban bien, su padre de regreso, el tan anhelado ascenso ahora era de Goofy y no tenía más tarea por hacer. Sin embargo, esto no hacía feliz a Max, algo no estaba normal. Solo esperaba que al día siguiente todo volviera a ser como antes… aunque algo dentro de él le decía que no sería así.
Continuará………
