-¿Prefieres que te de chocolate por San Valentin? -preguntó Marinette a su novio Adrien, quien tenia todo el chocolate para derretir, pero no había preparado nada- O prefieres trufas o bombones o torta de chocolate o...
-Te prefiero a ti.
Las mejillas de la chica se ruborizaron con fuerza.
-¿Q-Que dices? -empezando a balbucear por lo nerviosa que se puso, al oír eso. ¡No estaba entre las opciones!
-Tu eres mas dulce que el chocolate.
Era verdad, su tierna novia, era mas dulce que cualquier chocolate, además de ser adictivo, embriagante y completamente delicioso como tentador.
-¿Me lo daras?-preguntó Adrien de una forma que derritió el corazón de la chica.
Adrien ama los dulces, pero Marinette es demasiado dulce y en vez de chocolate, la prefiere a ella porque el chocolate no podía compararse con el sabor de sus labios, de su piel, que se moría por probar, otra vez.
-¡Te voy a dar chocolate! -gritó avergonzada la joven-¡Quiero darte chocolate!
-Tu eres el dulce que quiero -su voz sonaba increíblemente seductora como irresistible. Mucho mas, si se oia tan cerca, mientras le acomodaba un mechon de pelo detras de su oreja.
Y Marinette no se pudo resistir a sus encantos.
-Pero ya tengo todo el chocolate para derretir ¿Que haré con eso?
-Bien, quiero Marinette bañada en chocolate.
Su cara se puso mucho mas roja, pero acepto débilmente, cuando su novio le preguntó si estaba de acuerdo. ¡No le podía decir que no! ¡Mucho menos si la miraba con esos cautivadores ojos!
Ese fue un muy delicioso San Valentin.
