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SNOW
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La noche lluviosa y tormentosa despertó a Eric de repente y el sueño se le espantó como si hubiera visto a la misma bruja a escasos centímetros de él.
No pudo volver a dormir, así que harto de cerrar los ojos esperando a que el sueño volviera a visitarlo, se levantó y salió de su aposento para caminar por el castillo, aprovecharía para colarse a la cocina y tomar un trozo de pastel de chocolate que le salía muy bien a la cocinara real.
Cuál fue su sorpresa que Snow White estaba ahí, sentada en una silla degustando una rebanada de pastel. La joven no pareció notarlo así que el cazador intentó caminar de puntitas e irse de allí cuando…
―Eric – lo vio Snow White. Eric no tuvo más remedio que adentrarse a la cocina.
―Snow – Correspondió al llamado. Hacía muchas semanas que había dejado de llamarla Reina a petición de la misma joven. Primero le llamó por su nombre completo; Snow White, pero luego, al ver que la Reina le llamaba a él por su nombre, que lo había hecho su primer guardia real y que pasaban la mayoría del tiempo juntos, terminó por tomar la suficiente confianza para acortarle el nombre y llamarla solo Snow.
Snow. Eric no sabía cuan feliz era la bella joven ojiverde cuando él pronunciaba Snow con ternura y protección, con su voz rasposa y masculina que a veces hacía estremecer a la chica.
― ¿Buscas licor tan tarde? –inquirió Snow White sabiendo perfectamente del vicio de Eric, aunque considerando que últimamente no lo había visto cerca de aquella cantimplora con ese líquido repugnante, temió que su comentario no fuera el más acertado.
Eric solo bajo la vista al suelo y dejó escapar una media sonrisa, le había dado un poco de gracia el anterior comentario de su Reina.
― Ya no lo necesito –declaro Eric. ¿Licor? ¿Para qué si ahora tenía a Snow todo el tiempo? Aquel líquido se había quedado en el olvido, ya no era más prisionero del alcohol. No necesitaba más esa sensación de sopor que el alcohol le brindaba porque quería estar consciente en todo momento para observar a Snow, para convivir con ella y aprovechar hasta el último segundo a su lado, claro, también había dejado el vicio porque antes que todo era su primer protector y debía estar sobrio para cuidarla de todo mal –. Ahora estoy bien, Snow –la observó con sus ojos grises y Snow pareció perderse en ellos por un momento.
En cuanto a ella, ahí iba otra vez el palpitar de su corazón que latía como mil caballos desbocados cuando Eric la miraba así. Snow solo atino a bajar la vista hacia su pastel con un poco de nerviosismo.
― ¿Y por qué ya no lo necesitas? –preguntó ella intentando en vano poner sus pensamientos en orden mientras le era imposible bajar la vista para no verlo y esconder sus mejillas sonrosadas.
― Porque… -musitó Eric. ¿Se atrevería a decirlo? –Porque Snow me salvó.
― ¿Yo? –dijo sin creérselo –Pero si yo no he hecho nada –le aseguró con inocencia.
― ¿Qué no has hecho nada? –Eric soltó una risilla susurrante –Lo has hecho todo. Cuando te conocí, yo volví a nacer. Soy otra persona gracias a ti.
Snow no supo qué decir ante aquello. Vivir encerrada en esa torre por tantos años la había dejado inexperta en cuanto a relaciones sociales y románticas.
"Recuerda a Sara, recuerda a Sara" se repetía ella mentalmente tratando de desviar su atención de su ahora guardián.
― ¿Quieres pastel? –le ofreció ella intentando desviar el tema y sus pensamientos, sin esperar una respuesta mientras cortaba una rebanada y la ponía en un plato pequeño con un tenedor, puso todo aquello cerca de la orilla de la mesa donde estaba Eric aún de pie.
El cazador se sentó en un banquillo de madera y se puso a comer, un tanto nerviosamente, la rebanada de pastel. Cuando terminó, depositó el plato en el lavadero, volviéndose hacia ella.
― Te quiero, Snow –se despidió Eric de la joven poniéndole una mano sobre la cabeza y revolviéndole un poco el cabello, como si fuera una dulce niña.
¿Qué era eso? Snow White estaba llena de dudas. ¿Era un "te quiero" de amigos, de personas que se estiman, un "te quiero" romántico?
No lo sabía y prefería quedarse con la duda por respeto a Sara, pero algo sí sabía y era que le hacía sentir segura el que ese hombre se mantuviera siempre a su lado.
Por otra parte, mientras caminaba rumbo a su aposento, Eric sonreía. Él deseaba que terminaran juntos.
Y ella también.
Muy en el fondo de sus corazones, sin que ellos lo quieran aceptar abiertamente, ambos saben que terminarán juntos.
Espero que les haya gustado :)
