Edad: 13 años

Despertó algo adolorido, Rachel se había movido toda la noche, pateándolo, despertándolo, dándole codazos y retorciéndose como un gusano. Gruñó con fastidio

—Oye, Ray, ¿estás despierta? — por suerte, aún estaba dormida, decidió levantarse a por un café cuando, al mover las mantas, notó algo bastante fuera de lugar.

Sangre.

No en grandes cantidades, pero si lo suficiente para ser relevante. El resto solo fue pánico

— ¡RAY! — la despertó zamarreándola, ella pareció asustarse

— ¿Zack? ¿Qué pasa?

— ¡Tú pasas! ¡¿Te duele?!

—Ahora que lo mencionas, me siento un poco hinchada, pero…— fue entonces cuando vio la sangre, la menor se puso pálida, no gritó como el mayor, pero si se asustó en extremo

—Mierda…— El joven se levantó como un resorte, agarrando su polerón y los pantalones que usaba normalmente, el pijama era uno de tela delgada color rojo —iré por medicina, tú resiste— Rachel tan solo atinó a asentir.

Cerca de la casa abandonada donde ambos se habían instalado (y medio remodelado hasta hacerla habitable) había una farmacia popular, uno de esos sitios donde podías conseguir medicamentos a un precio bastante inferior al normal si te inscribías como "Una persona vulnerable" y dado que Rachel era una niña sin padres, no necesitaron mucho más para entregarle el beneficio. Llegó prácticamente pateando la puerta, corrió hasta el mesón

—Señor, tranquilícese— pidió la encargada, una joven unos 3 años mayor que él

—Sangre.

— ¿Eh? ¿De dónde?

—En su short y en la cama, necesito medicina o algo.

— ¿Su short? Espere, ¿es una niña? —

—Sí.

— ¿Qué edad tiene?

—13, cumplirá 14 dentro de unos meses, ¿Para qué mierda me pregunta eso?

—De casualidad, ¿comentó si le dolía algo? —

—Dijo que se sentía hinchada, ¡¿tiene alguna puta mierda para eso o no?! — Zack respiraba como un toro, estuvo a punto de matarla cuando se rió

—Creo que ya sé lo que ocurre, señor, no se preocupe, ella estará bien, solamente está reglando, ¿es la primera vez que le pasa?

— ¿Re…qué?

—Menstruando, le ha llegado la amiga, la regla, Andrés el que viene una vez al mes, ¿no? — Este negó con la cabeza —oh, bueno, mire, le explicaré un par de cosas, también le daré…esto— rebuscó entre unos papeles un pequeño texto —déselo a ella para que entienda también, lo único que necesita es un paquete de toallas higiénicas y tomar algo caliente para que se le controlen los cólicos.

—No termino de entender, pero ¿no es grave? — la joven negó con la cabeza

—En lo más mínimo, solo le producirá algunas molestias, la tendrá una vez al mes durante toda su vida.

Eso no sonaba alentador.

Cuando regresó con todo lo necesario, Rachel seguía en la cama hecha ovillo con una expresión perturbada

—Oye— ella alzó la vista —la de la farmacia me dijo que es algo normal.

— ¿Algo…normal?

—Al parecer, significa que puedes tener hijos o una mierda así— le entregó el pequeño texto que dictaba "guía para padres sobre la regla" —toma, me dijo que te lo diera, ahí se explica todo.

—Entonces es… ¿normal? — le asintió con la cabeza

—Ah, y cuando lo termines explícamelo, quiero saber qué te pasa, me asuste como la mierda, no pasaré por eso de nuevo.

Ella lo pensó por un momento

—Zack, ¿no te gustaría aprender a leer? —

—Traté de aprender a escribir un tiempo, pero era muy difícil— Rachel le sonrió

—si quieres puedo enseñarte, ¿te parece?

—Sería genial— respondió, luego le tendió la bolsa —toma, esa mujer me dijo que tienes que ponértelas en la ropa interior, en ese libro sale cómo.

—Muchas gracias— la menor se levantó y fue al baño, el mayor dio un suspiro

—Vaya susto de mierda que me diste, Ray— pensó antes de comenzar a sacar las sabanas.


¿Alguien leyó "El secreto de Garry e Ib"? ¿No? ¿Nadie? Pues volvió, en forma de ficha. Al menos el concepto.