Lo primero, decir que mi memora de pez no se acordaba que al pasar 90 días sin actualizar, el documento se eliminaba. He decidido volver a empezarlo, ya que 'Twisted' no se va a basar solo en 3 capítulos.
También quiero decir que siento mi retraso muchísimo, y que espero que me perdonéis, de ahora en adelante actualizaré más seguido.
Dios, voy a llegar tarde si no me doy prisa, pensó la joven, mientras corría hacia la sala de actos de la Universidad, todos los alumnos que empezaban ese año sus estudios allí irían a presentarse, ¿Y si piensan mal de mí por llegar tarde?, se preguntó, acelerando su paso, menos mal, suspiró al ver el cartel indicando la sala de actos. Tocó a la puerta y abrió. No se encontraba mucha gente en esa sala, otras personas llegaban detrás de ella. Estaban los típicos populares, las típicas guarras, que se pasaban el día detrás de los populares, y los que se solían centrar más en los estudios que en la vida social. Ella no sabía exactamente en qué grupo se encontraba, solía estudiar mucho, pero también aprovechaba los fines de semana para salir con sus amigos. La joven seguía parada en la puerta, mirando a los ocupantes de la sala, cuando notó como alguien la cogía del brazo. Era ella, su mejor amiga, con la cual compartía sus sentimientos desde bien pequeña.
-¿Vamos?-le invitó a pasar. Su amiga la conocía bastante bien, y estaba orgullosa de ello. No mucha gente podía llegar a conocerla del todo.
Se cogieron de la mano y las dos juntas entraron a la sala. Se dirigieron a las primeras sillas libres que vieron. Se sentaron, esperando a que los alumnos restantes llegaran.
-¿Quién empieza?-preguntó el profesor, esperando a que alguien se animara.
-Yo.-dijo, levantándose de la silla, un joven de pelo moreno y ojos azules.- Mi nombre es Richard Alexander Rodgers, tengo 18 años, quiero ser escritor, vivo en el SoHo y mi madre es Martha Rodgers.-cuando todos los integrantes de la sala escucharon ese nombre, empezaron a cuchichear. Richard se sentó.
La joven se quedó boquiabierta.
-¿Quién es Martha Rodgers?-le preguntó su amiga.
-¿De verdad que so sabes quién es?-su amiga negó- Pelirroja, alta, ojos azules, actriz…-empezó a describirla.
-¿Ese es el hijo de Martha Rodgers? Guau, pues le ha salido bien, ¿no te parece?-vio como su compañera no dejaba de mirar a ese joven apuesto.- Kate…-dijo su nombre, y al fin la miró.
-Eh… Sí, sí, bastante bien.- volvió a mirar al chico.
A continuación, tres chicas bastante parecidas, de misa estatura y color de pelo, se levantaron de sus sillas.
-Y-dijo una morena de pelo ondulado.
-Nosotras-continuó su amiga, ésta con pelo liso.
-Somos-finalizó la última de ellas.- Christina Lauren,- señaló a su derecha.- Grace Smith-señaló a su izquierda- y Erika Jackson- posó sus manos sobre su pecho, indicándose a sí misma.- y queremos ser diseñadoras.
-Las tres vivimos en el SoHo-comentó Christina.
-Y tenemos 17 años.-acabó Grace.
Las tres se sentaron a la vez.
-Yo soy Lanie Parish-se presenta una joven de tez morena. Coge a su compañera del brazo y la levanta.- Y esta es Katherine Houghton Beckett.
-Yo… Eh… Me llamo Katherine Beckett, me podéis llamar Kate, tengo 17 años, quiero ser abogada, ya que mis padres son abogados-dijo con algo de vergüenza.- Y vivo en Queens.-se volvió a sentar cuando acabó la frase.
-Yo tengo 18 años y vivo también en Queens. Quiero ser forense.-Lanie se sentó de nuevo al lado de Kate.
Kate no dejó de mirar a ese tal Rick, y él tampoco dejó de mirarla a ella. A él le parecía una mujer distinta, nunca había conocido a alguien como ella. A ella le parecía el típico chico más chulo que un ocho, pero sabía que había algo en él, algo que le diferenciaba de los demás chulos.
Las clases empezaban ese mismo día, algunos se despedían para volverse a ver en el descanso, y otros estaban en la misma clase. Lanie y Kate esperaban al descanso, ya que a cada una le tocaba en una clase.
La futura abogada se dirigía a su primera clase. Era una joven reservada, bastante reservada, la única en la que de verdad confiaba era en Lanie, sus padres eran muy amigos, lo que las hizo unirlas desde bien pequeñas. "Eres igual que tu madre", Lanie solía pronunciar esas palabras muy a menudo, en todos los sentidos. Kate tenía ojos verdes, con un toque avellana, un pelo castaño y poco undulado, era bastante alta, simpática y algo tímida con nuevas cosas. Desde pequeña sus padres le enseñaron que hay que hacer justicia con los "malos", y decidió que seguiría el camino de sus padres.
La joven estaba ya en la primera clase, atenta pero al mismo tiempo distraída, pensando en lo nuevo que era todo esto para ella, en la gente que conocería, en su futuro…
-Ya podéis salir-pronunció el profesor cuando la clase llegó a su fin.
Kate ordenó todo y salió por la puerta, dispuesta a encontrar a su amiga en el pasillo. La vio en su taquilla, hablando con un chico, también de tez morena. Se acercó a los dos.
-Oh, Kate, deja que te presente a Javier Espósito-su amiga sonrió al pronunciar su nombre.
Kate se acercó al joven y le tendió la mano.
-Javi, ésta es mi mejor amiga, Katherine Beckett-presentó a ambos.
-Encantado, Kate.-agitó sus manos.
-Igualmente Javier.
-Oh, llámame Javi-le sonrió.
-Entendido, Javi.-Kate miró a su amiga.- Bueno, ¿vamos?-le preguntó.
-Sí, vamos.-la morena miró a su nuevo amigo- Luego nos vemos.
-Sí, adiós.-él siguió su camino, y Lanie y Kate el hicieron lo mismo.
-Menudo mozo te has pillado-bromeó Kate, mientras se dirigían a la cafetería.
-¿Qué dices?-le preguntó dudosa, su amiga le miró con cara obvia.- ¿Tanto se nota?
-Mhmm.-asintió Kate.
Las dos cogieron su bandeja con el almuerzo y se dirigieron a una mesa no muy alejada.
-A ti también te llama la atención ese Rick, eh. A mí no te me escapas-rió.
-¿Qué? ¿Rick?-sí, era verdad que era guapo, alto y atractivo… pero seguro que no querría tener a alguien como ella.
-Sí, cuando hemos ido para presentarnos no dejabas de mirarle-Kate recuerda.- A mí no se me pasa ningún detalle, bien lo sabes.
Kate agacha la cabeza porque sabe que su amiga tiene razón.
-Vale, me has pillado-asiente.- Pero no me gusta.
-Sí, tú espera y verás.
-Además nuca se interesaría por mí.
-Eso no lo sabes tú… y… Mira quién viene por ahí-vio a Rick acercarse.
-Hablando del rey de Roma.
Rick se acercó con su bandeja, y la dejó encima de la mesa, sentándose con ellas.
-Así que tengo delante de mí a una futura abogada, ¿eh?-preguntó, mirándola a los ojos.
Kate sonrió y se apartó un mechón de su cara, colocándolo detrás de la oreja.
-Sí, eso es-dice ella, mirando también a los ojos del joven.- Y tú, un futuro escritor.
-Va a ser mejor que vaya a por bebida-dijo Lanie, dejándolos a solas, para que pudieran hablar. Notaba en los ojos de su amiga un gran destello cada vez que veía a ese chico.
-¿Por qué te decidiste por derecho?-le preguntó Rick, acercándose lentamente a ella.
-Mis padres son abogados, me gusta ese oficio, me parece interesante-contestó a su pregunta.- Y tú, ¿por qué escritor?-se metió una patata en la boca, se cruzó de brazos y se quedó mirándole a los ojos, mientras esperaba una respuesta.
-La verdad es que desde bien pequeño me ha gustado escribir. Es mi fuente de poder, todo se desvanece cuando escribo, y, siento libertad, las palabras fluyen, sin descanso.
-Wow, que intenso-le enseñó a Rick esa gran, blanca y brillante sonrisa suya, y él se quedó mirándola. Kate reaccionó en seguida ante la mirada de Rick y miró a su plato. Cogió una pata y jugó con ella.
-¿Qué tal el primer día?-preguntó Rick a la joven, algo tímida por tener delante a alguien como él.
-Pues la verd…-pero antes de que pudiera acabar la frase las tres futuras diseñadoras se acercaron a la mesa.
-Hola Rick-exclamaron las tres, apartando a Kate y sentándose al lado de Rick, agobiándolo.
-Am… Hola-respondió, empujando un poco a las jóvenes.- Será mejor que me vaya preparado para la siguiente clase-se levantó de la silla.- Nos vemos, Kate.
-Adiós Rick-ella también se levantó y se dirigió fuera, divisando a su amiga hablando con ese tal Javi otra vez. La veía feliz.
