Disclaimer: Nada es mio, todo lo que puedas reconocer es de J. K. Rowling.
Al fin, ¡lo edité! Es la misma historia que publiqué hace tanto, pero con algunos cambios. Esta sería la única navidad que compartieron los merodeadores y Lily, junto a Harry. No estamos en navidad, pero bueno aquí vamos ;)
Muérdago Mágico.
—¿Miedo Evans?
—Ya quisieras Potter.
Dos chicos discuten, en la sala común de Gryffindor, aforadamente, bajo un muérdago.
Él la reta, ella responde.
Y Evans besa, por primera vez, a James Potter. En aquella sala donde tanto odio se había profesado y los gritos eran sus armas más filosas, donde todo comenzó.
Tres años después.
—Te dije que no te tenía miedo Potter. —Concluyó Lily, besándolo como la primera vez. Riendo todavía, con amor.
—Pero vaya que James si te tenía miedo a ti Lily. —Esquivó otro jarrón.
—Canuto o te callas o nos quedamos sin vajilla antes de la cena.
—No es mi culpa que tu esposa no acepte la realidad.
Otro plato en el suelo.
—Sirius, termina de callar. —Masculló Remus, arreglando, otra vez, alguna pieza de la vajilla Potter.
—Lo dicho pequeño James…
—Que es Harry.
—¿Pero le sigue James o no…? —tragó en seco, una mirada fulminante de Lily le bastaba —. Lo dicho pequeño Harry, de no ser por el tío Sirius este par no estaría aquí tan feliz, ¿o quién crees que fue el que encantó el muérdago? —Sonrió, seguro de sí mismo, guiñándole un ojo a su ahijado.
—¡Sirius!
Esta vez el plato le había dado al objetivo. Pero el lanzador, había sido otro.
Minutos después, cuatro amigos se reunían alrededor de una mesa, charlando y riendo. Contando historias sin parar, guardadas en un baúl de recuerdos que jamás se llenaría, porque eran merodeadores. Los héroes del Castillo con más de mil historias vividas y otras mil por vivir.
Y es cuando Lily entra en el comedor, con una botella de la que ella no beberá, dispuesta a brindar por los héroes que el mundo necesita, que todos se paran junto a ella; que sienten que la dicha no es más que su regalo más preciado, porque están juntos.
Hasta el final.
—Por los buenos momentos que vivimos. —brindó Peter, con nostalgia.
—Por los amigos que jamás olvidaré. —Secundó Remus.
—Por una vida llena de amor. —Siguió James.
—Por mi familia, por Harry. —Agregó Lily, dichosa.
—¡Y por los muérdagos mágicos que unen a las familias! A mi familia. —Concluyó Black.
Y, uniendo sus copas, todos gritaron—: ¡Feliz Navidad!
Me gusta pensar que, antes de Voldemort, pudieron tener momentos de paz y de alegría como estos. Lo sé, es cortito, pero así me gustó. ¿Reviews?
Besos, Jane.
