!
Digimon no me pertenece. Yo solo quiero que el nudo en la garganta descienda...
Belleza es todo lo que es.
I
Porque eres bella cuando sonríes abiertamente, iluminas todo el salón a penas suena tu risa estridente. No ríes delicado, no eres delicada en el sentido clásico de la palabra. Puedes reir y escucharte a una cuadra lejos de donde estás y aún así verte tan frágil, y destacar, hacer que los demás desaparezcan del mundo luciendo tan hermosa como una rosa roja en medio de cientos de blancas. Lo que más me gusta es que con pocas personas puedes reír genuinamente, así... inflando los mofletes, poniendo los ojos tan chiquitos que se ven por poco, la nariz se te arruga, se te hace un ovillo, provoca besarla, pero no lo hago porque termino sumiéndome en el pedazo de cielo que me regalas cuando iluminas todo un salón. Me gusta hacerte reír, aunque no lo parezca, mucho más que hacerte molestar.
II
El corazón late rápido, se escuchan palabras, no sé lo que digo... Intento ser valiente cada vez que el aire se escapa en los instantes que tomas de mi mano. Sin aire qué respirar... vuelvo a decir cosas y tú te sonrojas. El tiempo se detiene porque, mi amor, me miras fijo y yo me congelo.
III
Te enojas y echas fuego por la boca, he olvidado hacer algo que termina sacándote de casillas. Te tomas la vida demasiado en serio. Te molesta que te lo diga. Juro por Dios que me causa gracia ver que siendo tan pequeña causas tanta impresión. Te abrazo. Me llamas estúpido, me pides que te suelte. No hago caso... calzas tan bien dentro de mi abrazo, beso tu frente y dejas de moverte. Te suelto, pese a que deseo tenerte así por más tiempo. La realidad no parece ser la misma, me vuelvo un pez fuera del agua.
IV
Fantaseo por las noches que te tengo. En los días finjo que no te deseo. Protagonizo el papel de amigo que me has dado y ensayo por las tardes los besos que no te he dado. Crees que podrías herirme como si no supiera que enamorarme de ti era peligroso. Al final no tienes la culpa, yo tampoco.
V
Cierras los ojos y tus manos son frías. La tomo, soplando, buscando que sean cálidas, como todas la veces que las siento y me robas el aliento. No entiendo en qué momento sucedió todo, hasta daba la impresión de que te divertías. No me despego de la camilla, me preocupa que el aire te falte otra vez. Comprendo ahora por qué te enojas cuando te digo que tomas las cosas muy en serio. No entendía que cuando algo realmente importa, creer que lo perderás... Me siento tan frustrado.
Pero ya estás mejor. Solo duermes. Y yo recuerdo todo lo ocurrido esta tarde. Ese beso que busqué con demasiadas ansias. La canción que escuchamos y te hizo sonreír porque es tu favorita. Tus ojos brillando sobre sonrojos, la nariz arrugada, los ojos chinos escondidos detrás de los mofletes. Mis dedos trazando la línea hundida de tu espalda... tus labios sobre los mío.
Hermosa, belleza es todo lo que eres.
Todo siendo nuevamente igual.
Entonces, cuando estoy por despedirme de ti al frente del portal de tu edificio, me dices que te duele el pecho y yo me juego, pensando que bromeas, que fue por lo que ocurrió esta tarde, estás enamorándote, eso dije. Golpeas mi brazo, sales del auto, entras al edificio y me alejo.
¿Puedes imaginar cómo me sentí cuando tu madre llamó pidiendo que regresara? Tu papá de viaje y ella sin saber conducir, te asfixiabas mientras, abrazándote, pedía que respiraras.
Pero ya estás bien. Aunque el nudo en la garganta no descienda todavía y mis piernas sigan temblando. Ya estás bien...
Hubieron pasado tantos soles antes de esta nube gris. Yo solo quiero que despiertes para que el día vuelva a brillar.
Que te recuperes pronto, Princi.
