Seis momentos hispano-prusianos
Disclamer: Hetalia no me pertenece
Hola gente traigo un fic nuevo aquí, mi segunda tabla de musa hetaliana, la tabla sentimental –la primera fue la abismal y esta bajo el titulo de "60 momentos" en y "El jefe y el rebelde" en LJ. – Que lo disfruten
Darse cuenta
(Amor)
Era una tarde de verano en casa de España, el español estaba sonriendo ante algo que había dicho Francis pues el francés había ido a visitarlo esa tarde acompañado de Prusia, mientras el albino yacía recostado el pasto a la sombra de un árbol a pocos metros de ahí el galo y el ibérico conversaban y bromeaban entre ellos, de pronto Antonio desvió su atención hacia el prusiano que parecía haberse quedado dormido a la sombra de aquel árbol.
– ¿Qué estará haciendo Gilbert? –pregunto Antonio–lleva mucho tiempo bajo ese árbol
–No lo se –comento Francis–a lo mejor se quedo dormido–dijo divertido
–Voy a despertarlo entonces– anuncio Antonio levantándose de la banca donde estaba sentado y comenzado a caminar hacia donde estaba el de ojos bermejos
–No te olvides de esto– dijo Francis pasándole una regadera para plantas llena de agua
Antonio sonrió, tomo la regadera para plantas y camino hacia donde estaba el prusiano. Cuando el español se acerco al prusiano pudo comprobar que la suposición de Francis era cierta, Gilbert dormía tranquilamente bajo la sombra del árbol mientras la ligera brisa vespertina le revolvía suavemente los cabellos, el albino sonreía y reía entre sueños como si estuviera soñando algo muy hermoso.
Antonio se paralizo al verlo, su corazón empezó a latir mas deprisa, sentía la boca seca y su mente pareció desconectarse unos segundos que le parecieron eternos ¿Cómo no se había dado cuenta de que Gilbert era tan lindo? Parecía tan indefenso cuando dormía, tan delicado y frágil, la cálida sonrisa llena de paz que adornaba su rostro lo hacia ver mas joven de lo que en realidad era, había en su sonrisa cierto aire de inocencia, de pureza, de tranquilidad y de otras cosas que el español no sabia definir.
No supo cuando se había acercado tanto al prusiano, tenia ganas de tocarlo, de abrazarlo, de acomodarlo en sus brazos y observarlo dormir, de protegerlo, de hacerlo sonreír, de verlo feliz.
Antonio se agacho junto al cuerpo del albino y toco su rostro con suavidad sintiendo el terso y suave tacto del rostro del alemán contra su mano áspera, sus dedos recorrieron el puente de la nariz y se posaron en los labios del albino agradeciendo que el árbol les diera algo de privacidad de la ávida mirada de Francis pues quería evitar la vergüenza de tener que dar explicaciones a su pervertido amigo a toda costa, después de todo ¿Cómo podía explicarle a Francis algo que él ni siquiera entendía del todo?
Los labios de Gilbert se veían tan suaves y apetecibles ¿Qué pasaría si los probaba? ¿Tendrían un sabor tan agradable como se sentían? Antonio a duras penas podía contener su deseo de besarlos pero por el bien de su integridad física decidió no hacerlo además de que no quería que Gilbert se enfadara con él y lo acusara de "pervertido violador de gente que duerme sin molestar a nadie" opto por sacudirlo por el hombro para despertarlo y si eso no funcionaba usaría la regadera para plantas.
–Oye Gilbo despierta, levántate vamos –decía el ibérico mientras sacudía ligeramente por el hombro al prusiano–Gilbert arriba –seguía llamando el de ojos verdes
–Hm –se quejo el prusiano abriendo lentamente los ojos– ¿Qué pasa? –cuestiono el albino adormilado tallándose uno de los ojos mientras se sentaba
Antonio se quedo helado, la visión de Gilbert adormido le provocaban deseos de saltarle encima y abrazarlo hasta romperle las costillas, casi sin pensar le vacio la regadera para matas en la cabeza
Al sentir el contacto con el agua fría que salía de la alcachofa Gilbert se espabilo y se levanto de un salto mientras el agua escurría por sus ropas y cabellos empapados
–Pero ¿Qué diablos…? –vocifero el albino furioso –España –dijo mirando a su extrañamente sonrojado amigo– ¿Por qué hiciste eso? –cuestiono enfadado
–Tenía que despertarte de algún modo –dijo el castaño –Francis y yo nos preocupamos porque no aparecías cuando te llamamos –mintió con todo descaro el español
–Pudieron haber gritado más fuerte en vez de hacerme esta broma de mal gusto– mascullo irritado el de ojos bermejos–y tú ¿Qué tienes? –cuestiono preocupado el germano de repente–pareciera que fuera a darte fiebre o hubieras comido chiles ¿Estas bien? Voy a traerte un vaso con agua, no te muevas de aquí –dijo el albino antes de dirigirse a la casa en busca de algo para bajarle el calor al español
Antonio se quedo mirándolo caminar embobado, los músculos bien marcados de la espalda del albino se dibujaban perfectamente a través de la tela mojada, sus ojos viajaron de forma casi inmediata a la retaguardia del germano ¡Dios! Gilbert estaba la mar de bueno y se veía condenadamente sexy con el cabello mojado. Antonio camino sonriendo como idiota hasta la banca donde Francis lo esperaba entre preocupado y divertido
–Antonio ¿Qué paso? –cuestiono el francés–acabo de ver a Gilbert pasar como un huracán en dirección a la cocina y se veía muy molesto e inquieto ¿Quieres contarme que le pasa? –dijo el gabacho impaciente
–Francis creo que acabo de ver un ángel –dijo el español sonriendo como tonto
"Gilbert le pego demasiado fuerte en la cabeza o se volvió loco de repente" fue todo lo que el rubio pudo pensar en medio del jaleo que se había armado en la casa del español
