¿Qué pasaría si Ana hubiera a otro hombre en su pasado? Y si parte de ese pasado regresara ahora que esta con Christian, ¿Cómo reaccionaría el cuándo se entere que Ana ha amado a otro hombre antes que él?
Me despierto temprano, me levanto y me dirijo al espejo y veo a una chica pálida con una maraña en su cabeza, ¡Dios! ¿Cómo le puedo gustar así a Christian? Me enjuago mi cara y me meto a la ducha para irme a trabajar. Es miércoles, mitad de semana y eso me hace animarme un poco, además seguro que Christian ira por mí al trabajo, desde que sabe que Jack tiene interés en mí no me descuida ni un segundo. Ansió que el viernes llegue, así podré dormir en su casa o el aquí, y será un fin de semana más que agregar a mi lista.
Llego al trabajo, saludo a todos y me dispongo a hacer lo mío, prendo la computadora y tarda mucho en iniciar ¡Sera vieja la cochinada! Tamborileo mis dedos en el escritorio en lo que termina por completo, cuando de pronto mis ojos se encuentran con el calendario y caigo en cuenta de que es 10 de julio… 4 años han pasado.
Como por arte de magia, me llega un mensaje de Kate leyéndome los pensamientos.
"Ana, hoy es otro aniversario, sé que es difícil esta fecha para ti amiga ¿Cómo estás?"
Mis ojos se inundan involuntariamente de lágrimas, tenía mucho tiempo que no pensaba en estas fechas, había decidido mudarme con Kate y dejar esa parte de mi vida atrás, decido responderle a Kate.
"No muy bien, pero descuida… mi mente estará ocupada todo el día, gracias por preocuparte. Te quiero!"
Decido alejar mis pensamientos de aquel día, y volver al trabajo. Vuelve a sonar mi celular, pero esta vez es mi 50 sombras, una sonrisa ilumina mi rostro en menos de un minuto.
-Hola - le digo en tono dulce.
-Hola nena, te extraño… anoche no dormimos juntos, siento que tiene una eternidad que no te follo. —Me dice en ese tono seductor e irresistible, me muerdo mis labios de solo pensar en sus manos sobre mi cuerpo.- Sé que te estas mordiendo el labio, eso no ayuda a mi mano suelta.
-Exacto. —le replico con la misma voz juguetona y sé que lo excitare más, pero me encantaba imaginarlo así.
-Me están entrando unas ganas de azotarte por estar jugando así conmigo nena.
-Tal vez esta noche si te portes bien, te deje hacerlo…
Seguimos jugando y excitándonos un rato más hasta que él debe colgar por negocios, pero promete venir a recogerme al trabajo. La idea de que lo veré en la noche me motiva todo el día.
-¡Ana!—me grita Jack desde su oficina- ¡ven un momento porfavor! –Me pide en tono más bajo y relajado.
-¿Qué pasa Jack?—le digo educadamente.
-Necesito que envíes estos correos a estas direcciones—me entrega una lista—y una vez que lo hayas hecho me digas inmediatamente lo que te han respondido.
-Claro que si Jack. Compermiso—me dirijo a la puerta de nuevo cuando me vuelve a llamar.
-¡Ana! ¿Vamos por un trago hoy? – Siento como sus ojos me recorren rápidamente ¡Sera cerdo!
-Lo siento Jack, eh quedado con mi novio hoy. –No le doy tiempo de responder y con una falsa sonrisa salgo de ahí, me sentía sofocada por esa bestia.
El día termina y agradezco que Christian este esperando por mí, me despido rápidamente y bajo para encontrarme con mí escultura personal, me subo a su auto y saludo a Taylor educadamente, y me abalanzo sobre Christian.
Vamos a cenar a uno de sus lugares tan únicos que él conoce, y vamos a su casa y mis ansias al fin cobran factura, hacemos el amor en el piano una y otra vez hasta que los dos quedamos agotados. Me pide que me quede a dormir con y el mañana temprano me lleva al trabajo, estoy exhausta por lo que acepto y nos quedamos dormidos enseguida envueltos el uno en el otro.
-Annie, ven vamos, sé que se ve peligroso pero te aseguro que no va a pasar nada—Eric me toma de la mano y me da un beso en los nudillos.
-¡Estás loco Eric, si algo sale mal podrías salir herido idiota!—Le digo con los nervios al borde y frunciendo mi ceño de preocupación, él sabe que odio esto.
-Annie, haber vamos—me toma las manos y me da su dulce sonrisa – respira conmigo; uno—exhala e inhala varias veces de forma exagerada para hacerme sonreír, y lo logra, el muy bobo siempre me pone de buenas.
-¡Basta! Deberías de concentrarte en vez de estar haciendo tus bromas—le digo con una mueca tratando de contener mi risita, no quiero que él me vea reír, quiero que se dé cuenta de que me enojo y me preocupo por él.
-Te prometo que en menos de 10 minutos me tendrás aquí y cargándote en mis brazos para festejar, no dejaría a mi chica por nada del mundo—y me guiña un ojo para hacerme sentir confianza, después me da un casto pero intenso beso en los labios, y se sube a su auto, dispuesto a competir por unos tontos dólares.
Porfavor Dios, porfavor porfavor… que no le pase nada y que regrese sano y salvo. Malditos 18 años en Eric, se cree invencible y le ha entrado por hacerse adicto a la adrenalina. A mí me pone de nervios verlo ahí, sufro más que el cuándo lo veo pisar el pedal. Cuando oigo la cuenta regresiva instintivamente cierro mis ojos y junto mis manos en un puño, cuando de pronto siento como alguien me pasa el brazo por los hombros.
-Tranquila Annie, ese idiota sabes que tiene más vidas que un gato, no le pasara nada. —Sam me jala hacia el envolviéndome en un abrazo consolador para infundirme fuerzas, si alguien entiende a Eric es el, son muy parecidos, los dos son tercos y temerarios, pero con un corazón enorme.
-Es fácil para ti decirlo, estas igual de loco que él.
-Mmmm…creo que tienes razón. —Y me levanta por lo hombros dándome vueltas. — ¡Tú lo dijiste! Somos iguales.
Sin darme cuenta comienzo a reír en los hombros de Sam, lo golpeo juguetonamente en la espalda exigiéndole que me baje, pero los dos sabemos que nos estamos divirtiendo en lo que Eric regresa sano y salvo a nosotros. Sé que Sam también se preocupa por él, y creo que esta es su forma de distraerse de verlo en la carrera.
¡Termina la carrera! Y tanto Sam como yo damos un gran respiro al ver bajar a Eric con esa enorme sonrisa de que había ganado, corre hacia nosotros y le da un abrazo amigable a Sam, enseguida se vuelve a mí y me envuelve en sus brazos cargándome por el aire y dándome vueltas de felicidad. Como siempre después de que gana esta que no puede con su felicidad, abraza a todo mundo y propone mil lados para ir, Sam y yo nos vamos con él en su carro y él nos narra la adrenalina que ha sentido.
-¡Los amo chicos!— toma mi mano junto a la palanca del carro y me da un beso en los nudillos mientras mira a Sam por el retrovisor, solo él podía ser así de loco y tierno a la vez, verlo feliz me hacía feliz, odiaba verlo competir, pero cuando lo veía así de feliz hacia que todo valiera la pena.
Despierto sudando y con un malestar en mi pecho, me siento angustiada y como si me faltara el aire, me levanto de golpe y veo que Christian aun duerme a mi lado, miro el reloj; 4:15 de la madrugada. Tomo un poco de aire y me dirijo a la cocina, necesitaba agua.
Me siento en la barra y me pongo una mano en mi frente, cuando sin que me dé cuenta siento las lágrimas caerme por las mejillas. Casi siempre me pasaba esto en estas fechas, los recuerdos venían a mí y me hacían este nudo en la garganta.
-¿Ana?—Siento a Christian detrás de mí y colocando sus manos sobre mis hombros-¿Estas bien nena?
-Sí… Solo me dolía un poco la cabeza. —Tomo su mano de mi hombro y le doy un rápido beso en los nudillos. —Vamos a la cama. – Intento sonreírle para que no sospeche que algo me pasa, nunca le eh contado a Christian nada de mi vida hace 4 años, había decidido enterrar todo eso.
Vuelvo a dormir, esta vez sin los recuerdos persiguiéndome, pero cuando me despierto es como si algo oprimiera mi pecho y no me dejara sonreír. Odiaba esa sensación que no me dejaba estar plena. En el trabajo Eric sigue rondando mi cabeza, algo dentro de mí quiere escapar un rato y llorarle al hombre al que una vez quise, pero sé que es abrir una puerta en vano. Y si quiero que Christian no se dé cuenta de nada tengo que estar bien, sonreír y ser la Anastasia que él conoce, sé que si le contara a Christian de Eric no tendría nada que reprocharme, ya que jamás alcance a tener relaciones con Eric, pero si lo quise, lo quise mucho, y estoy segura que eso le dolería a Christian.
Trato de pasar el jueves en mi trabajo, hablando con Kate, con mi mama y mi papa, incluso con José, sentía esa necesidad de hablar con mis seres queridos. Ese día no veo a Christian porque tiene una junta importante, por lo que Taylor va por mí al trabajo pero me lleva directo a mi casa, Kate tampoco esta ya que anda locamente enamorada de Elliot, me da gusto de que las dos hayamos encontrado el amor juntas.
Decido cenar y ver una película, aún es temprano, me pongo cómoda y en menos de una hora caigo en los brazos de Morfeo.
-¿A dónde vamos? – sonrió emocionada mientras Eric me cubre los ojos y me lleva a algún lugar misterioso.
-¡Shhh! Confía en mi boba, sé que te encantara.
-Al menos dame una pista, ¡Me estoy muriendo de los nervios!—oigo una risa y sé que está disfrutando verme ansiosa, sonrió también.-¡Puedo oír tu risa, cuando vea mi sorpresa me las vas a pagar por hacerme pasar por estas ansias!—le pico sus costillas para hacerlo reír.
-Bueno… cuenta hasta 3, ¿Lista?
-¡SII!
Me quita sus manos de mis ojos y veo que estamos en su casa, y enfrente de mí hay una pintura, una de esas pinturas echas de grafiti con las letras:
"A & E, gracias por ser mi compañera en esta aventura, Te amo"
Me quedo viéndola por un largo rato y sé que mis ojos se han llenado de lágrimas, Eric me toma de la cintura por detrás y recarga su cabeza en mi hombro, y me murmura al oído "¿Te gusta?" Soy incapaz de hablar aun por lo que asiento como una tonta, me giro hacia él y lo beso profundamente.
-¿Entonces te gusto eh? – me dice molestándome con esa sonrisa tan traviesa suya.
-¿Qué no me has visto la cara? ¡Me encanto tonto!
-Eres tan predecible Annie, sabía que te pondrías a llorar como niña.
-Aun pagaras por hacerme sufrir de nervios ¿sabes? – Le aviento un trapo y comenzamos a corretearnos como niños por toda su casa, me avienta cojines, nos mordemos y reímos hasta que nos duele el estómago.
Vuelve a ser otro día, esa opresión en mi pecho sigue ahí, no sé hasta cuando se vaya a ir, pero sé que no es bueno que yo siga soñando con él, los años pasados soñaba con el solo el día de su aniversario…
Al fin es viernes, el trabajo se hace más llevadero ya que todos tenemos prisa por irnos, incluso Jack, Christian me llama al celular y dice que pasara por mí para llevarme a su casa de nuevo, ya que tiene juguetes nuevos que quiere probar conmigo. Es la hora de la salida y no puedo esperar para ver el rostro de mi 50, el solo estar con él y darle un beso hace que toda la semana tenga sentido, ya no sabía vivir sin él y no podía imaginarme una vida sin Christian, a él no podía perderlo, me moriría si él se iba de mi vida.
Subo a su auto, ahora no viene Taylor, Christian es el que maneja y eso me encanta, por lo general se pone más juguetón cuando el viene al volante. En cuanto me ve me jala hacia él y me da un intenso y feroz beso, sé que me ha extrañado tanto como yo a él.
-¿Cómo te ha ido nena?—recarga una mano sobre mi pierna y enseguida siento esa electricidad recorrerme.
-Bien, aunque te eh extrañado mucho, una noche sin ti es mucho para mí.
-Se a lo que te refieres, y es por eso que hoy me encargare de recuperar el tiempo perdido—comienza a subir su mano por mi muslo hasta llegar a mi entrepierna, doy un jadeo cuando siento sus dedos tocarme justo ahí.
-Christian podríamos tener un accidente si sigues así de juguetón –intento sonar seria, pero estoy tan excitada que esto solo logra excitarlo más a él.
-¿Quieres que nos detengamos? – por su voz oigo que él está igual de excitado que yo, por lo que no lo pienso y asiento con mi cabeza, lo quería dentro de mí, lo necesitaba ahora mismo.
Nos detenemos en una calle poco habitada, bajamos los seguros y me jala hasta que yo quede encima de él, comienza a tocarme desesperadamente y a besarme con la misma pasión, yo hago lo mismo, solo que él no me deja tocarle por completo, no aun. No sé cuánto tiempo tardamos pero los dos estamos bañados en sudor y jadeando de placer. En cuanto terminamos nos dirigimos al Escala donde sé que nos espera más diversión.
-¿Qué quieres cenar nena?—me dice Christian mientas se dirige al refrigerador.
-¿Qué hizo Gail?
-Pollo al horno, ¿Se te antoja?
-Es viernes, ¿Y si pedimos una pizza?—le digo con una sonrisa coqueta y mordiéndome mi labio, sé que no se resistirá a eso.
-Es trampa si me vas a provocar así, recuerda que mi mano esta suelta—me lo dice con su voz intimidante y provocadora que tanto amo. –Deja de morderte el labio o me tendré que olvidar de la cena por un par de horas.
-De acuerdo, tengo hambre y me portare bien, pero ¿Eso significa un SI a la pizza?—le doy una última sonrisa juguetona.
-Ana creo que soy incapaz de negarte algo, además creo que te vendrían bien unos cuantos carbohidratos, has perdido peso.- ahí está mi controlador y preocupón 50.
-Debe ser tanto ejercicio—me vuelvo a morder el labio con toda la intención de provocarlo.
-¡Tú lo has querido! – se acerca a mi quitándose la camisa y cargándome al cuarto Rojo para darme unos azotes, al final, tardamos demasiado ahí por lo que terminamos comiendo el pollo de Gail.
Probamos los juguetes de Christian un par de horas más, y quedamos exhaustos por lo que nos dormimos en cuanto los dos llegamos a nuestro máximo placer.
-¡Sam! Estás loco, Eric se pondrá furioso cuando vea que te has llevado su auto—regaño a Sam cuando lo veo tomar las llaves de Eric, no es que Eric no se lo preste, ama a Sam como a un hermano, pero sé que Sam esta tan loco que es capaz de apostarlo o chocarlo.
-¡Shh! Tranquila Annie, la carrera es en muy poco y aun no tengo mi auto, ademas yo tomare la responsabilidad, te aseguro que el tonto ni se enterara, y si dices algo hare que lo pagues—me lanza una servilleta echa bolita.
-¡Serás terco! Si Sam despierta y te ve te dará una paliza—le digo sonriendo de solo imaginarlo.
-Está roncando, estaré aquí antes de que se dé cuenta, cuento contigo Annie, yo no diré nada si tú no lo dices.
-¡Mas te vale tarado! – le digo tras un suspiro largo, nos damos la mano y el me jala para darme un beso en la frente de despedida.
-¡Gracias mi niña!—y se va tan silenciosamente como llego. Ese Sam…estaba tan loco como mi Eric, pero así lo quería, ellos dos estaban tan llenos de vida que era imposible no quererlos.
Me asomo a la sala y Eric esta perdidamente dormido, el muy bobo se durmió mientras veíamos una película. Lo tapo con una manta y me dirijo a su cocina, nos preparó unos ricos waffles en lo que el despierta, sirve que le doy tiempo a Sam de regresar con el auto. Seguro que se ha ido con alguna chica. Suena mi celular, es Kate, seguro que quiere que le consiga la cita con Sam.
-Hola Kate.
-¡Ana! ¿Estas ocupada?
-Un poco, estoy en casa de Eric haciendo waffles, el muy mono se ah dormido.
-¿Y el guaperras de Sam está ahí también? – Casi grita cuando me lo pregunta y no puedo contener la risa.
-Jaja, se acaba de ir… ¿De verdad quieres que te lo presente?
-¡Claro! Es un bombón, y aparte es temerario y valiente…
-Y es un buen chico, ¿Sabes? Tanto Eric como Sam son tiernos en el fondo, ambos tratan a una mujer como se debe, eso es raro en los hombres.
-¡Calla Ana que me enamoro!—vuelvo a reír ante la voz de Kate, sin duda era tenaz cuando se lo proponía.
-¿Annie?—oigo la voz de Eric adormilada.
-Kate, Eric despertó, te llamo en la noche.
-De acuerdo, salúdame a Eric y espero conocerlo pronto, y no olvides lo de su amigo Sam.
-¡Dios! Solo lo has visto en fotos y ya te mueres por él. ¡Estás loca!
-Cuando regrese a esos rumbos no me despegare de ti amiga, me eh ido demasiado tiempo y no puedo creer que tu encontraras pareja de inmediato, tienes suerte amiga.
-¡Shh! Prometo hablarle bien de ti a Sam ¿Contenta?
-¡CLARO! Nos vemos Ana.
-¿Otravez tu amiga Kate?—Eric me toma por detrás en la cintura y me da un beso en la cabeza.-¿Sigue muriendo por Sam?
-¡Pfff! Está ansiosa por regresar solo por él, ni siquiera por verme a mí, pero es buena, no me desagradaría la idea de verla con Sam, bueno solo por…
-¿Por qué? ¿Por qué no te gustaría que estuviera con Sam? Tu mejor amiga y mi mejor amigo, seriamos épicos, aunque no tanto como ya lo somos tú y yo. –Me regala su sonrisa coqueta e infantil que tanto adoro.
-Porque tanto tu como Sam ponen su vida en peligro muchas veces en esas tontas carreras, no me gustaría ver a Kate angustiada como yo en cada una.
-¡Vamos! Te eh dicho que no nos pasara nada, Sam y yo nos conocemos desde años y los dos sabemos lo que hacemos, no tienes que preocuparte Annie. —Me toma el rostro entre sus manos y me da un dulce beso.
-¿Qué sentirías si vieras que yo me la juego por mi vida por gusto?—frunzo mi ceño en señal de que no estoy jugando.
-Si es algo que te gustara te apoyaría—me dice son su sonrisa de oreja a oreja y apretándome de la cintura para cambiar mi humor y hacerme reír.
-¡Eso dices ahora! Sabes que yo soy una preocupona. –me cruzo de brazos como una niña caprichosa.
-Lo sé, y eso es lo que me encanta de ti boba, eres inocente y tierna, y a pesar de que odias verme hacer eso sigues apoyándome…- ya no estaba en su modo juguetón, podía darme cuenta de que ahora hablaba en serio y se lo agradecía con el alma, me da un largo beso en la frente.
-Qué bueno que te des cuenta, para que después de cada carrera vengas directo a mi ¿Entendiste?
-Claro que si mi señora, la única forma en que dejaría de llegar a ti es si muero.
-¡No juegues con esas cosas tonto! –Le doy un rápido y juguetón golpe en su abdomen.
-¿Quieres jugar eh?—Me jala de la cintura y comienza a hacerme cosquillas hasta dejarme en el suelo de tanta risa, continuamos jugueteando entre nosotros un rato más hasta que el queda encima de mí, y comenzamos a besarnos, el comienza tocar mis piernas y los dos comenzamos a jadear.
-Annie…. ¿Quieres hacer el amor conmigo?—Sin duda él quería hacerlo, pero no quería llegar más lejos o donde yo no estuviera dispuesta, eres un amor Eric, gracias por ser como eres.
-S..si, pero..
-¿pero qué Annie?
-No aquí y no…así, no me eh preparado ya sabes…mentalmente—me pongo roja.
-Te entiendo nena, haremos esto cuando tú quieras y estés lista, yo estoy dispuesto a esperarte y lo sabes ¿no? – me toma de la mano y me da u beso en ella para hacerme sentir confiada.
-Sé que quiero hacerlo contigo, es solo que… me gustaría que fuera más especial…
-Tengo una idea, que te parece si el viernes, el día de mi carrera lo hacemos… tengo confianza en que ganare, es la carrera más importante del año y si gano será mucho dinero, podemos ir a donde tú quieras… ¿Qué dices?
-Ese día de la carrera llega Kate también, sería un día perfecto – digo con una enorme sonrisa de emoción.
-Ese día entonces será Annie…
¡MIERDA! Vuelvo a despertar de forma golpeada a mitad de la madrugada pero esta vez con algo de lágrimas en los ojos, estos sueños tenían que terminar…estaban acabando conmigo de forma lenta, me levanto de la cama y Christian sigue dormido, no tengo nada de sueño, siempre se me va después de estos sueños. Decido ir por un poco de yogurth y me embobo en la computadora, viendo videos sin sentido cuando decido revisar mí correo, veo que tengo uno nuevo, estoy a punto de darle click y ver de qué se trata cuando Christian aparece de repente y cierra la laptop de golpe. Doy un brinco del susto.
-¿Qué haces levantada Ana? ¿Te sientes bien?—Christian estaba más dormido que despierto pero aun así se levantó para verme y asegurarse de que estuviera bien.
-¡Me espantaste! –le digo frunciendo el ceño y dándole un golpe en el brazo.
-Últimamente no has dormido bien nena, ¿Qué ocurre? – se inclina un poco y toma mi rostro entre sus manos y me examina de cerca esperando encontrar pruebas de algo, sonrió ante su preocupación tan distintiva de él.
-Estoy bien, solo que me ha dado hambre a estas horas y se me fue el sueño, además tus ronquidos no ayudan. –Puedo ver su sexy sonrisa.
-Veo que estas perfectamente señorita Steele, y ahora que has comido supongo que tienes fuerzas de nuevo…- me lanza esa mirada penetrante y sé que esta tan dispuesto como yo a jugar de nuevo.
Volvemos a dormir, esta vez no sueño nada fuera de lo común y agradezco a Dios, estoy extrañando dormir plenamente. Cuando despertamos me dispongo a hacer el desayuno en lo que Christian se mete a la ducha. Cuando ambos estamos bañados y desayunados hacemos los planes para nuestro sábado, decidimos ir un rato con la familia de Christian y después cenar cerca de mi casa, porque hoy es turno de quedarnos en la mía.
Pasamos una tarde agradable con los Grey, como siempre ellos son un completo amor conmigo y Mia no para de invitarme a comprar con ella, puedo ver como Christian le pone los ojos en blanco más de una vez a su hermana, cuando se lo recrimino no puede aguantar su risa. Amo velo reír y disfrutar con su familia… verlo tan normal es una delicia para mí.
Pasamos a un pequeño bar y restaurant cerca de mi casa, nos sentamos cerca de la barra y nos disponemos a ordenar, cuando suena el teléfono de Christian, por su rostro me imagino que es algo del trabajo.
-No tardo nena—y me da un beso rápido mientras de dirige afuera para poder hablar mejor.
Espero unos minutos y puedo verlo por la ventana dar vueltas por la acera una y otravez, algo debe andar mal en su trabajo, debo preguntarle en cuanto regrese. Me sumerjo en mis pensamientos cuando oigo alguien me llama…
-¿Annie?—Volteo por puro reflejo y me quedo helada sin poder pestañear…
Sam.
-¿Sam?—me levanto con sumo cuidado, como esperando caer de pronto y darme cuenta de que esto es un sueño. -¿En verdad eres tu Sam? – No sé en qué momento pasa, pero mis ojos comienzan a humedecerse, y puedo notar perfectamente que los de Sam están igual que los míos. Ninguno de los dos puede dar un paso al frente, seguimos asombrados el uno con el otro sin poder creérnoslo. De pronto mi cabeza reacciona un poco y doy una pequeña sonrisa con lágrimas en los ojos y ahora digo estando segura de que es el -¡Sam!
Y antes de que pueda notarlo el da un paso enorme hacia mí y nos sumimos en un largo abrazo. Hacia 4 años que no nos veíamos, los dos estábamos heridos completamente y cada quien huyo a lugares diferentes, pero creo que nunca dejamos de querernos ni de preocuparnos el uno por el otro. Continuamos abrazados y puedo asegurar que los dos estamos llorando, este abrazo significaba mucho para los dos.
Cuando nos separamos él me toma de las manos y al vernos frente a frente vemos que hemos derramado demasiadas lágrimas, él me sonríe tiernamente. Tal como lo recordaba…Y me da un dulce y largo beso en mi frente.
-Annie… ¿Cómo estas mi niña? – Me limpia mis lágrimas y puedo notar la dulzura y a la vez el dolor en su voz.
-Luchando—doy una sonrisa tímida y me limpio mis lágrimas – ¿Y tú? ¿Dónde te habías metido Sam? Lo último que supe es que te habías ido a Francia por un largo tiempo a estudiar, te deje mis números y mi dirección pero…jamás apareciste. —le digo con el nudo en la garganta, como si estuviera a punto de soltarme a llorar de nuevo.
-Lo se… supongo que estuve luchando a mi manera también—me da la misma sonrisa valiente que yo. —Te he mandado un correo ¿No te llego? -¡Ah! Entonces el correo era de el…
-No lo eh abierto, de haber sabido que eras tú no me despegaba de la máquina. —Seguimos tomados de la mano y le doy un apretón. Quería llorar, no sabía porque… si de felicidad por ver al que una vez fue mi mejor amigo, o por el montón de recuerdos que venían con él.
-No te preocupes tonta, ya eh logrado lo que quería. Verte. – coge un mechón de mi cabello y lo lleva detrás de mí oreja. – Pero venga, quita esa cara que parece que te ha dado más tristeza que gusto verme – me dio una sonrisa más grande ahora, estaba haciendo un esfuerzo por hacerme reír a mí, justo como lo recordaba, un terco y temerario muchacho con corazón enorme.
-Esque no puedo creer que estés aquí…- digo con una sonrisa tan grande como puedo. Era verdad. No podía creer lo que estaba viendo…
-¿Estoy más guapo? ¿A que si? – me sonríe coqueta y traviesamente.
-¡Pero claro! Y yo que pensé que ya no podías ser más apuesto—le digo juguetonamente y dándole un breve golpe en su abdomen, como en los viejos tiempos.
-¡Venga ya…! Has cambiado, antes te pondrías roja en un segundo. —me molesta y me hace reír mientras me pasa un brazo por los hombros y nos dirigimos a la barra a pedir un trago.
Cuando de pronto oigo unos pasos furiosos que se dirigen hacia mí, mierda… ¡Christian!
-¡ANA!—Antes de que pueda terminar de voltear siento la mano de Christian en mi brazo jalándome para ponerme atrás de él. -¡No la toques imbécil! – Dice Christian en dirección a Sam, que no ha tenido tiempo de reaccionar. Sé que no debo dejar que se peleen, Sam al igual que Eric y Christian son de los que se prenden demasiado en las peleas y actúan por puro impulso.
-¡CHRISTIAN! Basta… Es un amigo. ¡Porfavor!—me pongo frente a el para impedirle el paso a Sam, no iba a dejar que le pusiera un dedo encima.
-¿Qué pasa Annie? ¿Quién es él? – Sam me toma del brazo para intentar ponerme atrás de él y protegerme de Christian, lo cual solo veo que logra enfurecerlo más.
-¡Suéltala! – grita Christian furioso.
-¡BASTA! – me zafo del brazo de ambos y me planto valientemente frente a Christian de nuevo. - ¡ES MI AMIGO! Y si le haces algo no te lo perdonaría nunca.—Creo que es la primera vez que le hablo tan enojada a Christian, puedo ver que está muriéndose de celos en este momento, lamentaba hacerle eso, pero no iba a dejar que arruinara esto, no ahora que había vuelto a encontrar a Sam.
-¿Es tu novio Annie? – me pregunta Sam con su mirada fija en Christian, se perfectamente que Sam no le tiene miedo.
-¡Sí! Soy su novio, y Ana y yo nos tenemos que ir. – Me toma fuertemente del brazo y me intenta llevar a la salida con él. Pero esta vez no lo hará, no me importa si se enoja o no. Me zafo nuevamente de él.
-¡No! Christian… no puedo irme, no ahora… tenia…años que no veía a Sam, necesito hablar con el…- intento razonar con él y decirlo de la forma más calmada que puedo para que el entienda que somos amigos. Pero por su mirada sé que no hay poder humano que lo haga calmarse ahora.
-¿Y porque se ve que has estado llorando eh Ana? ¡¿Qué te ha hecho este imbécil?!
-¡Escucha! Me tiene sin ningún cuidado lo que seas de Anastasia idiota, ella y yo somos amigos y no tengo ninguna intención de dejar de verla solo porque a ti no te da la puta gana. – Espeta Sam sin rastro de miedo, pero por su expresión puedo ver que se está enfadando, no…no no. Sam y Christian furiosos es algo que no quiero ver.
-¡Sam!...pofavor… no empeores las cosas—lo tomo del brazo y lo obligo a retroceder, el me mira y sé que le cuesta mucho trabajo controlarse, pero sé que por mí lo hará. Y lo hace.
-Christian… se lo que debes estar pensando en este momento, pero te juro que Sam y yo somos amigos, hace años que no nos vemos y por eso llore… de alegría, el no hizo nada malo para que tú te tengas que preocupar. – lo tomo de las manos para intentar calmarlo pero él no se digna a verme, no pierde de vista a Sam y su expresión de enojo sigue siendo la misma.
-Vámonos. – ME dice decididamente cuando al fin se digna a verme, su mirada es amenazadora. Sé que no debe de estar en sus cabales, y sé que si me quedo con Sam lo lastimare.
-Está bien. Nos iremos, pero antes…porfavor, deja que me despida de Sam. – me empiezo a dar la vuelta para ir con Sam y siento el brazo de Christian posesivo que me jala de nuevo a él y me dice al oído.
-No quiero que te acerques a él, te llevare cargando si es necesario. VAMONOS. – Sé que no está jugando, pero estoy dispuesta a recibir cien azotes, no iba a dejar a Sam ahora que lo había vuelto a ver.
-Si quieres que me vaya contigo me dejaras ir con Sam en paz, y no te atrevas a cargarme porque estamos en un restaurante y puedo gritar. —Dignamente me zafo de su brazo y me dirijo a Sam que está furioso, pero no tanto como Christian.
-Dime que ese sujeto no es tu novio Annie…porfavor—noto el dolor en la voz de Sam, sé que lo que en verdad le duele es que yo haya encontrado alguien más después de haberle jurado amor eterno a su mejor amigo Eric.
-Es una larga historia Sam… Él no es malo, te lo prometo—le doy una sonrisa para intentar tranquilizarlo. – pero debemos irnos, el no…no sabe nada de Eric, ni de los autos…ni de ti. Por eso reacciono así, no sabe que es lo que pasa. Necesito explicárselo.
-No me gusta cómo te trata, Eric jamás te hizo una escena así, y mucho menos tratarte de esa forma. – Me miro a los ojos. Ouch…eso había sido un golpe bajo. –Ven conmigo Annie.
-Ya te dije que no es malo Sam, porfavor… no me hagas sentir más mal. – Mis ojos se vuelven a humedecer ¡estaba cansada de llorar!
-Está bien, está bien… - me jala de nuevo hacia él y me da un abrazo mientras con una mano soba mi cabeza para que no llore. Pero sé que a Christian no le debe estar gustando esto, por lo que sutilmente me alejo de Sam y le digo mi número telefónico, de la forma más discreta que puedo para que Christian no se ponga como loco de nuevo.
-Promete que me llamaras o me enviaras un correo para que nos veamos de nuevo. —lo amenazo antes de marcharme y sin que Christian escuche.
-Porfavor Annie, acabo de encontrarte, no te perderé de vista boba. – Y nos despedimos de nuevo, esta vez rápidamente pero nos damos la mano y nos negamos a soltarla mientras nos alejamos. Puedo ver sus ojos brillosos de nuevo. ¡Mierda Sam! No hagas eso porque me harás llorar a mí de nuevo.
Christian me toma del brazo y salimos del Restaurante directamente al carro donde Taylor ya tiene el carro encendido. NO puedo hablar… si hablo me soltare a llorar de nuevo. Y no quiero darle explicaciones a Christian. No hoy. No ahora…
