Autor: Aniki Wonka
Título: En un lugar sin Dios (1/4)
Fandom: Katekyo Hitman Reborn!
Claim: Mukuro Rokudo/Tsunayoshi Sawada/Chrome Dokuro (aunque este capitulo es más un Mukuro/Chrome)
Extensión: 743
Advertencias: Ninguna.
Notas: El título del fic es el nombre de una canción de WarCry y de cierta manera me inspire en ella para escribir esto.
Notas2: Ellos son unos de mis OT3 de REBORN! y hace tiempo que quería escribir algo así y aproveche estos días lejos de Internet para hacerlo.

Discleimer: Ningún personaje me pertenece, todos son propiedad de la egoísta Akira Amano que se niega a regalarme uno.


—Por favor —murmuró Tsuna —, no lo hagas.

—No detendré lo que he comenzado, Tsunayoshi-kun —Mukuro sujeto con firmeza los hombros del castaño, con la suficiente fuerza como para clavar sus dedos en la piel del menor hasta ocasionarle un moretón—. No puedo detenerme ahora.

Tsuna sabia que lo que estaba pasando, y lo que pasaría a continuación si nadie intervenía, era en mayor parte culpa suya. Culpa de su torpeza e ingenuidad.

—Hasta luego, Vongola.

Tsuna cerro sus grandes ojos castaños, sabiendo que la próxima vez que los abriera ya no seria él quien viera desde ellos.


Chrome siempre había estado conciente sobre la clase de relación que mantenía con Mukuro; la de una herramienta y su trabajador, aquel que la utilizaba para su beneficio. Pero inclusive el saberse nada más que una herramienta la hacía en cierto modo feliz de poder ser útil. Felicidad que aumentaba cada que recibía una sonrisa, la mayorías de la veces claramente falsa —pero aún así sonrisa— de parte del ilusionista.

Pero en éste momento, más que sentir un cosquilleo en la boca de su estomago, lo único que Chrome sentía eran ganas de gritar.

—¿Qué te parece, Nagi?

Frente a ella estaba Mukuro, de eso estaba segura, aquel ojo y aquella sonrisa descarada eran inconfundibles.

—M-Mukuro-sama, usted n-no —sin darse cuenta Chrome había comenzado a retroceder —. ¿P-Por qué?

Su voz sonó tan débil que no se sorprendería si Mukuro no la hubiera escuchado.

—Porque esta es la única forma de lograr nuestro objetivo, Nagi —respondió.

Un pequeño jadeo salio de los labios de la chica al mismo tiempo en que las lagrimas comenzaban a decender por sus suaves mejillas.

—Vamos, Nagi, no llores —con esas pequeñas manos que ahora le pertenecían, comenzó a acaricio las mejillas cubiertas de lagrimas de la niña —. Tsunayoshi-kun está bien. De ahora en adelante, yo me encargare de que siempre lo esté.

—N-no le haga daño, Mukuro-sama, por favor —Chrome sujeto con fuerza las mangas de la blanca camisa de Mukuro —, no le haga daño al jefe, ni a los demás.

—Oya, oya, no me imaginaba que te hubieras acercado tanto a los Vongola en tan poco tiempo —Mukuro dejo de acariciar las blancas mejillas de Chrome para sujetar con firmeza el mentón de la chica—, ni que te hubieras encariñado tanto con Tsunayoshi-kun.

—Son buenas personas, Mukuro-sama.

—Son la mafia —El ilusionista soltó el mentón de Chrome y empezó a alejarse de ella—. Pensé que lo comprendías, Nagi.

—El jefe no es una mala persona.

—Exacto, por esa razón tienes que ver esto como si estuviéramos salvándolo de terminar formando parte de algo tan detestable como lo son los Vongola —Mukuro sonrió —. Estamos evitando que sea corrompido por toda la corrupción de la mafia.

Chrome se obligo a callarse, no había nada que pudiera hacer o decir en ese momento, si Mukuro-sama decía que eso era lo mejor que podían hacer ella no era nadie para contradecirlo.

El poco tiempo que había pasado junto a los vongolas la habían hecho feliz, la habían hecho sentirse parte de algo, pero Mukuro era mucho más importante para ella, siempre lo seria sin importar qué.

Seguiría siendo feliz como la herramienta de Mukuro para toda la eternidad si éste así lo quería.

—Lo comprendo, Mukuro-sama.

—Exelente.

La sonrisa de Tsuna siempre había sido grande y dulce, pero en aquel momento era algo retorcido, sanguinario. Chrome se sintió enferma por un segundo, jamás habría podido imaginar una mueca así en el rostro de su jefe.

—Mi linda y pequeña Nagi —susurró Mukuro acercándose nuevamente a ella —. Eres tan especial para mi —el ilusionista mayor acerco sus labios (en realidad los labios de Tsunayoshi) a los rosados labios de la pequeña chica quedando lo suficientemente cerca como para que sus alientos se mezclaran —. Lo sabes, ¿verdad?

Chrome cerro los ojos al sentir la calidad presión de los labios de Tsuna (Mukuro) contra los suyos. Sabia que quien la besaba no era en realidad su jefe, pero aún así el sentimiento de mariposas revoloteando en su estomago era el mismo.

—Tunayoshi-kun estará bien —Mukuro volvía a juntar su labios en una suave caricia —, te lo prometo.

Verdad o no, Chrome no pudo pensar mucho en eso cuando sintió las mano de Mukuro debajo de su blusa.

—De ahora en adelante, yo me encargare de asegurar el bienestar de Tsunayoshi —susurro entre besos —. Y tú me ayudaras, ¿cierto, Nagi?


Lo sé, yo no sirvo para escribir cosas largas, pero tengo que ir aprendiendo y ya saben que de los errores se aprende :3 Esta historia ya la tengo completa así que por primera vez puedo decir que terminare de publicar algo xD