Ghost Girl
Summary: ¿Alguna vez te has sentido invisible? Pues Katara experimentará un suceso que la marcará de por vida. Enserio, lo más patético que te puede pasar en la vida es entrar en coma por culpa de un osito de goma, haciendo que no solo te crean muerta, sino que te sientas la olvidada antes de eso. Kataang AU.
Disclaimer: La saga Ghostgirl es de Tonya Hurley y ATLA de Mike y Bryan. Lástima que no me pertenezcan...
Nota: Es mi primer fic extra largo, tendrá como unos 24 o 25 capitulos (tal vez más), largos, y cambiados. Prometo seguirlo. Si no han leído la saga Ghostgirl, se las recomiendo para que lean la historia original, además de que es buenísima! Ok, si ya la leyeron quiero anunciar que cambié muchísimas cosas, tales como nombres (obvio), trama, y demás, los que leyeron la saga sepan que aquí, la protagonista no muere, solo cae en coma. Siendo la mísmisima Katara.
Sipnosis: Katara es la chica invisible de Hawthorne High, nadie sabe quién es ella, ni la han visto y ni se percatan de ella. Hasta que se atraganta accidentalmente con un osito de goma, aunque siendo salvada por su hermano (el cual es el único que la nota), cae en coma durante meses. Despierta siendo fantasma y la mandan a la clase de Muertologia, en donde la creen muerta, haciéndola creer que no volverá a la vida enseñándole a morir como se debe para ir al cielo. Queriendo desde hace mucho, conquistar a su amor, Aang, el cual es el novio de la propia Suki (la cual le está siendo infiel con el hermano de ella, Sokka), toma prestado el cuerpo de la hermana de Suki, Toph, la cual se termina enamorando de Sokka, al conocerlo. Muchas cosas pasarán en la no-vida de Katara, claro, por la culpa de un osito de goma.
Oh y, esta historia la hice por y para mi autora favorita: Nefertari Queen. La cual me entretiene y encanta con sus geniales historias Kataang. Así que si estás leyendo esto, ¡es para ti! Ya que me has nombrado en agradecimientos y dedicatorias que, te lo mereces. :)
Charlotte es una chica sarcástica, tímida e insegura que por el sarcasmo, pensé que debía cederle el puesto a Toph, pero ya que Katara es la tímida a veces, muy pocas veces, pensé que le sería mejor. Toph resultará ser la chica gótica pero mucho más sarcástica. Aunque Toph(Scarlet) tenía que enamorarse de Aang(Damen), yo no quería, esto es Kataang. Así que puse a Katara(Charlotte) con hermano y para que diera risa, Suki es la hermana de Toph XD.
Sin más preámbulo, el prólogo o prefacio.
Prefacio o Prólogo.
¿Alguna vez te has sentido invisible? ¿Cómo que nadie sepa quién eres, como te llames o que ni siquiera te noten? ¿Que el amor de tu vida no sepa que existes? ¿Que aunque tu hermano esté siempre contigo, te sientas sola? ¿Que para colmo tu vida cayera en manos de un osito gominola? Pues no me conoces seguramente, no sabes ni mi nombre, edad, no me has visto o sabes quién soy. Pero si quieres saberlo. Conocerás mi historia, en la cual sabrás el por qué de mi sufrimiento. Me llamo Katara Water, y esta es mi historia.
Nunca piensas que te pueda pasar a ti. Piensas cómo será. Le das vueltas una y otra vez, alterando el escenario un poco en cada ocasión, pero en el fondo no crees que te vaya a pasar nunca, porque siempre es a otro a quien le sucede, no a ti. Katara Water cruzó con paso decidido el aparcamiento en dirección a la puerta principal de Hawthorne High repitiéndose su mantra positivo: «Este año es diferente. Éste es mi año». En lugar de permanecer grabada para siempre en la memoria de sus compañeros de instituto como la chica que sólo ocupaba espacio, la "chentena" o, la que succionaba ese aire tan preciado al que bien podía haberse dado otra utilidad mucho más provechosa, este año empezaría con otro pie, un pie enfundado en los zapatos más exclusivos y más incómodos que el dinero puede comprar.
Había malgastado el año anterior sintiéndose como la hijastra no deseada del alumnado de Hawthorne High, y no tenía la menor intención de darse por vencida. Este año, el primer día de curso iba a ser el primer día de su nueva vida.
Al acercarse a la escalinata de entrada, contempló cómo destellaban contra las puertas los últimos flashes de las cámaras de los reporteros del anuario del colegio mientras Suki Bei Fong y su pandilla se adentraban altivas en el vestíbulo. Siempre llegaban las últimas y luego succionaban a los demás tras ellas en una especie de resaca de popularidad. Su entrada marcaba el arranque oficial del curso. Y Katara estaba sola allí fuera y empezaba con retraso. Como siempre. Hasta entonces.
El bedel encargado de la puerta asomó la cabeza y echó un vistazo por si faltaba alguien por entrar. No había nadie. Bueno, sí que había alguien pero, como siempre, no se percató de Katara, que apretó el paso cuando él empezó a cerrar la gigantesca puerta metálica. A ella se le antojó la de la cámara de seguridad de un banco. Pero sin dejarse intimidar, por una vez.
Katara alcanzó las puertas a tiempo de poder colar por el resquicio la punta de su zapato nuevo y evitar así que se cerraran del todo.
—Perdona, no te había visto —murmuró el bedel con indiferencia. Nadie la veía, lo que era de esperar, pero por lo menos había conseguido cierto reconocimiento y una disculpa.
Al parecer, su «Plan de Popularidad», una larga lista que había confeccionado meticulosamente con el fin de atrapar al objeto de su deseo, Aang Air, empezaba a funcionar.
Al igual que muchos otros de su condición, Katara había pasado el verano entero trabajando, sin embargo, a diferencia de la mayoría, ella había estado trabajando para sí. Se había dedicado en cuerpo y alma a estudiar el anuario del año anterior, casi como si le fuera la vida en ello.
Había estudiado a Suki, la chica más popular del instituto, y a las dos lametraseros que tenía por mejores amigas, las Mengs —Meng Anderson y Meng Thomas—, del mismo modo que algunas fans estudian a su famoso predilecto. Quería que todo le saliera a la perfección. Justo como a ellas.
Se dirigió confiada al primer destino marcado en su agenda: la hoja de inscripción para las pruebas de animadora. Animadora.
La hermandad más cotizada y exclusiva de todas las hermandades femeninas, el Billete Dorado con el que conseguir no sólo que se fijaran en ella sino que la envidiaran. Katara agarró el viejo bolígrafo que pendía del tablón de anuncios colgado de un cordel deshilachado remendado con cinta adhesiva de papel y se dispuso a inscribir su nombre en el último recuadro que quedaba en blanco.
No había terminado de escribir la ca, cuando sintió unos rudos golpecitos en el hombro. Katara dejó de escribir y se giró para ver quién osaba interrumpir su primera tarea del día, o, mejor dicho, la primera tarea de su nueva vida, y vio una fila de chicas que habían acampado toda la noche para inscribirse. Más que para una prueba parecía que estaban allí para un casting.
La chica de los golpecitos la miró de arriba abajo, le arrebató el bolígrafo y de un plumazo inscribió su nombre y tachó el de Katara. Luego abrió la mano y dejó que el bolígrafo se precipitara sin remisión cuan largo era el cordel del que pendía.
Katara contempló cómo el bolígrafo se mecía contra la pared como un ahorcado.
Mientras se alejaba, escuchó a su espalda las risitas de la jauría de aspirantes a animadoras. Katara ya había experimentado antes esa clase de crueldad, tanto a la cara como a sus espaldas, y siempre había tratado de que no le afectase lo que los demás pensaban o decían de ella. Su hermano, desde pequeño, siempre la defendía, sin importar lo que pasara. Pero ni maquillada había conseguido dotarse de una piel tan gruesa como para soportar la peor de las humillaciones.
Se sacudió su malestar, decidida a no perder los nervios ni su dignidad. Consultó la agenda y murmuró para sí: «Asignación de taquillas». Lo tachó de la lista y se dirigió a toda prisa hacia su próximo destino.
Mientras caminaba, por su mente se sucedía a toda velocidad el itinerario que había seguido aquel verano. Para hacer honor a la verdad, debía reconocer que había hecho un esfuerzo desmesurado en su intento por lograr que él se fijara en ella. Se diría que se había pasado y mucho. No es que hubiera recurrido al bisturí, no, a tanto no llegaba la cosa, pero pelo, régimen, armario, preparación y estilismo habían consumido la totalidad de sus vacaciones. Después de todo, se estaba dando una oportunidad, y con todo lo dicho y hecho, ¿qué daño iba a hacerle una gigantesca dosis de auto superación? Su hermano, Sokka, había estado apoyándola en todo eso de cambiarse a sí misma, tanto que, le decía que sin maquillaje, era bonita.
Sokka era el atractivo, fornido, bello, atlético y encantador chico que todas envidian, hermano de Katara y el único que la notaba, claro, debido a que es su hermana. Katara sabía que él era amigo, muy amigo de Aang, ellos eran los que succionaban los suspiros de las chicas, hasta la saliva. Pero nunca lograba que él se lo presentara, era tan tímida que ni emitía palabra alguna sobre Aang enfrente de Sokka. Eso era peor que lo del maquillaje y todo eso.
Naturalmente, sabía que aquello era casi todo… está bien, que era todo superficial, pero ¿y qué? Si su vida hasta ahora servía de ejemplo, era evidente que, de todas formas, toda esa historia de la belleza interior no era sino una bobada. La «Belleza Interior» no sirve para que te inviten a las mejores fiestas con la gente guapa. Y está claro que no sirve para que Aang Air te invite al Baile de Otoño.
En definitiva, Aang era prioritario, y las fechas tope como ahora lo era el baile siempre conseguían motivar a Katara. La vida es una sucesión de elecciones, y ella había hecho la suya.
Justificaba su deriva hacia la superficialidad como jugada estratégica. Desde su punto de vista, sólo había dos maneras de acceder a Aang. Una era a través de Suki y su pandilla. Pero dada la reputación de Katara, o más bien la ausencia de ella, las probabilidades eran ciertamente escasas. Aquellas chicas siempre habían sido populares. Y lo iban a ser siempre. Es más, la esencia misma de la popularidad radicaba en su cualidad de inalcanzable. No era algo a lo que uno pudiera optar o que pudiera conseguir. Era algo que le era otorgado a uno; cómo o por quién, pensó Katara, era todo un misterio.
Pero, y era aquí donde el plan de actuación de Katara adquiría tintes más sutiles, si lograba un aspecto lo suficientemente parecido al de Suki y las Mengs, si conseguía actuar de forma similar a ellas, pensar como ellas, «encajar» con la gente con la que Aang encajaba, tal vez entonces tuviera alguna posibilidad.
Había muchas razones por las que bien valía la pena cambiar de aspecto, y ella pensaba que hasta ahí lo había conseguido.
Esto la llevaba a la otra manera de acceder a Aang. La mejor de las dos opciones. La que ella prefería: evitar a las chicas por completo y abordar a Aang directamente. Se trataba de una jugada arriesgada, sin lugar a dudas, puesto que a ella lo de ligar no es que se le diera demasiado bien. El cambio de apariencia era el primer paso necesario, pero la fase siguiente suponía la diferencia entre el éxito o el fracaso. Se había apuntado a todas las clases a las que tenía la certeza de que él asistiría y había planeado rondar su taquilla, la cual tenía intención de localizar acto seguido.
Como los demás, Aang nunca le había prestado a Katara la menor atención, y un poco de maquillaje y un alisado profesional era poco probable que fueran a cambiar su actitud. Aún así, Katara no perdía la esperanza. La esperanza de que si conseguía pasar un tiempo valioso con él, sobre todo ahora que había mejorado su aspecto exterior, la cosa saldría bien.
Y no era sólo que se hiciera ilusiones, se trataba de una conclusión a la que Katara había llegado después de observar a Aang detenidamente. En los centenares de fotografías que le había hecho a escondidas a lo largo de varios años, Katara creía haber detectado cierta decencia, por qué no decirlo, en él.
Estaba en sus ojos, en su sonrisa. Aang era imponente y atlético y se comportaba como puede esperarse de un auténtico guaperas, es decir, con superioridad, aunque sin que por ello dejara de ser agradable. No era de sorprender que fuese esa decencia el rasgo de Aang que menos le gustaba a Suki. Quizá era la cualidad que más detestaba por tratarse precisamente de aquella de la que más carecían ella y todas sus amigas.
Con la risa de las candidatas a animadoras resonando todavía en sus oídos, Katara, de camino al gimnasio, deseó con todas sus ganas que la suerte se pusiera de su parte. Las asignaciones de las taquillas estaban expuestas en la doble puerta, y Katara se dirigió directamente hacia ellas. Recorrió despacio con el dedo la columna de nombres dispuestos por orden alfabético en la hoja de la pe a la zeta, echando un vistazo a los números de taquilla correspondientes mientras buscaba el suyo.
Todos los nombres le eran familiares; eran compañeros con los que había crecido, a los que conocía desde preescolar, primaria o secundaria. Sus rostros se encendieron y apagaron sucesivamente en su cabeza como un pase de diapositivas. Luego llegó a su nombre: «WATER, KATE. TAQUILLA 7». «¡Siete! ¡Número de buena suerte!», se dijo interpretando aquello como un buen augurio. «Un número bíblico, es más.»
Rebuscó en su mochila y extrajo un lápiz, lo devolvió al interior y pescó un bolígrafo. Corrigió su nombre de forma permanente de «Kate» a «Katara». No quería ningún error, y menos en este día.
Otra inspección con el dedo por la lista le reveló que la taquilla de Aang estaba en la otra punta del edificio. Echó a andar hacia la suya propia, dándose ánimos mentalmente.
«No pasa nada», se consoló Katara, que probó la combinación de su candado un par de veces, abriendo y cerrando la puerta de su taquilla cada vez, antes de salir en busca de la de Aang.
Continuó andando y hablando para sí, mientras gesticulaba como un histrión que ensaya un monólogo, y de repente sintió como si se ahogase.
Preocupada, advirtió que había alcanzado la pasarela, la cual aparecía atestada de fumadores que daban una última calada antes de clase. La exhalación sincronizada de monóxido de carbono producía una densa niebla acre y ya era demasiado tarde para contener la respiración. Así que apretó el paso. Las conversaciones fueron apagándose una a una al paso de Katara. Las colillas, extinguidas en vasos de café extra grande o pisoteado en el cemento las últimas virutas de humo se elevaban en torno a ella.
Cuando hubo dejado atrás la neblina y se acercaba a las puertas del extremo opuesto de la pasarela, Katara vio cómo un puñado de estudiantes se arremolinaba y retrocedía por el corredor, igual que cazadores de autógrafos a la puerta de la entrada de artistas de una representación que ha colgado el cartel de localidades agotadas.
—¡Aang! —exhaló sobrecogida.
Por encima de la multitud no acertó a divisar más que la espesa y hermosa cabellera recogida en una cola de su hermano al lado de él, pero era cuanto necesitaba ver. Tenía la certeza de que era su pelo. Ni moldeador, ni cera, ni crema, ni gomina, gel, champú de volumen, espuma o rastro alguno de metro sexualidad. Nada más que una imponente cabeza de pelo liso de su hermano. Aang era, aunque calvo, no le quitaba su atractivo. La única cabeza sin pelo al cual la miraba no se la quitaba. Sin perder de vista su presa, Katara echó a andar con aquella insólita modalidad desesperada de paso atropellado que ya empleara esa mañana para alcanzar la parada del autobús, y se precipitó jadeando hacia la taquilla contigua a la de él.
Llegó un instante antes que Aang y su multitud de adoradores, había abierto una brecha para dejarle paso.
Hacía mucho que no estaba tan cerca de él, y aquello la afectó más de lo que habría pensado. Le había visto, en fotos al menos, durante todo el verano, pero ahora lo tenía allí, en persona.
Se sentía deslumbrada. Al aproximarse, la muchedumbre se cerró en torno a él. Cuanto más cerca lo tenía, menos divisaba. Se internó en el tumulto que le rodeaba, tratando de acercarse algo más, pero a cada intento acababa asfixiada por la vorágine. Así, en su primer día, Katara se descubrió ocupando una posición sobradamente familiar: en el exterior mirando hacia dentro.
Bonito el suspenso, ¿No? XD
Personajes:
Katara Water: La chica invisible de 17 años que nadie valoraba excepto su hermano. Está perdidamente enamorada de Aang Air, el chico que con Sokka, el hermano de ella, son los más populares y codiciados de Hawthorne High. Cae en coma por culpa de un osito de goma, el cual será el culpable de la aventura que ella hará al entrar a la clase de Muertología. Su compañera de esa clase es Piccolo Yue.
Aang Air: Conocido como el más popular de Hawthorne High. Es una chico de 18 años amigo de Sokka Water, conocidos desde kínder. Amable, tierno, codiciado, despreocupado y alegre (a lo largo de la historia, se muestra primero sin esas características). Es el novio de Suki Bei Fong. Le pide a Katara que sea su compañera en Física, y ella, antes de aceptar, se termina ahogando con el dichoso caramelo. Al ella, caer en coma, Toph (Katara) se ofrece como su tutora, para que el vaya al Baile de Otoño. A medida que pasa el tiempo, visita constantemente a Katara al hospital agradeciéndole por al menos ofrecerse, le lleva flores y velas y con el tiempo se va enamorándose de ella, haciendo que una noche, sueñe con ella. (Uyyyyy! Les dije! Suspensoooooooooo…~ ahora se aguantan XD)
Sokka Water: Hermano de Katara y huérfano desde los 12 años. Tiene 18 años y es el más popular y codiciado en el colegio junto a su gran amigo, Aang Air. Cuando conoce a Suki Bei Fong, la novia de su amigo, la encuentra atractiva y no duda en ayudarle a serle infiel a Aang. Al caer Katara en coma, el lucha por traer a su hermanita a la vida. Mientras que para ir al Baile de Otoño y graduarse para su hermana, toma tutoria junto con Aang y se enamora perdidamente de la hermanita menor de Suki, Toph Bei Fong (la cual les está enseñando con Katara en su cuerpo), y ésta, devolviéndole el sentimiento.
Suki Bei Fong: Es una chica de 17 años que es la más popular de Hawthorne High. Con sus amigas Las Mengs y su hermana pequeña, Toph Bei Fong, a la cual odia pero aprecia. Es la novia del codiciado Aang Air, pero sin poder resistirse, le es infiel con el hermano de Katara.
Las Mengs: Meng Anderson y Meng Thomas, ambas de 17 años y las que siguen a Suki en todo. Sus amigas y fieles compañeras. Aunque en realidad solo quieren robarle su popularidad.
Toph Bei Fong: Es la hermana menor de Suki y Tiene 16 años. Conocida como la hermanita gótica de Suki. Es amante del rock y ama su ropa vintage. Editora del periódico escolar en donde escribe sobre el coma de Katara, sintiéndose culpable por ser mala con ella. Le cede su cuerpo a Katara para que conquiste a su amor Aang Air, pero sin que Toph lo supiera, al conocer al hermano de Katara se enamora de él, haciendo que Katara y ella peleen para decidir de quién es el cuerpo, y así ver a sus amores.
Profesor Iroh Brain: Otro fantasma más que busca irse, ayuda a los alumnos de Muertología a resolver los problemas que les causaron la muerte. No se sabe cómo murió, pero se sabe algo de que se llama así porque tiene la cabeza abierta, de modo que se le ve el cerebro (Brain).
Alumnos de Muertología:
Yue: La compañera de clase de Muertología de Katara. Es una chica que mientras alardeaba de sus dotes con el flautín en el desfile del condado, tropezara y se lo tragara. Ahora cada vez que habla emite un silbido debido a su flautín. Su nombre de muerte es Piccolo Yue.
Mai: Otra compañera de clase de Katara. Aunque al principio la odia, se encariña con ella y la ayuda a despertar y así salvar la casa. Su muerte se debió a que al dirigirse al baile de la escuela, su novio (que era uno de los populares) la mata atropellándola con el coche y su cuerpo se encontró 2 días después por un lechero en una cuneta.
Call Me Song: Otra de las compañeras de clase de Katara. Murió por la radiación que producen los móviles en su interior.
Metal Chan: Compañero de Katara. Murió debido a que mientras hacia el examen de conducir al distraerse por escuchar Heavy Metal. Siempre que ve a alguien le pregunta si pasó la prueba.
Silent Smellerbee: Es alumna de muertología, murió por que hablaba demasiado de viva y salió con un chico que la ahorcó, así que no puede hablar de muerta.
DeadHead Jet: Alumno de muertología, murió tragándose un cigarro.
DJ: Alumno de muertología, se negó a poner temas baratos en una fiesta de pandilleros y estos le metieron 10 tiros.
On Ji: Alumna de muertología que murió ahogada en la piscina del colegio.
CoCo: Alumna de muertología. Era una chica guapa y a la última moda que falleció en una fiesta totalmente borracha tras vomitar en su bolso y ahogarse con su propio vómito.
Ming Manostijeras: Alumna de muertología, solía cortarse el cuerpo hasta que se hirió más de lo debido. Murió por las infecciones de sus heridas.
Zuko: Compañero de clase de Katara. Era un chico gótico que al no entenderlo sus padres, se suicidó y ahora para irse al cielo, debe perdonarse y aceptarse a sí mismo. Cuando Toph va a la casa Usher, como fantasma, el se enamora de ella. Pero ella ni lo nota.
¿Les gustó? Porque no estoy muy segura de haberlo publicado… Al saber que Nefertari se interesaría y Maidijunior también, con su apoyo lo publiqué. Tengo casi todos los caps, pero con la traducción será difícil subirlos. Dejen reviews y disfruten!
Y tranquilos, acepto tomatazos (aunque odie el jugo de tomate) XD.
Se despide: Nie~
