Cuando el cielo se oscurece
Inspirada en Het wereldje van Beer Lighthart (El mundo de Ben Lighthart) del escritor holandés Jaap ter Haar.
No sé bien que tan conocida sea esta, a mi parecer, gran obra. Pero sin duda puedo decir que es verdaderamente recomendable, y, aunque es relativamente corta, y deja con ganas de leer más, te llena de sensaciones y sentimientos que te hacen reflexionar. Pero bueno, no estoy aquí para dar una reseña del libro o hablar de que me pareció. Esta mención al libro y al autor es para que sepan, ustedes que leen, cuál fue mi inspiración para escribir este fic. En ningún momento intentare copiar nada del libro, por supuesto, y si leen el escrito lo podrán comprobar. Pero lo que si hago es tratar de hallar un paralelismo en cuanto a la situación que enfrenta el personaje principal de esta obra, Ben, con Itachi, que es el principal de mi fic.
Tal vez en mi manera de describir ciertos acontecimientos rutinarios se pueda apreciar notablemente que hay parecidos con la forma en que lo hace el señor Jaap ter Haar, espero que eso no se tome a mal, e intentare que no sea así. Pero la forma descriptiva de las situaciones diarias que enfrenta Ben tras su ceguera total accidental son, creo yo, la forma correcta y perfecta en que podrían ser descritas, más aun viniendo de personas como nosotros, en este caso como él —ter Haar—, que utilizan los ojos y no los oídos para ver. De todos modos, está por demás mencionar, que haré lo posible por no verme claramente influenciada por la manera de escribir del autor, otorgándole a mi relato un sello un tanto personal de mi parte, como escritora aficionada (con ansias de un día volverse alguien profesional) y narradora, como de Itachi, como personaje principal.
Ya sin más que aclarar solo espero que esta historia sea de su agrado, y aunque tal vez no sea tan concreta y especifica cómo me gustaría, espero que por lo menos la cataloguen como un relato que deje un buen regusto al finalizar.
También quiero mencionar que, aunque Itachi es mi personaje principal, Sasuke también será alguien muy importante, catalogándolo por su coparticipación e importancia como otro protagonista.
Disclaimer: Los personajes utilizados son propiedad de su creador Kishimoto, no son usados con ánimos de lucro. La historia está inspirada, mas no basada, en el libro anteriormente mencionado.
...
Capítulo 1. El día en que la luz desapareció
Sasuke, después de nueve largos años, volvía a derramar un par de lágrimas. Encerrado en uno de los cubículos, dentro del sanitario, limpió bruscamente aquellas gotas saladas que dejaban salir sus emociones, y que, según él, mostraban su debilidad. Pero en esta ocasión, luego de tanto tiempo, lo que en verdad dejaban ver, era su culpa. Si, Uchiha Sasuke se sentía total y completamente culpable del terrible y desafortunado evento catastrófico de esa mañana.
La única vez en que el Uchiha menor sintió, como en esos momentos, que su corazón dejaba de latir para después ir en aumento, ser atravesado por un millón de objetos filosos, estrujado, golpeado, maltratado y bruscamente torturado, fue aquel día en que después de secuestrados, los cuerpos sin vida de sus padres fueron arrojados como desechos frente a su mansión, cuando él tenía apenas siete años.
Ahora, a sus dieciséis años, todos esos sentimientos regresaron pero aumentados a una millonésima potencia. Y, en esos momentos no contaba con el apoyo de nadie —más bien no lo quería— que le hiciera sentirse mejor.
Salió de aquel cubículo de gruesos paneles plásticos blancos. Se colocó frente al lavamanos. Medio peinó sus cabellos negros y pequeños destellos azulados brillaron en algunos de ellos. Sus ojos enrojecidos e hinchados, debido a llorar más de lo pensado, parecían irreconocibles para él. Lavó múltiples veces su cara hasta obtener un resultado lo más parecido a sí mismo. Serio, frío y en cierto modo aburrido.
Al estar levemente convencido con su aspecto se alejó del lavamanos, inspiró hondo y, manteniendo un porte calmado, se apresuró a abandonar los sanitarios. Llegó de manera rápida y serena al vestíbulo, donde estaba la sala de espera, transitando por los blancos y bien iluminados corredores del hospital. Se dejó caer en una silla azul marino de manera pesada y cansada, advirtiendo con su gesto a todas las enfermeras que no les tomaba en cuenta.
Pasaron dos horas más, las cuales se sintieron como una eternidad para él, entre las voces cercanas pero al tiempo lejanas de otros que esperaban ver a sus familiares y amigos, las mismas cuarenta enfermeras pasando una y otra vez frente a él, y el insoportable tic tac de aquel reloj de manecillas que lo hacía ver todo aún más lento, cuando la doctora y cirujana, Tsunade, se presentó ante él junto con su asistente y residente, Shizune.
— Joven Uchiha —llamó de manera un poco brusca la primera—. Ya hemos terminado con la cirugía.
El corazón de Sasuke latió demasiado aprisa, su cuerpo quería comenzar a temblar pero él no lo permitió y siguió con su pose serena.
— ¿Y bien? —cuestionó observando a los ojos de la rubia de grandes atributos frente a él, manteniendo como solo él podía una voz fría y calculadora.
— La cirugía salió, dentro de lo que cabe, bien —la doctora Tsunade pronunciaba cada palabra con demasiada cautela—. Pero como ya imaginábamos, el resultado fue el... clínicamente esperado. Hicimos todo lo medicamente posible, mas sin embargo, debido al daño que presentaba el paciente, no hubo mucho que... —lanzó un suspiro y continuó—. Detuvimos la hemorragia, cauterizamos las heridas y logramos salvar sus ojos pero él... Su condición es irreversible, intratable e inoperable.
— Permanente —susurró con la voz más fuerte de lo que él mismo hubiera esperado. Sus ojos estaban muy abiertos y una presión que aplastaba de manera súbita su corazón aumento a tal grado que se sintió desfallecer. Culpa.
Fue un fuerte dolor el que despertó a Itachi y no el dulce cantar de los pajarillos, o el viento que suavemente movía unas ramas hacia su ventana, o aquellos penetrantes rayos de sol que traspasaban las celestes cortinas de esta.
Era un dolor, un ardor que hacía a su cabeza retumbar y punzar. Ya más despierto se dio cuenta que ese dolor lo que más afectaba era a sus ojos. Abrió los ojos pero no los abrió. Sus parpados estaban sellados con algo que no los dejaba moverse. Con un ligero movimiento de su mano llegó hasta aquel lugar. Un grueso vendaje, apretado alrededor de su cabeza, cubría de manera fuerte sus ojos. Sus dedos rozaron la tela una y otra vez, intentando calmar el escocer que había tras ella. Ahora también sentía dolor entre sus ojos, en su nariz, y a ambos lados de ellos, más de uno que del otro.
Con su otra mano tanteo el lugar sobre el que estaba. Primero fue la suave tela de algodón que cubría su cuerpo. Después otra tela más pero está mucho más delgada, estaba puesta sobre un colchón. Uno pequeño, tanto de anchura como de grosor. Movió más el brazo y su codo golpeó una especie de barandal de plástico grueso y firme. Sonidos provenientes de ese mismo lado le hicieron confirmar que estaba en un cuarto de hospital.
Con el creciente dolor de su cabeza y ojos, por más que trató de recordar por qué estaba ahí no lo consiguió. Lo único que venía a su mente era Sasuke. Sasuke por la mañana, con machete en mano, cortando con furia las ramas del árbol que el día anterior casi le sacaban un ojo. Después...
Escuchó el sonido de una puerta abrirse, después unos pasos rápidos. El pitido de una de las maquinas se había vuelto mucho más constante.
— ¿Quién está ahí? —profirió con la voz ronca. Su boca se sintió reseca y pastosa.
— ¡Joven Uchiha! ¡Está despierto! —una voz agradable pero aun así un poco grave, para ser de una mujer, se escuchó por toda la habitación— ¿Siente dolor? ¿Cómo se encuentra?
— Mis ojos y mi cabeza duelen mucho... ¿Qué me pasó?
— Permítame un momento, joven. Tengo que llamar a su médico a cargo... Soy apenas pasante de enfermería y esta no es mi área, la enfermera de piso me pidió de favor que viniera a checar que los signos vitales de los pacientes de terapia intensiva se mantengan estables... En un momento vendrá alguien que pueda darle esa información.
Itachi estuvo por decir algo más pero la chica se fue rápidamente dejando la puerta abierta de lo apurada que iba. Los ruidos del pasillo llegaron pronto a los oídos de Itachi. El sonido de las camillas y de las sillas de ruedas al ser empujadas, unas con velocidad y otras con lentitud. Los pasos, unos apurados y otros no tanto, de la gente que transitaba por el lugar. Las voces con un ligero eco. Seguramente aquellos sonidos no eran tan fuertes como a él le parecían, pero por su dolor y sus ojos vendados el ruido se intensificaba demasiado, casi al punto de retumbar como si estuvieran siendo amplificados por unas potentes bocinas.
Sus manos llegaron nuevamente a ese vendaje y una idea se formó en su mente. Una que le ocasionaba que sus manos temblaran y que su corazón se achicara. Una realmente obvia.
Unos pasos se precipitaron a la habitación. Entró una persona. No, dos personas. La puerta fue cerrada con suavidad. Inmediatamente una voz se escuchó.
— Buenos días joven Uchiha —saludó una mujer. Se escuchaba que era alguien de carácter fuerte y... Que no llevaba buenas noticias—. Soy la doctora Tsunade quien lleva su...
— ¿Que paso con mis ojos? —se apresuró Itachi a preguntar. Una mala noticia siempre era mejor saberla lo más pronto posible— ¿Estoy... ciego?
Hubo un gran silencio. Después, aclarándose la voz, Tsunade habló:
— Sí. Debido al daño que sufrió en el accidente de hace una semana sus ojos quedaron permanentemente dañados —tomó un leve respiro y continuó—. Nunca podrá volver a ver. Su condición no lo permite y no hay nada que podamos hacer para hacer reversible su situación. Sus corneas, sus iris, las pupilas, la esclerótica del ojo izquierdo y parte del derecho, sufrieron un severo daño.
— ¿El accidente?
Itachi no comprendía. No recordaba ningún accidente. Nada que hubiera ocasionado algo tan terrible. Algo... Algo como eso era... ¿Qué era? No lo sabía. Itachi no sabía cómo debería de sentirse en esos momentos. ¿Triste? ¿Enojado? ¿Desesperado?... ¿Perdido? Tal vez debería sentirse de todas esas maneras, pero no era así. Él no sentía nada. Era como si estuviera en estado neutro. Como si la personificación de la nada fuera él. Tal vez no lo aceptaba, no lo asimilaba y por eso estaba así.
— El accidente, joven Itachi, ¿no lo recuerda?
Sasuke caminaba apresuradamente por el estacionamiento del Mercy West. Subió a su Chrysler 300 y con furia golpeó el volante. Llevó sus manos a su cabeza y apretó sus cabellos.
Estaba demasiado desesperado. ¿Qué más podía hacer? Había viajado hasta California, al Grace de San Francisco, donde estaba el mejor cuerpo médico para pedir una segunda opinión. Después fue a Seattle. Ahora estaba en Washington D.C. Y todos habían dicho lo mismo. No había nada que se pudiera hacer respecto a la situación de Itachi. Estaba condenado, nunca volvería a ver y todo por su culpa. ¿Cómo vería a los ojos a su hermano de ahora en adelante? Que estúpido, no era necesario recalcar de esa manera que eso no era posible. Gracias a él Itachi no lo vería a los ojos nunca más.
Su celular comenzó a vibrar en el bolsillo derecho de su pantalón. Sasuke lo sacó y contestó de inmediato.
— ¿Si?
— ¿Joven Uchiha Sasuke? Soy la doctora Tsunade, quien lleva el caso de su hermano. Le hago esta llamada para comunicarle que él ya ha despertado. En estos momentos se encuentra estable y tal parece ha tomado de manera calmada su condición. Él quiere verlo así que le pido que venga a visitarlo lo antes posible.
— Por supuesto, hoy mismo regreso a Japón.
Sasuke no dijo más, y tampoco espero a que la doctora lo hiciera. Colgó de inmediato. Apretó con fuerza los ojos y maldijo internamente una y otra vez. Esos días en los que Itachi estuvo en un coma inducido por los sedantes el tiempo se le fue tan lento como rápido. Durante el día, cada minuto, cada segundo parecía estar detenido, era como si el Dios del tiempo quisiera jugar con su cordura, alentándolo todo, dejando caer los granos de su reloj de arena en un espacio más grande que el que debería de ser, haciendo creer que un minuto en lugar de haber durado sesenta segundos había durado un año completo. Y al llegar la noche se sorprendía, pues pensaba en lo rápido que había llegado la noche y después pensaba en cuan largo se le había hecho el día y se desesperaba, y su mente divagaba. Se recostaba en la alfombra azul de su habitación, cerraba los ojos y las imágenes de un Itachi feliz se mezclaban con las del accidente, y unas jamás existentes aparecían, unas donde Itachi lo repudiaba y odiaba por haberle causado aquel daño. Y su pecho dolía, sus ojos ardían, queriendo derramar lágrimas, unas que jamás volvería a dejar salir ni aunque estuviera solo. Y castigándose él mismo con esos pensamientos se quedaba dormido solo para tener pesadillas, y así la noche volaba, y el tortuoso y lento día volvía a comenzar.
Ahora no sabía que esperar. No sabía que pensar. Y por breves instantes no supo qué hacer. Se quedó congelado en el asiento de su auto, con la vista al frente, una mano en el volante y otra sobre la palanca de velocidades. Sabía que debía pisar a fondo el acelerador, salir de aquel estacionamiento y llegar lo antes posible con su hermano, él lo necesitaba, pero, aunque no lo quisiera admitir, sentía miedo. Tal vez más que miedo sería un pánico terrible. Todo porque temía que aquellas imágenes, aquellas pesadillas donde Itachi lo odiaba y lo apartaba de su vida se volvieran realidad. No quería perder a su hermano, pero según él, lo había perdido desde el momento en que aquello pasó.
Por un instante que duro menos que un parpadeo pensó en no volver, pensó en quedarse en Estados Unidos y así no tener que sufrir con todo eso. De inmediato recapacitó, ¿cómo si quiera podía formular esa posibilidad? El que de verdad estaría sufriendo era Itachi. El que debía decidir si lo quería a su lado era su hermano y no él. Debía dejar su egoísmo, su miedo y su dolor de lado, él había dejado de importar.
Encendió el auto, pisó el acelerador y salió de ahí rumbo al aeropuerto donde su jet privado lo esperaba. Llegaría a Japón lo más pronto posible. Tenía una cita con el destino a la cual debía acudir... Cruel y maldito destino.
...
Notas finales:
¿Cortisímo? Si, lo se, demasiado para mi gusto, la verdad. Pero no se preocupen, el próximo sera más largo. Bueno, eso si alguien lo lee. No tienen que dejar un mega comentario, no me voy a poner a exijir algo asi —aunque admito que seria maravilloso—, pero si por lo menos me dicen que lo estan leyendo seria fenomenal, también me pueden decir si no les gusto, y diganme porque para mejorarlo.
Queridisíma Tsu-chi-chan, ya notaste? Tus hermanitos son los protagonistas! No esta genial? Jeje, te quiero hermanita, waaa que mal es no tener internet u.u, pero hare lo posible para no perder por completo la comunicación xD A ti si te exijo un comentario mas grande que el primer capitulo, jaja, es broma, es broma.
Ten, si les esto, sere mega feliz, dime lo que piensas, sabes que eres mi modelo a seguir asi que tu opinión es valiosisíma C:
Oh y sorry por hacer de las notas finales y principales mas largas que el mismo capitulo ^^!
