Buenas. Como siempre suelo llevar dos traducciones a la vez, aquí estoy. El siguiente fic se titula Tintas e sombras, en portugués. Su autora es Françoso. Es un fic no muy largo, 20 capítulos, pero muy intenso. Y yo creo que nunca he leído un fic que trate este tema. No voy a decir cuál para no hacer spoiler. Jajajajaja. Tema AU.

Regina, es una estudiante de psicología, tímida, estudiosa; Emma es una estudiante de Arte. Estudian en la misma Universidad y se conocen en una fiesta. Su relación será puesta a prueba de la manera más inimaginable.

Besos, y espero que les guste esta nueva historia.

Capítulo 1

Aquel era para mí un sábado cualquiera. Me desperté temprano, como solía hacer todos los días, y salí a correr. Correr era una de las cosas que me encantaba hacer y traía muchos beneficios, no solo para mi cuerpo, sino también para mi mente. Cuando regresé de correr, me fui a mi cuarto a estudiar. Estaba en tercer año de Psicología, y además de ser un curso duro, con bastante contenido para leer y comprender, siempre fui una auténtica rata de biblioteca, de aquellas que prefieren pasar el fin de semana estudiando que ir de paseo.

Papá estaba muy orgulloso de mí, de mi gran empeño académico y respetaba bastante mi personalidad reservada y tímida, a mamá le gustaba criticarme y compararme con mi hermana Zelena, que era mi opuesto. Excéntrica y habladora, Zelena era todo lo que yo no era, incluso era pelirroja con los ojos azules.

Yo amaba a mi familia y me llevaba bien con todos, incluso con mi hermana que se diferenciaba tanto de mí. Mi único problema era mamá y su exceso de críticas y exigencias. Detestaba la forma en cómo intentaba hacerme ser diferente e insistía en buscarme novios. Debía ser difícil para Cora aceptar que sus dos hijas eran lesbianas, pero tenía que aceptarlo.

Mi sexualidad y la de Zelena siempre fueron respetadas en casa. Mi padre era un hombre moderno, acorde con su tiempo y no se aferraba al conservadurismo que llamaba "estúpido". Mamá, por haber sido toda su vida una mujer refinada y de apariencias, se sentía un poco incómoda ante comportamientos que estaban fuera del aceptable patrón de la élite en la que se movía.

La familia Mills no era rica, pero teníamos una hermosa casa y un buen dinero guardado. Papá era coronel retirado y mamá, una bogada reconocida que no solía perder ningún caso. Nuestra familia era bastante conocida en la ciudad, Storybrooke, una ciudad que cada día crecía más.

«¿Qué piensas que estás haciendo?» mi hermana me preguntó, mirándome con sus ojos azules, tras abrir de golpe la puerta de mi cuarto.

«¡Cuánta sutileza!» dije irónicamente, mirándola desde donde estaba, sobre mi cama rodeada de libros «¿Acaso no ves que estoy estudiando?» dije lo obvio, con el lápiz en la mano y el cuaderno encima de mis piernas.

«Regina, hoy es sábado» estalló los dedos como si yo no hubiera entendido lo que aquello significaba «¡Despierta, criatura! Hemos sido invitadas a la fiesta de una chica de la Universidad…¡Ella es super famosa y por lo visto va a ser una fiesta histórica!» dijo con entusiasmo, restregándose sus manos.

Reviré los ojos, encogiéndome de hombros y volví a mis anotaciones en el cuaderno.

«Como si me importasen esas fiestas, son todas iguales…llenas de personas ebrias y desesperadas en busca de algo que llene su vacío existencial. Deberían hacer terapia, sería más provechoso» murmuré mirando los libros que tenía a mi alrededor, y pensando qué materia estudiaría a continuación.

«¡Regina Mills, siempre tan correcta!» replicó en alto, cerró la puerta de mi cuarto y se sentó a los pies de la cama, y se quedó mirándome «Sé que no eres muy festiva, pero vamos…solo es una fiesta. Nunca sales de casa, Regina»

«Salgo todos los días» dije con orgullo y me miró con hastío

«¿De verdad? ¿Correr en el parque, ir a la facultad o a alguna biblioteca cuenta para ti como una "salida"?»

«¿Por qué es tan importante de que vaya a esa fiesta, Zelena?» solté el cuaderno con fuerza, dejándolo a un lado «¿No tienes a tus amigos para que acompañen?»

«Sí, no te lo estoy pidiendo por solidaridad, tonta. Te lo pido porque soy tu hermana y me preocupo por ti. Creo que sería bueno que fueses a la fiesta, salieses un poco de este cuarto. Existe todo un mundo ahí fuera, Regina. Sé que te gusta estudiar y eres muy reservada, pero si pretendes ser una buena psicóloga, no puedes huir permanentemente del contacto con las personas…Incluso los peores…» puso, al final, una sonrisilla maliciosa, guiñándome un ojo.

«Deberías hacer Derecho, como mamá, serías una excelente abogada» le dije alegre, arrancándole risas «¡De verdad, argumentas muy bien y ganas por cansancio!»

«¿Eso quiere decir que…?

«¡Sí, voy contigo a esa fiesta!» dije, dándome por vencida

«¡Bien!» Zelena lo celebró, abrazándome eufórica

Mi hermana era una loca, estudiábamos juntas, y por increíble que parezca, esta descerebrada estudiaba Ciencias Sociales. Le pegaba, al fin y al cabo, le encantaba hablar y filosofar y conversar de todo a cada momento.

Cuando está a punto de oscurecer, Zelena y yo nos fuimos a arreglar y confieso que no tenía mucho jeito para vestirme como ella. Yo era sencilla y por no estar acostumbrada a ir a lugares de fiesta, solía vestir cómodos y viejos vaqueros, blusas básicas, tenis y vestidos sencillos que me daban un aire ingenuo. Claro que Zelena no me dejaría ir a la fiesta con nada de eso.

«No quiero ninguno de esos vestidos, Zelena» refunfuñé después de que ella me mostrara prácticamente todo su guardarropa «Son muy exagerados y escotados, no quiero ser atacada por locos borrachos»

«¡Ya sé! ¿Te acuerdas de aquel vestido de tubo negro que mamá te compró las Navidades pasadas?»

«Claro que me acuerdo, fue la primera vez que me compró algo de ropa que me gustó» solté una risita y Zelena me cogió de la mano y arrastró de nuevo a mi cuarto.

«Creo que va a servir…No es un vestido soso, que te deje apariencia de monja, pero tampoco es super llamativo. Póntelo y vemos cómo te queda»

Me cambié delante de Zelena y me miró de arriba abajo cuando tuve el vestido puesto, su nariz empinada estaba fruncida y su mirada estaba atenta y centrada.

«¿Queda mal?» pregunté con recelo, poniendo las manos en la cintura

«Mira tú misma» me empujó y me puso delante del gran espejo de cuerpo entero que tenía en el cuarto «¡Estás maravillosa!»

Abrí una tímida sonrosa, sorprendiéndome con el reflejo que veía en el cristal. No era muy vanidosa, nunca me creí tan bonita como otras chicas o como Zelena, pero después de comenzar la facultad y la terapia había aprendido a aceptarme.

«Ahora vamos a peinarte y maquillarte»

Dejé que Zelena hiciera conmigo lo que quisiera y acabé arrepintiéndome cuando vi un rojo intenso en mis labios, que ya sin nada eran llamativos, pues eran carnosos y tenía una cicatriz desde los doce años cuando fui atacada por un perro, algo que me dejo un poco traumatizada.

«¿Estás segura de que no parezco una idiota con este lápiz rojo?» pregunté insegura cuando bajábamos las escaleras

«Claro que no, Regina. Estás linda y el lápiz combina con ese vestido negro. ¡Deja de sentirte insegura! ¿A que está bonita, papá?» nuestro padre estaba sentado en el sofá leyendo un libro cuando bajamos y al girarse para vernos, se quedó boquiabierto.

«¡Dios mío, mis niñas!» sus ojos se desorbitaron «Están maravillosas. Regina, nunca te he visto tan arreglada…»

«Finalmente decidió salir del escondrijo e ir conmigo a una fiesta»

«¡No me lo creo! ¡Qué bien, hija mía!» papá se levantó y vino hacia mí, y me dio un beso en la mejilla «Haces muy bien en salir y divertirte. Aprovecha»

«Así lo haré, papá» le sonreí

«¿Yo no voy a ganar un beso?» refunfuñó de forma infantil Zelena, ganándose otro beso de papá

«Y tú, Zelena, ¿intenta tener juicio, ok? Escucha a tu hermana mayor porque ella sabe de las cosas»

«¡Lo hay que oír! Me pides que tenga juicio cuando soy yo la que está más acostumbrada a estas fiestas, Regina es la que es inexperta…» se fingió indignada, provocándome una carcajada «No te preocupes, papá. Regresaré entera y traeré a Regina sana y salva»

«Confío en tu hermana» dijo él «¡En quien no confío es en ti, loquilla!» rio, moviendo la cabeza «Venga, márchense antes de que vuestra madre llegue y decida sacarles una foto y subirla al Facebook»

«¡Oh, no! ¡Dios me libre de eso! ¡Vamos ya, Zelena!» la arrastré del brazo y salimos de casa riendo.


Una amiga de Zelena, llamada Ruby, nos llevó en su coche. Al igual que mi hermana era bonita y sensual, sabía vestirse y maquillarse, pero no llamó mucho mi atención. Difícilmente alguna persona llamaba mi atención.

No tardamos mucho en llegar a la famosa fiesta que tenía lugar en una mansión. El sitio estaba algo lejos de mi casa y no conocía el barrio, pero, por lo que parecía, solo había gente rica por ahí. La fiesta estaba abarrotada, había personas en todas las esquinas y varios rostros que ya había visto varias veces por la facultad, pero prácticamente no conocía a nadie.

La música estaba alta y todos estaban apretados en la sala, que debía tener tres veces el tamaño de toda mi casa. Miraba alrededor, medio perdida y veía parejas besándose con pasión, varias personas bailando con bebidas en las manos y todos parecían estar a gusto e integrados…menos yo.

Yo estaba al lado de Zelena, que me guiaba con normalidad por el sitio, mucho más tranquila que yo. Nos detuvimos en medio de una multitud de personas que bailaban, y repentinamente miré hacia delante, a pocos metros de mí estaba una rubia de cabellos ondulados y ojos verdes. Estaba parada conversando con un muchacho y al contrario del resto de las personas, ella tampoco parecía muy a gusto en ese ambiente.

«¿Quién es?» le pregunté a Zelena, llena de curiosidad, con los ojos clavados en la figura que sonreía graciosamente al chico mientras hablaban.

«¿Aquellos dos?» dijo Zelena sin prestar mucha atención «Son los locos de las Artes. Nadie se acerca mucho a ellos, pues son artistas y a los artistas no hay quien los entienda» dijo irónicamente, y al ver a una amiga se excusó «Ya vuelvo»

«Zelena, espera, yo…» me dejó ahí sola.

Me quedé parada donde estaba sin saber qué hacer, pues no conocía a nadie. Continué mirando a la pareja que hablaba, pero mi atención estaba en la rubia de ojos verdes. Era tan bonita que parecía un cuadro, no era de extrañar que fuera una artista. De repente miró hacia mí, me miró directamente a mis ojos y desvié la mirada un momento, nerviosa, pero no resistí y volví a encararla.

Ella me sonrió y continuó mirándome, y el chico que le acompañaba se apartó, desapareciendo entre la multitud. Nos quedamos frente a frente, intercambiando sonrisas por unos instantes hasta que ella comenzó a caminar hacia mí, dejándome ansiosa.

Cause all I know is we said "Hello"

And your eyes look like coming home

All I know it's simple ain't it?

Everything has changed

«Emma Swan» extendió la mano hacia mí y me sorprendí ante esa presentación. ¿Quién hoy en día, y más a nuestra edad, se presenta usando el nombre completo?

«Regina Mills» apreté su mano sin mucha fuerza y sentí una energía fuerte entre nosotras, y creo que Emma también la sintió, pues me miró sorprendida, y soltó rápidamente mi mano, algo avergonzada. «Estudio Psicología, ¿y tú?» pregunté como si no lo supiera

«Arte» sonreía «Psicología, ¿eh? ¿Te gusta analizar a las personas?»

«A algunas» respondí con una discreta sonrisa «¿Y tú? ¿Cuál es tu talento artístico?»

«Diseño y pintura» dijo y su respuesta me encantó

«¿Qué pintas? ¿Cuadros?»

«¡Sí! Cualquier día mis padres van a tirar mis lienzos por la ventana, pues ya no caben en casa» dijo con humor, provocándome carcajadas

«Aquí hace mucho ruido, ¿verdad?» comenté un poco con vergüenza cuando nos quedamos en silencio durante unos instantes, solo mirándonos.

«Hay un lugar más silencio, ven conmigo»

Seguí a Emma y mientras estaba de espaldas, reparé en su cuerpo. Usaba un vestido blanco con lunares negros, y el pelo, ensortijados, estaba recogido en una hermosa cola de caballo. Sus piernas eran hermosas y llamativas, así como sus brazos musculosos. Probablemente hacía bastante ejercicio.

Emma me condujo hasta las grandes escaleras de madera donde nos sentamos, en el tercer escalón, lado a lado.

«Entonces, ¿no eres muy fan de fiestas?» me preguntó

«¿Cómo lo sabes?» me quedé sorprendida

«Bueno, no te he visto antes en ninguna de estas…Y a juzgar por tu incomodidad con el ruido…»

«Es verdad» sonreí avergonzada, mirando para los escalones inferiores «No soy muy buena fingiendo cuando no me gusta algo. ¿Y tú?»

«No soy la mayor entusiasta de este tipo de eventos, pero me obligo a venir algunas veces para aparentar ser más sociable, ¿sabes? Mis padres insisten en que debo relacionarme más…»

«Los míos también» confesé y ella me miró con sorpresa

«¿Una futura psicóloga que tiene problemas en socializar? ¡Eso es nuevo!»

Me reí de sus bromas y Emma se quedó mirándome, y noté que su maquíllale eran muy ligero, los labios pintados de color neutro. Su piel era muy blanca y su sonrisa con los dientes un poco torcidos eran la cosa más adorable que había visto.

«No es que tenga problemas para socializar, solo que no me siento a gusto en sitios donde las personas tienen un comportamiento previsible, como una fiesta universitaria» respondí medio arrogante y ella rio

«¿Comportamiento previsible? Háblame más de eso, señorita Mills»

«Por ejemplo…» miré en dirección al lugar de donde habíamos venido y vi a una pareja besándose pegada a una pilastra «Ese comportamiento es bien previsible» señalé con el índice, enfatizando el "ese" y Emma me concedió una deliciosa carcajada.

«Tienes razón, es muy previsible. Personas ebrias, hormonas a flor de piel…el resultado es siempre el mismo. Entonces, ¿solo estás aquí por presión de tus padres?»

«La verdad es que quien me presionó fue mi hermana, Zelena. Es una cabeza loca que adora las fiestas de todo tipo, y casi siempre se mete en altercados»

«¿Qué estudia?»

«Ciencias Sociales»

«Está explicado…» dijo con burla, los brazos doblados y apoyados en sus muslos «Yo tengo dos hermanos, y me siento muy diferente a ellos. El mayor es muy serio, responsable, es dueño de un restaurante, nunca dio trabajo a mis padres…»

«¿Y tu otro hermano?» estaba curiosa por saber más cosas de Emma y de su vida

«El otro es Neal, el del medio. El mayor se llama August. Neal es el camorrista» comentó riendo y yo también acabé haciéndolo «Siempre le ha dado trabajo a mis padres, desde pequeño, ¿sabes? No para quieto, siempre dando la campanada…Ahora está de viaje con amigos, se fue a Las Vegas, ya puedo imaginar lo que estará haciendo por allá…»

«¡Las Vegas, wow!» me giré más de lado, con las piernas bien cerradas para no correr el riesgo de dejar ver mis bragas, y con mis manos en mi regazo «¿Y tú? ¿Qué tipo de hija eres?»

«Soy la benjamina extraña» dijo simplemente, suspirando

«¿Por qué te consideras extraña?»

«Porque no me parezco mucho con mis hermanos ni con mis padres, siempre me aparto de sus expectativas. También me creo muy diferente al resto de las personas»

«¿Por qué eres una artista?» dije en tono de broma y ella se llenó de orgullo, levantando el pecho como un pavo real

«Sí, soy una artista muy conocida, no puedo mezclarme con la plebe» bromeó, haciéndome reír otra vez. Emma tenía muy buen humor «Pero…Me siento descolocada entre los demás. Debe ser porque no me expreso muy bien»

«¿Quién dice que no?» fruncí el ceño «Creo que te expresas muy bien, Emma. En media hora de conversación, te estás expresando muy bien»

«¿Me estás analizando, Regina?» me miró con desconfianza «Ese es el problema de hablar con estudiantes de Psicología, siempre te están analizando…»

«¡Qué gran mentira!» dije indignada y Emma se rio de mí «No te estoy analizando…» me miró con más desconfianza «Quizás un poquito»

«¿Y qué piensas hasta ahora?»

«¿De ti?» pregunté un poco intimidada, sin saber bien que decirle cuando ella asintió «Tú…tú eres…»

«¿Yo soy?»

«Diferente»

«Extraña, quieres decir»

«¡No! Diferente. No eres extraña, yo soy más extraña que tú» repliqué

«¡Ni hablar! ¿En qué eres extraña? ¿Solo por qué no te gustan esas fiestas?»

«Mírame, Emma…» me reí de mí misma, sacudiendo la cabeza

«Te estoy mirando» alcé mi vista hacia ella y sus ojos verdes me observaban profundamente, provocándome un hormigueo extraño por mi piel «Eres inteligente, graciosa, linda. Apuesto a que si vuelves ahí dentro y les das una sonrisa a todos, te aceptaran en la pandilla enseguida»

Me quedé perdida dentro de aquellos ojos y la intensidad de la mirada de Emma me dejaba sin aliento. Sus palabras me desconcertaron, ella lo percibió, pero permaneció mirándome en silencio, como si hubiese algo muy interesante en mis ojos que la encadenasen a ellos.

«Serías una buena psicóloga» comenté de repente para romper el clima

«¿Por qué?» sonreía

«Tienes una mirada muy analítica y apuesto a que estás intentando leer mis pensamientos»

«¿Cómo lo has adivinado?» reímos y Emma gesticuló con las manos «A pesar de estudiar Arte, encuentro bastante interesante la Psicología. De verdad, debe ser fascinante entender por lo menos un poco la mente humana. Debe ser como viajar al interior de la cabeza de los demás…»

«¿Es lo que piensas de la Psicología?» reí de sus análisis y de la manera infantil y dulce de hablar y Emma se sintió avergonzada por primera vez, sonrojándose.

«Como he dicho…estudio Arte, así que puede que diga tonterías con respecto a la Psicología»

«No has dicho ninguna tontería» dije aún encantada, sonriéndole «Y que sepas que a mí también me gusta mucho el arte, aunque haya escogido Psicología»

«¿Te gusta?» sus ojos brillaron «Es tan difícil encontrar a alguien de mi edad a quien le guste el arte…quiero decir, además de mis compañeros de clase»

«¡Me fascina! Me encantan los grabados, la artesanía, fotografía…Pero lo que más adoro es la pintura. Si pudiera escoger, me gustaría ser Leonardo Da Vinci»

Emma se rio antes mis tontas palabras, pero parecía estar sorprendida ante mis revelaciones.

«Leonardo Da Vinci tenía múltiples talentos, era un gran pintor. Tienes buen gusto, Regina. ¿Qué otros pintores te gustan a parte de Da Vinci?»

«Picasso, Monet, Van Gogh…¡Dios! ¡Van Gogh me deja sin aliento! Me encanta La noche estrellada y Noche estrellada sobre el Ródano»

«¿Y El viñedo Rojo?» me preguntó llena de expectativas

«¡Maravilloso!» dije tan entusiasmado como ella

«Yo estoy enamorada desde pequeña de La casa amarilla y desde entonces llevo diciendo que algún día quiero vivir en una casa amarilla»

«A causa de Van Gogh…»

«Una locura, lo sé»

«¡Una adorable locura!»

«Pero, ¿y Monet? Monet mezclaba los colores de una manera que me quita el aliento»

Pasamos un buen rato hablando de arte, discutiendo las mayores obras de la historia. Solo hablando de la Mona Lisa estuvimos media hora. Emma era inteligente y sabía mucho de arte, para mí suerte, siempre me había interesado también, si no, me hubiera quedado perdida en sus devaneos. Emma hablaba rápido, toda entusiasmada, gesticulando con las manos.

Cuando estaba en el punto álgido de mi conversación con Emma, Zelena apareció para despertarme de mi encantamiento, dándome prisa para que nos marcháramos porque de nuevo su amiga nos llevaría en su coche. Por la forma de reír y hablar, Zelena parecía alterada por el alcohol.

«Fue un placer, Emma» dije, levantándome de los escalones, y arreglándome el vestido. Ella se levantó deprisa y también se arregló.

«El placer fue mío, Regina»

«Ya nos veremos por ahí…» dije tímidamente, después me di la vuelta y me marché con mi hermana

Sentí algo fuerte dentro de mí y me di la vuelta, caminando hacia Emma que aún estaba en el mismo sitio.

«¿Me prestas tu móvil?» le pedí y ella me miró confusa, sacando de su pequeño bolso su móvil y dándomelo con una confianza que generalmente nadie tenía, lo que me dejó aún más impresionada por Emma Swan.

¿Quién entrega su móvil sin contraseña alguien? ¿Y aún más a una extraña?

Escribí mi número y mi nombre en su móvil, grabándolo en la agenda y se lo devolví, y en ese momento nuestras manos se tocaron accidentalmente. Nos miramos en silencio por un largo instante hasta que mi hermana me gritó de nuevo, entonces me di la vuelta y me marché, dejando a Emma atrás.

Volví a casa con una felicidad contagiosa. Cualquiera que me viese pensaría que bailé hasta caer y bebí con muchas personas cunando en realidad me quedé horas sentada en las escaleras hablando de arte con Emma Swan.

Emma. Aquel nombre no salía de mi cabeza…ni el nombre ni su sonrisa. Aquella noche dormí pensando en esa rubia y encantadora muchacha.